Jueves, 12 de octubre de 2017

Vigilias de Oración
APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA DURANTE LA VIGILIA DE ORACIÓN POR LA PAZ EN LAS NACIONES, EN EL CENTRO MARIANO DEL ESPÍRITU SANTO, CÓRDOBA, ARGENTINA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Al igual que en la tarde fría, de un 11 de febrero de 1858, en la Gruta de Massabielle, en Lourdes, hoy vengo a su encuentro, queridos hijos, para suplicar junto a ustedes al Padre Celestial por todo lo que aún debo hacer aquí, en la Argentina, junto a Mi Hijo y a San José.

Espero que los corazones sientan que un Propósito Divino viene siendo gestado por medio de esta peregrinación, en donde todos los corazones de esta Tierra, vuelven a recibir una nueva oportunidad, que viene directamente de Mi Inmaculado Corazón.

Quiero, queridos hijos, que sientan la importancia de seguir acompañando a su Madre Celeste por este camino de redención, que junto a Mi Amado Hijo y a Sus Divinas Presencias, venimos construyendo en la superficie de esta humanidad.

Por eso, hoy vengo como la Señora de Lourdes y, a los pies de esta pequeña Fuente de Cristo, los vuelvo a bautizar por la fuerza del Espíritu Santo, por todo lo que el agua, como elemento casto, puede proporcionar para la humanidad.

Que este agua que hoy está a Mis pies sea el símbolo para la cura inmediata de la vida espiritual que muchas almas necesitan para estos tiempos.

Así como le dije a Bernardette que cavara y encontrara la Fuente de Vida, hoy, a través de este agua, queridos hijos, les pido que participen de su purificación, de su cura y redención, por medio de este elemento, que desde los orígenes de la Tierra, se donó a la humanidad para formar parte de su evolución y principalmente de su cura: de su cura espiritual, de su cura mental y de su cura corporal.

Vean entonces, Mis amados hijos, cuán importante es el símbolo del agua en estos tiempos. Cuánto ella sufre en el mundo, el gran desperdicio de la humanidad y la contaminación permanente, que la compromete hasta espiritualmente para que pueda seguir realizando su tarea con la humanidad.

Dios creó el agua en primer lugar. Alguna vez se han preguntado ¿por qué el Santo Señor, el Todopoderoso, creó el agua antes que al hombre?

Vengo a demostrarles, a través de este ejemplo, el espíritu de la donación, de la humildad, de la castidad y de la entrega, por medio de los Reinos y de los elementos de esta naturaleza, que Dios expresó para todos Sus hijos.

Que hoy sus espíritus, en este día de vigilia de oración, sean lavados espiritualmente, por la donación de este agua, para que sus espíritus se puedan fundir en Cristo y Cristo, Mi Amado Hijo, pueda estar presente en sus corazones y por más tiempo, en esta humanidad.

Estoy feliz por poder estar aquí, en este lugar y en este mismo momento, junto a Mis hijos, para que sientan, por medio de Mi Presencia, al Reino Celestial que viene a su encuentro para fortalecer sus corazones y almas, para que sigan siendo, en este tiempo final, instrumentos renovados en Cristo para la concreción de Su Obra Redentora en este tiempo y con esta humanidad actual.

Cada vez que sientan la necesidad, queridos hijos, de purificar sus corazones y mentes, aproxímense a los ríos, a los océanos o a esta pequeña cascada, para encontrar, a través de ella, el símbolo de la reconciliación, de la cura y de la unión con Dios.

El elemento agua está en donación permanente para el mundo, y no es considerado por esta humanidad con el valor que ella merece, desde el principio de la Creación. Por eso, Mi Hijo, a través de los tiempos y de las generaciones, bautiza con Su Espíritu, por medio del Sacramento del Bautismo y con la donación del elemento agua, para que las fuerzas contrarias a la evolución presentes en las almas, puedan ser disipadas y expulsadas, y los espíritus se renueven por medio de este Sacramento, que ha instituido su Señor para la renovación permanente de esta humanidad y de la humanidad futura.

