Martes, 3 de enero de 2012

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE MARÍA, MADRE DE LA DIVINA CONCEPCIÓN DE LA TRINIDAD, TRANSMITIDO A FRAY ELÍAS

Yo soy la Madre que alivia la tristeza de los corazones. Yo soy la Llama Ardiente que ilumina los corazones. Yo soy la Reina de la Paz que anuncia la nueva morada para los corazones. Yo soy tu Divina Madre. Soy la rosa que se abre para que sientas el sublime aroma de los Cielos.

Hoy quiero decirles, Mis pequeños, que el mundo necesita de la oración viva durante cada día. Cada oración en sus vidas debe ser una renovación. En cada renovación dada por el poder de la oración sus corazones se irán convirtiendo a la Voluntad de Nuestro Señor. Así sus almas, compenetradas con la oración, ayudarán en el alivio de los corazones que cada día pierden la Luz interior.

Como almas orantes, debemos ayudar a revertir el caos del mundo para que el Reino de Mi Paz pueda alojarse en cada corazón humano. Ya estamos en la hora de un próximo Juicio para las almas. Por ello, pequeños Míos, es primordial que unidos en la oración todos pidamos verdaderamente por la venida de la Divina Misericordia.

Ahora, Mis queridos hijos, solo la Divina Misericordia de Mi Hijo podrá asistir el dolor interior de las almas y de todos los corazones que se olvidan fácilmente del verdadero Dios. Por eso, Mis pequeños, sus corazones tal vez se acongojen y eso sucede porque el mundo, como reino y como vida, está pidiendo auxilio para todas las almas que pertenecen a él.

Para aliviar al menos una parte de lo que ya está destruido, la oración hecha con el corazón socorrerá a todos los hijos que en esta hora necesitan de paz y de mucha Luz. La oración hecha con el corazón podrá ayudar a la conversión de situaciones, acontecimientos y personas distantes de sus vidas.

Ya ha llegado la hora de unir los corazones para una única meta en estos tiempos: la oración universal por las almas y por el mundo. Dios, amoroso y compasivo, aguarda a cada uno de Sus hijos.

Queridos hijos: ha llegado el momento de que cada alma dé su paso. Desde lo profundo de Mi Inmaculado Corazón Yo llegaré a aquel corazón que se abra para recibirme.

Los ama,

María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad