Martes, 12 de febrero de 2013

Mensajes semanales
MENSAJE PARA LA VIGILIA DE ORACIÓN EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY TRANSMITIDO POR LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA

Hijos Mios:

Hoy Mi Corazón Inmaculado desea hacer un especial pedido a vuestros corazones.

Los últimos días fueron de profunda oscuridad en el mundo, y muchas almas eligieron no ingresar en el Reino de los Cielos y, sí, sumergirse en las profundidades de la oscuridad y del sufrimiento, por la ignorancia en la que viven Mis hijos del mundo entero.

Vengo a pedirles la intervención de vuestros corazones para que, a través de una oración verdadera, hecha con amor, las almas puedan recibir un rayo de Luz de Mi Corazón, que pueda hacerlas despertar del sueño en que viven.

Oren, hijos Mios, porque las puertas de la Casa de Dios están abiertas para recibir a aquellos que logren llegar. Mas, las puertas de la casa del falso dios también están abiertas y el enemigo espera a todos Mis pequeños hijos que tienen vendados los ojos y que no pueden ver la verdadera Luz que los quiere guiar.

Oren para que estos puedan ver Mi Luz. Y oren para que los que están entre ustedes no se sumerjan en esta ignorancia, pues el mundo los llama y muchos deciden seguir al mundo y no a Mi Corazón.

Oren con fervor y enciendan vuestros corazones para que la llama de los deseos capitales no venza a la Llama de la oración y de la Paz que les entregué en los últimos años.

Mi Corazón no se cansa de estar con Mis hijos. Mi Paz es vertida como un manantial infinito sobre el mundo. Mas, están aquellos que, ignorantes, prefieren seguir al enemigo. Estos no conocen la grandeza de Mi Reino. Y será por medio del ejemplo vivo de los devotos corazones de Mis hijos que el mundo despertará.

Por eso, les pido que oren, que se confiesen con el alma y con el espiritu, que comulguen diariamente con Mi Hijo. Porque así, poco a poco, la transformación llegará a vuestros corazones y un día, sorpresivamente, mirarán para atrás y no encontrarán ningún vestigio de lo que fueron hace tan poco tiempo.

La oración, hijos Mios, no es solo para ser entregada a Mi, sino también para convertir vuestros corazones; para iluminar cada espacio oculto de la consciencia de Mis hijos que, así, vivirán la verdadera transformación, porque el Espíritu de Dios podrá obrar a través de sus corazones y de sus ejemplos.

Sean fuertes y persistentes, porque grande será en el Cielo la recompensa para los que se venzan a sí mismos en la Tierra.

Que la Gracia de Dios obre en vuestros corazones.

María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad