Martes, 19 de agosto de 2014

APARICIÓN DE SAN JOSÉ EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDU, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCIA DE JESÚS

Hoy, bendeciré esta Comunión con Cristo, consagrándola para que sea un camino para todas las almas que aspiran a alcanzar la transformación. Que estas moléculas de Cristo puedan ingresar en sus seres y transformar para siempre sus vidas, porque en cada uno de esos pedacitos de pan se encuentra un misterio de Amor infinito, se encuentra una parte del Corazón de Dios que fue entregado por Su Hijo a través de Su Santa Cruz.  

Como Instructor y Padre de cada alma de este mundo y por el poder que Dios Me concedió para venir a la Tierra y bendecir a los seres, hoy consagro esta Comunión para que pueda servir de fuente de redención y de liberación de sus almas.

Yo les agradezco siempre por persistir respondiendo al llamado de los Mensajeros Divinos. Que los impulsos celestiales ingresen en sus consciencias y se tornen vida en sus seres.

Yo los bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

 

Hermana Lucía de Jesús:

A pedido de San José, vamos a escuchar una vez más el cántico "Padre de los Misioneros" para que Él pueda derramar Su bendición sobre este mundo.

Cántico: "Padre de los Misioneros". 

Hoy, la Aparición de San José fue un poco diferente de lo acostumbrado; aconteció algo semejante a lo que percibimos en las Apariciones de María. Mientras orábamos, en el final de la oración del Devocionario, vimos una parte del planeta, una parte de África, y también vimos un portal que se iba abriendo desde el Cielo. De repente, San José vino descendiendo a través de ese portal. Él venía con un incensario en una de las manos y con un báculo en la otra. 

San José venía solo, digo, sin ovejas, pues no estaba pastoreando, sino que venía con muchos ángeles. Él se colocó sobre ese lugar de África y, mientras el humo del turíbulo que Él traía se esparcía, comenzó a realizar una oración. Mientras Él oraba, las almas de ese lugar comenzaban a elevarse a Su derecha y a Su izquierda, y a ingresar por el portal a través del cual Él había venido.

Después, Él se colocó sobre una parte del Medio Oriente. Vimos un lugar que estaba en guerra, una ciudad en ruinas, personas heridas; y San José hacía lo mismo, oraba e iba rescatando a las almas a través de Su oración.

En un momento, los ángeles nos pidieron que nos arrodilláramos para acompañar esa oración que San José estaba haciendo. Y, cuando los portales se fueron abriendo hasta aquí, San José siguió realizando la misma oración. 

Hoy percibimos Su Omnipresencia porque, al mismo tiempo que Él estaba aquí, era como si Él continuara en esos lugares del mundo; y, por un tiempo, seguimos viendo que las almas continuaban siendo rescatadas y pasaban por Su derecha y por Su izquierda hacia el Cielo.

(La Hermana Lucía de Jesús transmite la oración que San José estaba realizando: El "Devocionario de San José para que todas las almas del mundo reciban el Perdón" y realiza la lectura del Mensaje Mensual del 19 de agosto de 2014).