En la Hora de la Misericordia, el gran Universo de Mi Amor está expuesto al mundo entero y las almas tienen la oportunidad de entrar en Él para recibir cura, perdón y redención.
Todos los que a las tres de la tarde se unen a ese poderoso misterio de Su Señor podrán ser partícipes de una Gracia extraordinaria que no solo actuará en ese momento, sino también durante el resto de la vida, siempre y cuando, el alma sea consciente de lo que eso significa y que, todos los días, se detenga o al menos piense, bajo cualquier circunstancia, en el manantial inagotable de Mi Amor.
Es, en esa hora, en la que el mundo entero debería postrarse en el suelo y pedir por Mi Misericordia porque, así, no solo intercederé por cada uno, sino también ayudaré en las situaciones imposibles para que las soluciones lleguen a la vida de las personas que deben esforzarse y orar.
Es la única salida verdadera y la justificación, ante el Padre Eterno, para poder recibir ante los errores cometidos, la Misericordia que necesita el espíritu a fin de ingresar en el magnífico e insondable Universo de Mi Amor.
La solución dependerá, en este tiempo, de cada uno.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús