Viernes, 3 de noviembre de 2017

Mensajes mensuales
MENSAJE ESPECIAL DE CRISTO JESÚS, TRANSMITIDO PARA LA 52.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN LA CIUDAD DE VALPARAÍSO, CHILE, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Primer Mensaje

Vengo en esta noche por un mundo que Me necesita, por eso traigo ante sus presencias Mi Eucarístico Corazón, el que les dará fuerza en estos tiempos para continuar adelante en esta trayectoria de la vida en la Tierra.

Y no solo vengo por esta vez, sino que también traeré un mensaje en el día de mañana, porque el mundo Me necesita, porque esta nación Me necesita, porque Mis compañeros necesitan que Yo esté a su lado en este momento de transición y de pruebas.

Vengo a dar libertad a los que están en cautiverio espiritual.

Vengo a dar la paz a los que no la tienen.

Por eso he venido en esta noche para traerles Mi Paz, la Paz que hace regocijar al espíritu, a la mente y al alma.

Es esta Paz que proviene de Mi Eucarístico Corazón la que los llevará a vivir los cambios y a no temer vivir las transformaciones que el Universo les envíe en estos tiempos.

En esta noche vengo por la gran célula de este trabajo espiritual, de toda esta Obra.

Vengo para dar testimonio, en nombre de Mi Padre, que es necesario vivir grandes cambios para poder continuar adelante, para poder llevar Mi Estandarte de Paz a todos los rincones de este mundo para que se concrete, en el fin de estos tiempos, Mi Proyecto Redentor.

Por eso, he decidido enviar ciertos Rayos del Universo, para mover sus consciencias de lugar, para destruir sus estructuras, para manifestar en esta hora el cambio de la consciencia que Yo necesito que tengan, compañeros, para que Me puedan acompañar de verdad y sin ilusiones.

He venido en esta noche para traerles Mi Transparencia espiritual, porque solo escucharme una vez en este mensaje para la Maratón no sería suficiente, delante de todo lo que debo decir para ustedes y para el mundo.

Cada uno tome la parte de este mensaje que le corresponde y medite, reflexione y profundice.

Llegó la hora, compañeros, de que puedan percibir, en estos tiempos, las verdaderas necesidades que presenta Mi Padre por medio de Su Divina Voluntad; eso los mantendrá cerca de Mí y no estarán tan apartados de Mi Camino, porque Yo ya no podré, compañeros, ir por otros caminos a buscarlos.

Ya les enseñé, en otros tiempos y en este, a estar en Mi Corazón para que puedan estar en Dios y Dios pueda estar en ustedes en cada momento de la vida, en cada circunstancia, así como en cada prueba.

No vengo a reclamar mayores esfuerzos porque los puedo ver con Mis propios Ojos paternales y misericordiosos.

Vengo a hablar para Mis compañeros que caminan junto a Mí y a Mi lado, que no se detienen, que siguen los pasos del Maestro y del Rey del Universo; porque es necesario, compañeros, en estos tiempos, comprender lo que les pedimos.

No puede haber dudas entre ustedes y el Plan.

No puede haber brechas entre sus consciencias y sus corazones porque aún Mi adversario trabaja en contra de Mi Padre y de Su Voluntad Divina.

Aún Mi adversario comete las atrocidades más grandes del mundo, que aún muchos no quieren ver para no asustarse ni temer, como son las guerras, los conflictos entre las naciones, los exilios, el hambre mundial, los problemas sociales y humanos.

Quiero que Mis compañeros se coloquen a la altura de lo que Yo necesito y ya no piensen si lo que decimos está bien o no está bien.

Amen la Voluntad de Mi Padre en absoluta confianza y no perecerán.

Amen la Voluntad de Mi Padre, así como Yo la amé, desde Mi Encarnación en este mundo hasta lo alto del Monte Calvario, en la Cruz.

Yo no vengo a decirles que harán lo mismo que Yo hice, dos mil años atrás.

Hoy vengo a decirles que harán cosas más grandes que las que Yo hice en otros tiempos, pero no como los seres humanos piensan o creen.

Necesito que encuentren en Mi Eucarístico Corazón, esa llama de humildad que los guiará, que los hará cada día más simples y verdaderos para poder corresponder a este, Mi Proyecto, que no es de este mundo sino del Universo.

Hoy vengo como una Consciencia Solar y autónoma.

