MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Cuando los corazones se unen en un clamor sincero, unen el Cielo y la Tierra y, como un manantial de luz, la Gracia y la Misericordia Divina descienden, lavando y purificando todo aquello que estaba oscuro, perdido, separado de Dios y de Sus Leyes.

Cuando la humanidad se une para manifestar un Propósito Celestial y sus corazones son verdaderos en la unidad y en el amor a Dios, toda la Creación contempla la Tierra, porque la Luz del Infinito, del más profundo Amor del Creador por la vida, emerge de Su Sagrado Corazón y cruza las dimensiones, llegando a la Tierra.

Es así que no solo los enfermos de cuerpo se curan, sino que también los enfermos de corazón, de alma y de espíritu reciben la cura.

Aquellos que tenían sus esencias perdidas en los abismos del mundo también reciben auxilio. Aquellos que lloraban desconsolados, por no tener esperanza, son aliviados. Aquellos que sufrían por las injusticias y los desequilibrios del mundo reciben un rayo de paz en lo profundo de sus corazones.

Cada vez que la humanidad ora más profundamente, más profundo es también el alcance de la Gracia y de la Misericordia del Creador; más profundos son los niveles de la consciencia planetaria adonde Su Amor puede llegar, porque Sus hijos le abrieron las puertas, le dijeron sí.

La oración es la gran puerta para la redención del mundo, es el camino a través del cual las Leyes Divinas llegan en auxilio de este planeta corrupto y lo hacen retornar al Pensamiento de Dios.

Los corazones de los hombres desconocen el poder de la oración, pero hoy les dijo, hijos: oren y no dejen de orar, con sinceridad y con verdad, pues es de esta forma que unirán los tiempos, curaran las esencias y recorrerán el camino de retorno a Dios.

Tienen Mi bendición para esto.

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Después de la Pasión, Resurrección y Ascensión de Cristo, los apóstoles y discípulos del Señor permanecieron algunos días en profundo silencio, dejando que sus almas pudieran asimilar espiritual y humanamente todo lo que habían vivido.

Ese período de silencio fue necesario para que pudieran comprender la Gracia de la misión que Dios les había encomendado.

El mundo permanecía igual, la humanidad parecía no haberse transformado, pero sus corazones estaban inflamados por un amor inextinguible que perduró a través de los siglos hasta los días actuales.

La historia se repite, hijos Míos.

Los ciclos espirituales son como una gran espiral en ascensión al Corazón de Dios y, en cada vuelta, los impulsos se renuevan y los corazones parecen revivir, de formas diferentes, los mismos acontecimientos. Y así es.

Hoy están en una nueva vuelta de esa espiral evolutiva, en la cual el Señor les entregó los mismos impulsos de dos mil años atrás.

Esos impulsos resuenan dentro de ustedes, los transforman, los mueven, quiebran barreras, disipan ilusiones, para que sus seres sean moldeados según la Voluntad de Dios.

Sean conscientes de lo que viven y, por un instante, permitan que su mundo interior pueda asimilar todos los impulsos recibidos. Mediten sobre las Palabras de Cristo, vuelvan a sentir los estados en los cuales Él los colocó cada día y perciban, finalmente, lo que son llamados a vivir en este tiempo.

Tienen Mi bendición para esto.

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

La paz reina en los corazones que silencian su boca, su mente y su corazón para escuchar a Dios.

Cuando los murmullos y los clamores cesan por un instante y dan lugar al silencio, las almas se postran delante de Dios para escuchar Su Voz y Sus Designios, también silenciosos pero llenos de Amor pueden permear a los corazones y traerles claridad, certezas, respuestas y, sobre todo, paz.

El silencio, hijos, también es oración.

En el silencio, sus espíritus pueden elevarse hacia más allá de las dimensiones, de los conflictos y del caos y estar en un lugar seguro para dialogar con Dios. 

Las almas que aprenden a silenciarse, aprenden a entrar en verdadero contacto con el Infinito, porque no están solo pidiendo o queriendo elevarse por su propio esfuerzo, sino también saben silenciarse, confiar y dejarse tocar por las Manos de Dios, que las conducen al contacto con la vida superior. 

El silencio también es parte del camino que los conduce a Dios. Sepan percibir los momentos para clamar, cantar, rogar y simplemente silenciarse para oír la Voz del Padre, para dejarse conducir por Él al infinito de Su Reino, a los misterios de Su Creación.

Tienes Mi bendición para esto.

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO DURANTE EL VIAJE DESDE EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, HACIA LA CIUDAD DE BUENOS AIRES, ARGENTINA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Llegó el tiempo de responder al llamado de Dios, llamado que los invita a ir al encuentro de las necesidades espirituales y físicas de este planeta en redención.

Llegó el tiempo de escuchar la Voz de Dios, que resuena fuerte en los corazones que ya despertaron.

De Su Verbo vendrá la fuerza para seguir adelante. De Su Amor vendrá el auxilio para renovarse, cada día, en el cumplimiento de Su Plan. De Su desierto, pero también de Su Reino, vendrán las experiencias que forjaran una fortaleza inquebrantable en los que caminan.

Por eso, escuchen la Voz de Dios en su interior y sigan Su llamado. No habrá otro ciclo, no habrá otra hora.

Solo hay, hijos, una gran necesidad de estar en el lugar correcto y cumplir con los compromisos que su Padre Celestial les entregó desde el principio de la humanidad.

Las pruebas se acentúan, pero también las Gracias se multiplican. Sepan tomar los Dones de Dios para que sean la base bajo sus pies y sigan adelante en oración, en comunión y en entrega.