Hoy, estoy aquí también como la Madre de todos los Reinos para que sientan, a través de ellos, el amor que irradian silenciosamente y la cura tan profunda e íntima que sus almas pueden encontrar tan simplemente al aproximarse a ellos.

Eso también ayudará, queridos hijos, a que al menos una parte de la humanidad más consciente, considere a los Reinos con la importancia que ellos tienen para Nuestro Señor y, sobre todo, por su presencia en la humanidad futura.

Ustedes, como seres humanos de esta superficie, no podrían vivir en este planeta sin los Reinos de la Naturaleza. Ellos también transmutan las corrientes contrarias y todas las acciones que los hombres de estos tiempos generan, transgrediendo a los Reinos, así como a cada elemento de la naturaleza. Pero si sus corazones, en la simplicidad y en el amor, contemplan a los Reinos con la gratitud que ellos necesitan, muchas cosas pueden ser reparadas. Grandes extensiones de los Reinos de la Naturaleza pueden ser curadas y aliviadas, cuando el hombre las contempla con amor y simplicidad.

Tan solo con ese acto, grandes devas y elementales pueden ser conducidos hacia nuevas esferas de evolución, con el fin de tener una oportunidad aún en este planeta.

Vean, queridos hijos, cómo el agua, en su donación permanente, guarda todas esas informaciones de cada uno de los Reinos. Porque, les vuelvo a recordar que el agua estuvo presente en primer lugar en el principio de este planeta.

¡Cuánto ella puede aportar al mundo, por medio de sus leyes de Cura y de Gracia!

El agua también es el principal elemento de comunión con Cristo, junto al vino y al pan.

Los Rayos de Mi Gracia hacen brotar chispas de luz, provenientes del elemento agua, presente en otros universos.

Vean, queridos hijos, cuán importante es el agua en esta humanidad, que sin ella nunca podrían vivir físicamente.

El agua creada por Dios amorosamente, para esta humanidad y este planeta, no solamente es un elemento físico, es un elemento alquímico, una ciencia espiritual que proviene de la Fuente de la Creación.

Vean también, queridos hijos, cómo la contraparte del agua en nivel espiritual e interno, se encuentra en los planos de consciencia en donde está presente Dios, el Creador.

¿Será que el agua en el mundo, es considerada correctamente? Ustedes y Yo sabemos que no lo es. Es tiempo de considerar al agua con el espíritu y la gratitud que ella merece, porque en el tiempo futuro, el agua de vida faltará. Pero aún las almas, en el mundo, que son conscientes, podrán ayudar a salvaguardar este elemento para que el agua en el mundo no sea solamente salada.

Si ustedes irradian amor al elemento agua, ayudarán a sus grandes devas, presentes en varias partes del mundo como en los grandes océanos.

Las naciones del mundo nunca podrían vivir sin agua. Y eso lo sabemos todos, pero nunca podrían vivir sin su contraparte espiritual, que es la que cura, restaura y redime a las consciencias.

Los invito a seguir rezando por los Reinos de la Naturaleza para que ellos puedan sobrevivir en estos tiempos, bajo las condiciones de esta humanidad, que cada día son más graves y ultrajan a los elementos que Dios creó para el hombre, como una gran ofrenda de amor.

Quisiera decir una última revelación para la consciencia planetaria. El agua, en este plano físico, es la Presencia de Dios, del Dios Vivo que puede estar cerca de Sus hijos y no solo alimentarlos, sino también nutrirlos con Su Divino Espíritu, por medio del elemento agua.

Ahora reconozcan ante la Creación, queridos hijos, la importancia de este elemento sagrado que, de faltar en el futuro, como ya hace falta en algunas regiones del mundo, generará una gran desigualdad social, una guerra por el agua.

Preserven lo que Dios les entregó en esta encarnación, por medio de la donación de este elemento, para que él en el mundo pueda ser considerado, contemplado, amado y respetado, así como ustedes lo deben hacer, diariamente.

Cada vez que el agua se desperdicia, una deuda se genera en el Universo por la propia humanidad. Si no pueden beber de ese elemento, porque podría no estar puro, dónenlo a los elementos de la naturaleza, a los jardines, a los animales, para que también ellos puedan estar en Dios, como ustedes están en Dios a través del elemento agua.

