Martes, 26 de julio de 2016

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hijo Mío:

Sé verdadero y transparente primero contigo y después en todo. Permite que tu consciencia esté delante de la verdad sin miedo y sin necesidad de esconder lo que ve ni de aparentar ser algo diferente de lo que encontraste en ti.

Mírate más que en un espejo; mira lo profundo de tu mundo interior, reconociendo ahí los miedos, las dificultades, lo que debe ser transformado, curado, perdonado, liberado. Observa también las virtudes, los dones, lo que debe ser estimulado, alimentado; lo que debe crecer espiritualmente, aún en el silencio y en el anonimato.

Permanece delante de la verdad sobre ti para extirpar la mentira de tu consciencia y, así, ayudar a la humanidad. Vence la necesidad de aparentar algo, de agradar, de conquistar, de convencer, de manipular; pues todo eso, hijo, es parte de una mentira milenaria que le impide a la humanidad encontrar la Verdad.

Cuando los seres humanos no se conocen y se distancian cada vez más de la verdad en relación a sí mismos, también se distancian de Dios, del universo, de la realidad; por eso, hijo, en estos tiempos, ser verdadero contigo y con el mundo es un gran servicio.

Sé ejemplo para los que están perdidos de sí mismos; ejemplo de un corazón que se encontró y que no temió verse tal como es, tanto en la miseria como en la virtud, para trascender así las miserias y simplificar las virtudes, sabiendo que todo lo que uno es forma parte de un aprendizaje, de una experiencia que lleva a algo mayor: a la Consciencia de Dios.

Cuando el ser está delante de sí mismo con simplicidad, no le asombran las miserias ni le envanecen las virtudes, porque sabe que el camino es ser nada, para encontrar una verdad aún más profunda de la que encontró cuando venció la mentira milenaria que lo envolvía.

Hijo, camina hacia la verdad sin temor y, trascendiendo una ilusión tras otra, descubre que la verdad se encuentra en el vacío de sí, en donde la nada se convierte en todo.

Tu padre y amigo,

San José Castísimo