Domingo, 6 de octubre de 2019

Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS DURANTE LA  75.° MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN MANAOS, AMAZONAS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Yo soy aquel que salvará a la humanidad en el nombre de Dios y la colocará en un nuevo escalón de la evolución para que reciba la oportunidad de amar así como Yo los amo, de vivir así como Yo vivo, de realizar las obras de Dios como el Padre lo necesita y así traer la cura espiritual para la humanidad.

He aquí Aquel que viene en el Caballo blanco de Dios y anuncia la victoria de la Cruz por encima de todo mal, congrega las legiones del Padre y las reúne, llama a todos por su nombre, así como Dios llamó al antiguo pueblo de Israel.

Hoy las tribus están dispersas por el mundo, pero el Señor del Universo, el Hijo de Adonai, los vuelve a convocar en este tiempo crucial y definitivo porque como ustedes saben, hay algo que hacer por este planeta y por su humanidad.

Antes de que las agujas del reloj de Dios indiquen los últimos momentos de la amnistía espiritual, recen interiormente por las almas que duermen. Imploren, con la fuerza de todo el amor de sus corazones, por los que caminan en los abismos y en la perversión de estos tiempos, por aquellos que transgreden las leyes todos los días y que también lastiman y explotan a los Reinos de la Naturaleza.

Toda la Creación está observando este momento, hoy el Hijo de Dios no está aquí como un Juez, sino como un mediador de la Divina Misericordia, como el abogado de las almas y las esencias del mundo.

Por eso, que en esta hora prevalezca la paz para que las almas tomen las decisiones correctas y sus actos sean consecuentes conforme la Ley lo necesita, porque todavía en este día, el Hijo del Padre, en el Caballo blanco de Dios, aún sostiene el péndulo que traerá con toda fuerza y poder el pago que deberá vivir la humanidad.

Pero Yo morí por ustedes, sufrí por ustedes y padecí por ustedes, di Mi Sangre por cada uno de ustedes hasta el último latido de Mi Corazón. Si ustedes honran, adoran y reconocen este sagrado mérito de su Redentor, la amnistía espiritual será considerada por el Universo.Y todos los padecimientos, sufrimientos, martirios y agonías vividos por su Redentor hasta la Cruz, compensarán los errores cometidos por esta actual raza humana.

Habrá almas sobre la superficie de la Tierra que reconocerán el Legado de su Maestro y Señor, traspasarán los misterios de Dios con la sabiduría, y los corazones reconocerán dentro de sí, la llama y el fuego crístico que todo transmuta, libera y perdona.

Con ese fuego que les traigo desde Adonai, el Hijo del Padre, en el Caballo blanco de Dios, viene a anunciar un tiempo de Gracia extraordinaria que será concedido para los pecadores más empedernidos, para todas las almas que están dentro de los abismos espirituales de la Tierra, que perdieron el camino de Dios que es el camino del Amor universal. Por eso, esta Gracia es concedida ampliamente por la adhesión de los buenos corazones a Mi sagrado e insondable Corazón.

Este Caballo blanco de Dios, el cual hoy cabalgo, es el Caballo blanco del amado Arcángel Miguel, que unidos como una sola consciencia y esencia, venimos a derrotar a los infiernos de la Tierra para que las estrellas más caídas de este planeta tengan un momento de despertar y perciban la realidad que, en este momento, no están percibiendo ni viendo.

La amnistía espiritual no es para volver a cometer los mismos errores. Es para cambiar los errores y transformarlos, es para redimir el ego humano y para que la consciencia pueda ser elevada al plano de Dios.

Con el poder del Arcángel Miguel hoy les traigo el llamado del Padre y de las Esferas Celestiales desciende sobre Amazonia, para que el Sagrado Edén de Dios, amorosamente donado y pensado para cada uno de Sus hijos, pueda ser protegido, y la consciencia humana aprenda a cuidar y principalmente a amar los tesoros ocultos que Dios les entregó en este lugar y que la propia consciencia indígena, los sagrados pueblos originarios, conocen sobre lo que Yo les estoy hablando.

Pero ese conocimiento oculto que viene de Dios, no solamente lo pueden saber los Reinos o los pueblos originarios. Toda la consciencia humana de este lugar y del Brasil debe seguir orando con fervor, como lo viene haciendo hasta el presente, comprometiéndose con ese camino de la vida infinita de la oración para que todo pueda seguir siendo transformado y más oportunidades y gracias no solo sean concedidas a esta nación, sino también al mundo entero.