Hoy, quiero traer este mensaje para la Argentina y para América del Sur porque aquí se encuentran grandes reservas de agua que servirán para la humanidad futura. Desde el sur de Ushuaia hasta el norte de Sudamérica, Dios ha dejado aquí un gran tesoro físico y espiritual para la humanidad.

Sigan orando para que el elemento agua pueda preservar su castidad y pureza en el mundo. Porque recuerden, queridos hijos, que los demás Reinos de la Naturaleza también dependen de ella para poder vivir, en este tiempo final.

En la gruta de Massabielle dejé la fuente de agua abierta, para que todas las almas del mundo pudieran curar sus cuerpos, cicatrizar sus heridas internas.

Hoy, por medio de este agua de esta Fuente bendecida por Cristo, Mi Amado Hijo, que vengo a bendecir con un especial gesto de amor para que las almas se sirvan de ella y también se puedan curar en esta parte del mundo.

Que este agua sirva para bautizar a las consciencias, para curar las heridas de los cuerpos lastimados.

Para volver a santificar este elemento con la efusión del Espíritu de Dios, rezaremos a Nuestro Amado Señor Jesucristo, para que Él conceda, por medio de este elemento, la cura para las almas, la redención para los corazones, la liberación para los que aún no son redimidos.

Recemos a Dios, queridos hijos, con toda la fuerza del corazón, como lo han hecho en esta tarde, agradando a Mi Corazón Inmaculado y permitiendo que Yo pueda derramar Mis Gracias en los lugares más lejanos de este mundo, en donde las almas también se vieron beneficiadas, así como la Argentina.

Que esta oración fervorosa, que nace de sus corazones, nunca termine, nunca se acabe, que sea inagotable y perpetua, a fin de que Yo pueda establecer aquí un punto de Luz y de Gracia para el mundo, el cual deberá expandirse por su colaboración, a toda esta nación.

Recemos a Jesús, en la humildad del corazón y en la devoción del alma.

Oraré primero a Dios y después oraremos juntos, queridos hijos, para que la fuerza y el poder de este elemento, en su donación constante y permanente, llegue a las almas que más necesitan de liberación, de cura y redención.

Acompáñenme en este momento, de corazón, en la imploración que ahora realizaré.

¡Oh, Dios Altísimo!,
que Te hiciste pequeño y semejante,
a los ojos de todos Tus hijos,
Te pido con la fuerza de Mi Alma,
con el Amor de Mi Corazón y la devoción de Mi Espíritu,
que santifiques y consagres, en nombre de Tu Madre Celestial,
este bendito y puro elemento,
a fin de que sirva, ayude y libere a los que más necesitan de Ti,
para que finalmente se establezca Tu Reino Celestial
en todos los corazones.
Amén.

Ahora recemos a Jesús:

Sangre y Agua,
que brotaste del Corazón de Jesús,
como Fuente de Misericordia para nosotros,
yo confío en Ti.
Amén.

Y ahora, queridos hijos, coloquen su mano izquierda sobre el pecho y la mano derecha extendida hacia Mí, y en comunión con el elemento agua, como símbolo de la purificación de la Tierra y de la humanidad.

Ahora reciban de Mis propias manos la Gracia, que hoy les extenderé, a fin de que se pueda establecer la cura, la cura más profunda, en sus consciencias.

Reciban esta Gracia como una esfera de Luz, que hoy la Inmaculada Concepción trae del Cielo para Sus hijos.

Ahora lleven su mano derecha sobre el corazón y demos gracias a Dios por esta Gracia recibida.

Quisiera que el canto de sus voces se elevara al Cielo para que Yo pueda llevar esta ofrenda de sus corazones por los Reinos de la Naturaleza, por la Argentina y por el surgimiento de la Nueva Humanidad.

Quiero que canten nuevamente “Flor de la Paz”.

Les agradezco por responder a este importante llamado. Y mañana volveré aquí para bendecir a cada uno de ustedes, a la Argentina y al mundo.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.