Silencio.
Cuando Yo estoy presente todo debe aquietarse, porque así entrará en ti Mi Energía espiritual y nada se estará desperdiciando. Al contrario, el Poder que Me ha dado Mi Padre actuará en los niveles más profundos de tu consciencia, en los núcleos más íntimos de tu ser, en donde debe gestarse una Nueva Humanidad.
Las vibraciones sutiles que Yo les traigo son preciosas. Por eso ellas deben ser consideradas y apreciadas, porque es un bálsamo inextinguible para estos tiempos, una solución espiritual para muchas almas; diría: una gran tabla de salvación para la humanidad.
Por eso, todo lo que reciben es precioso y debe ser grandiosamente valorado, para que todo lo que Yo les traigo tenga sus frutos dentro de ustedes y no tengan necesidad en el tiempo futuro, de buscar una fuerza espiritual y suprema en otro lugar, que no sea en Mi Corazón.
Lo que Yo vengo a dar para el mundo es algo muy grande, delante de todo lo que sucede en la humanidad y en este tiempo. Todo lo que hace su Maestro y Señor por la humanidad, tiene un mérito muy grande ante el Padre Celestial, porque el propio Padre Celestial lo considera y lo aprecia, como lo deberían considerar todos ustedes en cada momento de la vida.
No pierdan la oportunidad de recibir esta instrucción con gratitud, porque todo lo que Yo les doy, les vuelvo a decir, es precioso y no será dado nuevamente al mundo.
Ustedes lo saben más que Yo; ustedes lo sienten más que Yo, porque viven aquí, en este mundo y dentro de esta humanidad, que por muchas razones se ha pervertido, perdiendo el camino del amor, de la unidad y de la fraternidad.
Pero Yo vengo a renovar todos los hechos que han sucedido. Por medio de Mi Divina Misericordia Yo vengo a conceder muchas Gracias, no solo para ustedes, sino también para el mundo entero.
Es así que personalmente su Maestro y Señor está llamando a todas las ovejas del mundo, no importando su nación, su credo o su raza. Yo vengo a llamar a todos por igual. Vengo a repoblar la Tierra por medio de las almas con nuevos códigos de luz.
Vengo a sembrar la Tierra con cosas nuevas, con Principios que provienen del Universo Celestial y de la Fuente Suprema de Mi Padre. Para eso Yo necesito que sus vidas sean receptáculos de luz y sus corazones sean tabernáculos de Mi Espíritu, para que todo pueda morar dentro de ustedes, todo lo que viene de Dios y de Su Fuente.
Por eso he comenzado aquí, en esta peregrinación por Portugal; para que el dogma de su fe sea fortalecido y para que esta fe, que veo en los corazones aquí, sea expandida en el mundo.
Todo lo que Yo les traigo es renovador y sublime. Todo lo que Yo les doy es incondicional. Por eso debe ser considerado por los hombres y mujeres de la Tierra, para que los tesoros del Cielo, que provienen a través de Mi Corazón, puedan residir en más consciencias y sobre todo en las esencias del mundo que necesitan alcanzar en este tiempo la redención.
Quisiera poder revelarles la verdadera realidad de Mi Padre, Su más urgente necesidad para estos tiempos; pero el mundo aún no está preparado para escuchar abiertamente.
Tengan confianza en lo que les digo, porque así serán más merecedores de Mi Divina Misericordia.
Mientras Yo estoy aquí, estoy con toda Europa, expandiendo Mis Rayos de Luz sobre el mundo y especialmente en las naciones que más necesitan recapacitar, despertar de la ilusión terrena y abrir sus ojos ante el horizonte, que muestra el Infinito de Dios, el Proyecto original que debe descender a la Tierra, para este tiempo final.
Mientras los observo también contemplo al mundo y contemplo la necesidad de todas las almas, la razón primordial de cada ser y la urgencia de cada corazón humano. Todas las necesidades Yo las contemplo con amor.
En las necesidades de cada ser también se encuentra Dios y Él está presente en todo. El Padre sabe lo que cada ser necesita para que Su Obra se pueda expresar sobre la superficie de la Tierra.
Por eso estoy aquí con la Gloria de Mi Sagrado Corazón, con la intención de transformar el mundo y la consciencia humana.
He comenzado a peregrinar por este lugar, porque Dios lo ha escogido, no solo por su simplicidad, sino también por la fuerza de la dignidad espiritual que aquí puede despertar aún más en las almas.
Por medio del Sacramento de la Comunión Yo les traigo el Cielo y todo el Universo; les traigo la verdadera vida y la renovación; les traigo la paz y la unión con Mi Espíritu, para que sigan caminando firmes en este camino del fin de los tiempos; para que sigan caminando firmes en este sendero de tribulación que nadie hasta ahora ha conocido profundamente.
Pero Yo, mostrándoles el camino les muestro la salida y el gran encuentro con el Reino de los Cielos, para que sus consciencias se puedan divinizar y sublimar, así como el Padre lo espera.
He venido en esta tarde a preparar, interiormente, todo lo que sucederá después en Europa y todo lo que se podrá redimir, paso a paso, a medida que transcurra esta peregrinación y que se lleve adelante la Voluntad de Dios, así como está previsto.
En esta comunión con el Cielo y la Tierra, sus consciencias reciben Mi Gracia, Mi Paz y Mi Luz, para que puedan ser magnetizados por Mi Espíritu, que solo arde en amor por las almas que se entregan a Mí en confianza y en fe.
En este momento se abren las Puertas de los Cielos y la Iglesia Celestial se aproxima a la intimidad de las almas, para que sean colmadas por el Espíritu de Dios, por su infinita Misericordia.
Por eso ustedes ante Mí se fortalecen, pero también pueden cambiar. Y este cambio tan profundo e íntimo es concedido por los Sacramentos, que hoy vendré a conceder a los que lo han pedido con sinceridad. Y retransmitiré a través de ellos la Gracia de Dios y la expiación necesaria para sus vidas.
Ante la Iglesia Celestial del Padre sean recibidas las ofrendas que justificarán los errores de las almas, para que la reconciliación de Dios se pueda dar en todos los espíritus y en todas las consciencias que más lo necesitan.
Celebremos entonces este momento sacramental, elevando nuestra intención a Dios, con la más sincera súplica de que se cumpla lo que está escrito para Europa.
Incienso.
Recibe, Señor, las ofrendas de Tus hijos, para que Tu Reino Celestial descienda a la Tierra.
Recibe, Señor, las ofrendas de Tus hijos, para que Tu Misericordia descienda a la Tierra.
Padre, a través de Mí, lava a Tus hijos con la Fuente de Tu Gracia. Amén.
Deposita Tus Dones sobre los que tienen que despertar a Tu Consciencia Divina, y así, encontrar la Verdad.
Hace dos mil años, Yo les dejé un tesoro importantísimo que cambió el destino de toda la humanidad y del planeta. Que este Tesoro Divino aún sea reconocido por los hombres y por los tiempos que vendrán, para que las almas siempre recuerden que Me encontraré vivo y resplandesciente en el pan y en el vino transustanciado por las sublimes manos de los Ángeles de Dios.
Rememoremos entonces, compañeros, el Sacrificio del Cordero, por los que fueron sacrificados en las Américas, hace más de quinientos años atrás y por los que se sumergieron en la ignorancia y en la ambición, perdiendo el sentido de la verdadera realidad; y sobre todo, de la expresión de Dios en todas sus formas.
Durante un día jueves, antes de Mi Pasión, tomé el pan, dí gracias a Dios por el Sacrificio que Me estaba ofreciendo; la Santísima Trinidad lo bendijo y lo pasé a Mis apóstoles diciéndoles: Coman todos de él, porque este es Mi Cuerpo, que es entregado por los hombres, a través de todos los tiempos, para el perdón de los pecados.
Que el Santísimo Cuerpo de Cristo sea venerado en la manifestación de Su Iglesia Celestial en las almas de la Tierra.
Del mismo modo, acabada la cena, tomé el Cáliz y dí gracias a Dios por el sacrificio que Él Me estaba ofreciendo; la Santísima Trinidad lo bendijo y en ese momento lo pasé a Mis apóstoles, diciéndoles:Tomen y beban todos de él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza, que será derramada por el Divino Cordero para el perdón de los pecados.
Hagan esto en Mi memoria, hasta que Yo regrese al mundo por segunda vez.
Pai Nosso (en portugués)...
Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros. (x2)
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
dadnos la paz.
Alabado sea el Padre, porque Su Hijo ha descendido a la Tierra en divinidad, para colmar a las almas y unirlas a Dios.
Y antes de que sucediera la agonía en el Huerto Getsemaní y Mis apóstoles, en verdad conocieran lo que sucedería Conmigo, hasta lo alto del Monte Calvario, Yo les dije a ellos, y en los planos internos también les dije a las santas mujeres: Les entrego Mi Paz y Mi Paz les doy. No miro sus ofensas sino sus virtudes, para que las virtudes de Dios resplandezcan en la superficie de la Tierra, por medio del servicio y del amor de las almas que experimentan la Caridad de Dios.
Mi Paz Yo les dejo y Mi Paz Yo les doy; que Mi Paz en este tiempo se multiplique por medio de los corazones que Me viven en los Sacramentos.
Que Mis Palabras resuenen en los corazones simples y que Mis Palabras de Luz puedan brotar y dar nuevos frutos en los que más lo necesitan, y en los que siguen Mi Camino con total confianza y dignidad.
Yo los bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ahora se darán el saludo de la paz, para que la paz se establezca en Europa y especialmente, en Medio Oriente.
iLes agradezco!
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Que en el silencio del corazón sean escuchadas las Palabras de la Madre de Dios, la Madre del Cielo que se pronuncia a Sus hijos para llevarlos por el camino del bien y de la paz.
Pero mientras gran parte de la humanidad se sumerge en las ilusiones del mundo, Yo vengo a llamar a los que Me escuchan, a los que han sido valientes a Mi lado, a los que incondicionalmente siguen Mis pasos.
Vengo a hablarles con la Voz de Mi Corazón y de Mi Alma. Vengo a pronunciar Mi Mensaje al mundo, a pedido del Padre Celestial.
Deben ser valientes y seguir adelante. Deben seguir gestando en sus espíritus la segunda venida de Cristo, porque Él aún espera poder vivirla junto a ustedes y a la humanidad.
Pero mientras sus esfuerzos sean pobres, estén carentes de entusiasmo y de dedicación, pobres serán los resultados para ese gran momento planetario. Dependerá de ustedes, hijos Míos, que todo se pueda realizar.
No hay nada más que el Cielo pueda hacer; solo esperar la respuesta de las criaturas de Dios, solo escuchar silenciosamente las oraciones de los que se comprometieron con Cristo para estos tiempos.
En verdad les digo, queridos hijos, aún no es suficiente lo que se hace. Debe reinar en ustedes la consciencia de la igualdad, porque esto protegerá la Obra del propio enemigo, porque esto los equilibrará a todos ustedes bajo el impulso poderoso de la fraternidad y del bien.
Dedico este mensaje a los que quieran escuchar de verdad; a los que se animen a traspasar los umbrales de la indiferencia y de la ignorancia humana; a los que se arriesguen a trascender los tiempos, viviendo la transformación en su propio interior y haciendo viva, una a una, Nuestras Palabras.
