Miércoles, 5 de octubre de 2016

Maratón de la Divina Misericordia
Aparición de Cristo Jesús durante la 39a. Maratón de la Divina Misericordia, en la ciudad de San Pablo, Brasil, al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón

Mientras el mundo no se detiene, mira Mi Cuerpo llagado, cómo lo lastiman.

Mientras las almas no piensan ni reflexionan, mira Mi Cuerpo llagado, cómo lo lastiman.

Mientras la indiferencia de muchos es muy grande, mira Mi Cuerpo llagado, cómo lo lastiman.

Mientras muchos no escuchan Mi Voz y la rechazan, mira Mi Corazón flagelado, cómo lo lastiman.

Estoy atado a la columna de la flagelación del mundo, y nadie Me puede librar de eso.

Mira a las Santas Mujeres cómo Me contemplan mientras lastiman Mi Cuerpo.

Vean la Sangre que se derrama de Vuestro Preciosísimo Señor y Ella es vertida sobre los Cálices de Dios, mientras lastiman Mi Cuerpo, para ofrecerla al Padre por la salvación de las almas y de los corazones que se pierden.

Mira cómo lastiman Mi Cuerpo con tanta indiferencia, incluso aquellos que Me siguen no todos consiguen ser fieles.

Mira cómo lastiman Mi Cuerpo mientras estoy atado a esta columna de la injusticia humana.

Así como padecí en la plaza Mi flagelación, mira cómo lastiman Mi Cuerpo, en este tiempo final.

Este es el Corazón manso que lo ha dado todo. Esta es la Vida que los retiró de la muerte y los llevó a la inmortalidad.

Mira cómo lastiman Mi Cuerpo y nadie lo percibe.

¿Acaso compartirán Conmigo las ofensas del mundo, mientras el mundo no se detiene y no se da cuenta de su perdición?

Mira Mi Corazón cómo lo lastiman mientras Él les da la Paz.

Contemplen este escenario de sacrificio y entrega, mientras flagelan a Vuestro Rey con las ofensas del mundo de hoy.

Mira cómo lastiman Mi Cuerpo, mientras los oídos de Mis compañeros no Me escuchan.

Necesito de su sacrificio para sobrevivir, pues este es Mi Cuerpo que ya está en la Gloria, pero hoy sufre por ustedes la indiferencia total de la consciencia humana.

No lastimen más Mi Cuerpo porque Él está presente en todo, aun cuando escuchan Nuestros pedidos con la mente y no con el corazón.

Mira cómo lastiman Mi Cuerpo, lleno de Misericordia y de Piedad.

Este fue el Cuerpo que murió por ustedes, el Cuerpo del Hijo de Dios, que se hizo Comunión para ustedes, eternamente.

Comprendan con este símbolo Mi Mensaje y mediten en Él, en esta hora de Misericordia, cuando lastiman Mi Cuerpo con tanta indiferencia y tratan con desigualdad las Obras del Creador.

Cargo sobre Mí el peso de estos tiempos, las almas que se condenan y los corazones que se enceguecen en su vida material y en su soberbia espiritual.

Este es el Cuerpo que padece por ustedes, atado a la columna de la injusticia del mundo.

Vean cuántas llagas ya Me han hecho. Pero Mi Amor es más fuerte, y es el Amor que triunfará en las almas que estén Conmigo incondicionalmente.

Vean cómo lastiman Mi Cuerpo en este momento, con el caos de las ciudades y de los pueblos, de las almas que están lejos de Dios sin poder ver la Luz ni el Amor del Reino de Dios.

Este es el Cuerpo que padece por ustedes y que se presenta en sacrificio ante el Altar por medio del pan y del vino.

Los invito a estar en Mí para que salgan de ustedes y alivien Mi Corazón y todo Mi Cuerpo flagelado.

No conocen la Justicia. Ella es muy fuerte, pero más fuerte es Mi Divina Misericordia.

Les pido que renuncien a algo por Mí, por este Proyecto Humano. Escucho su ofrenda interior ante la Presencia de Dios en Su Hijo.

Sáquenme de esta columna de maldad y de indiferencia. Desaten a Vuestro Soberano Rey y libérenlo de los pecados del mundo, en el ofrecimiento de la Comunión en el Santo Altar.

Las llagas de Mis Manos, de Mi Costado y de Mis Pies aún están abiertas.

Contemplen los Cinco Misterios de la Redención:

El Misterio de la Mano derecha, del Amor Infinito por la salvación de los impuros.

El Misterio de la Mano izquierda, del Amor Infinito por la salvación de los injustos.

El Misterio de Mi Pie izquierdo, de la Redención Mayor de los deportados a la Tierra.

El Misterio de Mi Pie derecho, de la Liberación Mayor de los que han condenado a sus hermanos en la justicia terrenal y en las religiones.

El Misterio de la llaga de Mi Costado, de la Misericordia Infinita por los que se han unido a Mi adversario en este tiempo final.

Contemplen los Cinco Misterios del Rosario de la Redención, ofrézcanlos al Padre en reparación y penitencia para que Yo pueda, de una vez y para siempre, estar entre ustedes.

Ofrezcan este Misterio de la Redención durante este mes de octubre, para que Mi Santa Madre establezca en todo el mundo, y especialmente en Centroamérica, la Paz universal.

Contemplen Mi Cuerpo flagelado en estos días, sin miedo de reconocer en Él la injusticia del mundo, la cual pesa en el Corazón de Vuestro Pastor.

Hoy los santificaré y santificaré estos elementos, que se convertirán en fuente de Mi Misericordia para aquellos que los recibirán en nombre de toda la raza y por los mil Años de Paz.

Santísima agua creada por el Dios Todopoderoso, purifica a las consciencias y disuelve todo mal para que reine la Paz.

Sagrado incienso ofrecido en el altar, exorciza todo lo que toques y libera a la humanidad de la impureza.

Consagraré esta agua como a los pozos de Betsaida, para que lave las heridas espirituales de las almas y renueve el sacramento de su Fe.

En este símbolo del pan y del vino se encuentra la renovación, la oportunidad de alcanzar la Gracia y de poder vivirla.

Y ahora que están bendecidos, para ser sacramentados por cada uno de estos dones, repitamos, confirmando nuestros votos ante el Padre Celestial, la siguiente oración.1

Recuerden que Mi Cuerpo sigue siendo flagelado.

Finalmente, sean esa agua que cicatrice Mis heridas.

Sean esos paños que curan Mis heridas.

Sean para Dios la Gracia y la Misericordia.

Los quiero ver comprometidos Conmigo para que Me ayuden a cumplir los Designios de Dios, esta vez en Centroamérica.

Les agradezco y les dejo el símbolo de Mi flagelación, para que lo adoren, lo interioricen y lo contemplen con amor.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

 

 

1. Todos oran el Padrenuestro en Arameo.