Sábado, 14 de mayo de 2016

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hijos:

Los Reinos de la Naturaleza están pereciendo cada día y eso provoca que el espíritu de la Tierra pierda su fuerza, su vida y su capacidad de sustentar la evolución de aquellos que viven sobre ella.

La mayoría de los seres humanos está adormecida para la verdadera misión de los Reinos de la Naturaleza y solo puede comprender, a lo sumo, su papel material en la sustentación de la vida.

Todos comprenden que sin los árboles no podrían respirar, que sin las aguas no podrían vivir y que sin los animales no habría equilibrio en el planeta; pero pocos comprenden que aquellos que no aprenden con el espíritu de los árboles no alcanzan la elevación; aquellos que no viven en sí la pureza de las aguas jamás encuentran su origen, jamás retornan al Creador; y aquellos que no aprenden del amor y de la donación de los animales jamás desarrollarán en sí el Amor Crístico y no podrán formar parte de la concretización de los Planes de Dios para esta raza.

Lo que les digo es solo un ejemplo de lo que los Reinos representan para la vida humana y planetaria. Sin los Reinos no existiría equilibrio, no existiría evolución.

Los Reinos de la Naturaleza le ofrecen al hombre todos los atributos necesarios para cumplir su misión: unirse a Dios.

Los Reinos siempre conducen a la unidad con el Creador. Contemplen una floresta, un río, una montaña, un perro, un caballo y comprenderán lo que les digo.

Con la ayuda de los Reinos, el hombre alcanzaría la unidad con el Padre y, viendo ante sí ese ejemplo de unión perfecta con Dios, los Reinos de la Naturaleza seguirían el mismo camino de Unidad y de Amor. Sería una entrega mutua para evolucionar.

En este planeta, hijos, todo fue creado para que viviesen el Amor Crístico. La vida existe en función de la donación de todos y así fue organizada para que la tendencia al amor fuese natural en todo ser viviente. Pero el corazón humano negó esa perfección y ese amor, no solo esclavizó y martirizó a los Reinos de la Naturaleza sino también a sus semejantes y, como consecuencia de ese desequilibrio sin fin, incluso el Corazón del Padre es ultrajado por las acciones de Sus criaturas.

Ahora, hijos, es el momento de equilibrar, es el momento de aprender y de vivir todos los principios para los que estuvieron ciegos durante tanto tiempo. Porque, aunque la transición del planeta y el descenso de la Justicia ya no pueden evitarse, el establecimiento de la Nueva Raza se concretará por medio de la expresión de esos principios divinos y originales en los corazones de aquellos que le dijeron sí al Plan Mayor.

Por eso, hoy y todos los días los impulsaré al amor por los Reinos de la Naturaleza, a aprender de la esencia de cada Reino y a la donación de todos para colaborar con la evolución de sus hermanos menores.

Su padre e instructor,

San José Castísimo