Viernes, 29 de abril de 2016

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Para cada alma existe una misión única.

Para cada espíritu existe un don único.

El Creador, que es infinito, pensó para cada una de Sus criaturas algo puro, perfecto, que solo esa esencia puede manifestar.

Les digo eso, hijos, porque no todos deben ser misioneros, ni todos deben ser monjes, ni todos deben formar una familia, ni todos deben ser eremitas. Cada uno tiene una función en la vida, cada experiencia contiene un aprendizaje que el alma necesita para crecer.

En verdad, les digo, que muchos de los que deberían tener una familia están solos, y muchos de los que deberían estar consagrados totalmente a Dios formaron una familia.

La angustia de muchos servidores es saber cuál es la propia misión, y la angustia de otros es no poder comprender que una misión no es vivir como un héroe.

Muchas veces, hijos, es la experiencia oculta y verdadera de unos pocos lo que hace que la humanidad dé un salto en su evolución.

Algunos tienen la misión de aprender a amar, entregando todo y consagrando su vida a Dios y al servicio al prójimo. Una madre puede amar tanto a su hijo que llega a descubrir la esencia del verdadero amor y lo expande a todas las criaturas de la Tierra.

La misión de cada uno es única, y deben buscarla en lo profundo de sus corazones y en ningún otro lugar. No pregunten fuera de ustedes lo que deben hacer y dónde deben estar; pregunten dentro, porque muchas veces ya saben la respuesta, pero no tienen el coraje suficiente para aceptarla.

La verdadera misión, hijos, es espiritual y adquiere sentido cuando ustedes están enteros en lo que hacen, sinceros y ofrecidos a Dios. Esa es la esencia de la misión espiritual. No importa que la acción sea simple o que la vida externa sea oculta; lo que sí importa es que estén en Dios a cada instante.

En este mundo, la verdadera misión es retornar al Creador y recordar los tiempos en que estaban con Él. Para eso, cada uno recorrerá el camino que le corresponde, aquel que necesita recorrer.

Digo estas cosas porque muchos se entristecen por no poder ser esto o aquello cuando, en verdad, no deben serlo. Comprendan que es en el espíritu de la humildad que se encuentra la morada para el Creador. Es en la fortaleza interna que habitará el Señor.

Aquellos que necesitan estas palabras Mías las comprenderán.

Su padre y amigo,

San José Castísimo