APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO EN EL QUINTO DÍA DE LA SAGRADA SEMANA, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Mi silencio reverencia este momento, porque no pueden perder ningún instante de él.

Mi silencio les abrirá la consciencia para que, una vez más, los códigos de la redención ingresen en sus almas, en lo más profundo de sus espíritus, para que participen Conmigo de este sagrado momento de celebración y de Comunión con Mi Cuerpo y con Mi Sangre; momento en el que, así como lo fue en la Última Cena, los infiernos se paralizarán, las almas serán rescatadas por la autoridad que el Padre Me concedió.

Hoy, dedico este importante momento a todas las madres de los consagrados, que entregaron a sus hijos a Mí, sin saber si este camino de consagración se cumpliría.

En nombre de todas las madres de los consagrados a esta Orden, pido en este momento que las madres de los consagrados, que estén presentes en este lugar, se acerquen a los pies de este escenario y enciendan una vela que Yo les consagraré.


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Pueden acercarse.


Estas son las madres, entre tantas otras, que le han confiado lo más preciado que tienen al Sagrado Señor, renunciando a la vida que les ofrece el mundo, para que sus hijos e hijas pudieran conocer la vida del espíritu.

He aquí las madres que dieron su vida por ustedes, consagrados, para que hoy todos ustedes estuvieran aquí escuchando al Señor. Porque un buen hijo nunca podrá vivir sin su madre, porque la madre es el amparo de Dios para que todos los hijos caminen seguros hacia el encuentro del Sagrado Corazón del Señor.

Cuánto las manos y los pies de sus madres tuvieron que trabajar para llevar el alimento a la mesa, para tener qué comer y que pudieran crecer fuertes, alimentados principalmente por su amor maternal, para que algún día, como hoy en este día santo, estuvieran ante el Señor.

Por eso, les pido a todos los hijos e hijas de la Tierra que recuerden con amor a sus madres, que se perdonen, que se reconcilien y sobre todo que se amen, para que la Santísima Madre de Dios hoy sea glorificada en el Cielo y en la Tierra; así, como en Su más profundo silencio y anonimato, la Esclava del Señor fue glorificada en cada paso del Calvario, por su fidelidad y obediencia a Dios al entregar, sin nada a cambio, a lo que más amaba en Su vida, a Jesús.

Hoy, sus madres ya entregaron lo más preciado que tienen. ¿Lo sabían?

Conozcan así, la verdad que se oculta en la realidad, a los ojos de lo que parecería aparente.  

Por eso, vengo a bendecir estas velas y con Mi Espíritu vengo a encender esta llama, para que las madres sigan orando por sus hijos e hijas de la Tierra y, especialmente, por los que se consagraron a Cristo para alcanzar la santidad que justifique los graves errores del mundo, de toda la humanidad, así como muchos santos y bienaventurados lo hicieron a lo largo de los tiempos.

En lo que es imperfecto, Dios se hace perfecto. Esta es la esencia del Amor de Dios.

Por eso, llamé a las madres de los consagrados y consagradas para que, al igual que la Santísima Madre y las santas mujeres, acompañen de cerca y de corazón este momento de Comunión y de ordenación sacerdotal; para que recuerden que todo lo que Me den, especialmente sus familias y seres queridos, Yo todo cuidaré para que las almas puedan vivir Mi Voluntad; así, como las santas mujeres entregaron a sus esposos y apóstoles para que siguieran el camino de Cristo, en el apostolado y en el sacerdocio; para que así, Dios fuera glorificado.

Así, como Dios es glorificado en los Cielos, Dios es glorificado en cada alma que se consagra y se ordena, más allá de la imperfección de la vida, o incluso del pecado, porque Dios tiene el poder de transformar todo a través de Su Amor; así, como sus madres hicieron crecer a sus hijos e hijas para que alcanzaran la Dignidad de Dios en toda la vida consagrada, en todas las familias.

Celebremos esta Santa Eucaristía en la compañía especial del Sagrado e Insondable Corazón de Jesús, que vuelve hoy a ser víctima de los pecados del mundo, para que todos alcancen la liberación y la reconciliación con la Ley, en esta amnistía espiritual que les otorgo.

Así, los absuelvo, en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Acompañemos al Señor en esta celebración.

Vamos a comenzar entonces, junto a Nuestro Señor, Jesucristo, a revivir y a recordar este momento importante de la Última Cena; en el que, a través del pan y del vino transustanciados, Nuestro Señor se entrega a nosotros para nuestra redención.

Después de que Nuestro Señor, Jesucristo, reunido con Sus apóstoles, como humilde siervo fiel de Dios, lavó los pies y las manos de Sus compañeros para que purificaran sus intenciones con las sagradas intenciones de Dios y vivieran, a partir de ese momento de la institución de la Eucaristía, la ordenación sacerdotal y el apostolado de Cristo en la Tierra; siendo así, embajadores de la paz y de la Palabra Divina, del anuncio de la Buena Nueva.

Fue así que Jesús, llamando a Sus compañeros a la santa mesa donde el Cordero Pascual sería inmolado, tomó entre Sus Manos el pan en acción de gracias y en sacrificio lo elevó a Dios, pidiéndole al Padre Eterno que transustanciara el pan en Su Glorioso Cuerpo, a través de la intervención angélica.

Después, Jesús partió el pan para poder compartirse con todos los Suyos, y lo pasó a Sus compañeros, diciéndoles: “Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por los hombres para el perdón de los pecados”.

Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.

Reverenciamos, así como los santos ángeles, en este momento, reverencian la presencia del Cuerpo de Cristo.

Y, en esa noche santa, antes de finalizar la cena y de que Nuestro Señor partiera hacia el Huerto Getsemaní, donde viviría Su agonía en el más profundo silencio, Cristo amplió Su oferta por la humanidad y el mundo entero, a través de la transustanciación del vino en Su Divina y Preciosa Sangre.

Fue así, que tomó el Santo Cáliz entre Sus Manos y lo elevó a Dios, pidiéndole al Padre Eterno que convirtiera el vino en Su Preciosa y Divina Sangre, a través de la intervención angélica.

Enseguida, Jesús se lo pasó a sus compañeros, diciéndoles: “Tomen y beban todos de Él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, la Sangre de la nueva y eterna alianza entre las almas y Dios, la Sangre del Cordero que será derramada por la remisión de todas las faltas. Hagan esto en Mi Memoria hasta que Yo retorne al mundo”.

Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.

Reverenciamos la presencia de la Preciosa Sangre de Jesús, así como los ángeles reverencian este momento.

Nos colocamos de pie.

Unidos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, Fuente de toda inspiración, amor y cura; unidos a los ángeles, arcángeles, bienaventurados y santos que están en el Cielo y en la Tierra; unidos a nuestros ángeles de la guarda y a todos los seres de buena voluntad; vamos a consumar esta consagración para que los códigos crísticos se hagan presentes y desciendan en las almas.

Haremos esta consagración a través del Padre Nuestro en arameo, cantado.

Que la Paz, el Amor y la Misericordia de Cristo desciendan a la Tierra.

Con la misma fe del centurión, oramos:

Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa,
pero una Palabra Tuya bastará para sanarme.
Amén.

Cristo nos dijo: “La Paz les dejo, Mi Paz les doy”.

Que Nuestro Señor no mire nuestros pecados, sino la fe en Su Presencia. En fraternidad y hermandad nos damos el saludo de la paz, la Paz de Cristo.

Y anunciamos la Comunión Espiritual de todas las almas del mundo entero con Cristo.

Las madres de los consagrados van a comulgar y también las madres de la Orden. Se pueden acercar.

Padre Celestial,
que a todos conduces,
acepta nuestra oferta de entrega a Ti;
guíanos por el camino del Amor,
para que Tu Voluntad sea hecha.
Amén.


Te damos gracias, Señor, por cuánto nos das.

En este encuentro, Te honramos, Señor.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Y después de esta Santa Comunión, vamos a prepararnos para la ordenación sacerdotal y luego para el Sacramento de este día.

Maratón de la Divina Misericordia
MENSAJE EXTRAORDINARIO DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, TRANSMITIDO EN FÁTIMA, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, PARA LA 100.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Vendré a través del amanecer del sol. Vendré a través de la luz de la luna. Estas son las señales del nuevo tiempo.

No es una nueva religión. No es un nuevo movimiento. Es el advenimiento de lo esperado. 

Ese gran portal hacia el nuevo tiempo se abre en la bóveda celeste, se abre entre todas las puertas del cosmos.

Es el portal hacia el Gran Cónclave, que hoy está reunido ante ustedes, que hoy está presente ante sus mundos internos. El Padre Celestial así lo decidió y, en obediencia y en ley, lo cumpliremos.

Hoy, Mi Voz hace eco desde Andrómeda y, a través de Andrómeda, en todos los universos y consciencias.

Hoy se cumple una etapa culminante no solo para su civilización o para el alma del planeta, sino para que se abra el portal hacia el Gran Tiempo. El cambio se dará.

Las almas deben estar despiertas y amar, aún más, lo desconocido; aquello que no tiene forma, aquello que no es intelectual. Lo desconocido es aquello que no es material.

Por eso, hoy, venimos y Nos presentamos ante ustedes, a través de un gran portal desconocido. Es el portal hacia la cuarta dimensión.

Ese será el camino, ese será el sendero y también será el puente para que todos lo puedan cruzar. Pero no es a través de una técnica ni tampoco a través de un procedimiento mental o espiritual.

Ese portal lo cruzarán a través de su mundo interior; porque es allí, en el mundo interior de cada uno de ustedes en donde existe la esencia del Divino Propósito; que la humanidad ultrajó, violó y transgredió hasta los tiempos de hoy.

¿Ahora comprenden las consecuencias de lo que viven? 

Pero el Amor es lo que siempre prevalecerá. Es ese Amor que hoy nos reúne, es ese Amor que hoy nos congrega, el Amor de las Jerarquías Mayores que los llama a todos a cruzar el gran portal, para que todas las consciencias y también el planeta sean transmutados, purificados y liberados.

Porque es en los momentos más caóticos, como los tiempos de hoy, que se dan las grandes oportunidades de liberación y de redención.

No se olviden de que la esperanza está latente en el Corazón del Universo; y es esta esperanza, permeada por la Divina Unidad, la que hoy les traigo para que puedan aceptarla y vivirla.

Por eso, es importante que practiquen una consciencia fraterna y no mezquina, una consciencia inclusiva y no de descarte, una consciencia pacífica y no de conflicto, una consciencia de amor y no de mentira.

Estos atributos expurgarán de la Tierra la corrupción planetaria, la que genera la gran deuda de este mundo y de toda la humanidad, la que sumerge a los más inocentes y a los más pobres en los abismos, sin que tengan una oportunidad de levantar la mirada hacia el Cielo para volver a creer y tener fe.

Por eso, estoy preparando Mi Retorno al mundo como lo he prometido, y quiero que sepan, compañeros, que hoy no son solo Palabras, son hechos.

Han pasado dos mil años de Mis acontecimientos con ustedes y entre ustedes; por eso, reúno en Cónclave a todas las Consciencias Evolutivas del universo para que Me ayuden y preparen Mi Retorno. Así, verán venir al Hijo de Dios entre las nubes, las nubes son los portales del universo que se abrirán y que serán físicos. Así, el Espíritu de Dios retornará, sanará la Tierra y sus heridas, poblará la Tierra de los Nuevos Cristos, aquellos que supieron decirme sí.

Por eso, el portal hacia el Gran Tiempo hoy se abre ante sus ojos y mundos internos. Hoy se abre sobre estos océanos, en representación de toda la humanidad y del planeta, como de los Reinos de la Naturaleza que también verán venir al Hijo de Dios. Y aquello que fue pensado en el origen del Proyecto de la humanidad será reconstituido y restablecido.

A través del tiempo y del espacio, se disolverá el mal que fue generado en generaciones enteras; y los que persisten hasta el final para esperar que retorne, verán ese cambio de forma concreta.

Y así todos, absolutamente todos, volverán a sus orígenes, al origen para lo que fueron pensados y creados, al origen para el fin por el cual surgieron, al origen para el fin por lo cual existieron y fueron emanados de la Fuente Suprema.

Hoy, les hablo no solo a través de Mi Gobierno Espiritual, sino a través del Amor de Dios; un Amor que fue capaz de morir por ustedes en la Cruz, aun sabiendo que lo negarían.

Que, hoy, los que padecen y sufren sean sanados, los que están desesperanzados sean renovados, los que decidieron bajar sus brazos que los eleven hacia Dios, porque llegará la hora de expresar la gratitud por Mi Retorno que está cerca.

Este es Mi gran Mensaje para la celebración de las 100 Maratones de la Divina Misericordia; un momento importante y espiritual para todos, en el que el Hijo de Dios, la Esencia Solar del Cristo Cósmico, les hace ver y reconocer hasta dónde han caminado Conmigo.

