Jueves, 3 de diciembre de 2015

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Para que sus consciencias maduren, deben reconocer las realidades del planeta manifestadas en las diferentes dimensiones. Deben ser conocedores de todo el bien y de toda la gracia que reciben como auxilio de los mundos celestiales y de la existencia superior; pero también deben ser conscientes de todo lo que sucede en la superficie de la Tierra y en los planos inferiores de consciencia, estados que causan la preocupación de Dios y que hacen que sean tantas e infinitas las Gracias vertidas sobre la consciencia humana.

El conocimiento de esas realidades se complementa para forjar su fortaleza en el interior de los seres. Si solo fuesen conocedores de la realidad planetaria en el sentido inferior de la vida, podrían perder la confianza en los Planes de Dios e incluso la fe en la existencia de la Consciencia Única, del Creador. Y si solo fueran conocedores de los mundos sutiles e ignoraran lo que sucede con sus hermanos en la superficie del planeta, correrían el riesgo de mantenerse inmaduros y egoístas, viviendo solo para su beneficio, para su elevación.

Con el conocimiento de todas las realidades, ustedes podrán llevar las emanaciones de la vida superior como un aliento para las almas que se encuentran en los abismos del planeta. Y aun delante de tanto sufrimiento que el hombre genera en el mundo, e incentivados por el caos y por el mal, no perderán jamás la esperanza, porque sabrán que existe Algo mucho mayor y más poderoso que el mal y que Eso que se llama Dios Padre Creador siempre triunfará, porque Su Voluntad es lo que anima a toda la existencia. Como un soplo de Su Divino Espíritu la vida se crea y se recrea constantemente.

Es por esta razón que ahora les permitimos que ingresen en realidades sublimes y les mostramos lo que aún debe transformarse en la vida de este mundo, porque así podrán aprender y crecer en consciencia. De esta forma, sus oraciones serán verdaderas y conducidas al lugar correcto.

Yo los amo y por eso sigo aquí, impulsando incansablemente el corazón humano.

San José Castísimo