Lunes, 26 de agosto de 2019

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE LA CUMBRE, CÓRDOBA, ARGENTINA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Oración del alma entregada

A pesar de cómo me encuentre, 
yo Te seguiré, Señor. 

A pesar de lo que viva, 
yo Te seguiré, Señor, 
porque solo encontraré reposo y nuevas fuerzas 
cuando esté ante Tu piadosa Presencia.

A pesar de lo que atraviese, 
a pesar del durísimo y frío desierto espiritual, 
yo Te seguiré, Señor, 
porque absolutamente todo Te lo debemos a Ti 
y no hay nada que nos impida confirmarnos 
para seguir Tu camino de Redención y de Amor.

A pesar de lo que sienta, 
de lo que vea o de lo que crea, 
yo Te seguiré, Señor, 
porque necesito aprender a rendirme, 
así como Tú Te entregaste 
por cada uno de nosotros.

Señor, no permitas 
que las ilusiones y los espejismos de este mundo me confundan.

Que en cada momento pueda encontrar 
la llama luminosa e inextinguible 
de Tu maravilloso Amor; 
para que, sirviéndome 
de Tus más profundos y misteriosos dones, 
yo pueda representarte 
como apóstol y embajador de la paz.

No dejes, Señor, 
que mis propias miserias 
me arrastren hacia los abismos.

Hazme valiente y decidido 
para poderte encontrar siempre 
en mi imperfecto camino.

Sostenme, Señor, 
en los momentos en que 
no comprenda ni pueda trascender 
todo lo que me rodea.

Ayúdame, Jesús, 
a ser inconmensurablemente misericordioso. 

Retira de mi consciencia 
cualquier indicio de mediocridad 
y de falta de fraternidad, 
porque al fin de esta larga caminata, 
en busca de Tu Divina Presencia, 
podré comprender, Señor, 
que la vida es un regalo de Dios 
y que está llena de oportunidades, 
para que podamos amar sinceramente,
así como Tú siempre nos amas.

A pesar del cansancio, de las incomprensiones 
y de los más íntimos secretos 
que Tú conoces, Señor, 
yo Te seguiré, porque
  el gran y único mérito de mi vida 
será servirte y sufrir Contigo 
lo que Tú ves en el mundo, para que 
la ignorancia, la indiferencia y la impotencia 
sean aliviadas en Tu Corazón, 
por la entrega que hoy hago de mi vida a Ti.

No me abandones, Jesús, 
Te necesito y Te espero 
con el ardor de mi corazón humano.

Amén.

¡Les agradezco por guardar esta oración en sus corazones!

Los bendice,

Su Maestro y Señor, Cristo Jesús