Oración del alma donada
Señor,
si no te siento ni tampoco te percibo,
me entrego a Ti, Jesús,
porque sé que todo lo que vivo y atravieso
es parte de un aprendizaje mayor.
Que me pueda sostener en Ti
aunque a veces me parezcas distante,
pero revélate al menos en la Eucaristía.
Que ese sagrado encuentro sea la razón
de permanecer por siempre en Tu camino,
porque aunque cruce desiertos, pruebas o desafíos
sé que Tú, Jesús mío, estarás allí.
Cuando sufras por lo que ves o por lo que hago,
quédate dentro de mí,
para que Tú me hagas tener consciencia
de lo que estoy necesitando cambiar.
Por eso, Jesús, me dono completamente,
aunque sea imperfecto y esté equivocado.
Señor, yo me dono a Ti para que
puedas cumplir una parte de Tu Obra,
y, así, las almas puedan confirmar
que Tú estás presente más allá de todo.
Déjame a Tu lado, Jesús,
aunque ahora no te puedas mostrar.
Hazme semejante a Ti
en el amor y en el servicio,
que no tema perder el control de todas las cosas,
porque sé que tuyo es el Poder y la Gloria.
Recíbeme, Señor,
en Tu Corazón para que,
con base en Tu Amor infinito,
construya la nueva humanidad.
Amén.
¡Les agradezco por guardar esta oración en sus corazones!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús