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Serie – Manifestación de Aurora – Parte VI
De Mi Corazón Misericordioso hoy emana un rayo verde de cura, pues Mi deseo, dentro de muchas aspiraciones, es poder manifestar la contraparte de la cura en la superficie de Aurora, es decir, aquella parte de la cura externa e interna que necesitan los cuerpos de las personas para poder restablecerse y sanarse.
Por esa razón, esta parte del proyecto de la manifestación de Aurora es muy importante para Mí, porque aspira a que en el área de Redención 1 se construya la Casa de la Cura y de la Restauración, absolutamente consagrada al Hermano Pío; pues ella será, finalmente, su lugar dentro de Aurora, en donde su presencia podrá curar a las almas.
La Casa de la Cura y de la Restauración en Redención 1 servirá de grandísimo apoyo para la etapa posterior a la cura espiritual que ofrece Aurora. Esa Casa, que tendrá como guardián al propio Hermano Pío, recibirá a los corazones que hayan pasado por el proceso de liberación espiritual.
Esa Casa simple, pero armoniosa, cumplirá una de las tareas más importantes dentro de la tarea espiritual del Reino de Aurora. Ella se encargará de las fases externas e internas de la purificación y de la rehabilitación, teniendo como base los conocimientos recibidos por Fray Ameinó a través de las terapias externas; así como también contará con un área ambulatoria para atender a la comunidad local y a los colaboradores que estén en Aurora.
La Casa de la Cura y de la Restauración será la primera sede del sector salud y cura en Uruguay y esta Casa deberá contar con seis consultorios, dos salas de hidroterapia, un área ambulatoria, un área de enfermería y un área para la elaboración de medicamentos naturales, así como para el procesamiento de todas las hierbas medicinales. También contará con una infraestructura externa más pequeña que albergará cuatro habitaciones con una pequeña cocina, unos baños y una lavandería para los pacientes que permanecerán en tratamiento por algunos días en Aurora.
De poder concretarse esta construcción podría decirles que el cincuenta por ciento de la tarea del Reino de Aurora ya estaría realizada.
La Casa de la Cura y de la Restauración no solo atenderá semanalmente a los corazones que lleguen para el proceso cura, sino que también servirá para el tratamiento de los integrantes de la Comunidad-Luz de Aurora y de la comunidad local.
Esperaré con alegría la concreción de la Casa de la Cura y de la Restauración de Aurora. Este impulso también permitirá reparar y reconstruir los edificios que ya existen y que necesitan de un inmediato mantenimiento, para que los hermanos que allí viven puedan llevar adelante las tareas designadas.
Contaré con la ayuda honoraria de arquitectos, ingenieros, constructores, obreros y colaboradores que quieran pasar un periodo en Aurora para evaluar, junto a la coordinación de la Comunidad-Luz de Aurora, este proyecto de su Señor.
¡Les agradezco por esforzarse por cumplir la tarea de Aurora para el Uruguay y el planeta!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Para que la vida divina encuentre en tu corazón una puerta para ingresar en la humanidad, debes tener como prioridad la manifestación de esta vida.
Cuando seas consciente de que lo más importante es la unión con Dios, busca esa unión a cada instante y no necesitarás estar encerrado en una capilla para eso, porque existen muchas formas de unirse al Padre, y una de ellas es siendo Su obrero y construyendo en el mundo Su Obra, para que no solo tú, hijo, sino que muchos otros se unan a Él.
No necesitarías perder la oportunidad de contemplar el Corazón de Dios y de estar perfectamente unido a Él; pero en tanto tus obras aún sean para ti, ellas te separarán de Dios y, aunque creas que son para Él, no conseguirás encontrar en tu labor esa unión.
La profundidad de la consciencia de cada uno solo es conocida por sí mismo y, si buscas dentro de ti, sabrás si tu intención es construir algo para Dios o si estás buscando engrandecerte a ti mismo y recibir los méritos por la concreción de dichas obras que ayudas a manifestar.
¿Por qué Santa Teresa de Jesús alcanzaba la contemplación si tantos días y tantas horas se ocupaba de fundaciones, construcciones, de formar consagrados, de contactos con la sociedad?
Porque ella sabía que aquello que estaba haciendo no tenía otra finalidad sino la de manifestar una obra que permitiera la unión del corazón humano con Dios.
¿Cómo podría el padre Pío contemplar si estaba tan ocupado en confesiones, en administrar la construcción de un hospital, con el dolor que le causaban las llagas de su cuerpo y también las llagas de su corazón, causadas por la incomprensión de los hombres?
Porque él sabía que todo lo que hacía no tenía otra finalidad sino expandir un reinado divino cuyo rey no era él, era Cristo.
Hijo, si quieres crecer como alma, como consciencia y como siervo de Dios y si quieres ser un verdadero instrumento de Dios y constructor de Su Obra en el mundo, olvida desde ya los méritos que deseas para ti.
Si estás haciendo algo y en el fondo te gratificas por manifestarlo, medita y pide misericordia por tu ignorancia y por querer ser reconocido por una obra que no es tuya. En cada instante medita en tus intenciones y todo lo que hagas, hazlo para Dios y no para ti.
Si en tus actividades practicas lo que te digo y en todo estás tratando de agradar al Señor y crear condiciones para que la humanidad tenga una forma de unirse a Él, cuando llegue el momento de orar, no te costará tanto encontrar al Padre, porque en ningún momento te apartaste de Él.
Así, hijo, tu vida dejará de ser un eterno caer y levantarse, un eterno distanciarse y aproximarse a Dios, y cada día, en cada liturgia, tendrás la oportunidad de unirte aún más a Él.
En tus manos está la posibilidad de evolucionar y de alzar vuelo a mundos sublimes o permanecer en ti mismo, con los ilusorios méritos de una obra que no es tuya.
Por el crecimiento interior de la humanidad y por su unión con Dios es que te digo estas cosas.
Te dejo Mi bendición.
San José Castísimo
Queridos hijos:
Como vuestra Madre del Cielo, Soy pura y digna de vivir eternamente en vuestros corazones, porque será por medio de la sagrada invocación de Mi nombre santo que ustedes se podrán curar de cualquier dolor y sufrimiento.
Hoy estoy presente en dos sagrados lugares de cura para las almas tan necesitadas de la Misericordia de Dios. Hoy estoy aquí con ustedes en la Sagrada Casa del Hermano Pío y también estoy en la Sagrada Casa de la cura para la humanidad en Aurora. Así vuestra Madre Celeste une a través del tiempo real de Dios estos dos lugares, para que recuerden que vuestra Madre Curadora y Corredentora tiene especial predilección por estos recintos sagrados, totalmente donados para las almas que buscan la verdadera reconciliación con Dios.
Como vuestra Madre Sanadora, les acerco muchas almas y esencias que en estos tiempos necesitarán de la rehabilitación del corazón y de la vida. Si el corazón no se rehabilita por la fe y por la oración, ¿cómo sucederá, queridos hijos, la cura profunda del corazón?
Por eso, desde el principio de esta obra, la Sagrada Casa del Hermano Pío y el Centro de Cura Espiritual de Aurora fueron manifestaciones de la Voluntad Divina para acoger y ayudar en la redención de una parte de la humanidad. Algún día miles de personas golpearán vuestras puertas, para pedir auxilio, recogimiento, cura y liberación, por eso vuestra Madre Celeste los viene preparando para cuando llegue ese tiempo, tiempo que estará señalado por la purificación de la Tierra.
En estas dos casas de cura he designado la presencia de ángeles, de universos celestiales distantes a la Tierra, para que guarden y amparen este sagrado proyecto. A través de la instrucción que ustedes recibieron a lo largo de treinta años, fueron formados para asumir en este tiempo esta sagrada tarea, que no se centrará solamente en procedimientos que produzcan alivio, sino que vuestro verdadero medicamento, hijos Míos, siempre será el amor.
Amor de Dios que reconstruirá vidas y liberará faltas. Amor que cerrará puertas al mal. Amor que aliviará el alma que esté condenada y presa desde hace mucho tiempo. Por eso San Pío, Vuestro Hermano Espiritual, es quien siempre los inspirará y les mostrará el camino, aquí en Figueira como en Aurora. Después de cincuenta años de estigmas y de entrega San Pío, como curador de almas y de corazones, se preparó para acompañarlos en este último tiempo de transición.
Hijos amados, ustedes cuentan con una preciosa ayuda espiritual, así nuevamente Mi Inmaculado Corazón triunfará en vuestras vidas y en la vida de los más necesitados de amor. Recuerden, hijos, el amor será la llave maestra que curará al espíritu herido.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los une a la Fuente de la Cura Universal,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Antes de que María apareciera, Padre Pio se manifestó delante de nosotros. Él traía en las manos una corona de flores y otras flores sueltas. Rezaba el rosario esperando a Nuestra Señora y, cuando los portales se comenzaron a abrir, colocó en el camino de María las flores que tenía en las manos y, en el lugar donde Ella colocaría los pies, la corona de flores. Cuando María apareció, Padre Pio se arrodilló y tocó con su cabeza los pies de la Madre, permaneciendo así durante todo el tiempo en el que Ella estuvo presente. En el final de la Aparición, él se despidió y se fue junto con María.
Yo soy la Madre de los perdidos y de los desamparados.
Yo soy la Madre de los arrepentidos, de los redimidos, de los rescatados.
Vengan a Mí los pecadores y Yo los santificaré.
Vengan a Mí los incrédulos y Yo les daré la fe absoluta.
Vengan a Mí los valerosos, porque construiré sobre ellos una fortaleza y los congregaré en Mi ejército de paz, que vencerá el mal a través de la oración y del amor al Creador de todas las cosas.
Vengan a Mí los imperfectos, pero valientes, pues se dejarán moldear en Mis santas manos y permitirán que Yo los conduzca en Mis brazos al Corazón del Universo, al Rey de reyes, al Cristo Redentor.
Hijos queridos, no llamo a Mi encuentro a los perfectos, porque Este ya se encuentra en el Reino de los Cielos a la derecha de Dios. Llamo a Mi lado a aquellos que permitirán ser transformados y purificados por el fuego de la oración, y por Mi presencia sacratísima en este mundo.
Hoy traigo a vuestro encuentro a San Pio de Pietrelcina para que vuestros corazones encuentren en él un ejemplo a seguir. Este Mi amado santo, hijos Míos, fue capaz de confiar en Cristo, en San José y en Mi Inmaculado Corazón, sobre todas las cosas. Él estuvo dispuesto a comprender los misterios del Cielo y a vivir en sí los dolores de la Pasión de Mi Hijo, aún cuando todo el mal que existía en el mundo fuera contrario a la misión que estaba recibiendo.
Como a Padre Pio, invito a cada uno de ustedes a entregarse a los Misterios del Reino de Dios, a no permanecer en la ilusión de los días de este mundo, atrapados en la vida común.
Los invito a trascender la comprensión humana y a comprender los milagros celestiales, porque los vivirán en sí mismos.
Pero sepan, Mis queridos, que aquellos que se disponen a seguirme, deberán estar dispuestos también a enfrentar al mundo y a sí mismos. Deberán vencer el miedo que habita en vuestras células, miedo de no ser aceptados por los demás, miedo de no ser amados por los seres de este mundo, miedo de no ser comprendidos, miedo de ser perseguidos.
Hoy les digo que la Gracia que les ofrezco es puramente interior, sin embargo aquel que la viva plenamente no dudará en negar la gloria del mundo y abrazar el sacrificio y la renuncia, por toda la Gloria que vivirá en los Cielos.
Mis amados, Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida y dio el ejemplo a todos de cómo se llega al Reino de los Cielos: amando sin ser amado, donando sin recibir nada a cambio, sufriendo por los que los persiguen, vertiendo sobre los injustos y pecadores la Misericordia que se imprimió en Su propia sangre.
Y aquellos que siguieron Su ejemplo, nuevamente dieron muestras al mundo de que es posible vivir la transformación en Cristo y fundirse con Él, incluso viviendo en sí mismos los misterios de Su Pasión.
Vengan a Mí los pecadores y Yo los santificaré.
Vengan a Mí los que, con coraje, abandonarán el mundo y sobre todo a sí mismos, porque Yo les mostraré el Reino de Dios.
Vengan a Mí los que no temen renunciar y que aprenderán a amar el sacrificio, porque Yo les mostraré el Rostro de Dios.
Esta, Mis amados, es Mi única promesa: sacrificio, renuncia y oración, para que aprendan a amar y perdonar, para que vivan la redención.
¿Quién extenderá las manos para aceptar lo que Yo les entrego?
¿Quién vendrá a Mí todos los días?
¿Quién se dejará guiar al Corazón de Cristo, más allá de la purificación de este mundo?
Los aguardo, los amo y los conduzco siempre.
Vuestra Madre, María, Rosa de la Paz
En la fecha santa de San Pío de Pietrelcina, hoy los llamo para que recuerden la inocencia y la pureza de esta gran Consciencia que llevó grabadas en su cuerpo las señales de Mi Pasión.
En él, vean reflejado el ejemplo de la simplicidad y del amor, de la valentía de servir a Dios y de cumplir con la Voluntad del Padre por encima de todas las cosas.
Vean en este Santo Padre Pío, la señal del amor verdadero y fuerte por la humanidad.
Ahora, como un Instructor de la humanidad, acéptenlo como el mediador y confesor por las virtudes de su vida. Que en el ejemplo de su sagrado sacerdocio puedan encontrar el camino para su comunión Conmigo.
En este día bienaventurado, el Cielo y la Tierra agradecen por la presencia de esta Consciencia Sagrada que, al igual que ustedes, imitó el camino de fe y de amor a través de Mi Sagrado Corazón.
Recuerden que este Santo Padre Pío, es el mediador en los casos imposibles y quien cultivará en sus seres el amor por la humildad.
Bajo el Bien del Padre, sean bienaventurados.
Gracias por permanecer en Mi Sagrado Corazón.
Cristo Jesús
¡Siempre sea alabado Jesucristo en ustedes y en todo el mundo!
Después de la venida del Hijo de Dios, viene hoy a vuestro encuentro interno Mi Casto y Humilde Corazón para anunciar Mi fraterna y amorosa compañía espiritual a todos los misioneros, que a causa de las leyes terrestres no han podido embarcar en la misión importantísima que la Virgen María les encomendó.
Por eso, hoy más que nunca, pequeños hermanos Míos, Yo les pido a todos los grupos orantes que oren para que los planes celestiales de paz y redención que imparten los Tres Sagrados Corazones de Jesús, María y San José puedan sembrarse en todos los necesitados corazones del mundo.
Hoy me anuncio a ustedes para instruirlos al respecto de que, si dicha misión a India demorara más allá de lo previsto, es decir, más allá del próximo mes de agosto, les anuncio que existirán también otras misiones que estaban esperando madurar en vuestras consciencias, misiones hacia naciones como Tailandia, Sri Lanka, Nueva Zelanda y los países asiáticos, que en este tiempo son los que más necesitan de piedad, de amor, de servicio abnegado y de Misericordia.
Sepan, Mis misioneros, que cuando una puerta del mundo se cierra, otra puerta divina se abre para el mundo entero trayendo Gracias y bendiciones para todos.
Desde el Cielo, en lo profundo de Mi Casto Corazón, Yo los bendigo, animándolos a vivir en la fe y en la esperanza de que los planes de Dios son perfectos y precisos para estos tiempos. Sigan Mis pasos humildes en silencio y en oración.
Les agradece por vuestra oferta y dedicación,
Vuestro Padre Misionero,
San José Castísimo
Al término del mensaje, San José nos envió el siguiente impulso orante, especialmente para todos Sus hijos misioneros:
Oración de protección y luz para los misioneros de Dios
Dios Padre,
que por medio de San José Castísimo
tocaste nuestro simple corazón,
y nosotros en humildad y fe
respondimos a Tu misión celestial.
Te pedimos, en reverencia y amor,
amado San José, misionero fiel,
cúbrenos con Tu manto violeta de protección,
para que nuestros pasos sean invisibles.
Entréganos Tu santo Cetro,
para que podamos corresponder a la misión de amor y de paz.
Entréganos Tus poderosos siete lirios del Cielo,
para que bajo esta Gracia,
que proviene de Tu santo Corazón
nosotros podamos vivir ahora y siempre:
la pureza de alma,
el amor a la donación,
el servicio sin demora y sin tiempo,
la humildad como fuente de fe absoluta,
la entrega total a la Voluntad del Padre,
el rescate de los más necesitados,
la unión perfecta con todos los Reinos Creados.
¡Oh Humilde y Casto Corazón!,
que bajo Tu poder de amor y humildad,
se cumpla la gran misión de paz
en toda la humanidad.
Amén.
La Aparición de hoy aconteció durante la tarde. La Madre Divina llegó acompañada de Padre Pío quien, lleno de regocijo, nos transmitía Su Amor y Su Devoción por la Virgen Madre.
La Virgen María este día nos colocó cerca de Su Inmaculado Corazón para que pudiéramos sentir Su Paz y Su Protección de Madre. Eso sucedió en el momento en que Nuestra Señora descendió desde los Cielos hasta el lugar de la aparición. Ella elevó nuestras consciencias hasta aproximarlas bien cerca de Su Corazón. Para nosotros fue una Gracia Especial de Amor que la Madre Divina nos donó en la compañía de Padre Pío. Enseguida la Madre Divina nos dijo:
Queridos hijos, ¿por qué lloran, si Yo los amo?
Vengo a traerles Mi Paz Celestial que es inconfundible entre las criaturas. Mi Reino de Paz es para cada uno de Mis hijos, y ustedes ya no deberán sufrir más porque Yo, la Reina de la Paz, quiero hacerlos crecer como bondadosas almas de Dios.
Queridos hijos, el mundo de hoy y todo aquello que las generaciones han creado, los llevarán a aprender de la vida. Pero nunca olviden que Yo estoy entre ustedes para saciar vuestra sed por Mi Hijo y para indicarles el camino que llegará hasta Él.
Mi Corazón sufre cuando los veo tristes; es como si mil lanzas lo lastimaran. Yo los necesito fuertes como el árbol de roble para que el corazón pueda nutrirse de los verdaderos aprendizajes.
Recuerden, queridos hijos, que la fe indomable del corazón les permitirá ver con claridad las distancias que aún deberán recorrer como almas de Dios. Queridos Míos, no deben perder la esperanza para que la oración de cada día pueda dar el fruto que ella les promete, el fruto del verdadero Amor a Dios.
Por eso, Mis pequeños, en Mi Silencio Maternal los observo, porque aún son muy pequeños dentro de este mundo y ahora, poco a poco, han comenzado a dar los pasos hacia el olvido de sí.
Queridos hijos, la oración hecha con el corazón y Conmigo, con Mi Inmaculado Corazón, los auxiliará. Y cuando ya no tengan fuerzas en el corazón para poder continuar, recuerden, queridos hijos, que Mi Corazón será el seguro reposo para dormir y despertar en Dios. Yo veo al mundo que sufre y se desgasta por la evidente falta de amor entre los corazones.
Yo vengo a donarles Mi Paz y Mi Amor para que puedan crecer y volar alto como las aves. Todos son bondadosos corazones que aspiran encontrar a Dios. Yo hoy los invito a que no pierdan esa esperanza; para que ella sea fuerte deberán beber del fruto de la oración.
Queridos hijos, el tiempo corre rápido y Yo los preparo desde el corazón para despertar a la vida eterna de la fe. Yo los amparo con Mi Corazón. Yo los amo. Sean fuertes y valientes; no teman a los cambios del corazón. Confíen en Mi Hijo y así podrán confiar en Dios.
Camino con ustedes, soy la Peregrina de Nazaret.
Gracias por crecer con el corazón y por responder a Mi llamado.
María, Reina de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más