Jueves, 12 de mayo de 2016

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hijos:

Cada uno de ustedes vivirá en estos tiempos el aprendizaje que los llevará a vivir el amor, la renuncia y la entrega absoluta al Creador, la resignación a Su santa Voluntad.

Cuando sus almas eligieron responder al llamado de Dios, ellas sabían que el camino sería arduo, largo y, a veces, totalmente repleto de pruebas y de desafíos.

En ese momento, hijos, serán probados en el desierto interior y fortalecerán dentro de ustedes la capacidad de darle al prójimo lo que pensaban que no tenían. Cuando más grande sean la soledad y el desasosiego que sientan, es cuando el Señor los colocará frente a la necesidad del otro, la que no siempre será mayor que la de ustedes. Incluso, muchas veces, tendrán que dejar de lado una desolación que los consume para ayudar a sus hermanos a salir de situaciones que parecen tan pequeñas y simples.

Hijos, es en ese momento, en las pruebas más simples, que confirmarán dentro de ustedes el Camino Crístico. Cuando más parezca que necesitan ayuda, más el Señor les exigirá la donación permanente, porque así lo hizo con Su Hijo.

Después de hacerle experimentar la soledad del Getsemaní, lo llevó al Calvario en donde, además de superar la propia soledad, tuvo que perdonar el abandono y la traición de Sus compañeros, quienes le habían dicho que lo seguirían hasta el fin. Tuvo que perdonar a aquellos que, poco a poco y llenos de odio, lo mataban. Más allá de perdonarlos, tuvo que amarlos y entregarles hasta la última gota de Su Sangre, sin pensar en Sí ni en Sus dificultades, solo sustentándose en el Propósito de Su Padre.

Cuando estén sin fuerzas internas ni externas para continuar, y aún así el Creador los llame a caminar, recuerden que así Él trata a aquellos en los que ha puesto Su Confianza; así Él trata a los que más ama y que sabe que responderán a Su Llamado, en nombre de todos los que están ciegos, sordos y cerrados de corazón y de espíritu.

Recuerden, hijos, que las pruebas de hoy los fortalecen para las pruebas de mañana. Deben ser fuertes para superar lo que viven, y no solo les hablo de hechos físicos, sino que les hablo de lo que ocurre en sus mundos interiores; porque si hoy viven grandes pruebas, mañana deberán entregar la vida por amor a los que los odian.

Sin embargo, les digo que la grandeza del Plan del Creador y la gran recompensa por seguirlo es que, a pesar de todo, no se arrepentirán de haber dicho sí y, aunque parezca que están desfalleciendo en el cuerpo, en la mente y en las emociones, estarán plenos en el espíritu, plenos de la Verdad de Dios y de la certeza de que no hay otro camino para seguir sino el que los lleva al Padre.

Su padre y amigo, el que les enseña a reconocer con alegría y en paz las pruebas de hoy, para que se fortalezcan para las pruebas del mañana.

San José Castísimo