Viernes, 16 de diciembre de 2016

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE PETALUMA, CALIFORNIA, ESTADOS UNIDOS, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

La esencia de la vida en la Tierra es transformación permanente, es descubrir que nada está perdido y que todo y todos tendrán una nueva posibilidad de redención si dicen “sí” y claman a Dios por esta oportunidad.

La esencia de la vida en la Tierra es transformar el lodo más oscuro en una perla luminosa y perfecta, semejante al Corazón del Padre.

Dios se esconde en la imperfección humana y, como un acto profundo de Misericordia, se multiplica en el interior de los hombres, hasta en el peor de ellos.

El Creador oculta Su Voluntad debajo de la voluntad humana, no porque sea menor o menos poderosa que la Voluntad Divina, sino porque el gran misterio de la vida es la Humildad de Dios, que enseña al corazón humano el verdadero camino para llegar a Él.

El Creador enseña a los hombres con el ejemplo. ¡Aquel que quiere encontrar su semejanza con Dios, que recorra el camino que Él le señala a la humanidad todos los días!

En el Universo no existen criaturas tan privilegiadas como los seres humanos. No existe esencia tan naturalmente próxima a la Esencia Divina como la que anima a la creación humana, a su espíritu y al propósito de su existencia.

Sin embargo, hijos, la gran ceguera que viven los hombres forma parte del gran misterio de la humanidad, los que no solo limitan a la Creación Universal sino también a la comprensión sobre sí mismos.

Los hombres ignoran el sentido de grandeza y así nunca despiertan el potencial de sus corazones. Su sentido de grandeza y de gloria se encuentra en la vida material y en el acto de engrandecer cosas que, en verdad, los empequeñecen y los ciegan todos los días. Ellos consideran que crecen en poder y en gloria y, cada día, se alejan más de la Verdad y del auténtico crecimiento espiritual. La evolución universal pasa frente a sus ojos ciegos y sigue de largo, porque no fueron capaces de contemplar al Todo, sino únicamente a sí mismos y a su ignorancia, ignorancia que se disfrazó de grandeza y los ató a la pequeñez de ese mundo.

Hoy, hijos, la Verdad está delante de todos los corazones. Verdad que primero les revela el lodo, porque para encontrar a la perla en su interior necesitan comprender correctamente lo que la precede. Mientras vean lo que es lodo como un tesoro humano, nunca descubrirán que el verdadero tesoro de la consciencia humana siempre estuvo oculto en ella misma.

Por eso, los ojos que se abren, primero ven las miserias y las imperfecciones y luego se desmoronan las fantasías que cubrían su ignorancia. Pero si se disponen a vivir la humildad, ella misma transformará y lavará ese lodo y les mostrará lo que estaba escondido: la verdadera semejanza a Dios, esa esencia que nunca muere en los que dicen “sí” al Padre y que incluso podrá revivir en quienes en apariencia, están más perdidos, si ellos claman por Perdón y Misericordia.

Les digo esto, porque vinimos a lugares del mundo que parecen estar perdidos en su ignorancia, pero nada está perdido si los corazones se disponen a transformarse.

Por eso, clamen y crean que es posible y caminen rumbo al descubrimiento de la Verdad, que asoma como un Nuevo Sol en el horizonte de sus vidas.

Aquel que los ama y los conduce a lo Nuevo,

San José Castísimo