MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO DURANTE EL VIAJE DESDE BUDAPEST, HUNGRÍA, HACIA AUGSBURGO, ALEMANIA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Con lo poco que los corazones le ofrecen a Dios, el Creador repara a Su Creación y va trayendo de vuelta, a Su camino de amor, a las almas que se perdieron.

La única cosa que el Padre Celestial necesita, hijos, es que ustedes profundicen, cada día, en la propia entrega y santidad. No importa que no sean muchos, que no estén en medio de multitudes proclamando la paz. Lo que importa es que, en sus corazones, el reinado de Dios se haya establecido y que dentro de ustedes haya un espacio único, una morada interior para Él. Que Dios pueda llamarlos más que como Sus hijos, Sus compañeros, Sus instrumentos.

Cada día, busquen esta gracia de una entrega verdadera y profunda, una entrega que va abarcando, poco a poco, los espacios profundos de su consciencia, llegando a lo que llaman subconsciente. Y es allí, en su mundo interior, en el subconsciente más profundo en donde se guarda la historia de la humanidad, en el que la Luz de Dios comienza a trabajar con toda la consciencia humana. De esa forma, hijos, a través de ustedes el Padre puede curar a cada uno de Sus hijos de este mundo y más allá de él.

Todo es cuestión de abrazar con amor el camino del servicio que Él los llama a vivir, dejando que sus núcleos más desconocidos se rindan a Dios y se transformen. Y así, estarán permitiendo que toda la consciencia humana viva una transformación y retome el camino del Pensamiento y de la Voluntad Divina. Por eso, Yo los bendigo y les ofrezco Mi eterno auxilio.

Oren Conmigo y Yo los ayudaré. Busquen Mi presencia paternal y Yo estaré con ustedes porque para eso Dios Me envía al mundo para auxiliarlos, para ser un puente para sus almas y consciencias, para ayudarlos a retornar a Su Corazón Celestial.

Su Padre y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE FÁTIMA, PORTUGAL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Lleven el Relicario de Mi Corazón a donde vayan. Porque como peregrino, silenciosamente, derramaré las Gracias de Dios sobre las almas, irradiando la pureza y la humildad que los corazones necesitan para encontrar al Padre y el camino de retorno a Su Morada Celestial.

El Relicario peregrino de Mi Casto Corazón revelará a los seres su propia pureza y verdad para que, ante él, las almas reconozcan quiénes son y lo que vinieron a hacer a este mundo.

El Relicario peregrino de Mi Casto Corazón será como un espejo para las almas, las que verán reflejado en él su esencia más pura y, poco a poco, descubrirán cómo expresarla y cómo ser lo que están descubriendo de sí mismos.

El Relicario peregrino de Mi Casto Corazón existe con el simple propósito de traer la paz y de revelar a los hombres el camino de retorno hacia el Corazón de Dios.

Cuando fueran sinceros delante de Mi Corazón podrán recibir las mismas Gracias que Yo recibí para encontrar a Dios y unirme a Él.

Mi Corazón no es el Camino, la Verdad y la Vida; pero sí es aquel que supo rendirse a Dios para recorrer ese Camino, para conocer esa Verdad y tornarse plenos de la verdadera Vida, que es la Vida en Dios.

Que la paz, que de él proviene, les revele sus orígenes y los inspire para que sepan retornar en espíritu al Corazón de Dios, aun estando con los pies en la Tierra.

Que sus almas conozcan el camino hacia el Corazón del Padre.

Su Padre y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Que todos los días sean para ti el día de recordar la Pasión de tu Señor; día de recogerse en Sus Brazos y en Su Corazón; día de estar en la presencia de Su Sangre y de Su eterna entrega; día de aprender a amar como Él amó y ama para siempre.

Que todos los días sean para ti la subida al Calvario, donde debes ver los obstáculos como oportunidades para amar, las caídas como oportunidades para renovarse, las humillaciones como oportunidades de estar en el vacío y allí ser llenado por Dios. 

Que todos los días sean para ti el día de superarte en el amor para aproximar tu consciencia, cada vez más, al Amor de Cristo.

