Queridos hijos:
Con alegría hoy les digo que, a través de todas las oraciones ofrecidas durante este mes de diciembre, importantes intercesiones divinas estarán sucediendo en los planos internos, en diferentes sectores de la humanidad, a fin de generar y de traer alivio a las almas desesperadas de estos tiempos; pero también para atraer el despertar espiritual a la humanidad, porque las almas, despertando al Llamado de Mi Hijo, conseguirán aplacar la Justicia que merece el mundo.
La adhesión y la respuesta de los corazones humildes permite, hijos Míos, que el soberano y poderoso Padre Celestial tenga más Misericordia y Piedad del mundo entero.
Mientras Mis hijos continúen en oración sincera que sea ofrecida a la Madre de Dios, tendré el permiso de regresar al mundo para bendecirlo y para que las almas estén en Mi Paz; porque muchos necesitarán de la Paz divina para comprender y para aceptar estos tiempos tan cruciales y definitivos.
Con Mi Rosario de Luz y la Cruz de Mi amado Hijo los bendigo y, una vez más, les agradezco por responder a Mi llamado.
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Estén firmes en Mi Hijo. Él espera, de cada uno de sus corazones, la respuesta necesaria para el cumplimiento de Su Plan.
Ahora, en esta pausa que vive el mundo por la pandemia, Yo los invito, hijos Míos, a aprovechar el tiempo y a recapacitar. Así tendrán el impulso para poder seguir dando pasos en la consagración de sus vidas al Sagrado Corazón de Jesús.
Queridos hijos, asuman la parte que les corresponde y háganla bien, expresen Amor y Misericordia en cada momento.
Den la oportunidad para que sus almas puedan realizar el compromiso espiritual, con el Padre Celestial, que vinieron a cumplir.
No se confundan, hijos Míos; que la llama de la fe los guíe por los caminos inciertos que atraviesa hoy la humanidad.
Reconozcan la Gracia que recibieron y den valor al significado de lo que representa servir a Mi Hijo en este tiempo.
Amados hijos, ya no hay tiempo para desechar la propia vida en experiencias banales y comunes.
Eleven la consciencia, a través del entendimiento y de la apertura del corazón, sobre la razón primordial de estar respondiendo al Llamado de Dios.
Deseo ardientemente que no pierdan la Gracia de reconocer la única Verdad, la Verdad que es Mi Hijo y que los congrega en este tiempo para preparar Su Retorno en los corazones sufridos y esclavizados.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Que en este tiempo de definición sus corazones estén dirigidos todo el tiempo hacia el Corazón de Dios; así estarán diciéndole a los Cielos que aspiran a seguir recibiendo las Gracias que necesitan para que sus vidas se rediman y se santifiquen.
En la unión imprescindible que ustedes pueden tener con Mi Hijo, Su Divina Misericordia, la Sangre y el Agua de Su Corazón, justificará muchos de los errores y de las adversidades que sigue viviendo el mundo por alejarse cada vez más de Dios para satisfacer sus placeres humanos.
Este es el último tiempo en el que el Padre Celestial estará atento a las oraciones y a las súplicas de Sus hijos. Será el tiempo en el que la humanidad, antes de lo que llegará, podrá colocar la cabeza en el suelo para pedir perdón y vivir un verdadero arrepentimiento.
Yo los invito, Mis hijos, a tener eso presente. Ahora, las oportunidades son únicas y no se repetirán, porque ya son las últimas.
Estará siendo concedida una última Gracia al mundo para que muchas almas abandonen el caos en el cual viven e ingresen en el universo de la paz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Hijo:
Haz de tus luchas internas un camino para profundizar tu unión con Dios y tu madurez como ser humano y espiritual.
Que en tus dificultades más profundas no busques llenar tus vacíos con lo que es aún más vacío, que son las cosas del mundo.
Busca el alivio de los dolores, la cura de tus temores, la respuesta a tus cuestiones internas, la plenitud para tu vacío, siempre en Dios. Busca a tu Creador en el silencio, en la oración, en el canto, en la respiración, en el servicio, en la propia vida.
Encuentra al Padre Celestial en aquel que sufre, en los más necesitados, en aquellos que tienes a tu lado, tus hermanos de camino, tus compañeros.
Encuentra al Padre Celestial en la naturaleza, en el aire que respiras cada día, en el silencio, en el misterio que hay en tu interior.
Encuentra al Padre Celestial en la fuerza que te viene de adentro para tomar una decisión, para no permanecer en infantilidades, para no caer en las mismas tentaciones, para no cometer más los mismos errores y cambiar.
Encuentra a tu Padre Celestial en la respuesta de amor que puedes sentir, aunque sea por un segundo, en la gota de agua que cae del cielo en el desierto de tu corazón, y que puede no saciar tu sed, pero si te da una esperanza.
Y así, hijo, haz de cada prueba una dádiva, una oportunidad de encontrar a Dios y crecer.
Ora y sirve. Descubre que sirviendo en las cosas más simples también encuentras plenitud, porque no se trata de emprender grandes misiones, sino de salir de sí mismo para amar, y que el amor lave tus ojos y te haga percibir la vida de una forma diferente.
Ora y haz de tu vida una oración. Así encontrarás la paz.
Tienes mi bendición para esto.
San José Castísimo
Donde haya un corazón que ora sinceramente, allí estará Dios.
Donde haya un corazón que sale de sí mismo para servir a los demás, allí estará Dios.
Donde haya un corazón capaz de liberarse de sus propias voluntades y aspiraciones para cumplir las Voluntades y aspiraciones del Padre Celestial, allí estará Dios.
Donde haya un corazón capaz de obedecer los designios superiores y dejar de lado sus propias creencias y formas de manifestarse en la vida, allí estará Dios.
Donde haya un corazón que, a pesar de sus imperfecciones, ame sin condiciones al prójimo y, sobre todo, al Creador, allí, hijos, vivirá y habitará el Señor, Se expresará y hablará a los hombres a través de Sus hijos.
Busquen en las pequeñas cosas la unión con Dios; unión que debe ser constante no solo cuando oran, sino también cuando viven bajo Sus Leyes y hacen de la vida una oración.
Déjense moldear y corregir y no teman sufrir o amar, sino teman, hijos, ser ignorantes y ciegos delante de las propias miserias.
Vivan en la Presencia del Señor, abriéndole espacio en sus vidas a través del olvido de sí y del amor al prójimo. Así será Él mismo, Su Señor y Creador, que los transformará y moldeará según Su Voluntad, silenciosamente, a través de cada situación de sus vidas.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Un alma convertida y arrepentida de sus pecados más profundos le cuestionó al Señor, diciéndole: “Señor, aquí estoy, confiando en la grandeza de Tu Amor y descubriendo la Gracia de Tu Perdón. Dime, oh, Padre, ¿Cómo puedo ser perdonada y amada y, más que eso, cómo puedo sentir en mi corazón que fui tocada por Tu Perdón?”.
Y el Señor le respondió: “Amada eres, alma pequeña, desde la primera respiración de tu consciencia, desde que Mi Espíritu se posó sobre ti y te dio aliento y vida. Desde entonces, eres profundamente amada.
Eres perdonada cuando abrazas el perdón y comprendes que no Soy Yo quien te priva de él, sino que eres tú quien pasa ante él y no lo ve; eres tú que no le extiendes las manos por estar ocupada con la ignorancia y con el pecado.
Cuando despiertas y abres tus ojos hacia Mi Infinito Amor, puedes ser tocada por Mis Santas Manos. Mi Espíritu te eleva de vuelta a la pureza y a la paz, y es allí que puedes encontrar Mi Perdón y comprender que, en verdad, siempre estuve aquí.
Deja entonces, alma Mía, que tus angustias e incertidumbres den lugar a Mi Amor por ti, y ve que Mi Perdón está ante tus ojos, llamando a la puerta de tu corazón. Deja que él entre y transforme tu morada interior”.
