Lunes, 13 de octubre de 2014

Mensajes mensuales
MENSAJE PARA LA APARICIÓN EN CIUDAD DEL ESTE, PARAGUAY, TRANSMITIDO POR MARÍA, SEÑORA DE CAACUPÉ, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Los milagros son para todos, porque solo la fe en cada corazón abre las puertas para que Leyes que no son de este mundo puedan actuar.

Hace algunos siglos, realicé el mayor milagro de conversión de este país, porque un simple y puro indio confió plenamente en Mi presencia, pues sabía que Yo los observaba todo el tiempo. En un momento de peligro, con fe Me invocó y Yo vine a su encuentro, porque sabía que esta fe quedaría impresa en la historia de la humanidad, por ser tan verdadera y cristalina.

Sus ojos relucieron delante de Mi presencia, porque no solo pudo sentir Mi protección, sino también vio Mi mirada y Mi sonrisa maternal. Escuchó la dulce voz de la Señora de los Cielos, que le dijo: “No temas”.

En ese momento, Mi manto se encendió en Luz celestial y Mi sagrada protección descendió sobre el mundo, de forma que aquellos que perseguían al fiel indio no pudieron encontrarlo.

Yo les cuento esta historia, Mis amados, porque quiero repetirla en vuestras vidas todos los días. Pero para eso, es necesario que la fe sea mayor que el temor y que las dudas. Es necesario que confíen plenamente en Mi presencia y, en oración Me digan lo que necesitan, porque Yo los escucharé. Emitan al universo el pedido de redención y él vendrá en vuestro auxilio, para liberarlos de todo el mal que los persigue.

Mis amados, este mundo está casi completamente sumergido en la oscuridad. Muy pocos son los que verdaderamente escuchan la Voz de Dios y la siguen. Las modernidades e ilusiones distraen a los corazones de Mis hijos. Y aún aquellos que confían en Dios Padre, no consiguen unirse al prójimo, porque las diferencias entre las creencias los separó por completo.

Mis amados, hoy los llamo a la unidad y a la fraternidad viva, para que sepan que no existe en este mundo una única religión verdadera. Todos son hijos de Dios y, por ser tan diferencias en este mundo, existen muchas formas de llegar al Padre. Lo importante es que sean verdaderos en todo lo que hacen y que realicen con amor vuestras oraciones, por el bien y por la redención de toda la humanidad.

Los invito al ecumenismo universal, para que sean capaces de latir en un solo corazón con todos vuestros hermanos del mundo. El ejército del Creador debe ser único, independientemente de la fe de cada uno de ustedes.

Mis amados, los llamo para que vivan un amor sin fronteras ni distinción de razas, sin religión, sin cultura, para que puedan ingresar en el Reino de Dios, donde todos son uno, en la Esencia del Creador de todas las cosas.

Como este fiel indio que fue para la humanidad como un rayo de sol, confíen en Mi presencia y en Mi protección.

Mi manto hoy desciende sobre esta ciudad, como sobre este mundo, para apartar de Mis hijos todo aquello que les impide evolucionar y elevarse al Corazón del Padre Celestial.

Yo los amo y les agradezco por la fe en la Señora de Caacupé que es vuestra protectora para este y todos los tiempos.

Sean Mis compañeros de todos los días y permitan que otros seres en el mundo despierten y reciban tan grandiosas Gracias.

Sean soldados orantes de este ejército de luz y lleven Mi paz para todos.

Oren, oren todos los días con el corazón. Oren como saben orar. Clamen por este mundo como claman por sí mismos y por vuestros familiares. El mundo es su gran familia y necesita mucho auxilio.

Les agradezco por acompañar Mis pasos.

Los bendigo y los amo siempre.

María, Señora de Caacupé y de todos los corazones del mundo