Que todos los días sean para ti el día de tu entrega, de tu rendición, de tu oferta, porque la eternidad te será poca para seguir los pasos de Cristo, y tus pasos nunca deben detenerse. 

Por eso, hijo, hoy recuerda y revive la Pasión de tu Señor, para que tu consciencia comprenda que todos los días son días de imitar los Pasos de Cristo. Todos los días son días de ver un nuevo Cristo nacer.

Tu Padre y Amigo,

San José Castísimo 

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Aprendiendo a rendir el corazón

La humanidad, hijos, aún está aprendiendo a rendir el corazón a Dios. Algunos se rinden porque no tienen otro camino ni otras opciones; otros se rinden por todo lo que ya sufrieron; y unos pocos se rinden por amor, porque no fueron vencidos ni por su inercia ni por el sufrimiento de la vida, sino por el Amor de Dios. Esta rendición es la que el Señor los llama a vivir.

Cuando Cristo les dice: "Ríndanse a Mi", no se refiere a seguir Su camino por no tener otras opciones, por miedo o por inseguridad; no se refiere a escoger Su camino porque ya sufrieron lo suficiente como para no querer buscar otra cosa que no sea la paz. Cristo se refiere a comprender el verdadero sentido de la vida, a saber que están en la Tierra por un propósito superior que es la renovación del Amor de Dios.

Sabiendo y teniendo fe en ese Amor, que destituye de sus vidas todas las potestades humanas, es que ustedes comenzarán a rendirse verdadera y espiritualmente a Cristo.

La rendición es una decisión interior que nace del descubrimiento del Amor de Dios y del ansia de vivir en ese Amor y por ese Amor, para siempre.

Cuando un ser se rinde al Amor de Dios comprende todas las cosas como vehículos para llegar a él: las dificultades, las pruebas, las humillaciones, el vencer las resistencias, la constante profundización de la entrega; todo se torna un vehículo para renovar el Amor del Padre, porque todo es parte de Su Plan y llega a la vida de Sus hijos y servidores para conducirlos al Propósito Mayor, a la Voluntad Divina.

Por eso, hijos, en este tiempo, ríndanse a Dios de corazón y sin miedo, confiando en Su Gracia y en Su inconmensurable Amor. Dejen que el Padre les dé a conocer ese Amor, delante del cual todo se torna pequeño, todo pierde su valor y su sentido; y ríndanse a él.  Descubrirán, así, que no hay nada más maravilloso, en la evolución de los seres que ser inundado y colmado por Dios, porque fueron creados para eso, fueron creados para amar.

Su Padre y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Mientras tantos hermanos tuyos en el mundo se rinden a las energías capitales, creyendo que el sentido de la vida se guarda en los placeres, en las falsas alegrías y en las comodidades, tú ríndete al Corazón de Cristo.

Mientras tantos hermanos tuyos en el mundo se rinden a la autosuficiencia, creyendo que la libertad está en la voluntad propia y en el cumplimiento desmedido de aquello que los impulsos humanos les dictan todo el tiempo, tú ríndete al Corazón de Cristo.

Mientras tantos hermanos tuyos en el mundo se rinden a las guerras y a los conflictos, creyendo que la plenitud se encuentra imponiendo a los demás sus propios pensamientos, sentimientos y creencias, tú ríndete al Corazón de Cristo.

Mientras tantos hermanos tuyos en el mundo se rinden al miedo, a la depresión, a la tristeza, creyendo que la vida en la Tierra, así como la conocen, es lo único que Dios les ofrece para experimentar, sin encontrar la salida de la oscuridad en la cual se adentraron, tú ríndete al Corazón de Cristo.

Mientras tantos hermanos tuyos en el mundo se rinden a la condición humana, en una lucha constante por el poder y por la supervivencia, ignorando la Verdad y el Reino de Dios dentro de sí mismos, tú ríndete al Corazón de Cristo.

No veas lo que acontece a tu alrededor con ojos de crítica y de superioridad, porque, sin saberlo, estarás dejándote conducir por las mismas fuerzas e impulsos que motivan a los corazones de aquellos que se pierden en su propia oscuridad.

Que, para ti, todo sea un motivo para rendirte más al Corazón de Cristo, tornando cada vez más sincera tu entrega.

Deja que de tu corazón emane la compasión hacia el mundo y aprende a transformar la compasión en Amor verdadero, profundizando, cada día, en tu entrega, rindiendo tu corazón al Corazón de Cristo.

Tu Padre y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hijo, a las puertas de un último y definitivo ciclo para la humanidad, clama por misericordia y discernimiento para que tus pasos sean los correctos y el camino por ti escogido te lleve siempre al Corazón de Dios.

A las puertas de un último y definitivo ciclo para la humanidad, déjate inundar por la Humildad que proviene del Corazón de Dios.

Tu Señor ya comienza a dar los primeros pasos en dirección a la Tierra y no será el oro del mundo el que te hará brillar delante de los Ojos de Dios para que Él te encuentre. La perla revelada en tu corazón, cuando limpies y purifiques el lodo de tus miserias, será para Dios la señal y el sello, para que Él encuentre a los redimidos sobre la Tierra.

A las puertas de un último y definitivo ciclo para la humanidad, no dejes que la vergüenza y el miedo de verte humillado sean mayores que la Gracia de alcanzar la humildad. Déjate desnudar de las cosas del mundo y que solo a él le pertenezcan sus vanidades.

Llegará el día en que Dios buscará recibir de ti, la multiplicación de los tesoros que te fueron entregados, pero, si no los hubieras conocido, ¿cómo podrás multiplicarlos?

Dios no te entregó las riquezas de la Tierra sino virtudes ocultas en el corazón, a veces encubiertas, incluso, por destrezas y buenas apariencias pero que, en verdad, no son lo que tu Creador espera de ti.

A las puertas de un último y definitivo ciclo para la humanidad, busca en tu corazón la virtud mayor de la rendición, el tesoro de la fe, la riqueza de la caridad, la alegría de la entrega. Cielo y Tierra pasarán, pero lo que Dios colocó en tu interior se multiplicará.

Ríndete, como Dios se rindió, siendo niño en los brazos de María Santísima.

Ríndete, como el Creador, escapando de la muerte hacia Egipto, en profunda entrega en las manos de Sus Santos Hijos, convertidos allí en Sus Padres.

Ríndete, en el silencio de Dios, siendo negado en la tierra que eligió para santificar, caminando hacia pueblos distantes que supieran escucharlo.

Ríndete, como el Dios que sabe perdonar, que lanza al suelo la piedra de los pecados de los hombres, lanzándoles, en su lugar, Perdón y Misericordia.

Ríndete, como Cristo, que siendo perfecto se sentó a la mesa de los pecadores e invitándolos, así como eran, los perdonó y redimió sus pecados.

Ríndete y transforma la soledad, el sacrificio y el dolor de la cruz en un real y perfecto amor, que cruza y transforma los Universos.

Ríndete, como el Dios rendido a la muerte, pero también rendido a los misterios de la fe; que devuelve la vida y resucita con Aquel que murió por ti, que hoy vive para enseñarte a volver a la vida.

A las puertas de un último y definitivo ciclo para la humanidad, hijo, ríndete y ya no juzgues, no critiques, no difames, no finjas y no peques más.

Tu Padre y Amigo

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hijos:

Todo está cumplido cuando el corazón es humilde delante de Dios y del prójimo.

Todo está cumplido cuando la consciencia comprende la importancia de cada Reino de la Naturaleza y de cada esencia viva en la manifestación del Plan de Dios.

Todo está cumplido cuando la fe trasciende las apariencias. Todo está cumplido cuando el amor vence a la individualidad y al egoísmo, y los seres comprenden y viven el principio de la unidad.

Todo está cumplido cuando la mente se silencia y da espacio a la voz del corazón. Todo está cumplido cuando la ignorancia cede lugar a la verdad y las dudas son disipadas ante la expresión de la luz.

Todo está cumplido cuando la búsqueda de la felicidad da espacio al encuentro con la verdadera alegría de cumplir la Voluntad Divina.

Todo está cumplido cuando la materia se rinde y, entregando sus aparentes límites, descubre en sí misma al Infinito.