Que este diálogo, hijos, les enseñe que mantenerse en el pecado o en la ignorancia, o ser abrazado por el Amor y el Perdón es solo una elección de cada ser. Son amados desde el principio, hijos esperados por su Creador. Basta ahora que abran los ojos y vean que delante de todos ustedes habita, con paciencia y esperanza, el Amor de Dios.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Poemas al Inmaculado Corazón de María
Vigesimonoveno poema
Protectora de todas las almas,
Esperanza Suprema de todos los pobres,
Estrella y Lucero de los últimos tiempos,
Te rogamos, en este momento,
que nos ayudes a encontrar
la Luz misericordiosa de Cristo,
para que podamos ser tocados por Sus poderosos Rayos
y, así, seamos liberados de todas las cadenas
que nos aprisionan.
Eleva nuestro ser, Divina Señora de la Paz,
para que, poco a poco,
vayamos desprendiéndonos de esta condición material,
porque aspiramos ardientemente
a que, con Tu poderosa intercesión,
seamos llevados, ahora y siempre,
al Universo Espiritual.
Queremos estar ante los Tronos del Padre Eterno
para poder alabarlo y glorificarlo,
así como los ángeles lo exaltan eternamente.
Danos la humildad suficiente para que reconozcamos
que, en el vacío total de nuestro ser,
alcanzaremos con esfuerzo el Universo Divino,
aunque estemos presentes en la Tierra.
Madre, Tú eres la Puerta de la Paz.
Que se abran los universos ante Tu Presencia
para que podamos ver la inmensidad
del Universo de Dios y de toda la Creación.
Queremos comulgar con este momento.
Esperamos, algún día,
estar en los Brazos del Padre Celestial.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Poemas al Inmaculado Corazón de María
Vigesimosexto poema
Señora de las Estrellas,
Madre del Universo Mayor,
llévanos a comprender, a través del corazón,
los misterios de nuestra existencia,
para que, en el despertar de nuestra consciencia
podamos colaborar verdaderamente
en la redención de nuestros orígenes.
Que busquemos todo el tiempo la santa humildad,
para que nuestra persona se humille.
Que aspiremos a vivir la resignación,
para que podamos trascender nuestra soberbia.
Emperatriz del Universo Celestial,
haznos pequeños,
para que seamos merecedores
de las revelaciones de Tu amado Hijo.
Que perdamos, para siempre,
el interés por la manipulación y el control humano.
Que nuestra consciencia sea colocada
a los Pies del Padre Celestial,
para que aprendamos, amorosamente,
a pedir perdón por todos los errores cometidos.
Con un corazón vacío y resignado, Señora de la Luz,
aprenderemos a dejar entrar a Cristo dentro de nosotros,
para que Su Espíritu renueve todas las cosas.
Danos a conocer, Reina del Universo,
los dones que Tú viviste todo el tiempo
para estar en contacto con Dios.
Destierra de nuestra mente
toda creencia de poder y soberanía,
porque siempre seremos
como un pequeño grano en el universo.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Poemas al Inmaculado Corazón de María
Decimoséptimo poema
Señora del Amor y de la Luz,
Venerable Reina del Universo,
ayúdanos a confiar,
así como Tú confiaste enteramente
en nuestro Padre Dios.
Que en obediencia,
podamos reconocer la Voluntad Divina,
y así, podamos seguirla
hasta cumplir cada designio del Creador.
Que en el vacío absoluto
de nuestra persona, querida Madre,
recibamos, en humildad y en confianza,
las Palabras de Tu Hijo,
para que llevemos adelante
la esperada Obra de la Misericordia y de la Redención.
Que en determinación,
nos animemos a comprometernos más
con el Plan Divino del Redentor.
Que, con tu maternal ayuda,
asumamos el apostolado,
guiando nuestros pasos
por las imborrables huellas de Cristo.
Que no perdamos la oportunidad
de servir conscientemente.
Que nuestro corazón no sea tibio
ante la convocatoria.
Que nuestro interés por colaborar
no sea frío, sino que,
movidos por el fuego de Tu Amor materno,
seamos llevados a concretar
las aspiraciones de Cristo.
Que estemos enteros y disponibles
en cada nuevo trabajo,
para que, como soldados de la Luz,
estemos incondicionales y abiertos
ante cualquier llamado.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Que hoy brille la pureza e inocencia que se guarda en ti y que, a través de sus atributos, tu vida sea transfigurada.
Confía en la pureza esencial que existe en ti y en cómo ella te trajo, en este tiempo, para poder estar delante de Dios y responderle.
Así, recuerda tu origen y la historia grabada en las estrellas.
Confía en la verdad de tu pureza esencial para que puedas revivir, en este tiempo, aquel compromiso marcado con el Padre Creador.
Que la luz de tu pureza encienda la esencia de tu alma para que puedas ver siempre lo positivo que existe más allá de las formas o de las apariencias.
Encuentra dentro de ti la llama de la pureza esencial, para que te sientas acompañado por la bondadosa y amorosa Presencia del Padre Celestial.
Les agradezco por tener consciencia de la existencia de su pureza esencial en estos tiempos.
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Conocer el Universo y sus misterios es ingresar en la profundidad del Amor de Dios por la vida; es comprender que, con la misma perfección de detalles con la cual creó los cuerpos de los hombres y de cada criatura de la Tierra, así el Señor creó Su Cuerpo Místico, formado por toda la vida que habita en el Infinito.
La Sabiduría Divina, hijos, los aproxima al Amor de Dios y despierta en sus corazones la semejanza con Él, para que sean cocreadores en la vastedad de la vida, que puedan recrear la Creación infinita del Padre Celestial, renovando con Él y a través de Él todas las cosas.
La Sabiduría Divina les muestra su lugar en el Universo como en el Corazón de Dios; los torna conocedores de la unidad, no solo como virtud, sino como Ley universal y cósmica que les permite retornar al Padre.
Dejen que el conocimiento los transforme y los conduzca más próximos a Dios, en el despertar de Su Amor, en la experiencia de Su Unidad, en la vivencia de Su Gracia, en la manifestación de Su Propósito.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Que cada Hijo de María eleve hoy su mirada y su corazón a los Cielos, no para suplicar, sino para agradecer, para reconocer cuántas Gracias y Misericordias el Creador derramó sobre sus vidas, y cuánto hay aún por venir en esta caminata en Dios, rumbo al infinito de Su Amor y de Su Creación.
Que cada Hijo de María eleve hoy su gratitud al Padre, por el Amor que emanó constantemente del Inmaculado Corazón, por la Paz que proviene de María y que inunda las almas, transformándolas y consagrándolas a Dios.
Que cada Hijo de María eleve su gratitud al Padre por el despertar, por la revelación de Sus misterios, por los velos que se rasgaron y que se rasgarán, por la vida que se consagra y se reconsagra en cada nueva oración.
Que la gratitud sea la eterna oración de todos los Hijos de María, porque será solo en el Cielo, hijos, después de esta trayectoria de transformación y de amor, en donde comprenderán cuán bendecidas fueron sus vidas.
La gratitud les abrirá las puertas hacia la Eternidad.
La gratitud fecundará todas las Gracias recibidas.
La gratitud los tornará instrumentos en las manos de María para la reconsagración del mundo entero a Su Inmaculado Corazón.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Quédate en Mi Paz para que puedas alcanzar la alegría de servir a Dios. En Mi Paz no hay tribulaciones ni tampoco perdiciones.
Confía en la Paz que Yo, como tu Madre, te puedo entregar en este tiempo.
Deja que la Paz ingrese en cada parte de tu ser; que la Paz habite en las células y en los átomos.
En la Paz de la Madre de Dios tú triunfarás y serás el testimonio de una redención espiritual alcanzada.
Deja que el Manto de Mi Paz te envuelva para que todo tu ser se sienta protegido con la confianza absoluta de que estás aprendiendo lo que tienes que aprender y de que estás viviendo lo que tienes que vivir.
Que la Paz de Mi Corazón ingrese en tu corazón, para que tu alma sienta la libertad de volar alto como las aves y de llegar al Divino Padre Celestial para estar en eterna comunión con Su Sagrado Espíritu.
Entra en Mi Paz y todo cambiará, porque en Mi Paz está la llave que te abrirá la puerta a la renovación.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
La cuaresma, hijos, es un momento de desierto, pero también de encuentro.
Momento de encontrarse con el espíritu de la humildad, con la vastedad del Universo, con las Leyes sublimes que nos hacen pequeños, con el Pensamiento de Dios que nos hace tan frágiles delante de Su Voluntad.
La cuaresma es el momento de caminar en la inmensidad de las Palabras Divinas, escritas en el Libro del Plan de Dios para esta humanidad; de comprender que sobre esas líneas deben caminar, y que las letras del Padre Celestial son como marcas en el suelo, en las cuales sus pies caben perfectamente. Basta seguirlas.
En la cuaresma se derrumban las falsas creencias sobre sí mismos y todas las fortalezas erguidas sobre la arena del ego humano. Todo esto se derrumba; la fragilidad se revela pero también, hijo, Dios se revela.
Deben aprender a vivir la cuaresma, en la que la consciencia se dispone a encontrar lo que es sublime y perfecto, y que, si bien revela toda la aparente miseria humana, les trae la seguridad de la Presencia Divina y la libertad de saber que todo está escrito.
Para aquel que camina en las letras de Dios, a pesar de todas las batallas, desafíos y pruebas, estará el triunfo incalculable del Amor de su Señor, que no tiene medidas en este mundo, sino vastedad.
La cuaresma, entonces, es ese momento de reconocer el polvo y dejar al polvo lo que de él proviene; pero también de reconocer el espíritu y abrir camino para que ese espíritu pueda expresarse en todo lo que son.
Vivan la cuaresma con plenitud; siéntanse pequeños, frágiles, nada, pero sean capaces de entregar esa pequeñez delante de la grandeza de Dios y confesar:
Señor,
reconozco mi fragilidad y miseria,
reconozco mi imperfección e ilusión,
y, hecho completa nada y polvo, aquí estoy,
como ofrenda en el Altar de Tu Espíritu,
para que Él se revele en mi interior,
y que Tu Soplo haga del barro vida,
y que Tu Vida sea plena en mí,
para que me torne Tu instrumento
y Tu Voluntad se cumpla.
Amén.
Esta debe ser la oración de los corazones rendidos delante del desierto, dispuestos, en la cuaresma con el Señor, a prepararse con Él para la cruz del mundo.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cuando Me llaman vengo a su encuentro, amparando con Mi Casto Corazón a cada pequeño y gran esfuerzo que hacen para cumplir el Propósito de Dios.
Contemplo, con amor, aquello que pudieron alcanzar y, con piedad, sus debilidades más profundas, sus miserias más arraigadas.
Contemplo a cada uno de ustedes con una mirada de Gracia y de Misericordia, porque siempre que están delante de Dios y abren el camino para Sus Mensajeros, el mismo Creador vierte sobre sus espíritus los designios celestiales que Él tiene para sus vidas, desde el principio.
Su Padre Celestial descansa en los corazones que se esfuerzan y, por más que aún sean ignorantes de la verdad y que tantas veces se pierdan en las ilusiones de este mundo, es el esfuerzo, hijos, el esfuerzo constante que los aproxima a Dios, que los hace reparar Su Santo y Eterno Corazón.
Su Padre Celestial tiene un tiempo para todo y, con amor, aguarda por cada uno de sus pasos. Lo que más importa es que siempre estén caminando, que siempre estén con sus pies y su corazón en la dirección correcta, que es la rendición a Dios y el esfuerzo por amar y servir cada día mejor.
Con ese pequeño, sin embargo, tan profundo movimiento de ir todos los días en dirección a Dios y al prójimo, el mismo Dios, hijos, también vendrá en su dirección. Y aunque sea silencioso e invisible, el encuentro acontecerá.
Mi Casto Corazón hoy se alegra, no solo por todas las tareas materiales y los esfuerzos físicos que hicieron en esta mañana. Me alegro de ver espíritus esforzados, corazones postrados, intentando superarse, a pesar de sus límites.
No digo estas cosas para engrandecerlos, sino para animarlos. Este es el camino, el camino del amor y de la entrega, de la donación de sí y de compartir la vida y el pan con sus hermanos.
Que sus aspiraciones no estén dirigidas a nada más que a la manifestación de la Voluntad Divina, aunque para eso, hijos, ustedes disminuyan y otros crezcan.
Sean bases cuando fuera necesario alzar un corazón que necesita apoyo.
Sean manos que elevan, que inspiran, que donan y que se arriesgan a apoyar a todos aquellos que están intentando caminar.
Que cada uno haga su esfuerzo sin olvidarse del prójimo. Caminen mirando adelante, pero sabiendo que siempre están abriendo el camino para otros y no para sí mismos.
Hoy, hijos, les dejo Mi bendición, Mi gracia y Mi paz.
Sé que muchos de ustedes están cruzando desiertos y desafíos. Por eso, que Mi amor y Mi presencia sean agua y renovación en sus vidas.
Oren Conmigo, porque soy su intercesor ante Dios.
No vengo al mundo más que para servir. Podría estar perfectamente unido al Creador, pero estoy aquí para llevarlos de la mano, porque esta es la Voluntad Divina. Por eso, cuenten Conmigo, con Mi amor y con Mi intercesión.
Yo los bendigo y les agradezco por no detener sus pasos.
San José Castísimo
Reina, Madre y Abogada vuestra
En las altas Esferas Celestiales, muy próximo a la Fuente del Padre Celestial, se encuentra un estado de Consciencia Divina en donde su Reina, Madre y Abogada vuestra, intercede por las causas imposibles.
A ese estado de consciencia, que es un Plano Espiritual y Divino en donde se encuentran las diferentes Jerarquías Angélicas que acompañan a su Madre Celeste en el proceso espiritual de la intercesión, también llegan los Ángeles de la Guarda de todas las almas del mundo. Ellos pueden presentarle al Padre Eterno los méritos alcanzados por las almas buenas a través del servicio, de la donación de sí, de la oración, de la transformación y de la redención de la consciencia. Pero también pueden presentar, silenciosamente, todo lo que no alcanzaron las almas que están perdidas y que aún no despertaron a la poderosa Luz de Dios.
Ante ese escenario, la Reina, Madre y Abogada vuestra, apela ante el Padre Eterno por una Gracia no merecida para alguna situación o causa que está fuera de la Ley. En ese momento, el Padre Celestial le concede a la Reina, Madre y Abogada vuestra, que exponga las razones de Su pedido e intención.
Es así que el Universo Celestial recibe de la Madre Divina la intención que fue manifestada y se procede a entregar un estado de Gracia no merecida, a través de la acción de la Misericordia Divina.
En esa hora, los ángeles reciben la orden del Único de liberar a una consciencia o situación del estado inferior de consciencia y, así, por intermedio de los méritos alcanzados por el Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María, el alma o la situación recibe la ayuda espiritual que necesita con urgencia.
Ese poderoso y desconocido estado de Gracia Divina permanece latente en el centro de luz de la esencia del alma que clamaba por ayuda, y así se establece la acción de la Ley de la Misericordia, del Perdón y de la Redención.
Ese estado de Gracia permanecerá en la consciencia el tiempo que la misma lo valore y lo reconozca, dentro de sí, por medio de una vida correcta, límpida, pura y simple conforme a lo enseñado en el Evangelio de Cristo.
Mientras tanto, en el Universo Celestial, la Madre Santísima recoge todas las oraciones, ofertas e intenciones que son elevadas por los propios ángeles hasta el Cielo. Y reuniendo todas las peticiones, la misma Virgen Santa las coloca, en una acción de pura humildad, a los Pies del Creador.
En ese momento intercede el Espíritu Santo, la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, para que el alma por la cual se interviene o la causa por la cual se apela reciba la unción espiritual de la Tercera y Divina Persona.
Así, en esa bendición que se concede, el alma o la situación por la cual se interviene es impulsada por la renovación y el perdón; y el Sacramento de la Reconciliación sucede entre el alma y el Universo Divino.
Su Reina, Madre y Abogada, al ver que se restablece la alianza con el Padre Eterno, procede a atender otras necesidades y urgencias, buscando que, más allá de todo, Sus hijos de la Tierra recuperen y vivan en el Amor de Dios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Escucho la voz de los que rezan por las familias del mundo y traen, en esta nueva Natividad, la posibilidad de que muchos hijos más reencuentren a su Cristo Interno.
Es el Cristo Interno el que en este tiempo necesitará gobernar la vida de las personas para que las almas estén libres de los conflictos y de las interferencias que Mi enemigo ocasiona para separar a las consciencias de Dios.
Por eso, el Cristo Interno es quien inspira la paz, trae la renovación y la confirmación de los votos internos que los corazones deben afirmar día a día.
El Cristo Interno trae la consciencia de poder curar la vida interna y construye, en la consciencia, el camino de ascensión hacia el Padre Celestial.
Que en esta Natividad que se aproxima, todos recuerden al Cristo Interno para que su Luz y Sabiduría los pueda llevar de la mano hacia el cumplimiento del Propósito Divino.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Que los que están cansados y agobiados vengan a Mí.
Que los que se purifican y aprenden a redimirse vengan a Mí.
Que los que sufren y padecen las consecuencias de estos tiempos vengan a Mí, porque Yo puedo renovar todas las cosas, puedo dar entendimiento a todas las situaciones y experiencias.
Que los que más necesitan paz vengan a Mí, y Yo los llevaré hacia Mi Corazón para que sientan ánimo y fortaleza de saber que toda prueba o situación tiene un fin y un motivo para cada ser.
Vengan a Mí todos los que necesiten tener un sentido en la vida y una explicación de todo lo ocurrido, porque Yo los haré comprender con el corazón todo lo que necesiten comprender.
En este tiempo, vengan a Mí y podrán reconocer su dignidad ante el Padre Celestial y así sabrán que siempre fueron Sus hijos y que siempre lo serán, que no perderán la paternidad espiritual que pueden vivir con el Único.
Vengan a Mí y todo pasará, porque quien viene hacia Mí aprende a amar de verdad.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Mi abundancia espiritual se comparte y se distribuye entre todos aquellos que son verdaderamente devotos de Mi Corazón Eucarístico.
Así, esa abundancia, que es ilimitada e infinita, llega a las almas en forma de rayos de luz que traen consigo todas las virtudes y los dones que las consciencias necesitan para poder dar pasos hacia Mí.
La abundancia espiritual les permitirá acceder a Mis más íntimos tesoros guardados en el templo del corazón y preservados para cada uno de los Míos que se dispongan a penetrar más allá de la mente lo que la Fuente de Mis Prodigios puede hacer por la humanidad.
Todos son colocados en la fila de la paciencia para recibir en las manos esa Fuente de abundancia espiritual que llega al mundo para atender la necesidad de los corazones.
Ábranse a la Fuente de la manifestación y encontrarán todas las respuestas después de que sus vidas sean completamente parte de la Divinidad del Padre, y en la Divinidad del Padre tendrán más tiempo para recapacitar y decidir de qué lado estarán cuando todo suceda.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Oración del alma confiada en Cristo
Señor,
vive dentro de mi corazón.
Habita en cada parte de mi ser,
para que Te sientas libre de obrar y de realizar,
a través de mi consciencia,
Tu Obra grandiosa de Misericordia.
Jesús,
no permitas que me separe de Ti.
No permitas que pierda Tu luminoso Camino,
porque si eso sucede, Señor,
me sentiré perdido.
Toma mi mano y guíame
hasta la Casa del Padre Celestial,
para que pueda sentirme dentro de Tu Reino
y estar ante Tu Sagrada Presencia.
Que mi devoción por Ti, querido Jesús,
abra las puertas para encontrarte en cada momento.
Que cada aspecto de mi ser sea redimido
por Tu preciosa emanación de Amor.
Haz de mi consciencia
un verdadero representante
de Tu Obra mundial.
Que no tema testimoniar
Tu bendito Nombre.
Que no tema abrazar la cruz
que Tú me entregaste,
para cargarla con absoluta valentía.
Que no tema, Señor,
anunciar Tu Retorno al mundo.
Déjame sentir, Jesús,
la caricia de Tus Manos y
el abrazo paternal de Tu Corazón,
así me mantendré en confianza
aunque en este tiempo
esté atravesando los desiertos,
los abismos y los espejismos de la consciencia.
Ayúdame, Jesús,
a percibir la realidad y
no dejes que me engañe a mí mismo.
Dame un espíritu valiente, amoroso y servicial,
capaz de realizar Tu majestuosa Obra
en cualquier lugar y bajo cualquier situación.
Señor,
hazme libre de mí, para siempre.
Amén.
¡Les agradezco por guardar esta oración en sus corazones!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más