Sábado, 15 de junio de 2013

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL TRANSMITIDO POR LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA, EN EL FORTÍN DE SANTA ROSA, DEPARTAMENTO DE CANELONES, URUGUAY, A MADRE SHIMANI

¡Gloria a Dios en las alturas y en la Tierra paz para todos los seres humanos!

Hoy, que Mi Gracia Celestial se acerca a Mis hijos de la Tierra, vengo en unión al Sagrado Corazón de Cristo Jesús para hacerles una propuesta de amor.

Ya les he hecho muchas veces la misma oferta de amor, pero ustedes, Mis amadas almitas, no siempre pueden resistir el impulso de sufrir por las mismas limitaciones de sus consciencias y así, en vez de entregarme sus dudas, sus miedos y sus equivocaciones, insisten en resolverlas por ustedes mismos.

Mis amados y pequeños hijos, igual que esa vela encendida que guardan entre sus manos, Yo aspiro, día a día, a que vuestra alma y la Mía se unan en el fuego del Amor infinito que tengo por cada uno de ustedes.

Observen esa llama, que oscila con un movimiento armonioso y emite luz y calor. Esas son sus almas, luces de Mi Corazón, impregnadas del Amor misericordioso del Redentor, que alumbran y dan calor en forma armoniosa, bella y permanente.

No dejen que su llama se apague por la incomprensión, el dolor y el temor a convertirse definitivamente en una llama mayor. No dejen que el fuego se apague y permitan que la Fuente del Fuego del Corazón de Dios ingrese plenamente en sus vidas, a través de los Mensajeros Divinos; los que solo aspiran a tener sobre la Tierra muchas llamas como las de sus seres internos, llamas que en este tiempo se convertirán en hogueras de Luz y de Amor misericordioso y divino.

Vengan a Mí, amados Míos, dejen sobre Mi regazo y a Mis pies todo sufrimiento que Yo, su Madrecita del Cielo, los necesito brillando como una antorcha celestial.

Cada alma, encendida por el amor que proviene de su antorcha, arderá como esa llama que hoy tienen en sus manos, luz de su luz, calor de su calor, amor humano que sigue el camino hacia el Redentor.

Hasta allí, deberán llevar a sus hermanos, aquellos que esperan una mano extendida, un ejemplo a seguir, una verdad en la cual tener fe, para así encontrar fuerzas y llevar adelante la tan necesaria transformación.

Adelante, hijos benditos, que Mi Fuego de Amor y el del Salvador ya arde en sus corazones. No se desanimen jamás y permitan que el Espíritu Santo habite en sus moradas.

Los bendigo y los guardo en la pureza de Mi Corazón.

María, Madre de la fe y Madre vuestra