Mensajes de la Virgen María

Amados hijos, benditos por el Espíritu Santo:

Vengo hoy a este sagrado lugar a derramar las Gracias que Dios Padre tiene para este lugar desde hace tanto tiempo.

En amorosa unción, hoy toco cada una de vuestras cabezas y coloco sobre ellas el sello de Dios; sello que deberán cuidar, que deberán proteger y que deberán llevar, de ahora en adelante, como parte de la humanidad que ha dicho SÍ al Plan de Dios para este tiempo.

Este Plan traerá nuevamente al Redentor a este mundo; vendrá en busca de Sus Compañeros, los que llevan el sello de Dios en sus frentes. Aquellos que lo acompañarán, en esta Su Segunda Venida, y que con su espíritu de abnegación y misericordia ayudarán a aquellos que no han podido dar el paso hacia el Eterno Padre.

Mis amados hijos, también hijos de la Santísima Trinidad:

Hoy quiero revelar para ustedes un misterio que ha quedado guardado en vuestro corazón desde el origen de esta raza y que, por estar en un lugar al cual la humanidad no accede desde hace tanto tiempo, no ha podido disponer de él.

Uniéndome hoy a la amorosa instrucción dejada por el Amadísimo y Castísimo San José, les quiero revelar que en lo profundo de vuestros mundos interiores se guarda un tesoro no descubierto aún; un tesoro que Nosotros como Sagrada Familia vivimos desde el principio de nuestras vidas.

Ese tesoro es la semilla que el Creador sembró en cada criatura del universo, la semilla de la Obediencia del Corazón.

Esa semilla, guarda un secreto que será revelado a todos aquellos que se animen a decir SÍ a la Voluntad de Dios y elijan para sus vidas la verdadera libertad. La que los hace libres de sí mismos y de las leyes de la materia para entrar en otras leyes; desconocidas para el ser humano que lucha permanentemente por su independencia dejando, así, de aceptar la verdadera libertad, la de ser un Hijo de Dios y reposar en Su Corazón.

Ese sello que Mi Amor Maternal activa hoy, ayudará a todo aquel que quiera dar su gran SÍ y se anime a cruzar el umbral de la última puerta de su corazón, allí donde mora el Corazón de Dios.

Hoy el Espíritu Santo está entre ustedes, hoy en este lugar reina la Paz de la Santísima Trinidad y la Luz de Mi Hijo, Cristo Jesús.

Los espero en el día de mañana para celebrar, junto al Reino de Dios, las Gracias Benditas sobre este lugar y sobre esta Nación.

Quédense en Mi Paz y en la Luz del Espíritu de Dios.

Los amo y bendigo siempre,

María, Madre y Mensajera del Espíritu Santo