Hoy vengo con la Autoridad, el Poder y la Soberanía que Me ha dado Mi Padre para poder engrandecer Su Obra, en este y en otros Universos, para poder recrear esta Creación, sobre todo en este planeta que está en tinieblas y está sufriendo.

No quisiera que Mis soldados perdieran de vista Mis Aspiraciones y Anhelos, Mis Proyectos más ardientes de que las almas puedan vivir altos grados de Amor, así como Yo los viví en otros tiempos y hasta los días de hoy.

Necesito que se animen a superarme en el Amor, así como Yo intenté superar todas las pruebas, por medio de Mi Pasión y de Mi Muerte; y eso fue en la esencia del Amor Misericordioso que proviene de la Fuente Espiritual de Mi Padre y que nutre a todas las esencias.

No quisiera detener esta Obra que hoy comparto con ustedes y con el mundo, porque ya no tengo otro lugar en donde poder obrar sino en los corazones misericordiosos y humildes, en los corazones resignados que no temen decir sí a las causas divinas que provienen del Cielo y del Universo, que no temen decir sí al Sagrado Conocimiento que desciende de la Fuente y que se retransmite de Cielo en Cielo.

Hoy estoy de este lado de los Andes para bendecir a este pueblo herido por todo lo que ha vivido en los últimos tiempos y en las últimas décadas.

Por eso, hoy vengo con este primer mensaje y mañana vendré con el segundo, de una forma extraordinaria y para muchos inexplicable.

No les diré por qué vendré dos veces, necesito que aprendan a percibir el rumbo de los acontecimientos y la necesidad de llevar adelante un Plan que se realiza en las pequeñas cosas.

Vengo desde lo alto de las montañas, vengo desde los Andes, para invitarlos a todos a elevar sus consciencias, a salir de las críticas, de las divisiones, de los juicios, de las indiferencias que lastiman Mi Eucarístico Corazón.

A través de todos lo que adoran Mi Corazón Eucarístico por medio del Santísimo del Altar, ustedes han recibido uno de los más importantes legados en esta Obra de Redención que comienza a realizarse a través de ustedes y de sus almas.

Valoren los tesoros que fueron recibidos y no perderán la paz, no perderán la guía, no estarán desorientados, sino que serán conducidos por Mi Espíritu, que es Inmaterial y Divino.

Y hoy vengo a colocarlos a todos, en esta noche, a los pies de uno de los acontecimientos y hechos que Yo he vivido cuando estuve aquí, en este planeta; vengo a introducirlos por medio de Mi Eucarístico Corazón, en el Huerto Getsemaní para que estén en vigilia junto a su Señor, despiertos, atentos, intuitivos y observadores de todos los acontecimientos que se avecinarán en poco tiempo.

Quiero que ingresen al Huerto Getsemaní y que se coloquen debajo de los olivos para que, en esta noche de oscuridad que enfrenta el planeta, las puertas a la Divina Misericordia se puedan abrir y las almas puedan ser conducidas hacia la paz.

Quiero que se recojan como Juan, cerca de su Maestro, para acompañarlo en esta agonía espiritual que Él enfrenta, observando a un mundo injusto que aún no dice sí, de corazón, a la Misericordia de Dios.

Por eso les traigo hoy Mi Eucarístico Corazón para que a través de él encuentren al Padre, que también espera por consuelos humanos, a pesar de que sean imperfectos o simples.

El Padre también necesita de Sus hijos, como Sus hijos también necesitan del Padre Celestial.

Peregrinen Conmigo hasta lo alto del monte para que, desde lo más alto, ustedes puedan ver en el horizonte, Mi Retorno.

Los invito a vivir esta próxima Maratón buscando renovar la esencia de la vida por medio de Mi Eucarístico Corazón, por medio del amor a toda la Creación.

Que esta Maratón sea en honra y júbilo, en agradecimiento y en gratitud a la Creación que ha hecho su Padre desde el Principio, desde el Origen, desde la nada, en unión a Su Fuente espiritual y santísima.

Yo los recojo en Mi Corazón y de nuevo les doy Mi Paz para llevar adelante esta misión, que recién ha comenzado en todo el mundo.

Para que más naciones reciban Mi Presencia, contaré con la ayuda de Mis compañeros.

Para que más continentes y regiones del mundo reciban Mi auxilio, contaré con Mis compañeros.

Por eso Mi Mensaje, en estos tiempos, debe estar en todas las lenguas posibles para que todos los corazones despierten bajo la misma esencia del Amor.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.