Revelaciones de la Virgen María: Atlántida, una civilización desaparecida

Dando continuidad a las revelaciones de los Mensajeros Divinos para estos tiempos, la Virgen María, en Su mensaje del 31 de diciembre de 2019, aclaró los principales hechos relativos a la extinguida civilización de la Atlántida. Además de dilucidar una parte importante de la historia del planeta, Nuestra Señora nos llevó a reflexionar, tomando como ejemplo la experiencia de ese antiguo pueblo, sobre las transformaciones que la humanidad necesita realizar.

Historia y geografía de la Atlántida

La Madre Divina reveló que los atlantes habitaron la Tierra después de los lemurianos, miembros de la civilización de la Lemuria, y mucho antes de los vikingos. Su civilización estaba localizada más hacia al centro del Océano Atlántico y en el paralelo horizontal de la costa de África, y próxima al Mar Caribe. Ella surgió como una villa de pescadores, en una de las islas de un archipiélago deshabitado, creado por la acción de volcanes que, en aquellos tiempos, estaban inactivos.

Áreas remanentes

Después de la última transformación geológica del planeta, algunas islas que componían la Atlántida pasaron a formar parte de la región caribeña. Otra parte de esa remota civilización, además de lo que quedó geográficamente de ella, se encuentra hoy en las Islas Canarias, Isla Gran Canaria, Lanzarote, Tenerife y otras.

Desarrollo espiritual, científico y material

La Virgen María reveló que la Atlántida logró avances espirituales, científicos y materiales mucho mayores que los avances de la humanidad actual. Entre sus fundadores hubo consciencias evolucionadas que impulsaron el progreso.

Eran seres que poseían dones de Sacerdotes, Sacerdotisas, Científicos, Curadores, Gobernantes, Espejos y Guerreros. Estos se destacaban por la capacidad intuitiva para vigilar y celar, tanto por las islas como de lo que era sagrado.

María Santísima resaltó que los atlantes sobresalieron no solo en su contacto interno, sino también `por su comunión con el Universo. Se trataba de una civilización semejante a la raza humana actual, pero que en su auge estaba menos rodeada de factores que pudieran corromperla.

El Proyecto Divino para la Atlántida preveía que su desarrollo espiritual y su conocimiento fueran transmitidos a las futuras generaciones humanas sin que fuese necesario recomenzar el aprendizaje en cada nuevo ciclo.

Desaparición de la Atlántida

La Virgen María dijo que, aunque hubieron alcanzado un alto grado en el manejo de las Leyes Inmateriales, la mayoría de los atlantes cedió a la ambición y al deseo de poder, utilizando equivocadamente sus conocimientos. Antes de la desaparición de la Atlántida, los seres que eran capaces de establecer contacto con la Jerarquía fueron advertidos, en siete períodos diferentes, de que era necesario modificar esas actitudes.

Un pequeño porcentaje del pueblo atlante dio oídos a las advertencias y abandonó las islas de la región, refugiándose en lo que hoy es América del Sur. De ahí nacieron los pueblos indígenas que, a lo largo del tiempo, fueron habitando las altitudes y las planicies de ese continente.

Sin embargo, la mayoría continuó con las prácticas indebidas, generando un gran desequilibrio físico, mental y espiritual.

Esto activó en cadena a los siete volcanes que estaban dormidos, causando el cataclismo de la Atlántida. Sus islas fueron tragadas por el océano y por el fuego.

Tiempo de Misericordia

La Madre Divina nos recordó que, así como sucedió con la Atlántida, la humanidad actual también está siendo avisada por lo Alto de que es necesario regenerar sus patrones de conducta y volverlos a alinear con las Leyes Universales.

Ella concluyó:

El ejemplo de la civilización de la Atlántida demuestra que ninguna consciencia tiene poder sobre nada
y que cuando no existe humildad, pobreza y amor, todo podría volverse peligroso 

María, Rosa de la Paz - 31.12.2019

Por eso, en este período en el que la Fuente de la Divina Misericordia aún es vertida sobre el mundo a través del Sagrado Corazón de Cristo Jesús, oremos para que las almas se reconcilien con Dios y, en fraterna unidad, ayuden a restaurar el planeta.