Lunes, 5 de marzo de 2018

Maratón de la Divina Misericordia
Aparición de Cristo Jesús durante la 56ª Maratón de la Divina Misericordia, en la ciudad de Quito, Ecuador, al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón

En Mi Gobierno Celestial no existe dualidad, sino esperanza. Es esa la esperanza que Yo traigo para el mundo, para que las vidas sobre la Tierra se unifiquen y encuentren el sentido de su propósito.

En Mi Gobierno Celestial hay un plan y un designio mayor que Yo envío a anunciar a los Ángeles del Universo para todos los internos que despiertan y así, escuchan Mi llamado.

Hoy he venido con Mi Gobierno Celestial porque es el que vendrá a la Tierra cuando Yo retorne, para volver a instituir los principios de Dios que se perdieron; para hacer evolucionar a esta civilización que está perdida y que se ha olvidado del Amor de Dios por diferentes circunstancias.

Pero Mi Gobierno Celestial se sirve de aquellos que Me corresponden todos los días. Mi Gobierno Celestial se manifiesta en aquellos que viven en Mi Corazón y que Me llaman, haciendo aún más sagrado Mi Nombre en este mundo y en el Universo.

Alabado sea el Nombre del Señor porque todo será transformado. Toda célula y toda vida será tocada por el Rayo de Mi Gobierno Celestial, aquel Gobierno que el Padre Me entregó para dirigir, entre los mundos y los universos, entre las estrellas y los soles; el Gobierno que viene a conducir a las esencias por el camino del bien y de la paz.

En este Gobierno Celestial viven los santos y los bienaventurados, los consecuentes y los servidores de Mi Plan Redentor. Aunque estén sobre la Tierra, pueden estar dentro de Mi Gobierno Celestial. Así, Yo los conduzco paso a paso y les muestro el camino a la redención.

La esencia de Mi Gobierno Celestial es el Amor, el Amor que promueve todo; el Amor que gesta todo; el Amor que eleva a la consciencia y la pacifica al estar junto a Mí.

En Mi Gobierno no existe desigualdad ni tampoco injusticia, como se vive en este mundo. Y aunque todas esas contrariedades se estén viviendo en esta humanidad, Mi Gobierno Celestial no deja de actuar, porque Mi Gobierno es en los mundos internos, en los mundos sublimes, en las esencias. Allí comienza todo. Desde allí se realiza todo. Y el Nombre del Señor es reconocido por las almas del mundo, cuando se ofrecen a Dios en entrega y renuncia.

Para entrar en Mi Gobierno Celestial hay que superar la dualidad, la ambigüedad, lo que es opuesto o indiferente. Es esa condición humana la que compromete al ser humano de superficie y que lo condena día a día, sin darse cuenta.

Pero dichosos son los que oran en Mi Corazón y los que creen en Mi Palabra, que viene de los cielos, porque en Mi Gobierno Celestial siempre estarán, cuando aprendan a cumplir Mi Voluntad.

En Mi Gobierno Celestial existe la alegría de servir, la plenitud del espíritu, el gozo del alma, la expansión de la consciencia en la realización del servicio y en la entrega mayor a Dios, en cada nueva etapa.

¡Cuánto quisiera que muchos estuvieran dentro de Mi Gobierno Celestial, para poder prepararlos para los tiempos que llegarán! Y aunque repita de mil formas lo que sucederá en el futuro, debo decirlo cuantas veces sea posible, porque la distracción en el ser humano es la tónica de estos tiempos.

Deben colocar su atención en Mi Corazón Misericordioso. Deben colocar su atención en el servicio, por los demás, y así alcanzarán la libertad de este cautiverio de la Tierra y de estos tiempos.

Yo vengo a dar al mundo todo lo que tengo, a pesar de su indiferencia o de su rechazo. Me sirvo de las almas que se unen a Mí para poder realizar Mis proyectos, que son los proyectos de Dios, que son los proyectos para estos tiempos, diferente a los tiempos pasados. Son preciosos proyectos en la realización de la Voluntad Divina y de la concreción del Propósito Divino en la humanidad.

Solo una vez mostré al mundo Mi Gobierno Celestial, cuando prediqué por Tierra Santa, cuando curé a los enfermos, cuando hice caminar a los paralíticos. Y aún no fue suficiente.

Pero Mi Iglesia intentó llevar adelante Mi Gobierno Celestial, a pesar de sus caídas y de sus errores. Aún Mi Gobierno Celestial llega al mundo para bendecirlos, para traerles la paz, imprescindible para estos tiempos.

Deben estar en paz para poder ingresar en Mi Gobierno Celestial. Esa es la llave que abre todas las puertas. Ese es el camino que los conducirá hacia Mi Gobierno Celestial y, en síntesis, hacia Mi Corazón.

Deseo que el mundo no pierda la Gracia de conocer este misterio, que viene desde el Universo Divino para impulsar a las almas a los grandes cambios, a la transformación de la vida, a la redención de la consciencia.