Todo está cumplido cuando la transformación alcanza a la consciencia, y el espíritu se encuentra preparado para recordar su origen.

Todo está cumplido cuando los seres aprenden a perdonar, y ese perdón abre las puertas a la redención planetaria.

Todo está cumplido cuando la paz triunfa en el interior de los seres, y los pacificadores la establecen en el suelo sagrado de la Tierra.

Todo está cumplido cuando la oración se torna el único idioma, la única forma de expresión del verbo humano, extirpando de su boca y de su consciencia toda crítica, todo juicio y toda separatividad.

Todo está cumplido cuando los hombres escuchan la Voz de Dios y responden a Su Llamado.

Todo está cumplido cuando los corazones se reconocen jardineros de la nueva vida en este mundo y preparan, con virtudes y Leyes divinas, el suelo fecundo de la Tierra.

Hijos, todo estará cumplido cuando lean Mis palabras y las vivan. Ustedes podrán, un día, mirarse a sí mismos y comprender que allí se encuentra el libro vivo que, a pedido de Dios, escribí en la consciencia humana.

Su padre y compañero,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hermana Lucía de Jesús:

Cuando San José se aproximaba para transmitir Su mensaje, comenzó a mostrarnos algunas imágenes de la vida de Jesús anteriores al cumplimiento de Su misión pública. San José mostraba a Jesús trabajando en una carpintería, conversando con personas, caminando solo… Y, mientras mostraba esas imágenes, decía: “Hijos, Jesús vivió tres años públicamente, pero treinta en el anonimato. Vivió tres años proclamándose el Hijo de Dios Vivo, pero treinta en humildad, como simple carpintero, nacido en una familia pobre. Con eso, aprendan que no hay quien viva mejor una tarea pública que aquel que aprendió a vivir en el anonimato”.

Y, entonces, me pidió que anotara el mensaje de hoy.

 

No hay guerrero más valiente que aquel que se vence a sí mismo.

No hay predicador más preparado para su misión que aquel que se prepara en el silencio.

No hay corazón más dispuesto a recibir a Cristo que aquel que se abandonó a sí mismo por medio de la esencia de la humildad.

Hijo, no hay alma más consagrada a Dios que aquella que reconoce que su consagración comienza en el espíritu y que su rendición absoluta es lo que más importa, porque si no hay rendición, no habrá ninguna consagración.

Vive, con la alegría que puedas sentir, la renuncia a ti mismo.

Alégrate al esperar en el Señor la hora en que Él te llamará a Su lado y deja que la humildad sea la que prepare tu espíritu para la misión que debes cumplir en estos tiempos.

No hay corazón más atento a Mis palabras que aquel que aspira a vivirlas y que intenta hacerlo, todos los días, en el silencio de su corazón.

Recuerda lo que hoy te dije con simples palabras, pues aquí se encuentra la diferencia entre vivir una experiencia crística y no encontrarla nunca.

Tu padre y amigo,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hermana Lucía de Jesús: Cuando San José llegó, nos mostró una escena donde Él tenía, aproximadamente, treinta años. Era de noche y caminaba solo en un monte, mirando hacia el Cielo estrellado y conversando con Dios. Pidió, entonces, que anotáramos lo que, en aquel tiempo, Él le decía al Padre en oración y que ahora nos permitía escuchar. Él oraba:


Señor, cúrame


Señor, cúrame, ingresando con la potencia de Tu Amor
en todos mis átomos y moléculas.

Señor, cúrame, quemando con el fuego de Tu Santo Espíritu
cada partícula de mi pequeño ser.

Señor, cúrame y disminuye mi alma a una verdadera nada,
para que yo reconozca Tu Grandeza e infinita Majestad.

Señor, cúrame y muestra Tu Faz a mis ojos impuros,
para que yo te reconozca como el Padre,
la Verdad y el Origen de todas las cosas.

Señor, cúrame y retira de mí lo que se cree separado de Ti.
Demuéstrame, oh Dios de toda la Creación,
que Tú estás en todas las cosas;
estás por detrás de toda ilusión, escondido en la esencia de cada ser.

Señor, cúrame, vénceme y déjame rendido a Tus Pies.
Que todo mi ser reconozca Tu Poder
y se regocije en Ti eternamente.

Dios del Amor, Dios de la Verdad,
Dios de la Pureza, Dios de la Alegría,
Dios de los pobres y de los ricos, Dios de los sanos y de los enfermos,
Dios del Cielo, de la Tierra y de todo el Universo,
Dios del Cosmos, Dios de la Existencia, Dios de la Creación,
cúrame, renuévame y haz que yo Te descubra
tan dentro de mí, como si fuese yo mismo.

Revela, Señor, que Tú eres en todas las cosas,
y todas las cosas son en Ti.
Revélate en unidad con Todo y,
así, cúrame, Señor.
Amén.


La verdadera cura proviene de la rendición del corazón ante Dios, del reconocimiento de Su Grandeza y de nuestra pequeñez ante Él.

La cura, que debe nacer en el espíritu y reflejarse en la materia, no es nada más, hijos, que la desmitificación de la unidad y la vivencia absoluta de ella.

Cuando ustedes comprenden la Presencia de Dios en todas las cosas, no hay enfermedad ni en el cuerpo ni en el espíritu que pueda abatirlos, porque cuando la consciencia vive la unidad con Dios, todas sus células son abarcadas por esa Presencia divina y encuentran el Principio del Padre en sí mismas, disolviendo así todo desequilibrio, toda enfermedad, toda angustia y todo dolor.

Por eso, hoy les enseño a pedir la cura al Señor. No pidan la cura del cuerpo, de la mente ni de las emociones: pidan la cura de la separatividad, de la ignorancia, de la ilusión y, así, hijos, descubrirán que el espíritu sano es aquel que se une al Dios Vivo, que lo encuentra dentro de sí mismo, multiplicado en sus células, animando su cuerpo, impregnando con Su Santidad, tanto la materia como el espíritu.

Oren de corazón, oren como humanidad, porque está muy enferma y si ustedes, como células de ese gran cuerpo humano, reconocen la unidad con Dios, poco a poco irán curando los males que aún impregnan al mundo.

Yo los amo y les dejo Mi bendición y Mi paz, para que se curen y, así, atraigan la cura para todo el planeta.

Su padre y curador,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hijo:

No te olvides de pensar en el planeta más que en ti mismo. Aquel que aspira a conocer todas las ciencias y se olvida de lo más importante de todo, que es el amor al prójimo y al Plan de Dios, no encontrará jamás el camino que lo lleva a Cristo.

Concentra entonces tu atención, todos los días, en la vida de Aquel que vino al mundo para ser tu ejemplo. Reaviva Su Evangelio sin tratar de ser un mesías, sino viviendo la Enseñanza que Él trajo al mundo. Mesías hubo uno solo y siempre habrá solo uno, porque esa es una misión única que terminará de cumplirse en el retorno de Cristo. El estado de Cristo es elque se debe multiplicar. Es en la vivencia de esta Enseñanza que debe estar tu atención. Acuérdate que Jesús alcanzó la cristificación en la Cruz cuando, solo con Su humanidad, fue capaz de perdonar y de amar a los hombres, al planeta y a los Planes de Su Padre más que a la propia vida.

No te pediré, hijo, que mueras en la cruz para aprender a amar, pero sí que mueras todos los días un poco más, porque cada vez que mueres un poco, aprendes sobre el amor verdadero, el Amor Crístico.

Renuncia a toda gloria en la Tierra, a todo reconocimiento, a toda honra, incluso cuando esa honra te sea otorgada por los hombres, por la admiración de verte virtuoso y adherido a los Planes de Dios.

Jesús podría haber descendido de la cruz y convencido a los hombres de Su Poder. Si lo hubiera hecho, tal vez muchos hombres lo hubieran honrado y hubieran creído que Él era verdaderamente el Mesías, pero la Enseñanza de Cristo era también un aprendizaje para Él: desde Su nacimiento hasta la muerte, debería demostrar a la humanidad que no es por la gloria, por el engrandecimiento ni por el uso del poder que se llega a Dios, sino tan solo por la simple humildad y resignación delante del Padre.

Jesús sabía que todos los poderes que tenía pertenecían a Su Padre, y esos poderes le fueron retirados en la Cruz para que Él aprendiera del máximo poder que proviene de no tener y de no ser nada: el Amor y la Misericordia.

Fue así que Cristo renovó la consciencia humana e incluso la vida universal; pues no solamente en la Tierra, sino en todo el universo, se valoraba el poder y el uso de las fuerzas y de las energías.

Toda la Creación vivió un aprendizaje con el ejemplo de Cristo, pues después de haber renunciado a Sí mismo y a Su Vida, hizo renacer Su Cuerpo y recobró la vida de Sus Células, solo con la potencia del amor alcanzado en la Cruz. No hubo ciencia, sustancia, energía ni vibración que, en un laboratorio, hiciera revivir el Cuerpo de Cristo: fue el puro amor, renovado por la renuncia y por la entrega de Jesús, lo que le devolvió la vida.

Aprende así, hijo, a renovar una vez más la condición humana con ese ejemplo vivo de Cristo dentro de ti y delante de ti. Imítalo, venciendo el miedo que humanamente atormenta a tu corazón y ábrete a no ser nada.

Aquel que, en humildad, fue nada y alcanzó todo, tu padre y compañero,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Ser Humano sin ser humano

La ciencia de estos tiempos, hijos, es la trascendencia del viejo hombre y el nacimiento del nuevo. Nacer sin morir en el cuerpo. Hacer renacer la materia, trascendiendo lo que estaba corrupto.

El nuevo hombre nace dentro de la consciencia. Es fruto de la purificación interior, del acto de expurgar lo viejo para que lo verdadero pueda surgir.

El nuevo hombre, hijos, en verdad no es nuevo; él siempre estuvo dentro de cada ser humano; es el principio, la realidad, el inicio de todo y también el fin, la meta hacia la cual ustedes caminan.

El viejo hombre se apoderó de la verdad y construyó sobre la esencia una vida de ilusiones; creó, por encima de lo que es, algo que no existía y ocultó el Pensamiento Divino con el pensamiento humano.

La humanidad, hijos, es una raza semejante al Padre en muchos aspectos que los hombres desconocen. Uno de ellos es la capacidad de crear con el pensamiento, con el sentimiento y con el corazón, capacidad hasta entonces concedida solo a los ángeles. Pero, como una gran paradoja universal, esa semejanza con Dios los apartó del Creador porque, en vez de aprender con el amor, crearon con el pensamiento un falso hombre y una falsa evolución, que los llevaba más hacia el abismo que a los Cielos.

Influenciados por la ilusión del tiempo en que vivían, los seres humanos fueron distanciándose cada vez más del Todo e ingresando en sí mismos. Fueron perdiendo la capacidad de estar en todo, lo que la semejanza con Dios les ofrecía, y perdieron la consciencia de la unidad, fortaleciendo, como una ley humana, la individualidad.

Hijos, ¿cómo puede un ser, que fue creado para vivir la unidad, competir con sus semejantes, crear trampas a la evolución del prójimo, querer ser mejor o peor que los demás?

La respuesta a esas preguntas está, no solo en la dualidad propia de este mundo, sino también en toda la ilusión en la cual se colocó la humanidad como consciencia.

Reconozco, hijos, que, después de tantos ciclos evolutivos como raza, es más fuerte la ilusión que la verdad; es más fácil permanecer en lo viejo que arrancarlo de sí mismos para que lo original pueda surgir. Sin embargo, es necesario que todos sean conscientes de lo que viven y de la batalla interior, individual y humana que deberán vivir en estos tiempos, para volver a los orígenes, al Plan Original de Dios.

Cuando oran de corazón y cuando se permiten vivir virtudes espirituales, como la humildad, la fraternidad, la compasión y el perdón, ustedes están viviendo desde la verdad, del hombre original o del nuevo hombre y, poco a poco, podrán ir destituyendo el reinado de lo viejo sin que eso les cause una gran desestabilización o sufrimiento.

La vivencia de la verdad, de una forma armoniosa, solo depende de la rendición de cada ser.

Todo lo que les digo hoy es para que se inspiren en buscar dentro de ustedes la verdad, y no permanezcan en lo viejo, en lo ilusorio.

Que Mis palabras los lleven a buscar, dentro de sí mismos, esa semejanza con lo Divino, que quedó oculta por las capas de la ilusión y que es ignorada por la gran mayoría de los seres humanos.

Ahora, hijos, es momento de ser Humano, sin ser humano, y descubrir la verdad sobre sí mismos.

Las llaves para todas las puertas que los llevan al Camino de la Luz se guardan en la oración y en la práctica de las virtudes.

Yo los amo y les dejo Mi paz.

Que así como Yo pude descubrir la verdad y la semejanza con Dios, que todos los que Me escuchan puedan hacerlo. Esfuércense y perseveren.

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Para ser un compañero de Cristo, intentarás trascender las leyes y tendencias de la Tierra, porque no puedes seguir con pensamientos humanos los pasos de Aquel cuyo Espíritu y Divinidad no provienen de este mundo.

Deja el pensamiento planetario para los que solo buscan las riquezas de la Tierra, la gloria y la honra pasajeras que aquí se alcanzan. Busca para ti la gloria de Dios y, en vez de buscar ser honrado, rinde honras a Aquel que es digno de recibirlas.

Busca para ti la recompensa de los mansos, que es el corazón humilde. Sé más ambicioso que los homFbres de la Tierra y busca para ti un lugar en el Reino del Universo. Aunque seas eternamente siervo, no habrá mejor Rey al cual servir sino a Aquel que es Uno con todo lo que fue creado y cuya misericordia no se mide con los patrones existentes, ni en este mundo ni en ningún otro.

No te desanimes, hijo querido, con las derrotas que vives en la Tierra; glorifica a tu Padre y Dios, cada vez que eres humillado,porque estarás aprendiendo así, cómo se alcanzan mayores Gracias, Gracias verdaderas, Gracias Divinas.

Ríndete como siervo, como nada; sé la alfombra en la cual pisan los que buscan la gloria del mundo. Deja que los otros sean mejores y victoriosos en todo.

Piérdete, incluso de ti mismo, y harás de ti una victoria para Aquel que es el único vencedor de toda la Creación, porque se perdió de sí mismo y, así, volvió a la Esencia Divina.

¿Por qué temes tanto salir de las leyes de la Tierra?

¿Por qué temes tanto perder los tesoros del mundo?

¡Oh, hijo querido!, descubre la Gracia de ser pobre de ti y de todo y jamás querrás otra cosa sino la nada.

¿Por qué te aferras tanto a este mundo y a su forma de vida, si tú no provienes de él ni permanecerás en él para siempre?

Vive en este mundo como debes vivir; haz de él lo que él es: una escuela de trascendencia, de redención, de amor. Estás aquí para ser lo que no eres, para renunciar a lo que ves, para redimirte y para amar todo lo que existe, bueno o malo, como forma de dejar que el amor todo lo transforme.

Escoge la simplicidad, la alegría, la libertad del espíritu. Regocíjate en la humillación, tórnate pleno en la obediencia, resígnate a ser nada y verás que todo te será dado. Regocíjate en la humillación, tórnate pleno en la obediencia, resígnate a ser nada y verás que todo te será dado.

Sé libre, libre del mundo y de ti mismo. No le des al mundo un peso mayor del que ya tiene.Tórnalo leve, vaciándote de ti. Vacíate del amor propio, de quereres y pareceres, de aspiraciones. Fluye en la Voluntad Divina, fluye en lo que Dios envía para tu vida y nada, hijo, ni en el espíritu ni en la materia, te faltará. 

No temas parecer débil y renunciar a vencer en las competencias impuestas por los hombres. Da un paso atrás cuando veas que la competencia viene a tu encuentro y ríndete a la humildad. Ya verás cuán inquebrantable fortaleza se construirá en tu interior, pues es en tu humildad y pequeñez que habitará el Rey del Universo, que no busca para sí grandes castillos, pero sí, simples pesebres para nacer.

Confía en lo que digo y recuerda Mis palabras. Sigue Mis pasos, pues Yo te conduzco a Cristo, y Él te llevará a Dios.

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Oración de Unión a la Humildad de Dios

Sagrada Humildad que proviene del Corazón de Dios,
trasciende las barreras de mi ignorancia.

Sagrada Humildad que proviene del Corazón de Dios,
derrota mis resistencias.

Sagrada Humildad que proviene del Corazón de Dios,
abre mis ojos a la verdadera luz
y retira mi consciencia de los abismos
del orgullo y de la vanidad.

Sagrada Humildad que proviene del Corazón de Dios,
disuelve mi pequeñez en tu grandeza
y muéstrame el verdadero propósito
de la creación humana.

Sagrada Humildad que proviene del Corazón de Dios,
úneme al prójimo y a los Reinos de la Naturaleza
para la concreción del Plan Divino.

Permite que mi consciencia reconozca
la Presencia del Creador en todas las cosas
y glorifique Su existencia en todo tipo de vida.

Sagrada Humildad que proviene del Corazón de Dios,
permíteme ahora y siempre vivirte con perfección,
así como hizo el Señor,
que disminuyó Su grandeza para estar entre los hombres
y confirma Su infinita Misericordia,
retornando al mundo.

Sagrada Humildad que proviene del Corazón de Dios,
que seas Tú un principio fecundo en el corazón humano.

Amén.
 

De rodillas, oren y pidan a Dios que los ayude a imitarlo, porque solo el corazón verdaderamente humilde superará las pruebas que vendrán y el rayo de la Justicia de Dios, que partirá y destruirá las estructuras del orgullo, de la arrogancia, de la soberbia y de la vanidad del corazón humano.

Sean firmes en la humildad y ríndanse al amor. Sean valientes para que se dejen vencer por Dios. Sean fuertes para que se levanten con esperanza y disposición de renacer en Cristo, cuando el Señor derribe al viejo hombre dentro de sus consciencias.

 Humildad y paz son las claves para estos y para todos los tiempos.

San José Castísimo, padre de la sagrada humildad

 

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Calma tu corazón, entregándolo a Dios.

Aquieta tu mente, rindiéndote a los pies del Creador y lanzándote firmemente al cumplimiento de Su Voluntad y no de la tuya.

Serena tu espíritu con la certeza del triunfo de Dios en la Tierra.

Fortalece tu interior con la simple oración y descubre qué fácil es vivir en paz y en armonía con toda la Creación.

Busca dentro de ti la unidad con el Todo y sé parte conscientem del Plan de Dios.

Si quieres ser humilde de verdad para que se cumpla en ti el Pensamiento de Dios, resígnate a ser servidor de todos y deja que en todo sean mejores los demás.

Obedece, entonces, con el corazón y con la rendición de la mente, porque si el corazón trata de obedecer, pero la mente no se rinde, podrás incluso aparentar ser obediente y bueno, pero nunca alcanzarás la paz. La mente podrá llevarte a aparentar muchas cosas,aunque solo encontrará la paz el día de su rendición.

Dejar la mente rendida delante de Dios es entregarle las propias potencialidades y no tenerlas en cuenta, a no ser que el mismo Dios disponga las situaciones de la vida en las cuales ellas sean necesarias.

Rendirse mentalmente es renunciar a la propia forma de pensar, de actuar y de ser. Renunciar a todo lo que se asimiló como aprendizaje, para estar vacío y dispuesto al permanente cambio, característico de estos tiempos.

Rendirse de corazón es simple, porque el corazón es la mente del alma y cuando el alma aspira ardientemente a encontrar a Dios, el corazón no teme lanzarse en esa aventura. Pero la mente, que es la reina de los sentidos y de la materia, jamás querrá perder su reinado y le costará mucho entregar el trono para ser sierva de un Rey tan incomprensible y poco alcanzable para ella y sus capacidades.

Comienza por el corazón, que ya conoce la verdad que el alma le imprimió y, poco a poco, anímate a dar pasos aún mayores, para alcanzar aquello para lo que viniste al mundo; aquello que necesita que seas lo que nunca fuiste en apariencia, pero que siempre fuiste como esencia que proviene de Dios.

Te amo y te dejo Mi bendición paternal.

San José Castísimo

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