Miércoles, 25 de julio de 2018

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE FÁTIMA, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Más allá de los Universos – Parte II

Dentro del espacio-tiempo encontramos varias realidades, según como contemplemos la inmensidad del Universo.

Sabemos que el Universo no es solo físico, sino también interno y espiritual.

Sabemos que más allá de lo físico existe un Principio que aún no ha llegado a su fin, porque ese Principio está evolucionando y desarrollándose.

En toda esta existencia del Universo Material, Interno y Espiritual está Dios, que es el gran Gestor de la Creación dentro de los sistemas de vida que conocemos, es decir, de la vida material, mental y espiritual.

Dios está presente y manifestado en todo lo que fue creado. Dependemos de Él para poder vivir, verdaderamente, el Principio que nos creó.

Aunque haya criaturas no creyentes, y por más que eso suceda en la mayoría de los casos, en algún lugar de ellas, Dios, como Padre y Morador de la vida del espíritu, está a la gran espera de que Sus hijos se vuelvan conscientes de que la vida no es solo material, que no solo nacemos, crecemos y morimos.

El propio Universo Creador, que es Dios expresado en infinidad de Nombres y de manifestaciones cósmicas, espera que, en Su Amor Superior, Sus hijos reconozcan algún día que vinieron a la vida por un Propósito.

En el Universo Material, o el llamado vasto Cosmos, encontramos infinitas formas para poder comprender la Existencia de Dios en todos los espacios y planos de consciencia.

Pero Dios, en Su más pura Inteligencia, Se guardó y Se protegió en un lugar en donde toda criatura podría encontrarlo, más allá de todo lo que es externo.

El Padre Eterno, en Su gran Humildad, Se colocó dentro de cada criatura para que Sus hijos pudieran aprender a encontrarlo y a sentirlo bien próximo.

Si el Padre Celestial está dentro de nosotros es porque dentro de cada alma existe un universo creado por Dios, tan semejante al Universo que podemos conocer.

Pero, más que en cientos de Soles, estrellas, nebulosas, galaxias y vastos Universos, Dios pensó en Su Misericordia, en que Sus hijos debían conocer lo que es desconocido y que está muy guardado dentro de los seres: el potencial verdadero y autónomo de poder amar y desarrollarse a través de los grados de amor.

A lo largo de los tiempos las diferentes humanidades perdieron el camino y el sentido de amar de forma incondicional y, antes de que la raza se autodestruyera, el Padre del Amor y de la Unidad Infinita decidió presentarse y encarnar a través de Su Divino Hijo para que, por medio de Su Sacrificio, las criaturas recordaran como se debe amar y cuanto se debe amar.

Si dentro de los Hijos de Dios está esa Gracia de desarrollarse y de expresarse por medio de la virtud del amor, ¿por qué aún existe el mal?

Porque el mal es lo opuesto al amor que las criaturas pueden sentir, mostrar y reflejar.

El mal es el resultado de una desobediencia que fue vivida por uno de los principales ángeles al haberse apartado del amor, ya que la desobediencia lo cegó completamente.

Si dentro de nosotros habita y vibra un universo tan semejante al que existe por encima de nosotros, ¿por qué las criaturas de Dios no consiguen a veces unirse a la Gran Existencia?

Cuando amamos de verdad, las barreras y los obstáculos se disuelven de los caminos. Cristo vino a enseñar el medio por el cual las criaturas alcanzarían la verdadera libertad.

Nuevamente Dios se reveló al hombre desde muy cerca para que este lo pudiera reconocer y amar.

En todos los Universos existentes dentro de los seres humanos está el gran potencial de despertar y de crecer a través de los grados de amor.

El Amor que el propio Padre Eterno depositó dentro de Sus hijos permite que estemos en perfecta comunión con Él y con el Universo.

El Amor infinito y divino que puede despertar en cada ser humano tiene la capacidad de perdonar y trascender cualquier error cometido.

Cuando las almas no consiguen perdonar ni reconciliarse consigo mismas ni con el semejante es porque el miedo predomina en lugar del amor y así se le cierra la puerta a la Verdad.

El Amor es una de las grandes revelaciones espirituales y físicas que el Padre Eterno con toda Su Inteligencia sembró en Sus criaturas.

Llegó la hora de sumergirse en el universo interior para encontrar los tesoros que el Altísimo dejó plasmado en Sus hijos desde los orígenes; porque si estamos en los orígenes sabremos recordar nuestro principio que es estar en eterna comunión con el Universo Mayor.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

Los bendice,

Vuestra Madre María, Rosa de la Paz