Jueves, 21 de febrero de 2019

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Una nueva alianza se instituye entre el Cielo y la Tierra, entre los pacificadores y el Señor.

Sentados a la mesa de la redención, el Maestro purifica el espíritu de cada discípulo, lavándolo con Su Agua de Vida.

El Señor moja sus cabezas para que el Santo Espíritu los bautice con sus Dones.

El Señor lava las manos de Sus discípulos para que vivan, a partir de ahora, una vida de íntegra donación incondicional.

El Maestro lava los pies de Sus discípulos, así como Él lavó en el pasado los pies de Sus apóstoles, para que caminen por la senda de la pureza, de la resignación y de la obediencia.

Y así, todos son preparados para celebrar la comunión interna y espiritual con el Santo Cáliz del Señor.

Los pecados más impuros fueron disueltos. Las dudas más profundas fueron aclaradas.

El sentido del propósito de cada alma hoy es revelado. Nadie quedará prisionero de la ignorancia.

Todos los discípulos de Cristo ya son conscientes de la responsabilidad de su compromiso. Así el Plan de Amor se diseña en la consciencia de los que lo acogen, porque siendo tocados por la Luz del Espíritu de Dios reciben una Gracia que no merecen.

Llegó el momento. Llegó la santa hora.

El Santo Cáliz es tomado del altar por las Manos del Sacerdote Mayor.

Todos reverencian este nuevo acontecimiento. El legado que una vez fue confiado a la raza vuelve a despertar como un tierno recuerdo en el corazón de los que dijeron “sí”, de verdad.

El Santo Cáliz es elevado.

La sagrada fórmula de la consagración es pronunciada por el Altísimo Señor, y Sus discípulos, postrados en el suelo, reciben la inspiración de la Llama Sagrada del Espíritu Santo.

Se vuelve a consumar la alianza, pero esta vez no irá el Cordero al matadero; Su Sangre fue, es y será el testimonio de la victoria celestial a lo largo de los tiempos y de las generaciones.

Los Nuevos Cristos repoblarán la Tierra y se respirará, finalmente, la paz.

¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!

Los bendice,

Vuestro Maestro, Cristo Jesús