Hijos, el Universo necesita de ustedes una mayor integración y no solo de momentos buenos o pasajeros.
Es necesario que el Plan de Dios se encarne en sus células y lo hagan parte de sí, porque así podrán representar a Cristo en la Tierra y ser Sus verdaderos seguidores, ser Su verdadera Iglesia, ser Su verdadero testimonio.
Él espera que todo lo que hizo hace más de dos mil años atrás no haya sido en vano. Y por más que la humanidad aún no conozca todos los misterios de Cristo, algún día tendrá consciencia de lo que significó la verdadera entrega del Señor, en todos los planos de consciencia, en la esencia del plano espiritual.
Yo necesito, queridos hijos, sacarlos de la mediocridad, de lo que es tibio e inseguro. Por eso debo hablarles con una celestial transparencia y una claridad inmediata, libre de confusiones o de pareceres.
Necesito que entiendan y comprendan lo que les digo en este momento. La continuidad de la Obra está en sus manos, porque ustedes fueron llamados para vivirla y ustedes mismos la asumieron, sin pensar en lo que sería o en lo que significaría. De ahí viene su responsabilidad y su compromiso, de ahí viene el valor de lo que eso significa para este tiempo tan crucial en la humanidad.
No estoy queriendo decir que serán los libertadores de estos tiempos, porque el Único es Cristo, Nuestro Señor y Rey del Universo.
Ustedes deben ser chispas multiplicadas de ese Plan de Dios, que de tiempo en tiempo viene a la humanidad para impulsarla a los cambios, a la redención de sus deudas y al perdón de sus pecados.
Por eso, las Gracias que trae Mi Corazón son inextinguibles. La Misericordia que trae Mi Hijo es intransferible, no hay nada que lo pueda cambiar. Dependerá de ustedes dar ese paso a la entrega total, como a cada uno le corresponde en este ciclo, porque Dios no espera de todos la santidad, pero sí la consagración, la vivencia absoluta del compromiso con Mi Amado Hijo y con Su Plan de Rescate.
Cada cosa que puedan dar al Plan será bien recibida pero no lo que les sobra, sino lo que surja del corazón, espontáneamente, y sea verdadero.
El Retorno de Cristo será una tarea laboriosa y de ustedes debe nacer la realización de ese Plan, para que se pueda manifestar en la superficie de la Tierra.
De esta forma, nada les faltará; porque la humanidad, en verdad, le debe mucho al Universo, como también a los Reinos de la Naturaleza, que aún siguen sufriendo las consecuencias de estos tiempos.
Fue dicho que después de la última Sagrada Semana con el Señor, el ciclo cambiaría. He aquí este ciclo que ya llegó, que sus ojos internos necesitan ver y sus corazones necesitan sentir, sin temor de saber lo que eso representa para la Creación.
Por eso deben trabajar el despojamiento interior inmediato, no queriendo nada para sí, sino todo para los demás, compartiendo lo que se tiene y experimentando el amor que los demás viven en su interior.
Así, la gran corriente de la Luz será transformada; la gran corriente de la Luz será renovada y sus pies caminarán libres del pasado y de los errores, porque estarán al servicio de Cristo, en plenitud y gozo.
Y a pesar de lo que suceda en este mundo, no desistirán, sino que cada prueba la tomarán como una confirmación de su confianza en Cristo, porque tampoco temerán a lo que ustedes consideran que podrían perder.
Todo lo que les fue dado, algún día debe retornar al Padre y ese día está cerca, esa retribución está próxima, porque ahora son conscientes y no están dentro de la ignorancia mundial.
El Plan de Dios es una consciencia definitiva que muy pocos se animan a atravesar con determinación. Pero ahora llegó el momento para todos, de que puedan cruzar ese portal hacia la vivencia total del Plan, haciéndolo parte de sus vidas y de su día a día y no dejándolo como algo secundario o momentáneo.
El Plan se cumplirá con la colaboración de todos y no me cansaré de repetirlo, queridos hijos, porque es necesario que sus otras células despierten y que puedan reconocer la Verdad que surge de Dios, a través de Mi Inmaculado Corazón.
En nombre de Mi Amado Hijo, vengo a reforzar Sus pedidos y Sus súplicas.
El planeta aún deberá sostenerse, aunque parezca que se irá a hundir y que luego perderá todo. Pero es la fuerza del amor consolador y del compromiso de los hombres, que hará que el planeta se pueda sostener por sí mismo con esta humanidad indiferente, que solo busca a Dios cuando lo necesita y que no cruza la puerta del arrepentimiento.
Los quiero, hijos, en la libertad del corazón y en la expresión del alma.
El tiempo final se aproxima y es hora de asumir sus compromisos, para que Cristo pueda obrar en ustedes, sin límites y sin obstáculos, para que Él pueda cumplir la promesa de Su retorno a la humanidad y finalmente todo vuelva a comenzar, como lo fue pensado en el principio, en el origen de esta raza. Y en esa entrega absoluta participarán de la Comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y así se renovarán.
Que Mis Palabras los despierten, que Mis impulsos los lleven a caminar hacia ese objetivo de ser precursores, de verdad, de la segunda venida de Cristo; llevándolo adelante en el tiempo que nos resta, para que la mayoría de la humanidad se salve y reconozca su filiación con Dios, y así, el mal acabe en los corazones y en el mundo y pueda reinar la paz, la hermandad y el bien, que son parte del Proyecto de esta raza y de los Nuevos Cristos.
Yo les agradezco por escucharme, abiertos de corazón, viviendo Mi Mensaje y llevándolo a la práctica. Ejercitándolo todos los días, a través del esfuerzo y de la dedicación, sin dejar que Mis Palabras se disipen en sus consciencias, sino que al contrario, ellas sean fuego y luz en sus espíritus.
Les doy la Paz en nombre de Mi Hijo y respondiendo a Su pedido.
Aún hay mucho por hacer y esperamos por sus respuestas, como en otros tiempos lo han hecho, siempre dando un poco más de sí, sin temor a perder nada, sino a ser parte del Universo del Amor.
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Siente en tu corazón la certeza de poder estar en comunión con Dios, para que así Su Reino Celestial se exprese en la Tierra.
Siente en tu corazón Su insondable Misericordia, capaz de reparar las faltas más graves cometidas por los hombres.
Siente en tu corazón la alegría de servir al Plan de Dios y de ser parte de esa magnífica, pero desconocida, Obra de Amor.
Siente en tu corazón la confianza en el Infinito y en esa eterna y divina Presencia que es el Padre Celestial.
Siente en tu corazón el resguardo del Padre por medio de Su Palabra y de la manifestación del Amor de Su Reino.
Siente en tu corazón el camino que el propio Universo ha construido en ti, participando en cada momento de tu vida, así como en cada paso dado por tu consciencia.
Siente en tu corazón que jamás estarás solo, ya que siempre Su Divina Compañía complacerá la humildad del corazón.
Siente en tu corazón que eres parte del Nada en donde se encuentra el Todo, el origen de la Fuente y del Infinito.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy vengo a hablarles de lo que está sucediendo en estos últimos tiempos y que compete a sus consciencias, como parte de su servicio y amor a la humanidad.
Las bases de Mi Obra están siendo removidas para la purificación de las consciencias y de los corazones.
No está quedando piedra sobre piedra, y eso es muy bueno para Mí, porque están aprendiendo a seguir el camino de la verdad y de la transparencia; camino que algún día los hará libres, en este camino de peregrinación a la Patria Beata, en donde muchos quieren entrar, pero aún no pueden debido a sus faltas y hechos cometidos, debido a los aprendizajes que deben vivir en la Tierra.
Pero ahora, compañeros, vamos a centrarnos en lo que Yo les he dicho en el principio sobre Mi Obra, esta parte de la Obra que viven Conmigo y que aún no es absolutamente comprendida porque no es una Obra material ni está bajo la autonomía de nadie.
Es una Obra que viene del Padre Celestial, a través del sentimiento de Amor profundo del Corazón de Su Hijo. Obra que se expresa como rayos de Luz sobre la Tierra y que viene a tocar a los corazones del mundo para que puedan despertar y tener consciencia de la verdadera realidad de estos tiempos en los que todo se desencadena.
Aún espero que los que han desistido de Mi Obra puedan recapacitar algún día, porque cuando tengan esa Gracia no podrán creer lo que han hecho y lo que le han generado a Mi Corazón Misericordioso.
Es con la Bondad de Dios que Yo les vengo a hablar, a transmitir estas palabras para que sus corazones no pierdan el norte de la verdad, para que sus ojos puedan seguir siempre el Propósito en el firmamento, Propósito que se anuncia desde el Universo y que viene al planeta para corregir a la humanidad que aún está muy dormida.
Pero ustedes, compañeros, que son conscientes de todo lo que Yo necesito, deben aprender todos los días a hacer lo correcto, a vivir en el equilibrio, a seguir el camino de la Ley y de la obediencia; es eso lo que muchos no se proponen vivir, como un principio de la nueva vida, como parte de la consciencia de una Nueva Humanidad que ya no tendrá objetivos propios, sino que estará guiada por la Fuente Mayor, como tuvo que haber sido en el Principio, en el Génesis.
Por eso Yo Me ofrecí al Padre por ustedes, para no estar solamente aquí en la Tierra, como estuve hace más de dos mil años, sino también para venir como Mensajero de Su Fuente, de tiempo en tiempo y de siglo en siglo, anunciando a la humanidad el gran tiempo del cambio, en el que todo se transformará, en el que todo se modificará, en el que la humanidad será llamada a vivir dentro de la Ley, que es lo que aún no vive en este tiempo.
Pero mientras sus corazones se purifican y sus vidas se transforman, sigan adelante.
Necesito que puedan penetrar el misterio de Mi Propósito, que aún es desconocido por la consciencia humana. Por eso hay cosas que nunca podrán comprender completamente, porque aquí la mente humana nada abarca.
El sentimiento del corazón profundo, el amor profundo de los seres es lo que predominará en este tiempo y llevará adelante Mi Obra magnífica en los cuatro puntos de la Tierra.
Y cuando eso se haya concretado según Mis Designios, entonces Yo podré retornar.
Mientras tanto, compañeros, deberán aprender a sobrevivir en estos tiempos, porque si ustedes están aquí, presentes y en este tiempo final, es porque deben pasar por esta prueba y no temerla.
No puedo prometerles en este mundo una plena felicidad o una alegría eterna; no estaría diciéndoles la verdad.
Necesito que abran sus ojos a la realidad de estos tiempos, porque cada día que pasa en este mundo es una dificultad que se presenta y que hay que saber superar con inteligencia y discernimiento, sin perder la unión con el Padre Celestial, con Su Divina Voluntad.
Por eso vengo para darles Mi Mensaje de despertar, para intentar sacar a la humanidad de su sueño profundo, porque aún todo el Universo espera poder intervenir con sus grandes Consciencias lumínicas y resplandecientes.
Llegará el momento de la gran definición de la humanidad y del planeta, y de todo lo que ha estado en contra de la Ley de Dios, dentro y fuera de los seres, tanto en los mundos inferiores como en los mundos superiores.
Antes de que Yo retorne todo se revelará, porque ya es el tiempo; ha llegado la hora.
Que nada los sorprenda, que nada los incomode, que de ustedes brote la verdadera llama de la fe para poder superar los tiempos y las pruebas.
Que se construya en ustedes, verdaderamente, una luminosa comunidad que pueda vivir los Principios de Cristo, que pueda encarnar Sus Dones espirituales, que pueda reflejar la Presencia del Rey Universal, tanto en la simplicidad del día a día, como en el trato con sus semejantes.
En todo Yo debo estar presente y en todo Yo debo participar; porque si la Obra es de Mi Padre y si ustedes están dentro de la Obra, es así que están dentro del Corazón de Cristo, intentando manifestar Sus proyectos y Sus ideas divinas.
Que nadie sea arrastrado por los que decepcionarán al Maestro y Señor del Universo. Al contrario, cuando vean esas cosas, que sus espíritus se fortalezcan en la Confianza de Cristo y en la afirmación de estar cumpliendo Su Voluntad, día a día.
Cada ser de este planeta vivirá su definición ante el Padre Celestial; cada ser tendrá la oportunidad de escoger el próximo camino que se avecina y está próximo.
La libertad de la humanidad es intocable y así como fue designada en el principio es respetada.
Por eso las almas deben definirse en ese próximo juego en donde todo está permitido y en donde los corazones deberán aprender a estar en Cristo, incondicionalmente.
Mientras las bases de la Obra son removidas, alégrense, porque todo está siendo colocado en su lugar y podrán percibir cuán importante es la vigilancia en estos tiempos, a fin de que siempre se cumpla la Voluntad del Padre Celestial.
Sean valientes y decídanse a vivir la verdad, así estarán dentro de la Verdad de vuestro Señor y podrán seguir los pasos de Sus Designios, los que deberán cumplirse y realizarse en el próximo tiempo, en esta próxima etapa.|
La propia energía del Universo desplazará lo que no está bien.
La propia energía del Universo equilibrará todas las cosas, por eso hay que estar en oración y en vigilia para estar dentro del Propósito y de la armonía.
Es hora de llevar adelante este camino de redención; es hora de concretar lo que el Padre tanto espera.
Pero para eso será necesario de discípulos definidos y no de corazones tibios. Esta es la última oportunidad de asumir el Plan y de concretarlo como está escrito.
Porque cuando estén viviendo el Plan y mientras todo se va dando en el mundo, no perderán la paz y la unión con el Padre.
En Sus Islas de Salvación mantendrán la coligación con la Jerarquía y estarán siendo conducidos por el camino de la libertación de la humanidad, a fin de que cuando Yo retorne al mundo, las bases de Mi Proyecto estén realizadas.
Les dejo Mi Corazón como símbolo de paz y como una llama profunda de la fe.
Les dejo la Fuente de Mi Gracia para que todo sea renovado.
Caminen junto a Mí por esta senda de definiciones y así seguirán los pasos del Gran Maestro, rumbo a la Nueva Humanidad.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Queridos hijos:
Cuando las almas dan los primeros pasos hacia la Luz, en seguida comienza el camino de regreso al Padre Celestial; así se gesta interiormente la redención que es una puerta a la liberación del pasado y de los errores.
Los primeros pasos hacia la Luz requieren de muchos desprendimientos y significan, sobre todo, el momento de cicatrizar profundas heridas.
Ingresar en el camino de la Luz lleva a que las almas puedan rehacer sus vidas mediante los Sacramentos y, especialmente, a través de la comunión con Cristo.
Cuando se da ese paso hacia la Luz, el alma comienza a desprenderse de los errores, porque surge la Luz de la consciencia y del entendimiento. El alma abre sus ojos al Universo y el misterio es develado por el simple hecho de abrirse al aprendizaje del amor y de la unidad.
De esa forma el alma que camina hacia la Luz, que antes estaba perdida, sin dirección espiritual, cierra puertas inciertas con los mundos inferiores, para que por medio de los Sacramentos con Cristo rehaga su vida espiritual y material, y así alcance su entrega a la vida eterna.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Y ahora que he venido a tu encuentro, recuesta tu cabeza sobre Mi Pecho y siente toda la paz que Yo te puedo brindar en este tiempo, una paz que nadie más te puede dar, ni entregar.
Siente ahora Mi Corazón vivo, que pulsa interiormente cerca de tus oídos. Este es el Corazón que ha padecido por el mundo y por la humanidad.
Es el Corazón que ha derramado Su Sangre por las almas para el perdón de las faltas y que aún lo sigue haciendo por todos sus compañeros y por sus enemigos.
Pero hoy no pienses, amado Mío, qué es lo que estás sufriendo o lo que podrías sufrir. Piensa en Mí, únete a Mi Consciencia y siente Mi abrazo paternal, porque Yo cuido de todas Mis ovejas, una a una, y nunca Me olvido de nadie.
Entrégate a Mí, y ríndete, como tantas veces te lo pido.
No temas por lo que vendrá sino por lo que no está sucediendo en tu vida.
Ahora, refugia tu alma debajo de los Rayos de Mi Corazón y siente el soplo del Espíritu actuando en cada momento, en cada respiración, así como en cada palabra.
Yo puedo restaurar todas las cosas. Yo puedo suplir todas las cosas, porque no soy Yo quien lo hace, es Mi Padre que está en los Cielos, es Él quien obra, quien realiza y quien manifiesta la Voluntad Superior.
Deja para atrás lo que no comprendes, lo que no aceptas o lo que no entiendes.
Confía en este Amor que Yo te estoy donando, porque es un Amor que debe realizarse en ti para que el Plan de Dios se realice en la Tierra.
Recuéstate como Juan, el apóstol, sobre Mi Pecho y siente los dolores y las agonías de tu Señor, en el silencio y en la calma.
Dios no ofrece sufrimiento a las almas, son las almas que buscan el sufrimiento, porque en el Reino de los Cielos, desde donde hoy provengo, no existe el dolor ni la culpa. Alégrate por estar recostando tu cabeza sobre el Pecho de tu Maestro.
Sé que no lo comprenderás todo de una sola vez, pero eso no importa para tu Señor. Lo que importa es que lo vivas plenamente, unido a Mí, en espíritu y en esencia.
No confirmes tus pecados, no afirmes tus errores, eleva tu corazón y colócalo dentro del Mío, para que Yo lo pueda transformar y pulir como las manos del alfarero. Y así estarás en perfecta libertad y en profunda calma y de la noche a la mañana no sabrás qué es lo que te ha sucedido, porque todo se habrá transformado tal cual Yo lo he pensado, según los designios de Dios.
Recibe el Amor de Mi Corazón como un bálsamo y ríndete. Mi Corazón no te hará mal, Mi Corazón no te hará daño. Mi Amor es bien y es pacificación para las almas.
Sírvete de todo lo que Yo te puedo donar y confía, porque todo está marcado, todo tiene su hora y su tiempo.
Así como tú estás hoy sobre Mi Pecho sintiendo el fuego de Mi Corazón y la suavidad de Mi Alma, la acción de Mi Divinidad y de Mi Espíritu, quisiera que muchos más imitaran este ejemplo de unión con el Señor.
Calma tu corazón de toda angustia y acepta lo que te entrego, porque todo tiene un fin mayor y un propósito que aún estarás por descubrir, algún día.
Deja para atrás lo que has padecido, lo que no has entendido, sumérgete en el océano de Mi Luz y todo se disipará, porque quien confía en su Maestro, confía en Dios, Todopoderoso. Y su vida, día a día, paso a paso, con esfuerzo y sacrificio, se volverá libre.
Yo quiero de tu alma un nuevo ser que sea parte de una Nueva Humanidad, consciente y despierta, responsable y digna con la Creación.
Hay tantos tesoros en el Cielo, querida alma, que tengo para revelar; Mis Manos están llenas de designios y aún no los puedo derramar sobre el mundo porque no encuentro lugar ni refugio en la humanidad entera.
Pero si tú, valiente Mío, hoy das el paso por muchos más, algún día muchos más reconocerán Mi Nombre y Mi Gloria, y la harán digna en sus vidas para que así triunfe el Amor de Dios.
Ahora, abrázame y siente el calor de Mi Espíritu, siente la protección de Mis Brazos y la respiración de Mi Cuerpo como un soplo renovador que a todo santifica y que a todo renueva.
No hay nada que se pueda perder. Todo es transformado según Mi Voluntad.
Conviértete en una de las santas mujeres de Jerusalén, o tan semejante al apóstol Juan, en total entrega y abnegación.
Todo lo que vives, alma Mía, tiene un motivo y un significado para Dios, no hay nada que esté fuera de lugar, todo tiene un sentido y un tiempo para realizarse. Sea en el bien, o lejos de él.
Pero Yo quiero que hoy sientas el latir de Mi Corazón manso, de un Amor inexplicable y redentor, que ansía por las almas buenas y dignas, que cumplan la Voluntad de Dios en este tiempo de difíciles pruebas.
Abrázame fuerte y siente Mi consuelo que es intransferible e inmediato. Deja que Yo te nutra con Mi Paz y con la llama de Mi Fe, que es la que me trae al mundo para buscar a los que he llamado por su nombre para que Me acompañaran en esta era y en este ciclo, en donde el mundo vivirá su mayor desafío de todos los tiempos y de todas las eras. No podré decirles lo contrario.
Almas Mías, es hora de vivir Mi Plan y de no esperar más tiempo.
A veces su Señor y Maestro necesita sentir el calor del amor de Sus hijos para poder seguir adelante. Por más que Yo esté en el Cielo no significa que no sienta como un ser humano, porque como ser humano estuve entre ustedes, para que me pudieran vivir y comprender.
Así estarán abrazando a su Padre Celestial, que también necesita de consuelo, al ver las ofensas y los agravios del mundo.
¡Cuánto el Amor puede hacer en los corazones que se deciden a vivirlo plenamente, el Amor que viene de lo alto y que puede brotar de los corazones haciendo nacer Nuevos Cristos!
Quiero que hoy Me ofrezcan su abrazo porque lo necesito, así como ustedes necesitan de Mí para seguir caminando por este sendero, el más difícil de todos los tiempos, el que ninguna otra humanidad vivió, en ninguna otra época.
Ustedes vinieron aquí, almas Mías, por un propósito y un designio mayor que conocerán algún día.
Pero hoy no necesito que comprendan Mis misterios, sino que sientan la agonía de su Señor y el pedido de consuelo a los corazones valientes.
Ahora, siente cómo Yo te cubro con Mi Manto, aquel manto que fue rasgado por las manos de Mis enemigos durante la Pasión y que cubrió Mi Cuerpo llagado de heridas y de ofensas.
Estas son las Llagas que Yo vivo por el mundo y quiero compartirlas con Mis servidores, con los que se han dispuesto a seguirme incondicionalmente.
Yo quiero ofrecerles Mis sacrificios y Mis dolores, porque quien padece con su Señor, padece con Dios, y el Amor que nunca acaba, todo lo transforma, hasta lo más impenetrable. Que Mis Llagas sean motivo de su santificación, de su persistencia y de su renuncia.
Porque Yo tengo un plan precioso para cada uno de Mis servidores que debe cumplirse en esta hora aguda del planeta, en donde todo se precipita, hora tras hora.
Por eso consagro hijas e hijos, para tener ejércitos sobre la Tierra que estén firmes en Mí, a pesar de lo que suceda.
No tengo nada más para dar, solo el Amor de Mi Corazón, que es el que Me ha traído hasta aquí, a través de los tiempos y de las generaciones.
Amor que testimonia la presencia del Cuerpo y de la Sangre de Cristo para la reparación de las faltas y de todos los cometidos que no están en la Ley de Dios. Les vuelvo a decir, almas Mías, que necesito aún más de sus corazones abiertos para que Yo pueda ingresar con Mi Consciencia en los recintos más profundos de sus almas, en donde el Reino de Dios debe realizarse, para que el mundo y la humanidad aún existan.
Por eso en este miércoles santo de recogimiento y oración, no solo les pido sus oraciones, sino también su abrazo, para que el espíritu consolador pueda estar presente y las almas se animen a decir ‘sí’, cada día más.
Hoy les traigo el momento más sagrado de Mi vida, que fue la antesala de la última Cena. Les vengo a hablar con el mismo amor con el cual Me dirigí a Mi santa Madre y a las mujeres de Jerusalén, así como a Mis apóstoles. Es este Amor irrestricto e infinito el que nunca acaba, porque parte y nace de la Fuente de Dios para Sus criaturas.
Ustedes necesitan, finalmente, ser como Yo y superarme, porque Yo vengo aquí para que hagan cosas más grandes que las que Yo hice algún día. Eso demostrará ante el Universo que es posible una Nueva Humanidad, que estará arrepentida y pedirá perdón por todo lo realizado, que no tendrá vergüenza de confesar sus faltas y estará abierta a recibir la Misericordia de Dios, que es inextinguible y eterna.
Quiero que vivan en el gozo de Mi Amor Celestial y tú, pequeña alma, que estás aprendiendo a amarme, no lo dejes de hacer. Anímate a cruzar los umbrales de la resistencia humana, porque Yo te ayudaré a ser verdaderamente libre de ti para siempre.
No dejes de sentir el Amor que hoy emana Mi Corazón y vivifícalo como si fuera la última vez, porque lo que Yo vengo a dar hoy no podré darlo nuevamente; ya se está cumpliendo el tiempo y la hora definitiva se aproxima.
No quiero coronarte con flores, sino con espinas, para que Me puedas superar en el Amor, sabiendo que el ser humano es un ser impredecible en todo este Universo, así como Yo lo fui, testimoniando Mi Pasión, Muerte y Resurrección.
Yo ofrezco la gloria y el honor para los que se han decidido estar a Mi lado, pero también ofrezco Mi dolor y Mi agonía para los que se han confirmado ante Mí en esta tarde de Gracia eterna.
Y ahora, devuelvo tu alma al centro de tu ser, en donde existe el Templo sagrado del Amor, que siempre debe estar encendido por la luz del Espíritu Santo.
Y Mi Corazón se recoge para ofrecerse nuevamente a otras almas en el mundo, que también Me necesitan.
Benditos sean los que recibieron Mis Palabras con gratitud, porque lo comprenderán todo en el próximo tiempo. Y cuando Yo ya no este aquí entre ustedes, en poco tiempo, conocerán profundamente todo lo que he querido hacer en este lugar y en esta casa, y principalmente, en ustedes.
Porque deberé aparecer en otros lugares del mundo que también Me necesitan, que también tienen sed de Mi Palabra y de Mi Verbo y sobre todo, del Amor de Dios.
Con esa solemnidad que intento construir en sus corazones a través de este encuentro, quiero que hoy se dignifiquen ante Nuestro Padre Celestial, asumiendo este compromiso Conmigo hasta el fin de los días, sabiendo que todo lo que vivirán será una gran escuela para el alma y el espíritu.
Solo necesito que den su amor al mundo, no importando quién sea, no importando su creencia o religión, su pobreza o su riqueza, su enfermedad o su salud.
Quiero que amen como Yo los amo, porque la prueba que llega al mundo será muy dura. Y no todos soportarán ese momento. Por eso, los fortalezco en este tiempo y por medio de Mi servicio incondicional a las almas les doy Mi Cuerpo y Mi Sangre para que puedan sobrevivir, así como su Maestro sobrevivió en cada paso de la Cruz, y de Su Agonía.
No es hora de estar divididos, distanciados ni indiferentes. Coloquen sus corazones dentro del Mío y todo pasará. Porque lo que Yo deseo del mundo es muy grande y eso podrá suceder cuando retorne por segunda vez. Ofrezcamos entonces, almas Mías, este momento a nuestro Dios Todopoderoso, El que ha permitido nuevamente, en este día, esta Gracia espiritual para un mundo infiel. Pero el Amor siempre superará todas estas cosas. Todo será cumplido como Dios lo ha pensado.
Incienso.
Nos podemos poner de pie para la bendición de estos elementos.
Yo los llamé aquí porque nunca Me olvidé de ustedes y porque todo tiene un tiempo para Dios y para el Universo (*)
Al igual que estos elementos sagrados que están a los pies de su Maestro y Señor, hoy también ofreceré sus consciencias a Dios para que Él pueda cumplir Sus designios en ustedes.
El Señor Todopoderoso, nuestro Padre Eterno que está en los Cielos, bendiga con Su más infinita Luz y Sabiduría.
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Gracias por abrazarme de verdad.
Hoy he escogido una canción que testimonia la Obra de la Madre Celestial, de cómo cada alma de esta Tierra, al igual que María Santísima, puede responder al llamado de Dios cuando Él lo realiza.
Hoy escogí voces tan complementarias, una de la otra, para que puedan ofrecer a Mi Corazón esta respuesta de las almas, este ofrecimiento que los corazones han realizado a Mi Espíritu.
(*) Cristo llama dos personas al palco.
Vengo aquí por un pueblo que Me ama, que Me escucha, que Me invoca y que Me suplica.
Vengo aquí por esta tierra para poder curarla, para que de ella pueda resurgir una Nueva Humanidad.
Vengo aquí por el amor de los corazones que se expresan a Dios con simplicidad y humildad. Eso es lo que me hace venir aquí, queridos hijos, que haya escogido llegar aquí dentro de esta obra de peregrinación y de este propósito que Dios Me ha colocado como parte de Sus sagrados designios.
Hoy vengo aquí, queridos hijos, para colocar entre Mis Brazos a cada uno de ustedes; para que sientan la dulzura de Mi Amor, el fuego de Mi Corazón y la Luz de Mi Espíritu que viene a curar a las almas del pasado, a cicatrizar los errores, a disolver las penas y todos los sufrimientos que hayan podido vivir algún día.
Hoy escucho la voz de sus oraciones en pleno gozo, en eterno júbilo, porque hoy están abriendo la puerta a su Madre Celeste para que Ella no solo esté aquí, entre ustedes, sino también con todo el país y con todos los Andes, que tanto necesitan de la ayuda de Dios.
Quisiera que después de este día, queridos hijos, sus vidas ingresaran en el camino del apostolado y de la oración, y que este primer impulso que sus almas recibirán en su consagración, sea el motivo para dar nuevos pasos en la concreción del Plan de Dios sobre la Tierra, para que sus almas sean algún día, los soles de la Nueva Humanidad.
Hoy comienza un nuevo camino en sus vidas, queridos hijos. Sus caminos son enderezados para que en algún momento se encuentren con el Señor Jesucristo, porque Él es el precursor de todas las cosas. Él es el gran Mensajero de Dios que envía a Su sierva y discípula para entregarles la Palabra de Vida por medio de Su manantial de Misericordia y de Amor.
Quisiera que supieran, queridos hijos, que hoy sus pasos son iluminados en el amor y en la verdad, para que muchas, muchas almas más, que en estos tiempos desesperan y viven en la oscuridad, puedan encontrar la luz, la luz de sus corazones.
Yo vengo a animarlos, queridos hijos, a ser caritativos; a vivir la vida de servicio por el semejante, para que su nación y su pueblo puedan recibir una gran expiación universal, y sobre todo, la restauración de la consciencia de esta nación. Para que los nuevos códigos divinos ingresen en sus esencias, en sus corazones y en sus vidas; y todo, todo, se pueda recrear tan solo dando sus pasos en el camino del amor, de la oración y del servicio.
Los invito, queridos hijos, a ser parte de la Obra de Dios; no solo viviendo todos los días la comunión con Cristo por medio de la Sagrada Eucaristía, no solo a través de la confesión, de la oración o del ayuno, sino también a través de su entrega ardiente, de la misma forma como hoy se entregaron a Mi Inmaculado Corazón.
Quisiera que todos estos impulsos espirituales que hoy les traigo desde el cielo, permanecieran vivos en sus vidas por mucho tiempo más, porque en verdad, queridos hijos, los necesitarán para llevar adelante el Plan de Retorno de Cristo a la Tierra.
Hoy vengo a traerles, queridos hijos, las nuevas Voluntades de Dios; es decir, los nuevos designios que brotan de Su Corazón Misericordioso para cada uno de Sus hijos, los que hoy, especialmente, Él derrama con tanto Amor y tanta Misericordia por medio de Mi Inmaculado Corazón, como una puerta hacia la Redención.
Sé que el mundo y sus vidas necesitan cura. Conozco profundamente todas las necesidades de Mis hijos y especialmente las de Mis hijos del Perú; pero si cumplen Mis pedidos y siguen obedientemente Mis pasos por el camino del amor y del servicio, les aseguro, queridos hijos, que no solo sus vidas se transformarán y sus cuerpos se curarán, sino que también miles de almas más, que en esta nación aún esperan despertar, recibirán la misma Gracia que hoy reciben sus corazones y se sentirán motivadas, a pesar del fin de los tiempos, a decir ‘sí’ al Plan de Dios.
Ustedes son un pueblo sagrado, y podría decir, bendito en su origen. Les vuelvo a recordar, queridos hijos, la importancia de recuperar los valores para la vida de esta humanidad, para que los Sagrados Dones de Dios permeen sus consciencias, más allá de sus vidas, a todos sus hermanos que también necesitan del Sagrado Espíritu de Dios para encontrar el Camino de la Luz.
Hoy también quería agradecerles, queridos hijos, porque su pueblo, a pesar de sus necesidades y pruebas, ha acogido a los que emigran a este país buscando una oportunidad y una nueva esperanza, y sobre todo la paz, que también debe instalarse en este pueblo y en esta nación. Si en verdad siguen orando de corazón todos los días, Yo podré cumplir con la promesa que he hecho a Dios, de despertar aquí a nuevos soles que iluminen esta humanidad y estos tiempos de tribulación.
Si se unen en grupos de oración será más fluido, queridos hijos; se concretará el Plan de Dios, no solo en esta nación sino también en las Américas, en donde gran parte de esta raza también espera por su despertar.
En este tiempo vengo peregrinando por las Américas para despertar la raza a los designios de Dios, a la Sagrada Voluntad que está escrita en el Corazón del Padre y que debe hacerse realidad en sus corazones.
Si oran junto a Mí en este tiempo, queridos hijos, permitirán que Yo pueda retornar al Perú por segunda vez. Cumpliré Mis promesas cuando vea sus corazones encendidos por el fuego de la oración y del servicio, de la caridad y del bien, para que en esta Tierra Sagrada se vuelvan a gestar los principios de una Nueva Humanidad; una Nueva Humanidad que comenzará dentro de ustedes para que finalmente, emerja en esta superficie.
Hoy vengo como el Sagrado Sol del Universo para encender sus esencias, para que recuerden su origen y su principio, para que recuerden el comienzo de su existencia y los primeros pasos de su evolución. Eso los hará fuertes. Porque la oración los hará fuertes, para poder llevar adelante Mis Pedidos, y poder consagrar finalmente a este pueblo y a esta nación a Mi Inmaculado Corazón. Así,Yo podré contar con sus manos y sus brazos para llevar adelante la Obra de Redención en esta parte de la humanidad.
Alégrense, queridos hijos, porque están reencontrando el camino hacia Dios. Su perseverancia y su fe han permitido este acontecimiento y hoy se vuelve a escribir una nueva historia para el Perú, que comienza a surgir en el universo interior de cada ser.
Y ahora, Mis Palabras son Soplo del Espíritu, Llama que enciende la llama en sus corazones para que vivifiquen el Plan de Dios y lo lleven adelante, en estos tiempos críticos, en donde es urgente la Paz, la fraternidad y la hermandad entre las consciencias.
Hoy, quisiera hacer una consagración especial ante todos sus Sagrados Soles; aquel Sol interior que siempre debe brillar, que debe tener la fuerza interior para superar obstáculos, pruebas y tinieblas; que debe estar en lo más alto del Universo para hacer brillar el Propósito de Dios mediante la conversión y la redención de sus vidas.
Que hoy se acerquen aquí los que se consagrarán, para que su Madre Celeste los pueda bendecir por medio del Fuego Divino del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Agua para bendecir.
“Señor del Universo: Bendice este elemento que has creado como emanación purísima de Tu Sagrado Corazón, a fin de que bendiga a las almas con el Soplo y con el Fuego de Tu Espíritu, con la vivencia verdadera del Amor en el corazón de los hombres de este planeta.
Que Tu Luz descienda, como Códigos de Luz, como estrellas radiantes que hacen vivificar en las almas el Divino Propósito. Amén”.
Mientras escuchan el himno de su consagración, que sus corazones se eleven a lo alto para ser bendecidos, acogidos y recibidos en los Brazos del Padre Creador.
Que sus soles internos se enciendan. Que la llama viva de la devoción despierte y que la cura de sus espíritus se establezca como portal para una Nueva Humanidad.
Que esta consagración represente el nuevo tiempo, la nueva unidad, la eterna alianza entre sus almas y Dios, en la que nada estará separado.
Queridos hijos, en esta noche sagrada, en este día bendito en el que Dios se une a sus corazones y el Hijo Divino se une a sus esencias, su Madre Celestial y Universal les entrega la faz que une a todos los pueblos, a todas las religiones y a todas las culturas. Que hoy su pueblo y su país sea protegido y bendecido por el Sagrado Manto de la Señora de Guadalupe, a fin de que se cumpla el Propósito de Dios para esta nación. Amén.
Hoy les entrego esta imagen, para que como peregrina de su pueblo, muchas más consciencias puedan vivir esta unión interna con Dios por medio de Nuestra Señora de Guadalupe, Madre de los pueblos originarios y de todas las culturas de esta tierra.
Que esta imagen visite a los que más la necesitan y que siempre esté presente en sus momentos de oración, como nuevo grupo de oración.
Hoy les dejo aquí el testimonio de Mi Luz, de Mi Amor y de Mi Gracia para cada uno de ustedes. Por este fin, Consagro a Perú a Mi Inmaculado Corazón. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Escucho a las voces que se elevan a Dios para establecer esta Divina Consagración al Inmaculado Corazón de María.
Agradezco a Perú, a su pueblo y a su cultura por haber respondido a Mi Llamado.
Los amo, y les agradezco.
Respira, ¡oh alma!, los aires de una nueva vida, de un nuevo mundo, de un nuevo ser. No detengas tus pies en los escalones de las dificultades humanas; no detengas tu corazón en las cosas del mundo.
Respira, ¡oh alma!, los aires de una nueva vida. De vez en cuando, contempla el Infinito y no te olvides de donde verdaderamente proviene tu corazón. No dejes que el Padre, tu Creador, observe al mundo sin encontrar una sola mirada que corresponda a la Suya. Mira hacia el Cielo, mira en los Ojos de Dios y deja que Su Silencio disuelva la pequeñez de tus conflictos y de tus dificultades.
Fuiste llamada para una misión mayor, por menor que seas, alma amada. Eres una parte pequeña de un Corazón Infinito y ese Corazón necesita del tuyo para estar completo y pleno nuevamente.
Respira, alma pequeña, los aires de la nueva vida. No dejes enredada a tu pobre mente apenas en las cosas de la Tierra, sino que ella también encuentre las Verdades del Cielo.
No necesitas mucho para encontrar a Dios. Cierra tus ojos y contémplalo dentro de ti, en lo profundo de esa esencia que te hace semejante a tu Dios y Señor, al Creador de todas las cosas. Busca, más que a las cosas del mundo, el misterio de tu propia esencia y encuentra, allí, la Mirada de Dios.
El mundo ya está distraído lo suficiente. No seas un alma más en las distracciones de la Tierra. Sé, alma amada, un puente hacia Dios, con el simple hecho de tener fe en que Él está en tu interior y que con solo mirar hacia adentro encontrarás la Mirada Divina y Celestial de tu Padre Santísimo.
No quieras recorrer largos e interminables caminos. No imagines aventuras ficticias, llenas de vanas diversiones y de curiosidades humanas. El mayor misterio de toda la Existencia se guarda dentro de ti y basta estar sola, mirar hacia adentro y decir: "Aquí estoy, Señor".
Conversa, entonces, sinceramente con tu Padre y Dios, o solo deja que tu mirada encuentre a Sus Divinos Ojos y quédate allí compartiendo el Silencio Divino por un instante; porque Yo te digo, alma Mía: forjarán espadas, escudos y grandes armaduras, desarrollarán armas y bombas, emprenderán batallas y guerras, incentivarán el miedo y amenazarán la Vida; pero Ella, que habita en tu esencia, jamás se extinguirá.
Únete al Padre en tu interior y nada te derribará, pues aunque tu cuerpo caiga por tierra, tu corazón será eterno como Aquel que te creó, y se elevará a lo más alto de los Cielos anunciándole a la Creación la eternidad y el triunfo del Amor que nació en ti, tan solo por ser verdadera y por unirte al Padre en tu corazón, alma pequeña.
Te dejo Mi bendición y Mi paz.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Recibe en esta hora toda la Fuerza y el Amor de Dios, para poder superar las pruebas, las definiciones y los imprevistos.
Recibe en esta hora toda la Confianza y la Gracia de Dios, para poder llevar adelante Su Plan, en un mundo de caos y de abismos.
Recibe en esta hora toda la Fe y la Sabiduría de Dios, para poder concretar, paso a paso, los Divinos Designios y hacer de cada momento una oportunidad de redención.
Recibe en esta hora toda la Inteligencia y la Ciencia de Dios, para poder manifestar, en cada etapa, la Voluntad del Creador y así permitir que cientos de almas sean beneficiadas por esa acción de servicio y de caridad.
Recibe en esta hora toda la Vida y la Regeneración de Dios, para poder expresar la cura espiritual e interna que esta raza tanto necesita.
Recibe en esta hora toda la Misericordia y la Paz de Dios, para poder reunir a los autoconvocados de diferentes escuelas, experiencias y caminos y así manifestar el nuevo rebaño del Señor en estos tiempos de definición.
Recibe en esta hora la Unidad y la Fraternidad de Dios, para que se pueda llevar adelante el Plan de Redención para este mundo y para toda la humanidad, a fin de que se viva el Amor superior y la unión interna y definitiva con la Consciencia del Padre.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice y los protege siempre,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Fiesta de San Juan Bautista
Queridos hijos:
Que la humanidad renueve, en este día, su bautismo espiritual y no sus costumbres.
Que en la Fiesta de San Juan, las almas recuerden el mensaje de ese santo hombre, primo de Jesús.
Que todos retornen al Reino de Dios, que está muy olvidado.
Que la mayoría de las almas se vuelva a unir a Dios y no a todo lo que se vive y promueve en la superficie de este mundo.
Que en el día festivo de San Juan, las consciencias de este planeta celebren el Sacramento que él trajo para el mundo: la posibilidad de ser renovado por el Padre, por el Hijo y por el Espíritu Santo.
Que en este día no sólo recuerden su bautismo, concedido por el sacerdote a través del agua, sino que también recuerden la bendición espiritual concedida por el Santo Espíritu.
En verdad, el propósito de la fiesta de San Juan, como la de otros santos, fue desvirtuado por Mi adversario; él consiguió llevar la atención de todas las almas hacia algo exterior, mediocre y superficial.
En cambio, en este día, San Juan trae el mensaje de que, a cada nuevo año, las almas se pueden renovar en la fe, recordando el Sacramento de su bautismo y confirmándose ante Dios y ante Su Divina Voluntad.
El bautismo es la bendición que el alma recibe, directamente de la Fuente de la Gracia y de la Misericordia, que permite liberarla de las manchas y de todos los pecados.
La finalidad de la Fiesta de San Juan era que las almas que comulgaran en este día, pudieran renovar su bautismo a través de un acto de fe y de unión con Cristo.
Hoy en día, esta intención está lejos de la atención de las almas y, muchas de ellas, en vez de renovarse, se condenan al Purgatorio sin siquiera percibirlo.
Por eso, su Madre, la Reina de la Paz, un 24 de junio de 1981, descendió en Medjugorje en la Fiesta de San Juan para intentar revertir esta costumbre humana que, hasta los días de hoy, y después de 35 años de Apariciones, sigue llevando a muchas almas al precipicio.
En las manos de cada alma está su elección.
Su Madre, la Reina de la Paz, llegó a Medjugorje para volver a unir a un pueblo que quedó destruido y separado por la guerra.
Mi Hijo pidió que, en la Fiesta de Su primo San Juan, Su Madre Celeste apareciera para recordarle al mundo el tiempo que aún tiene para retornar al Corazón de Dios y dejar de ofenderlo.
Después de 35 años en Medjugorje y de casi 10 años presente en Sudamérica, la Madre de Dios llega para advertir a Sus hijos que es urgente convertirse y rendirse lo antes posible al Amor de Dios, para no perder la paz interior cuando el mundo se purifique violentamente.
Así, la Reina de la Paz hoy desciende para confirmar un año más Su Presencia maternal y amorosa, entre Sus hijos que la aman y que la invocan.
El Padre Celestial espera que, lo antes posible, todos miren en su interior para percibir cuán urgente es un cambio en la humanidad, antes de que se abra la puerta definitiva a la Santa y Divina Justicia.
Hoy, en la Fiesta de San Juan, su Madre Celestial llega para despertar del sueño terrestre y del hipnotismo a cuantos corazones están lejos del Reino de Dios y que caminan hacia el sufrimiento.
Por obra de la Gracia, la Reina de la Paz hoy invita a todos Sus hijos a que renueven su bautismo y que así lo hagan también por los que ya no recuerdan esa bendición espiritual.
En este día de oración por la paz en las naciones, recordemos la llegada de María, Reina de la Paz, a Medjugorje, para que la consciencia humana sea elevada y purificada.
Su Madre Celeste retorna a Barcelona, porque aquí existe un camino abierto para comenzar a vivir ese cambio que Dios tanto espera ver manifestado en la humanidad.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Los bendice, renovando el Sacramento del Bautismo,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Con Mi Corona de doce Estrellas iluminada, vengo a reencender el compromiso de ustedes con el Padre Celestial.
Con Mi Corona de doce Estrellas iluminada, vengo a encender los atributos que formarán parte de la Nueva Humanidad.
Con Mi Corona de doce Estrellas iluminada, vengo a sustituir los códigos viejos por códigos nuevos.
Con Mi Corona de doce Estrellas iluminada, vengo a intercambiar las faltas por Gracias extraordinarias.
Con Mi Corona de doce Estrellas iluminada, vengo a retirar de los abismos a los que esperan por liberación.
Con Mi Corona de doce Estrellas iluminada, vengo a establecer un tiempo más de paz interior.
Con Mi Corona de doce Estrellas iluminada, vengo a derramar sobre el mundo los Dones de Dios.
Con Mi Corona de doce Estrellas iluminada, vengo a reunir finalmente a las doce tribus de Israel.
Con Mi Corona de doce Estrellas, enciendo los Espejos Sublimes a fin de que la raza sea transmutada.
Con Mi Corona de doce estrellas, le ofrezco al Padre las oraciones de Mis hijos y, así, Él Me concede una expiación espiritual para aquellos que no la merecen.
Con Mi Corona de doce Estrellas, le traigo al mundo la Misericordia de Dios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado con perseverancia!
Los ama,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Oremos.
"Escucha Padre la voz de Tus criaturas, de todos los seres de buena voluntad y de bien.
Escucha Padre la voz de Tus hijos, de todos los que guardan Tu Divina Esperanza; de todos los que aspiran a encontrar Tu Voluntad, Tu Amor y Tu Gracia.
Padre amado, desciende ahora sobre Tus criaturas; que todo sea permeado por Tu Luz, para que el sufrimiento se transforme en alegría; para que el error se transforme en liberación; para que los pecados se transformen en salvación y todos encuentren el Gran Portal hacia Tu Paz.
¡Oh, Padre amado!, hoy Me postro ante Ti, en la compañía luminosa de San Francisco, porque Él Me ha pedido que orara por la humanidad. Y hoy Me uno a Su Corazón santo que demostró, en tiempos pasados, el amor por la Creación y la vida. Y así, que cada esencia sea restaurada por Tu Amor. Que se desvanezcan las injurias. Que resplandezca Tu Misericordia y que se abran los corazones que están cerrados a la esencia de Tu Divino Amor.
¡Oh, Padre amado!, cuánto has dado Tú por todas Tus criaturas. Cuánto Te has donado por cada esencia creada. Cuánto, Tú, Padre, has manifestado a través de los Reinos de la Naturaleza. Que el Reino Mineral sea acogido por el corazón humano. Que el Reino Vegetal sea alabado por los hombres de la superficie de la Tierra. Que el Reino Animal sea rescatado y curado por las manos que se donan para servirlo incondicionalmente.
Que ya nadie más muera sobre esta Tierra. Que ya nadie más sufra la indiferencia. Que ya nadie más pierda la oportunidad de amar y de encontrar Tu Reino, Tu Reino Celestial.
Que todo el mal generado entre los pueblos, entre las naciones y en los Reinos de la Naturaleza, sea restaurado por Tu infinita Misericordia.
Que se abran los ojos, Señor, de los que aún no Te quieren ver. Que se abran los corazones que se distanciaron de Ti por las acciones de los hombres, en todas las religiones. Que ya no existan intermediarios, que todos puedan ser Tus verdaderos instrumentos de Paz.
¡Oh, Señor amado!, Padre de la Creación y de la hermosura, haz descender Tus estrellas de Gloria sobre la humanidad perdida.
Hoy Mi Corazón derrama la Sangre de Su Amor para que todo sea lavado, purificado y se vuelva digno para así encontrar Tu Amor.
¡Oh, Padre de los Universos!, que las almas puedan mirar a los cielos, a las estrellas, al Sol y a la Luna, para contemplar la Luz de Tu Amor. Que cada corazón sienta como Tú, Padre del Amor, todo lo renuevas, todo lo regeneras, todo lo transformas, porque todo a Ti Te pertenece, Padre, en el Cielo y en la Tierra, en el firmamento como en la tierra, en los océanos, en los continentes, en todo lo que Tú has creado, siempre a Ti pertenecerá.
Y así, aparta, Señor, a Tus criaturas de las influencias del mal. Que esta raza, que está a las puertas de su gran definición, no pierda la unión con Tu Esencia.
Hoy, San Francisco, Tu hijo, y Tu esposa, Santa Clara, Te imploran, amado Señor, por una Gracia mayor, incomprensible e inconcebible para los hombres de superficie. Pero Tú, Señor, que lo puedes todo, Tú que eres la misma Voluntad que expresó el amor, la grandeza y la Creación, concibe en Tus criaturas el principio de Tu Compasión, para que las almas encuentren el camino de salida hacia la Redención.
Hoy, con San Francisco y Santa Clara, elevo a las estrellas caídas, que cayeron en los abismos, que apagaron su luz interior y que perdieron la llama de Tu Fe. Derramo y coloco esas estrellas sobre el manto de Tu Madre, porque Ella es Quien concibe la vida, la gracia y la oportunidad para todos Tus seres, en Su purísimo y divino vientre. Ella es Quien gesta en Sí la nueva humanidad. Ella es Quien concede la Misericordia de Tu Corazón para que Tus criaturas contemplen Tu Santa Faz.
Es así que con San Francisco y Santa Clara, rodeados por Tu omnipresencia y omnipotencia, Te pedimos a Ti, Señor Altísimo, que separes, que apartes y que distancies a la humanidad del Rayo de Tu Justicia, porque Tú, Padre, Me has enviado para que Tus hijos, que son imperfectos, imitaran Mi camino con el fin de manifestar los Nuevos Cristos.
Hoy vengo aquí, a esta tierra de Asís, para reconsagrarla a Tu Creación, a la hermana Pobreza, a la hermana Humildad, al hermano Sol y a la hermana Luna, como a todo lo que existe en Tus universos mayores.
Que todo sea iluminado por Tu bondadosa Mano. Que Tú, Padre, Amor puro e infinito, señales a Tus hijos con la cruz de la libertad vivida por Tu Unigénito, cargada por Mis Espaldas para la redención de la humanidad.
Que los Reinos de la Naturaleza sean alabados. Que todo el mal generado por la ignorancia de Tus hijos en los Reinos de Tu Creación, sea disipado para que encarne en todos Tu Amor y Tu Compasión.
Hoy le pedimos al hermano Sol, que no deje de brillar en este mundo; que sus rayos penetren en lo más profundo de los corazones más endurecidos. Que la hermana Luna ilumine los caminos de tribulación que muchos hoy viven en estos tiempos, para que todos puedan contemplar cuán grande es Tu Amor, escrito en el firmamento, en las estrellas, en todo el Universo.
Hoy con San Francisco y Santa Clara, unidos en la Santísima Trinidad, Te ofrecemos, Señor, esta oración como súplica de los que aman Tu Creación, Tus Reinos creados a imagen y semejanza, tesoros de Tu infinito Amor.
Ofrecemos Señor, esta comunión con la vida, con la vida eterna, con lo que es real, vivo y resplandeciente.
Que todos sientan Tu Presencia. Que todos despierten al universo de Tu Paz, de Tu Unidad, para siempre".
Ofrezcamos, por los Reinos que no son contemplados, en presencia de San Francisco y Santa Clara, este cántico que ahora están tocando, que es una oración de aquellos que son verdaderos hijos de Dios y que aman a la Creación y a los Reinos de la Naturaleza.
Hoy Mi Corazón se abrirá como tabernáculo para recibir de todas las criaturas esta oración, desde cualquier parte del mundo, desde cualquier corazón que se una en este momento, al Amor del Creador.
Coloco Mi Mano izquierda sobre el Corazón, elevo Mi Mano derecha sobre el mundo para bendecirlo con todo el Amor de Dios y así, recibo de sus voces la súplica de esta oración.
Los escucho.
Que en el Cuerpo y en la Sangre encuentren el fruto de su salvación y que ese fruto, basado en el Amor, en la Unidad y en la Misericordia de Dios, llegue a todas las almas del mundo.
Que así sea.
Y ahora pidan interiormente a San Francisco y a Santa Clara lo que ustedes necesitan y todo lo que necesitan sus hermanos más que ustedes mismos. Pidan con sinceridad, que estos santos recibirán en Sus corazones sus súplicas. Pidan, y todo será realizado. Pidan por la humanidad. Pidan por los Reinos de la Naturaleza, gravemente ofendidos por esta raza de superficie. Pidan que se pueda concebir el amor, el perdón y la reconciliación entre la Creación y los hombres, para que así se establezcan los mil años de paz.
Coloquen sus manos en señal de oración.
Oraremos el Padre Nuestro lentamente, como si lo pronunciaran por primera vez, para que Su Reino descienda y el mal sea extirpado de la humanidad.
Ahora lleven las manos sobre el corazón para que Yo los pueda bendecir por aquellos que no son bendecidos y que se olvidan que Mi Corazón es el gran tesoro del Amor infinito para toda la humanidad y para los Reinos de la Naturaleza.
Elevando Mi Mano derecha hacia lo Alto, en señal de bendición y de protección, Yo le concedo el perdón a los Reinos Menores ultrajados por esta humanidad de superficie e imploro al Santo Padre, Señor de las Alturas y de la Creación, que tenga Misericordia por aquellos que han caído y han lastimado Su Creación Divina.
Que la Luz, la Paz y el Bien reinen para siempre en los creyentes y en los que aspiran alcanzar, algún día, el Reino de Tu Amor. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Les agradezco por estar unidos a la Creación.
Mi Hijo ascendió desde el Monte de los Olivos hacia el Cielo y el Universo del Padre lo recibió en alabanza, gloria y regocijo.
El Hijo de Dios retornó a Su Casa Celestial con la misión cumplida y prometió regresar a la humanidad en el fin de los tiempos. La Casa Celestial se iluminó por la Presencia del Redentor y una Cruz de oro fue colocada a la derecha de Nuestro Señor.
El Padre recibió de Su Hijo el más cálido afecto que inundó cada espacio divino, tornándolo más sublime y fraterno entre los ángeles y los arcángeles.
El Hijo de Dios fue coronado y a los Pies de Su Padre recibió la bendición del universo y de toda la Creación.
En aquel momento, todo resplandeció y se reflejó en los universos. Una expansión de Amor se irradió hacia todo ser viviente y lo que antes estaba oscuro, espiritualmente, alcanzó la iluminación y la redención, porque el amado Hijo emanó, de Su Corazón noble, la divina e insondable Misericordia.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice siempre,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Después que Jesús entró en Jerusalén, el Padre envió cientos de ángeles al servicio de Su Primogénito para que lo acompañaran durante Su ingreso en el Templo, lugar en donde Nuestro Señor le demostraría a la humanidad, el nivel de consciencia y precariedad en la cual se encontraba.
Fue el Propósito de nuestro Padre Eterno que Jesús contara con la fuerza y el poder de cientos de ángeles para derribar las viejas estructuras espirituales de las consciencias humanas, que se manifestaban a través de los comercios y de los negocios.
Cuando Jesús entró al Templo y vio que la Casa de Su Padre Celestial estaba rodeada por bajas y mundanas energías, Su Corazón dio la orden de expulsar a todos los ídolos materialistas que eran venerados.
El Hijo del Padre quiso declararles a todos la existencia de un Único Dios, el Dios del Amor.
Con la entrada de Jesús en el Templo de Jerusalén, Mi amado Hijo sabía que, desde ese momento, Él sería repudiado por haber retirado la vida materialista y ambiciosa de la Casa de Su Padre y por haber expulsado a todos los que, a través del Templo, sacaban sus provechos y eran infieles.
Aquel día, el Señor ya sabía que Su hora se acercaba; mientras tanto, las santas mujeres estaban en Jerusalén a la espera del gran acontecimiento después de la Última Cena del Señor.
Los ángeles anunciaban, en sueños, a los simples de corazón, que la derrota del reino de las tinieblas estaba próxima porque el Primogénito entregaría Su Santa Vida por la liberación absoluta de la humanidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hoy Mi Iglesia Celestial está aquí y vine primero para sacramentarlos para que alcancen, al igual que Yo, la santidad.
Vean cuán importantes son, compañeros, los elementos sagrados en Mi Altar. Ellos son parte de Mi Iglesia Celestial extendida en los confines del universo, entre las dimensiones y en todos los planos de consciencia.
Esta es la verdadera Iglesia que Yo quiero que alcancen, porque ustedes pueden ser parte del pueblo de Dios y estar así dentro de Mi Iglesia Celestial. Cuán importantes son los elementos de Mi Iglesia Celestial, para que las almas puedan recibir las Gracias, la cura espiritual y fundamentalmente, la redención.
Hoy he sacramentado cuatro sacerdotes, en representación de muchos más que Me sirven a lo largo y ancho del mundo. Porque si el sacerdote no está unido a Mí con todo su corazón y su alma, la Iglesia Celestial no puede descender, ni aproximarse a las almas.
Estas cuatro almas, que hoy he sacramentado, representan a los pastores de Emaús, aquellos que confiaron en Mi Resurrección y que, en el último instante de sus vidas cuando sus consciencias despertaban, Me recibieron sin percibirlo y confirmaron en sí la confianza en Dios, en el Padre Eterno.
Hoy quiero extender esta Iglesia del universo para todos, porque es necesario que todos ingresen en ella para que, nuevamente, compañeros, sean bautizados, ungidos y bendecidos por el Espíritu Santo, que es el que reúne el valor de todos los sacramentos que son ofrecidos en este planeta.
Quiero que sientan dentro de Mi Iglesia a los ángeles de Dios que vienen a participar de este encuentro Conmigo. Abran sus corazones e ingresen en Mi Iglesia Celestial, para que puedan encontrarse con el Padre Celestial, en esta hora tan aguda del planeta, en la que muchas almas hacen sumergir a muchas otras en los abismos del error y del pecado.
Como Sacerdote Mayor, quiero que hoy todos se sientan sacramentados por Mi Espíritu, recordando que el principal Sacramento para sus vidas es la Eucaristía y que todo el valor que ustedes le puedan dar a ella representa, en estos tiempos, una fe incalculable.
Ahora, haré posar Mi Iglesia Celestial sobre sus almas. Quiero que se arrodillen y vayamos al encuentro de Mi Iglesia.
Vean a los ángeles descender del Cielo y traer en sus corazones la Gloria de Dios, para que esta sea expresada desde las alturas en todos los seres de buena voluntad.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Jesús está pidiendo que cuatro Auxiliadoras de la Divina Misericordia coloquen las cuatro cestas de comunión que hay en el Altar.
Mientras Mi Iglesia se abre para todos, llegó el momento de la gran invocación, porque Aquél que está en los Cielos y nos da la vida eterna, por siempre debe ser alabado y honrado.
Poderoso es Su Amor. Grandiosa es Su Misericordia.
Dichosos todos aquellos que se unen a Su Fuente Primordial.
Mientras los ángeles se aproximan a Mi Iglesia, alabaremos a Dios y a su Santo Nombre, en las palabras sagradas del Kodoish melódico. Todos canten de corazón mientras las puertas se abren, para revelar el misterio de Mi santa Iglesia Celestial.
Canción: Kodoish melódico.
Esta Iglesia Celestial está basada en un gran tesoro del Padre, el Arca de la Santa Alianza, que guarda las mayores experiencias de amor vividas desde el principio de esta creación.
El Arca representa la síntesis de todo lo creado y en ella se expresan los Dones de Dios, entregados por el Santo Padre a las diferentes humanidades.
Este es el Arca que es contemplada por los seres celestes y por todos los ángeles del cielo que participan de esta comunión perpetua con este símbolo sagrado de Dios.
Vean también dentro de ella, el Santo Grial, instrumento fiel que estuvo entre Mis Manos, durante la última cena, cuando Yo pude instituir una alianza inquebrantable entre los hombres y Dios.
Santo es el Todopoderoso que ha permitido que, estas reliquias que provienen del universo y de la Tierra, sean guardadas en la Santa Arca.
Los fieles patriarcas de la historia de su humanidad, tuvieron contacto con este símbolo espiritual, para que supieran cómo alcanzar la unión con la esencia espiritual de Dios, algo que se guarda en Su infinito Corazón y que es altamente invisible.
Cuatro ángeles custodian la Santa Arca para que sea protegida y al mismo tiempo adorada, porque Dios guardó dentro de ella los instrumentos espirituales y también inmateriales, que Él utilizó para generar la Creación, que son sus más profundos Dones, Sus deseos puros y verdaderos de que exista en este universo una sagrada humanidad que lo pueda amar mucho más de lo que Él ama a toda la Creación. Por eso, Yo vine al mundo, para extender el misterio de esta Santa Arca, a través de Mi encarnación en la Tierra, como uno de los principales Aspectos de Dios, a través del Amor-Sabiduría.
Esta Arca también fue colmada por Mi Sacrificio en la Cruz y en cada paso de Mi Pasión.
De esta Arca brotó el nuevo conocimiento para el hombre de superficie, porque cuando Mi Sangre fue derramada, los santos ángeles, a los pies de la cruz, recogieron Mi Sangre para ser espiritualmente depositada dentro de esta Arca que guarda la historia de esta Creación y que solo Dios y los arcángeles conocen.
¿Por qué hoy les revelo esto?, amables amigos míos, es para que sus espíritus, que han sido víctimas del sufrimiento y también de muchos errores cometidos a través de los tiempos, puedan ser bañados con la esencia divina de la Santa Arca, y así pueda surgir una nueva oportunidad que será inexplicable para sus vidas, en los próximos seis meses.
Si esta aspiración de Dios, que Él derrama hoy a través de Su amado Hijo, aquí presente, entregándoles la revelación de esta Santa Arca y, si toda la aspiración y el proyecto pensado para esta Sagrada Semana, fuera verdaderamente considerado por sus corazones y valorado como nunca antes han valorado nada, podría decir, que al menos una parte del mundo no temblará.
Si su confianza fuera plena en este misterio de la Santa Arca, guardado en el centro de la Iglesia espiritual de Dios, las almas podrán recibir una Gracia máxima que nunca recibieron, para que sus consciencias y la vida planetaria sean regeneradas en este tiempo final.
Esta Sagrada Arca, contemplada y adorada por los ángeles del Cielo, es custodiada por dos Menorah. Cuando las catorce velas encendidas en los dos Menorah se consuman completamente, después de estos siete días Conmigo, del universo llegará un gran anuncio a la humanidad, para que muchos más puedan despertar y responder al Llamado de Dios, uniéndose como una única raza y reconstruyendo las bases de la consciencia planetaria para que, finalmente, surjan los primeros impulsos de una Nueva Humanidad.
La Iglesia Celestial es permeada por la Sagrada Presencia de la Santa Arca para que la alianza entre las almas y Dios se pueda vivificar en estos tiempos, y despierten nuevos patrones en la conducta de la humanidad.
Ahora sacramentaremos los elementos colocados en el altar para que sean fuente de salvación para las almas.
Pueden sentarse.
El Señor Dios Todopoderoso, se hizo pequeño e insignificante a través de Su Hijo, y Su Hijo, al mismo tiempo, se hizo más pequeño y humilde entre los humildes, para que muchos pudieran alcanzar la luz y la redención. En este misterio que hoy les revelo, el pan y el vino representan el esfuerzo de los hombres de la Tierra, para generar en sí, los méritos de poder ingresar, en la Fuente de la Vida Divina.
Valiosos son los sacrificios ofertados en el Altar de Nuestro Padre porque, por más pequeños que parezcan, lo que Dios contempla, a través de los sacrificios, es el absoluto amor que cada alma puede entregar con cada nuevo paso que da.
Por eso, el pan y el vino, convertidos en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, representan para las almas de la Tierra una gran Fuente de Sabiduría eterna y la posibilidad de encarnar en sí, con mucha fe, los Dones del Creador. Por eso, los ángeles participan en este momento y de esta transustanciación, para que la vida, toda vida humana, también reciba esta transfiguración de sus células, así como vuestro Señor, Jesús el Cristo, se transfiguró en el Monte Tabor, para revelar al mundo quién era Él en verdad, en esencia y en espíritu.
Ustedes también, compañeros, tienen una esencia verdadera que es atacada por Mi adversario. Por eso, Yo vengo del Cielo para poder apartar de sus vidas, todo lo que los separa de Mi camino, porque al final de todo, lo que Yo deseo profundamente es que se amen los unos a los otros, de la misma forma que Yo los amo a través de Dios. Que así sea.
Hoy sus Ángeles de la Guarda participan de este momento. Alegren sus corazones y sonrían a la vida que Dios les entregó, para que Mis Misericordias puedan seguir siendo derramadas en el mundo entero y de esa forma las guerras terminen, los conflictos cesen y el triunfo de Mi Corazón se concrete en la humanidad. ¡Aleluya, Aleluya!
Yo bendigo estos elementos para demostrarles el testimonio de Mi Amor por la humanidad. Bienaventurados los que participan de este encuentro, porque estarán entregando a Dios Mi dolorosa Pasión por la salvación de este planeta, de sus continentes y océanos, de todo lo que fue creado desde el principio, desde los minerales, vegetales, animales y todo ser viviente que vibra en este universo, como portador de la paz.
Los códigos que Yo derramé en la Última Cena están guardados en la Santa Arca. Dichosos sean los que la contemplan de corazón, porque sentirán en sí la nueva vida.
Mientras Mi Iglesia se muestra al mundo para que la espiritualidad en la humanidad sea restaurada, hoy quiero que ofrezcan a Dios un cántico originado en esta Comunidad, que ha dado muchos frutos. Este cántico revela un misterio, la simplicidad de estar unidos a Dios en la trascendencia de sus seres.
Hoy quisiera que todos los consagrados de las Comunidades-Luz, los Guardianes y Vigilantes, llamados Residentes-Luz, se acerquen a este altar, para cantarme este cántico que será llevado a Dios. También pueden estar aquí los Misioneros.
Enciendan las llamas de amor en sus corazones, porque este momento es único para el mundo y no podré decirles, cuántas veces más se repetirá, porque la Tierra y toda su raza, está en su gran auge de purificación, intentando ser llevada a las puertas de la redención.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Vamos a cantar, a pedido de Nuestro Señor, "Sopro do Espírito".
Quisiera decirle a los Residentes-Luz, que ellos representan para Mí, las semillas de los nuevos patrones para esta humanidad, que estando en su sufrimiento se ha apartado del amor. Hoy, a ustedes, queridos guardianes de Mis Centros de Amor, les doy la bendición, para calmar sus corazones y alegrar sus espíritus por este sagrado reencuentro.
Tengan fe, porque Yo estoy más cerca de lo que parece.
En nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Cantemos con alegría.
Canción: "Sopro do Espírito"
Si algún día pierden la esperanza, recuerden que esta canción los aproxima al Cosmos y al Infinito, a lo profundo de sus esencias, para que se pueda concretar la Sagrada Voluntad de Dios en todas Sus criaturas.
Yo los bendigo por la autoridad Celestial que el Todopoderoso Me concedió como Su Primogénito en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
La entrada de Jesús a Jerusalén significó que el triunfo del Reino de Dios estaba próximo y que nadie podría impedir la divina y exaltada victoria de Nuestro Señor.
Las almas, en lo más íntimo, reconocieron la grandeza y la Misericordia de Dios a través de Su Unigénito.
El día domingo, el mal fue derrotado y paralizado para que las almas, sobre la superficie de la Tierra, conocieran la Luz poderosa de Dios y durante ese día se libraran del sufrimiento y del dolor, al saber que por intermedio de Jesús, grandes puertas infernales se cerrarían en toda la consciencia planetaria.
El Maestro del Amor ingresó a Jerusalén exaltado por los coros angélicos del Padre, los que, aquel día, le dieron una fuerza y un poder desconocido al Hijo de Dios para que, a pedido del Altísimo, se cumpliera la Sagrada Escritura.
El día domingo había llegado para desvanecer de la consciencia humana cualquier principio de autodestrucción o de decadencia.
La esperada entrada de Jesús a Jerusalén, por la puerta mayor de la ciudad, significó para la humanidad traspasar un umbral incierto hacia la luz y la redención que se manifestó por la Presencia del Divino Hijo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mientras Jesús recorría las ciudades, una a una, las almas ya podían sentir y reconocer la santidad de Mi Hijo porque, en realidad, el Santo Padre se expresaba a través del noble Corazón de Jesús.
Eso permitía que las almas pudieran ser partícipes de muchas Gracias, a pesar de que Mi Hijo ya sabía que Su hora se acercaba. Jesús, más allá de todo lo que viviría, nunca dejó de manifestar Su alegría, porque a través de Su alegría, Él transmitía muchas cosas a las almas; a través de Su sonrisa dejaba un mensaje de esperanza y de victoria, que quedaría guardado en la memoria de los más simples.
El Señor atraía hacia el mundo el Reino de Dios y, estando con los niños, Jesús demostraba que es en la pequeñez de las cosas más sencillas y humildes, en donde se guarda la verdad sobre nuestro verdadero ser.
A través de las parábolas o de los ejemplos más concretos, Jesús atraía desde el Universo la esencia de la Instrucción y, en las personas más simples, dejaba grabado el Principio de la Sabiduría.
De esa forma, nadie quedaba sin la posibilidad de conocer internamente la esencia del Amor y de la Verdad, que a través de Jesús se expresaba en todo lo creado.
Él atrajo hacia la humanidad, en aquel tiempo, el conocimiento sobre el Reino de Dios. Conocimiento que en este Universo material se encuentra en toda la Creación.
El Señor ayudaba a cada alma a que se sintiera, en algún grado, una con el Creador; porque estando en el Padre y el Padre en ellas, podría manifestarse el verdadero estado de la Unidad.
Jesús se valió de todo el tiempo que tenía disponible para concretar la Voluntad de Dios, esto culminaría en Su Pasión, en Su Muerte y en Su Resurrección.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mientras Mi Amado Hijo hacía de cada pueblo que visitaba un nuevo punto de luz para el planeta, los milagros de vida y conversión no dejaron de suceder.
Cuando Mi Hijo aún tenía el permiso del Padre Celestial para obrar y atraer más misericordia para las almas y, a pesar de las condiciones espirituales de aquella época, Su Sagrado Corazón no dejó de penetrar con Su Luz y Su Misterio a todas las almas que encontraba en Sus simples caminos.
Jesús enseñó a Sus apóstoles, mientras visitaban las ciudades alrededor de Jerusalén, que ellos debían cultivar en sí mismos, no solo el espíritu de la fe, sino también la persistencia ante todo lo que llegaría.
En varios momentos Mi Amado Hijo reveló a Sus seguidores y discípulos que Su hora esperada se aproximaba y, a pesar de que el Señor viviría uno de los más grandes sacrificios por la humanidad y por el Proyecto del Altísimo, Él nunca dejó de mostrar el poder interior de Su fe.
La fe de Jesús en aquel tiempo lo era todo, y significaba el Propósito fundamental para que las almas pecadoras y no pecadoras se alimentaran de la Divina Fuente.
En la fe de Jesús, los apóstoles y seguidores encontraban la posibilidad de retomar la reconciliación con Dios y sobre todo la confianza, que haría a cada alma, en aquel tiempo, merecedora de la Misericordia que se derramaba a través de la Presencia del Hijo de Dios.
Por eso, Jesús intentó por todos los medios espirituales e internos que la humanidad recuperara algo tan elevado como es la fe; porque esa fe la colocaría nuevamente, como raza, en el camino que había perdido.
En Jesús se revelaba, en silencio, el poder de Su fe. Fe que liberaba a las almas o que las aproximaba nuevamente a la Existencia Divina.
En aquellos días, el Sagrado Maestro preparó a la consciencia humana para que durante la Pasión de Cristo reconociera, en el momento menos esperado, quién en verdad era esa consciencia y cuánto debía la humanidad rendirse a Dios para alcanzar la redención.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Hasta el fin de los días estaré con ustedes, hasta que llegue Mi Hijo en Su Gloria, cuando Él traerá el Reino de Dios con todo Su esplendor y Misericordia.
Estaré hasta el fin de los días, hasta ver nacer a la Nueva Humanidad, que tendrá una nueva consciencia y hará, finalmente, de este planeta un recinto sagrado.
Hasta el fin de los días estaré con ustedes, para que Mis hijos sean guiados y nadie los disperse ni los retire del verdadero camino de la luz.
Esta es Mi promesa espiritual para todos los que Me siguen y hacen de esta promesa su propia aspiración. Porque quien Me llame será escuchado por Mí y tendrá respuesta. Quien implore será colmado por una Gracia desconocida.
Estaré con ustedes hasta el fin de los días, hasta que Mis ojos vean nacer al Cristo interior y Él esté presente y maduro en la esencia de cada uno de Mis hijos.
Después de todo, retornaré a la Gloria del Padre para que, junto a los ángeles, exaltemos con alabanzas al Padre por haberse cumplido el nacimiento de los Nuevos Cristos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
El Corazón de María: Un Portal hacia Dios
Queridos hijos:
Poco a poco les enseño a estar en contacto con Dios permanentemente. Por eso, en este tiempo, Mi Corazón se comportará como el Portal hacia Dios para cada uno de ustedes.
Necesito que den un paso hacia la madurez espiritual y que no pierdan tiempo buscando la felicidad humana lejos de Dios.
Yo les ofrezco un único camino, Yo les entrego todos los días y por un tiempo más la posibilidad de poder reencontrarse con el Padre Celestial.
Espero que sus ojos se abran, y especialmente que sus oídos internos escuchen con atención y concentración los Misterios de Dios que en este tiempo Yo les estoy revelando.
Queridos hijos, el Portal de Mi Corazón los conducirá a la Casa del Padre, y en la Casa del Padre serán uno en esencia, en espíritu y en vida.
Es hora, queridos hijos, de que ustedes penetren las revelaciones de estos tiempos y que a partir de este ciclo puedan comprender y vivir el tesoro divino que se les entrega.
Ninguna consciencia en este planeta, en este ni en ningún otro tiempo, llegó a conocer y a penetrar el misterio de los Aspectos de Dios.
En ese sentido, queridos hijos, la llegada y el descenso de los Aspectos del Padre sobre ciertas áreas del planeta se deben primero a la necesidad planetaria y, en segundo lugar, a la unión interna de las diferentes Faces de Cristo.
Después de la Ascensión de Jesús, nunca en la humanidad ni en el mundo se conocieron las Faces cósmicas de Cristo, es decir, los aspectos espiritual y divino del Redentor.
Por eso, queridos hijos, esta unión de los Aspectos divinos de Cristo es parte de la etapa previa a Su segunda y última venida.
La consciencia humana de hoy, la que está sumergida en las apariencias de la ilusión y está apartada del alma, vivirá los próximos acontecimientos como algo renovador y al mismo tiempo como un ciclo de profunda definición espiritual e interna.
Esta unión o fusión espiritual de los aspectos o de las Faces divinas de Cristo, después de las revelaciones realizadas por Mi propio Hijo, como el Sagrado Corazón, el Cristo Misericordioso y el Cristo Glorificado, marcan en esta etapa aguda de la Tierra un antes y un después en la ciencia humana, algo que no tiene explicación mental.
Después de las tres importantes revelaciones sobre las Faces de Cristo, Mi Hijo viene a unirlas en este tiempo para que un importante impulso universal sea dado y, en esa coyuntura, la unión espiritual de los Aspectos divinos de Cristo abra las puertas de los Universos espiritual, mental y material para que la Consciencia Única, llamada Dios, se manifieste esta vez a través de los Aspectos del Hijo y del Espíritu Santo.
Es así que en este acontecimiento único que preparará el apocalipsis de la humanidad, cientos de almas serán tocadas inesperadamente, y de la noche a la mañana se consagrarán al Plan de Dios de una forma nunca antes vista.
Es por eso que ese impulso espiritual, que está dando Cristo en los niveles superiores a la séptima dimensión de consciencia, trae como resultado la transfiguración del estado corrupto humano en un estado incorrupto, libre de deudas y de retrocesos.
La llegada espiritual y autónoma de los Aspectos de Dios a los Centros Marianos, promete en primer lugar ayudar a esa parte de la consciencia humana que está en un grave peligro de comprometerse con fuerzas del caos planetario.
En este ciclo, la unión y la adhesión de cada alma con los Aspectos sublimes de Dios, permitirá restablecer ciertos principios evolutivos que estaban perdidos.
Es hora de cruzar el Portal de Mi Corazón Materno para poder conocer en profundidad los Misterios divinos.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Los bendice en este día,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más