Hermana Lucía de Jesús:
Estaba durmiendo y, de repente, soñé con el Rostro de Cristo ensangrentado, muy cerca de mi rostro, y Él dijo con voz firme: “Tengo sed”. En ese momento, me asusté y desperté, y después no conseguí dormir más.
Comencé a rezar mentalmente un Misterio del Rosario, acostada, para ver si me dormía, pero terminé el Misterio y no me dormí; entonces, comencé el segundo. Como no tenía nada de sueño, me levanté y fui a orar delante del Santísimo.
Cuando estaba en el tercer Misterio Doloroso, comencé a ver la Hostia sangrando y, detrás de ella, un portal se fue abriendo y mostrando diferentes situaciones del planeta, sobre todo de los lugares en guerra. Ese portal fue abarcando el cuarto, de modo que yo percibía las dos realidades superpuestas, como si estuviera sentada adorando al Santísimo dentro de esos espacios.
Veía esos lugares de noche y, en medio de esa noche, dentro de ese portal, vi a Cristo, que venía caminando con Su Corazón expuesto, envuelto en fuego. Él me pidió que continuara rezando y seguí. Veía entonces que Él abría dentro de esos espacios oscuros otras realidades, como abismos que existen allí, verdaderos infiernos. Percibía que la oración permitía que Cristo se mantuviera caminando por ese lugar, y Su Presencia generaba consuelo y fortaleza en las almas que estaban allí. No lo veía rescatar a las almas; era como si algo aún no lo permitiera. Él solamente caminaba entre ellas y Su Presencia las aliviaba.
Después de un tiempo, Él comenzó a hablar y me pidió que grabara, ya que este sería Su Mensaje de hoy:
Mientras muchos duermen, en el silencio de este mundo, en la aparente quietud de la noche, en otros lugares el silencio es roto por el sonido de las guerras, de las bombas, de las armas, de los gritos, de los llantos, y esa grieta que se abre en el silencio del mundo toca a Mi Corazón.
¡Tengo sed!
Mientras muchos duermen, en la aparente quietud de la noche del mundo, en otros lugares las almas son tomadas por la desesperanza, por la falta de fe, ansiando la muerte y la paz, porque ya no confían en la vida, ya no encuentran el don de Dios en el acto de vivir.
¡Tengo sed!
Mientras muchos duermen, en el sueño de este mundo, en la aparente quietud de la noche, concentrados en la noche oscura de sus almas, otros pierden la paz, otros pierden la vida. Por eso, vengo rompiendo esta noche con Mi Verbo y con Mi Corazón para decirles: "¡Tengo sed!".
Tengo sed de las almas que oran, que interceden por el mundo, que trascienden la propia condición, el propio pensamiento y parecer, las propias verdades, las propias certezas, para estar solamente en oración ante Mí.
¡Tengo sed!
Tengo sed de las almas que abren los Cielos, que oran de corazón, para que Dios derrame Misericordia sobre el mundo que solamente merece Justicia.
¡Tengo sed!
Tengo sed de los corazones que sufren, que agonizan, que claman y que necesitan ser saciados en la Fuente inagotable de Mi Amor, que está abierta para las almas, pero que ellas no consiguen verla.
¡Tengo sed!
Ábranme la puerta de sus corazones, de sus vidas, de sus casas; ábranme las puertas de este mundo a través del clamor sincero de sus almas. Hagan llegar Misericordia a los que tienen sed, porque Yo, dentro de ellos, ¡tengo sed!
Abran las puertas del Cielo con sus alabanzas, cantos y plegarias. Abran las puertas de la consciencia humana con la rendición del alma, con la humildad, con la transparencia y con la transformación. Permítanse ser instrumentos en Mis Manos, porque ¡tengo sed!
Escuchen, en el silencio, el clamor de los corazones. Existen muchas almas que fueron silenciadas por su dolor. Pero este dolor aún puede ser escuchado por los que se disponen a clamar por Misericordia.
¡Tengo sed!
Escuchen las súplicas de los abismos del mundo, de los abismos de las almas. Muchos ya no pueden interceder por sí mismos, necesitan de su intercesión. Por eso, vengo rompiendo la noche con la Luz de Mi Sagrado Corazón, para decirles: "¡Tengo sed!".
Que sus almas puedan ir más allá de sí mismas, que sus corazones puedan salir de sí para dar un poco más a Dios, un poco más a las almas, para darme de beber, porque ¡tengo sed!
Ya se los dije y continuaré diciéndoles, porque hasta que la última alma no venga a Mí, aún tendré sed.
Su Maestro y Señor,
Cristo Jesús
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más