Hoy Adonai está con Su Libro de Luz abierto y con la pluma de Luz en Su mano espera escribir Él mismo la decisión de Sus hijos. Es así que el Universo espiritual se aproxima y comulga con el Universo material para que las almas tengan la oportunidad de llegar a Él por intermedio del amado Hijo, del mediador y abogado de las almas; a través del buen Jesús que las almas puedan llegar a la Misericordia de Dios, y así escribir en ese Sagrado Libro la decisión interna que fue tomada por cada uno de Sus hijos.

Pero sepan que esto no termina aquí, esa decisión la construirán en el día a día, no solo de una manera espiritual, interna o divina, esa decisión la construirán en sus actos, en sus acciones, en su entrega a la vida, al Plan de Dios, a sus semejantes; porque este es el tiempo de ofrecerse como un instrumento a Dios, así como muchos se ofrecieron a lo largo de la historia humana y fueron testigos de la inmensidad del Amor de Dios, y hasta dónde puede llegar ese Amor infinito del Padre, hasta las situaciones más imposibles y difíciles de la humanidad y del planeta.

Comprométanse ante esta decisión interna que están tomando delante de los portales del Reino de Dios a ser celadores de los Reinos de la Naturaleza, a llevar alivio al sufrimiento que ellos viven, a entregar amor al dolor que ellos sienten y así sus caminos se abrirán, sus problemas terminarán y la sabiduría emergerá para que tomen buenas decisiones de aquí en adelante; sabiendo que aún hay mucho por hacer y que esa historia la seguirán escribiendo después de esta vida, porque sus vidas serán esa historia, parte del testimonio del Amor de Dios, de la redención que vivirán en este tiempo, aun después de la muerte.

Así elevarán también a todos los que están a su alrededor y aunque en el futuro no les corresponda estar en este planeta, sino en otras esferas del Universo, aprendiendo más del amor y de la donación, sabrán compañeros Míos colocarse al servicio del Plan por encima de sus limitaciones.

Su espíritu puede llegar más alto de lo que parece y estar bien cerca de Dios, así como Su Hijo está cerca del Padre. Busquen incansablemente esa aproximación a Dios porque así no solo su vida se elevará, se trascenderá y se transmutará, sino también compañeros Míos, sus familias, conocidos y amigos, también serán ayudados en algún momento de sus vidas; porque Dios se muestra en el momento preciso, de la forma en que sea necesario para que Sus hijos lo puedan reconocer, no solo en la religión sino también a través de los Reinos de la Naturaleza.

Dios está aquí, no solo porque está Su Hijo. Él está aquí primero que Yo y antes que ustedes. Dios es parte de este planeta, Él es la misma Consciencia de esta Creación. Por eso les digo a todos y al mundo entero: ya no ofendan más a Dios, no lo lastimen, no lo sacrifiquen, no lo hagan morir, cuiden a Dios, así como Él cuida de ustedes, en Su profundo e íntimo silencio y así, compañeros Míos, renacerán. Amén.

Este pasaje de Mi Consciencia Divina por este lugar no puede terminar aquí. Por eso, dejaré en este lugar, en esta ciudad, una base operativa de trabajo misionero, así como también un Monasterio de esta Orden consagrada a Mi nombre, para que las almas de esta ciudad y los pueblos originarios reciban la ayuda que necesitan, así como también los que llegan peregrinando buscando una oportunidad y una esperanza.

Es momento, compañeros, de que las Islas de Salvación se establezcan, aquellas que guardarán la síntesis del proyecto de la Creación de Dios, no en un lugar específico, sino en el corazón de las personas, de aquellos que tienen fe en el Supremo Creador.

Ese será un tesoro inextinguible e incalculable, y todos podrán participar de esos tesoros en las acciones de la Misericordia, de la fraternidad, de la bondad, de la providencia, de la manifestación, de la cura, del perdón, de la redención y de la reconciliación.

Por medio de este momento sagrado, concedido por el Padre Eterno, es que también he venido especialmente a Manaos, directamente del Cielo, para consagrar a nuevos misioneros y también para ofrecerles de lo más profundo de Mi Corazón, el mayor Sacramento de la reconciliación y de la unión Conmigo, la Eucaristía.

Con alegría, esperanza y renovación nos colocamos de pie para acompañar este momento de consagración. 

Que la luz espiritual de estos aceites represente el testimonio de la consagración y de la renovación de las almas, así como la cura espiritual que las almas necesitan para dar los pasos.

Ahora llamo aquí a los que son misioneros auxiliares para que reciban la consagración.

Incienso.

Vamos a hacer "Cristo, Tú el Amor'' para acompañar esta consagración.

Ahora vamos a llamar a los misioneros que se consagrarán como misioneros matrices.

"Mi Señor"...

Los que puedan, nos vamos a arrodillar para celebrar la Comunión.

Vamos a escuchar el instrumental "Así habló el Maestro''.

Y ahora, Me he colocado por encima de ustedes para bendecirlos en esta nueva tarea que comenzarán, que es parte y es obra de Mi Divina Misericordia por aquellos que más sufren y no tienen nada, llevando a través de sus gestos de amor y de servicio, la cura tan necesaria y urgente a la humanidad.

Por eso, como a Mis apóstoles, los reúno alrededor de Mi mesa, de Mi pobre y simple mesa, siendo recibidos por el vientre sagrado de la Creación, a través de la naturaleza y de sus Reinos, para poder celebrar no solo la comunión con Mi Cuerpo y con Mi Sangre, sino con la esencia del Proyecto Divino que desde los orígenes, desde el principio los manifestó y los creó por Amor para que fueran felices en Mi Padre y vivieran en Mi Padre, para que lo sirvieran y lo conocieran por medio de la vivencia y de la experiencia en los grados de amor.

Hoy, su paso ante Mí, permitirá el paso de muchas almas más en la vida misionera, para que llegue al mundo el alivio espiritual de la Jerarquía y el despertar de la consciencia en la humanidad.

Por eso, en aquel tiempo, estaba en un lugar semejante a este, reunido con Mis apóstoles; pero hoy haciendo un puente de Luz, entre el tiempo y el espacio, los llevo al momento de Mi última Cena, para que recuerden, para que sientan y para que reconozcan la Voluntad Suprema de Dios. 

En aquel tiempo tomé el pan, lo elevé para que Dios lo bendijera y los ángeles lo transubstanciasen en Mi Cuerpo. Enseguida lo partí y lo di a Mis apóstoles diciéndoles: "Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo, que será entregado por su Redentor para el perdón de los pecados".

Te alabamos Señor y te bendecimos (se repite tres veces).

Comulguen todos, en este momento, de Mi Cuerpo espiritual para que la Iglesia Mística de Dios, por medio del Cuerpo Místico que la conforma en todas las almas, se fortalezca y se expanda con todo el Amor de Mi Corazón para el mundo entero. Amén.

Enseguida tomé el Cáliz entre Mis Manos, elevándolo para que Dios lo bendijera y los ángeles lo transubstanciaran en Mi Sangre, enseguida lo pasé a los apóstoles diciéndoles: "Tomen y beban, este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza, que será derramada por su Redentor para la remisión de las faltas. Hagan esto, siempre en memoria Mía".

Te alabamos Señor y te bendecimos (se repite tres veces).

Unidos a nuestro Señor Jesucristo y a Su Santa Iglesia Celestial, repetiremos en humildad y amor la oración que Él nos enseñó: Padre Nuestro (en portugués).

Yo siempre les dejaré Mi Paz para que la puedan vivir y compartir con sus hermanos, porque la Paz los llevará siempre al Amor, colmará sus espíritus y almas. Así se renovarán y seguirán dando pasos con la confianza y en la fe en Dios, para poder manifestar Sus Planes y sobre todo Su Voluntad. 

Que esta Paz que descendió en los apóstoles, aun después de Mi Resurrección, hoy descienda sobre ustedes para que los dones del Espíritu Santo despierten las virtudes de sus corazones y los haga partícipes del servicio de amor por la humanidad y por la vida eterna. Amén.

Los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Se pueden poner de pie.

En fraternidad y amor, en nombre de Cristo, se darán el saludo de la paz.

Les agradezco por haber estado Conmigo aquí en Amazonia.

El fin de una sagrada reunión llegó, en este momento.

¡Les agradezco!