Viernes, 10 de junio de 2016

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

La esencia de la humildad es buscada y amada por muy pocos.

Muchos son los que dicen que quieren ser humildes, pero cómo temen, hijo, esta sagrada humildad. Ellos no reconocen la grandeza que se encuentra en ser nada, y la pequeñez y la pobreza que se ocultan en todo querer, todo poseer y todo creer ser.

La ignorancia ciega los ojos de los que se creen conocedores de todas las cosas.

La vanidad se esconde en los que buscan la humildad por competencia, por soberbia, por querer ser más santo y más sabio que este y aquel. Y por eso quieren ser humildes.

Hijo, muchas veces las vanidades se ocultan también en los que se creen sencillos y que se enorgullecen por ser los últimos, por no ser reconocidos y por no tener grandes responsabilidades, porque se creen más humildes que los demás.

Cualquier pensamiento acerca de sí mismo, hijo, es gran vanidad.

Como el ser humano no se conoce a sí mismo, su origen ni la razón por la cual vino a la Tierra, siempre estará distante de la verdad y, por eso, cualquier especulación sobre sí mismo estará llena de ignorancia y, en consecuencia, llena de vanidad.

Reconocer que nada se sabe es siempre el mejor remedio. Recurrir a Dios, que es el único que conoce todas las cosas, es el mejor refugio. Y vivir para cumplir Su Plan, resignando la propia voluntad a la Suya, sin pensar nada sobre sí mismo, es el mejor camino para no perderse.

Hijo, ser humilde, al mismo tiempo, es simple y muy difícil y, a veces, inalcanzable.

Es simple porque no hay misterios: vive para el Plan de Dios y olvídate de ti mismo y enseguida serás inundado por la verdad de ser nada. Ahí está la humildad.

Es difícil e inalcanzable porque el ser humano jamás buscó el camino de la humildad, jamás buscó el camino de la nada.

Siempre buscó el camino del todo: ser todo, poseer todo, alcanzar todo, saber todo.

El camino del todo, por sí mismo, es un camino lleno de ignorancia.

No hay nadie más ignorante que aquel que se cree conocedor de todas las cosas. No hay nadie más lejano de la verdad que aquel que cree ser la verdad misma.

Si aspiras, verdaderamente, a cumplir los Planes del Padre para ti, hijo, sirve a Dios en todas las cosas y renuncia a ti mismo. No pienses en ti para nada y en todo obedece y resigna la propia consciencia.

Para ser nada, no debes buscar nada, ni siquiera el vacío.

Pon tu consciencia en Dios y en Su Plan y vive solo para manifestarlo.

Entre los mayores misterios se encuentra el misterio de ser nada. En la nada, todo encontrarás.

San José Castísimo