Lunes, 12 de febrero de 2018

Vigilias de Oración
APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA DURANTE LA VIGILIA DE ORACIÓN POR LA PAZ EN LAS NACIONES, EN LA CIUDAD DE LIMA, PERU, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Hoy vengo a liberar a una tierra oprimida para que alcance la luz del Reino de Dios.

He venido aquí por estos pueblos que tanto amo y tanto aprecio, por su perseverancia para alcanzar la paz; desde Colombia hasta Chile los sagrados pueblos de los Andes no han podido enseñar más cosas al mundo porque desaparecieron por la acción del hombre blanco.

Pero Yo Soy la Señora de todas las naciones, la Madre de todos los pueblos y vengo a enmendar los errores, a disolver los sufrimientos y a traer el Amor del Corazón de Dios.

He escogido llegar primero a Lima, porque es un pueblo que necesita mucho de Dios. Es un pueblo que ha elevado una súplica al Corazón del Hijo Primogénito, quien la ha escuchado. Por eso estoy aquí con la alegría y el júbilo de encontrarlos y de volver a reencontrar a algunos en esta vida, para llevar adelante la misión de Dios, que ya no tiene nación, lengua, ni frontera, sino unión y hermandad entre los corazones que serán parte de este Nuevo Edén, como lo fue una vez América.

Yo estoy aquí, queridos hijos, para traerles la Cura universal, algo muy desconocido por el mundo y por la ciencia.

A través de la Luz de Mis Manos vengo a traerles la cura del espíritu y del alma, para que el sufrimiento de su pasado se pueda borrar y para que las nuevas puertas a la reconciliación se establezcan entre las naciones y los pueblos, a fin de acoger en sus corazones el llamado de Dios, Aquel que viene por última vez a anunciarse, a traer al mundo por medio del mensaje, la Sabiduría y la Misericordia de Dios, la que intenta en estos tiempos permear a las almas, para que puedan ingresar en el camino de la salvación y de la redención.

Yo vengo a dar a sus corazones el testimonio de que es posible vivir el alivio y la cura interior, para que puedan resurgir desde dentro de la Fuente, en donde todo se recrea y se regenera, en donde pueden ser permeados por el Amor y la Compasión de Dios, que los ayudará y los motivará a dar los nuevos pasos hacia la vida consagrada, hacia la vida del Espíritu, hacia la vida del Plan de Dios.

Hoy vengo por los pueblos originarios pero también por los pueblos de hoy, que son los remanentes de los primeros pueblos, que son los que necesitan del mayor alivio de Dios para poder enfrentar estos tiempos que llegarán a la puerta de todas las vidas.

Ahora confíen, queridos hijos, que podrán repoblar la Nueva Tierra por medio de su conversión y de su redención, por medio de la aceptación al llamado de Dios, para que este se edifique en ustedes y se manifieste en esta vida planetaria, que también lo necesita.

Hoy traigo como manto la bandera del Perú, que representa la expresión de su cultura y de sus orígenes, de esas sagradas enseñanzas que fueron vividas en los Andes por los primeros pueblos, antes de la conquista. Enseñanzas que también fueron guardadas en el Arca de la Alianza de Dios, en donde las culturas dejaron para el mundo lo que los hombres blancos no comprendían y nunca comprendieron, por ignorancia, por falta de sabiduría y hasta por temor.

Pero así como Yo vine a México como la Señora de Guadalupe para unir lo que estaba separado entre los hombres, las culturas y los pueblos, hoy vengo como la Señora y Madre de todos los Pueblos, como la Sagrada Mujer que trae el Amanecer de la Nueva Aurora, para que los corazones despunten en su despertar y en su cura interior.

Que cada una de Mis Palabras se cumplan en sus vidas. Que cada Verbo que pronuncie sea un decreto para la concreción del Plan de Dios.

Vivan, queridos hijos, en Mi Corazón de esperanza porque su cautiverio terminará; también aquel cautiverio que es espiritual y que derrota a las almas sin dejarles ninguna fuerza para poder vivir la vida del espíritu y salir de esta ilusión de la vida material.

Necesito, queridos hijos, que reeduquen a sus familias con los principios básicos de la vida para que su pueblo se pueda regenerar y adquirir nuevos valores que permitan manifestar la nueva consciencia y la Nueva Tierra, con ustedes como partícipes de una nueva humanidad que también se debe dar en todos los Andes, en todas estas naciones que abrazan las sagradas montañas, que son parte de los sagrados tesoros de Dios, guardados en su interior como la llama incandescente que todo ilumina y que todo reconsagra.

Recuperen los valores de sus antiguos pueblos. No teman mostrar el valor de su cultura y de sus orígenes, porque eso también es parte de la Obra de Dios.

Queridos hijos, no se dejen influenciar por las modernidades de estos tiempos, por todo lo que viene del exterior de esta nación y que no forma parte de la esencia de su espíritu y de su divinidad.

Necesito que sigan consagrándose a Mi Inmaculado Corazón por medio del acto de su fe, de su amor y de su constancia, mediante la comunión con Jesús, Mi Amado Hijo.

En estos últimos tiempos el Santo Padre los visitó para darles el mensaje de que su pueblo puede vivir los nuevos tiempos haciendo su realización con lo alto y con todos los valores que adquirieron en tiempos pasados, como pueblo de la sabiduría, como pueblo amante de la naturaleza, de la creación, de la vida, de los elementos.

Por eso el Santo Padre viene tan seguido a América, porque no solo es parte de esa nueva humanidad que él está construyendo, poco a poco, sino que también su pueblo y los demás pueblos de América, deben volver a recuperar lo que perdieron con el avance de los hombres con la ciencia que creen que han alcanzado, sin tener la Sabiduría de Dios.

Sean como el Sagrado Cóndor de las montañas que siempre está en alto vuelo para reverenciar a Dios y para dar el grito de esperanza en los mundos sutiles, en donde está el espíritu de quien se ofrenda a Dios en amor y en verdad.

Que sus sagradas raíces sean revividas.

Que hoy sus sagrados códigos sean reintegrados en sus corazones y esencias, para que surja el fuego de esta nueva humanidad, un fuego lleno de esperanza, de alegría, de hermandad y de amor.

He venido al Perú porque también debe tener esa oportunidad, esa gracia inexplicable que Mi Corazón Maternal viene a conceder a las naciones del mundo, especialmente a las Américas.

El mundo debe saber que aquí existen valores que no están perdidos, sino preciosamente guardados en el Arca de la Santa Alianza de Dios. Y Yo, como portera de ese sagrado símbolo de los Universos celestiales, vengo a anunciarles, queridos hijos, que es posible volver a encontrar lo que ya perdieron, por las influencias de estos tiempos.

Que sus santos Ángeles de la Guarda los lleven por ese camino para encontrar los valores de la vida sagrada sobre esta tierra y los valores espirituales, que en sus pueblos originarios los llevaron a estar en contacto con el Universo.

Yo Soy la Madre de las Razas y de todas las etnias, Soy la Señora de todos los pueblos, la que viene a unir a las consciencias y a las naciones en la esencia del amor, esencia del amor que los llevará a comprenderse y a aceptarse, a pesar de las diferencias o de los rasgos. Pero en verdad, queridos hijos, todos son parte de un mismo pueblo, de una misma civilización y de un mismo proyecto pensado por el Único en Su Fuente Creadora de Manifestación y de Luz.

En esta noche de Vigilia, queridos hijos, no solo oramos por Perú y Su Madre ora junto con ustedes por su pueblo, sino que también oramos por las Américas, para que desde aquí pueda despuntar el Sol de una Nueva Humanidad, invadida por el Espíritu del Padre y por la Luz de Su Gracia Redentora.

Les agradezco por estar aquí hoy Conmigo en la simplicidad del corazón, en la humildad de sus esencias porque eso permite, queridos hijos, que Yo pueda también llegar al mundo.

Desde aquí, en Perú, su Madre Celeste también puede ayudar a Venezuela, que está en Mis Cuentas del Rosario para, algún día, retornar a poner fin al cautiverio, junto al Arcángel Miguel. Pero todo tiene un tiempo. Confíen. Todo tiene un tiempo. Todo está marcado en la hora de Dios. Todo se resolverá cuando los corazones simplemente acepten el llamado.

En la unidad con el Padre Yo los bendigo y bendigo a esta nación como Madre de la Iglesia, como Madre de la Esperanza y de la Reconciliación, como Madre del Sagrado Despertar, de la Sagrada Luz Interior de los pueblos originarios, de los que una vez supieron amar a los Reinos y a la Creación incondicionalmente. Eso también ayudará, queridos hijos, a aliviar el sufrimiento de los pecadores, de los que aún siguen cometiendo faltas y ofensas al Corazón de Dios, por medio de la transgresión a los Reinos de la Naturaleza.

Algún día la humanidad sabrá a quién tiene a su lado y que los Reinos creados por el Padre también tienen un propósito en este planeta.

Agradezco también a todos los que oran por los Reinos de la Naturaleza de forma semanal. Eso está ayudando a la esencia de los Reinos para que tenga una sagrada oportunidad en nuevas moradas, en las moradas de Dios en el Universo.

Cada cuenta de oración rezada por los Reinos, es un nudo que desata el sufrimiento de un Reino semejante, sea mineral, vegetal, animal o dévico.

Recuerden que cada cuenta que suman por los Reinos semanalmente, es un gran nudo de sufrimiento que se desata, se alivia y se cura.

Los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Les agradezco por responder a Mi llamado.

Les agradezco hoy por estar aquí en unión y en confianza. Amén.