Con Mi Gobierno Celestial separaré la paja del trigo, lo bueno de lo malo, lo puro de lo impuro, lo cristalino de lo turbio. Ese momento llegará. Por eso digan al mundo, por más que no escuche, que se arrepienta y haga penitencia ante Nuestro Señor, el Creador, para que la gracia extraordinaria de la fe y de la misericordia descienda en los corazones que aún no se han convertido.

Pero cuando Yo vuelva con Mi Gobierno Celestial, Mi Voz será escuchada en el mundo entero. No habrá religión ni pueblo que no pueda escuchar, porque Mi Voz será tan clara como un trueno, Mi Palabra será tan fuerte como el viento. Mi Presencia, que es la Presencia del Dios vivo, será más brillante que el Sol.

Y verán venir desde el horizonte al Hijo de Dios, sobre todo aquellos que han estado en comunión reparadora durante los últimos tiempos, tendrán esa gracia. Y sus sentidos internos se abrirán y surgirá la sabiduría que les dará el entendimiento y la comprensión de todo lo que sucederá.

Mi Gobierno Celestial es un universo más amplio que este, más infinito que el Cosmos, más grande que toda la Creación; porque Dios así lo ha querido para Su Hijo, después de Su Ascensión.

Y Él dijo en aquel tiempo, en Mi Ascensión:


Ven aquí Hijo Mío, que has muerto por los hombres y por el mundo; que has derramado Tu Sangre y Tu Agua para perdonar los pecados y los grandes ultrajes de la humanidad.

Hoy Te ofrezco, querido Hijo Primogénito, todo Mi Reino, para que Tú gobiernes en Mi Nombre como el Gran Soberano, como el Dios vivo presente en Tu Corazón, lleno de misericordia y de piedad.

Te ofrezco Mi Reino, amado Hijo, para que lo hagas conocer al Universo y al mundo. Para que todos sepan, querido Hijo, que el Padre se ha hecho pequeño ante Sus criaturas, en Cuerpo y Sangre, en Alma y en Divinidad.

Te ofrezco Mi Reino para que lo hagas vivo en Tus discípulos y servidores, en Tus compañeros y amigos.

Haz conocer al mundo, amado Hijo y Redentor, el Universo de Mi Amor vivo, la Fuente Primordial inextinguible que es eterna e infinita.

Hoy, Mi Gobierno Celestial es tuyo; porque Tú, Hijo Mío, que has resucitado por amor a los hombres, eres en Mí y nunca más nada nos separará. Porque Tú estarás, amado Hijo, entre Mis hijos y Yo, para que siempre exista el puente que los una a Mí, para que sepan el camino de retorno a Mi Corazón de Padre y Creador.

Que el Reino Celestial, amado Hijo, se cumpla en los más pequeños y simples, en los humildes y en los puros de corazón, a fin de que reverbere a través de los tiempos y de las eras, hasta que finalmente se cumpla Mi Proyecto Original.


Esas fueron las palabras de Nuestro Padre a Su Hijo amado, después de Su Ascensión.

Ahora que están ante este misterio develado, busquen el Reino de Dios porque lo necesitarán para estos tiempos y no lo encontrarán en ningún otro lugar sino en su interior; porque Él está vivo, pero para la mayoría está oculto por su indiferencia.

El Reino de Dios es algo tan hermoso y bello, que el alma que ingresa en Él brota en Amor y en Misericordia, en Fuego Divino y en ascensión.

No pierdan el Reino de Dios. Construyan el Reino de Dios en ustedes siendo buenas personas y siendo ejemplo de paz. Así, el Reino de Dios estará en ustedes y él se cumplirá en sus espíritus, antes de la muerte.

Vengo a traer al mundo lo que nadie conoce: el Gobierno del Reino de Dios, para que se cumpla en la mayoría posible, para que esté vivo en los que escuchan Mi llamado.

Hoy será el Todopoderoso Quien bendecirá todos estos elementos, para bendición de Sus hijos.

Deposita aquí Señor, Tu Luz, para que se expanda en el mundo.

Bendice Padre, este agua, para los que hoy lavarán sus pies, para que sus caminos se abran y sus espíritus se purifiquen y sean testigos de Mi Retorno.

Santísimo Creador, hoy ofrezco de nuevo Mi Cuerpo y Mi Sangre, para la reparación de las almas y el perdón de los pecados.

Todos rezan un Padre Nuestro.

Me elevaré al Cielo escuchando Mi historia, para que Mi historia de amor reverbere en sus corazones, por medio de una canción que todo lo dicta y que todo lo dice.

Yo Soy ese Hombre llamado Jesús que vino al mundo para redimir a la humanidad.

Los bendigo en este encuentro bajo la autoridad del Gobierno Celestial de Dios y de todos Sus Ángeles, Arcángeles y Santos.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén (x3).

Les agradezco.