Viernes, 19 de julio de 2013

Mensajes mensuales
MENSAJE MENSUAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA

Benditos e hijos de Dios serán llamados los que se autoconvocaron para ser intercesores delante de Dios por toda la humanidad, por los reinos y por el planeta.

Hijos de Dios son aquellos que Lo reconocen como Señor y, conociendo Su Grandeza Infinita, abren el corazón para que este sea una puerta para la entrada de Dios en la Tierra.

Muchas son las formas de ser un obrero fiel de Dios, muchos proclamarán Su Nombre y Su Gloria, pero lo más importante y lo único esencial que debe existir en todos los hijos de Dios es el Amor y la Fidelidad verdadera a Su Corazón.

Mis queridos, servidores de Dios, ovejas del Gran Señor y Pastor, hoy les digo que deben obrar con fervor para construir en vuestros corazones una fortaleza de bases firmes, muros fuertes y techo inquebrantable. De todos lados atacarán a los corazones del mundo y, aquellos que no obren con esmero para construir la Morada del Señor en su corazón, verán que su simple morada es soplada por el viento del enemigo, tal como una pluma vuela con el soplo de una brisa.

Por el contrario, si escuchan la Voz de los Mensajeros del Señor que vienen para indicarles el camino, la fortaleza de vuestros corazones que debe tener como base la Fe, como muros el Amor y como techo la Fidelidad para con Dios, ni siquiera oscilará levemente, aunque sople el viento más fuerte del lado contrario al camino de Dios.

Si dan el primer paso y colocan sobre la base de la Fe el primer ladrillo de Amor, que es la aspiración a Amar, las Manos Divinas de aquellos que los guían vendrán en auxilio de vuestros corazones. Solo es necesario que comiencen con alegría, paz y entusiasmo del espíritu, este que no se desanima delante de las dificultades y que incluso crece prueba tras prueba.

Manos a la obra, obreros del Señor, porque aquel que construya su propia fortaleza estará apto delante de Dios para auxiliar a tantos otros que estarán bajo la lluvia y el frío de la noche, por no haber conocido a Dios y muchas veces ni siquiera haber escuchado Su Nombre.

Son tiempos de Fe, son tiempos de valentía y de fidelidad. Cuentan con Mi auxilio y con Mis manos sagradas en vuestra obra de Amor.

Yo los bendigo siempre.

San José Castísimo