Tienen Mi bendición para esto.

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Que hoy reine la paz en todos los corazones y entre todos los pueblos.

Que, por sus oraciones, el amor y el respeto para con todas las naciones y culturas sean gestados en la consciencia humana.

Expresen con alegría la gratitud por la diversidad de este planeta, que lo hace único en el Universo por la amplia posibilidad que los seres tienen de aprender a amar.

Que, unidos a Nuestra Señora de Guadalupe, sus corazones aprendan a darle la debida importancia a todos los pueblos y que amen y celen por la expresión pura de cada uno de ellos.

Cada pueblo, como cada cultura, tiene un propósito superior para manifestar. Hoy, hijos, oren por este propósito para que las naciones recobren su pureza y encuentren el principio perfecto de la Voluntad Divina para sí mismas.

Oren para que cada nación exprese en este mundo lo mejor que tiene. Ya no juzguen las culturas y las religiones, en su lugar oren para que todas ellas encuentren la Voluntad de Dios y que esa Voluntad conduzca a los seres a expresar, a vivir y a ser el Amor de Dios, renovado constantemente en Sus criaturas.

Hoy es un día para agradecer la existencia de los pueblos, de las culturas y de las naciones.

Hoy es un día para clamar al Padre para que, en Su Corazón de Amor, una todos los caminos que llevan a Él.

Hoy es un día para colocar el corazón dentro del Corazón Sagrado de Nuestra Señora de Guadalupe y aprender con Ella a establecer la paz.

Su Padre y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

¿Hijo, no ves que el mundo agoniza?

De las entrañas de la Tierra son expurgados los males que le ocasionan heridas profundas y espirituales. De las entrañas de los hombres son expurgados los males milenarios, frutos de una historia construida con base en errores y desvíos, en decisiones sin Dios, en corazones sin amor.

Como tu Señor en el huerto Getsemaní, cierra tus ojos y observa el mundo; ve cómo el planeta agoniza y la consciencia de los hombres se estremece sin percibirlo. No conocen la razón de sus males y catalogan nuevas enfermedades para darle nombre a una vida vacía de Dios o plena de una profunda ignorancia.

Como tu Señor en el huerto Getsemaní, observa la vida sobre la Tierra y ve, hijo, como solo un gran Amor podrá curar a este mundo.

El Amor es esa potencia desconocida y oculta que hizo que el propio Dios se multiplicara y se espejara en Sus criaturas para que ese Amor se tornara vivo y se renovara, de tiempo en tiempo, en un Amor Mayor.

El Amor crece cuando el corazón se aparta de la ignorancia y se adentra en la Verdad. El Amor se multiplica cuando el ser no solo conoce la Verdad, sino que la vive, expresando su sabiduría por medio de acciones de amor.

El camino hacia la Verdad es la oración, la que los coloca en dimensiones internas, que están más allá de toda la ignorancia. Por eso, ora y clámale al Padre por Su presencia. Elévate hacia Su Corazón y desde adentro del Corazón de Dios observa el mundo y la vida, así como lo hizo Su Hijo en el Huerto Getsemaní.

Ve que no hay límite para el Amor, porque él es infinitamente necesario en la Tierra y mucho más allá de ella.

Ora, hijo, y encuentra una causa mayor para tu propia vida. Encuentra la causa de Cristo, la causa de Dios, el sentido de tu existencia que se guarda en la necesidad que tiene la vida de una constante renovación en el Amor de Dios.

Observa cómo en el silencio de tu corazón puedes servir y en la sinceridad de tu espíritu puedes traspasar fronteras. Sin una vida espiritual verdadera y profunda nada tendrá sentido. Esta es la gran sed del mundo; esta es la sed de Cristo; esta es la Sed de Dios.

Tu Padre y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO DURANTE EL VIAJE DESDE PAYSANDÚ, URUGUAY, HACIA SANTA MARÍA, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Ora y deja que tu corazón se eleve a Dios.

La oración, así como el silencio y el servicio verdadero, realizados con amor, es el lenguaje con el cual los corazones de los hombres se comunican con Dios.

Ora y habla con amor en el idioma de Aquel que te creó y, a medida que aprendes Su idioma del corazón, profundiza en esa divina presencia dentro de ti.

Silencia de verdad tu mente, tu alma y tu corazón, dejando que el verdadero silencio se manifieste en ti y te conduzca hacia el primer impulso del Amor de Dios, cuando, desde el silencio, Él emitió el sonido y manifestó la Vida, dándole al amor una forma y una vibración que más tarde se expresaría en la creación de las esencias.

Sirve con amor, sintiendo en tu corazón la necesidad del prójimo, sin importar si es alguien que vive contigo y que está a tu lado todos los días, o si es aquel que para encontrarlo atraviesas los mares y cruzas los límites entre los continentes. En ese acto de servicio verdadero encuentra el idioma de Dios, que constantemente le sirve a todo tipo de vida, estando presente en todas las cosas, impulsando la evolución de todas las criaturas.

Habla tú también la lengua de Dios, siempre aspirando a que todos tus hermanos aprendan sobre el amor y desarrollen ese amor en sí mismos. Sabe, hijo, que la mejor forma de que alguien aprenda algo es teniendo delante de sí un ejemplo. Por eso, ve hoy y habla el idioma que proviene del Cielo: ora, haz silencio en lo profundo de tu corazón y sirve verdaderamente, haciendo de tu vida un acto de servicio.

Tienes Mi bendición para eso.

Tu Padre y Amigo,

San José Castísimo

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Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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