Lunes, 10 de septiembre de 2018

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO DURANTE EL VIAJE DESDE LA CIUDAD DE SANTA MARÍA HASTA SAN PABLO, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Cuando los Cielos se abren delante de tus ojos, primero da gracias a Dios y eleva hacia el Padre tu reverencia más profunda; después, hijo, deja que ese Cielo no solo esté delante de ti, sino que ingrese en tu interior y tú en él, recobrando, aunque sea por un instante, tu unidad con Dios.

Cuando los Cielos se abren delante de tus ojos, después de agradecer, piensa en toda la humanidad, en todos los Reinos de la Naturaleza, en cada pequeño y recóndito espacio de este planeta, y coloca toda la vida que habita sobre la Tierra en el Corazón de Dios. Clama al Padre por cada corazón y siente que Él responde a tus súplicas, derramando Amor y Misericordia sobre el mundo.

Cuando los Cielos se abren delante de tus ojos, agradece, clama por el mundo y entonces clama por ti, para que, como parte del Todo que es la vida, tú también tengas valor y perseverancia, lo suficiente como para cumplir la Voluntad de Dios y permanecer en ella.

Reconócete como una pieza única en el cumplimiento del Plan del Creador, en la renovación de Su Amor y de Su Gracia, y en esta certeza comprende también la importancia de cada ser, de cada corazón, y ruega por la unidad entre los seres. Ruega no solo para que el prójimo aprenda a amarte y a aceptarte como eres, ruega, sobre todo, para que todos sepan amarse mutuamente, respetarse y comprender la importancia de cada ser en este Plan. Hasta el más pecador y perdido de los seres es importante para Dios, porque su conversión es una gran victoria.

Pero tú, que también eres imperfecto y que estás en este camino de aprendizaje, dígnate a orar por el  prójimo y a abrir camino para que este Cielo, que se abre delante de tus ojos, vierta sus Gracias sobre los que más necesitan, sobre todos los hijos de Dios, para que nadie permanezca en el mundo sin haber recibido al menos una oportunidad de retornar al Corazón del Padre.

Así, hijo, colocando todos los días la Vida en el Corazón de Dios, estarás cumpliendo una parte de la Voluntad del Padre para ti, porque tus oraciones serán verdaderas.

Ora y cuando el Cielo se abra delante de tus ojos, clama al Padre para que Su Unidad viva de nuevo dentro de los seres.

Tienes Mi bendición para eso.

Tu Padre y Amigo,

San José Castísimo