No vean solo las miserias de sus pruebas, los destierros de sus aspectos humanos. No vean solo el sufrimiento del planeta o la transgresión a los Reinos de la Naturaleza. Les pido que, para esta Maratón número 100, vean los esfuerzos alcanzados, la persistencia construida, la unidad fortalecida, la fe expandida y la Misericordia alcanzada, a pesar de las tinieblas de este mundo.

Porque será a través de este Cónclave Universal que ustedes encontrarán la solución y la salida, este Cónclave de Consciencias Evolutivas que los conoce profundamente, que los sabe profundamente, que acompaña desde el origen sus trayectorias cósmicas. 

Es allí en donde hallarán la fuerza y la convicción necesaria para seguir adelante y así cumplir el Plan. Un Plan que aún hay que cumplir, primero en cada uno de ustedes para que después ese Plan Cósmico se cumpla en el mundo entero, aunque todo parezca estar en ruinas y en oscuridad.

Es esta Luz de los Consejos Mayores que hoy los bendice y los contempla, no solo como seres en redención, sino como consciencias en trasformación y valentía.

En todos los Míos, haré los nuevos apóstoles. Por eso, persistan y sigan Mis huellas de Luz, sigan Mis pasos firmes hacia el Propósito Divino, porque hoy el Cetro de Dios está en Mi Mano para conducirlos y guiarlos hacia la meta, la gran meta de su cristificación.

Quiero agradecer, desde lo más profundo de Mi Corazón, a los consecuentes y orantes; a los que en estos últimos 100 encuentros de oración sostuvieron el estandarte de Mi Paz y que lo seguirán haciendo, por mucho tiempo más, hasta que Yo los encuentre cara a cara en Mi Retorno.

Y lo último que les digo, compañeros, para que lo guarden en sus corazones es lo siguiente: 

¿Qué harían si, en este momento, Yo estuviera físicamente frente a ustedes? 

¿Qué es lo primero que Me dirían?

¿Qué es lo que harían Conmigo si Yo les dijera: “hijo, hija, ya estoy aquí porque retorné”?

Contemplen esa escena en su mundo interior y atraigan esa realidad en cada nuevo día.

Cuando sientan que no pueden o incluso que no lo conseguirán, que no tendrán fuerzas para seguir adelante, piensen y contemplen por un instante: si Yo estuviera delante de ustedes, ¿qué Me dirían?

Les dejo Mi Paz, les dejo Mi gratitud, les entrego Mi Amor Consolador y Redentor.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

¡Te damos gracias, Señor, por cuánto nos das!

¡Te damos gracias, Señor, por cuánto nos das!

Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN RESERVADA DE CRISTO JESÚS EN LA CIUDAD DE BUDAPEST, HUNGRÍA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, PARA LA 71.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA EN EL MES DE JULIO, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Yo vengo como el sol del atardecer para traerles la Luz de Dios, porque no existe nada que no pueda ser resuelto a través del amor. El amor es salvífico, el amor es vivo, el amor es resplandeciente.

Cuando los hijos de Dios están en torno del amor nada sucede, todo se transforma y se eleva. Por eso no tengan miedo, sientan el Amor de Dios que los vivifica, que los transforma y que los hace cambiar, de tiempo en tiempo.

Mi Corazón es una fuente de ese Amor, de la que ustedes pueden participar día a día. Por eso necesito que sean como Mi Amor, como el Amor que los salvó, como el Amor que los rescató y que los redimió en la Cruz.

Ese Amor de Dios es el que se entregó y dio todo lo que tenía por cada uno de ustedes. Ese Amor es el que se dejó flagelar, se dejó humillar, se dejó sacrificar por los hombres para que aprendieran la verdad sobre el Amor.

En ese Amor Yo los quiero ver todo el tiempo. Un Amor que regenera, que trae vida, que pacifica, que neutraliza las formas y todos los embates.

Espero ver al mundo en ese Amor, una y otra vez, porque sé que no lo está y muchos no lo están porque no conocen los milagros que puede hacer el Amor cuando uno se entrega a él, verdaderamente y sin miedos. Porque el Amor de Dios es algo que penetra en la consciencia, es un Amor que trae confianza y que fortalece ante las situaciones de la vida y de los acontecimientos.

Hoy quiero entregar este amor para todos los que están aquí. Eso espero, porque sé que necesitan de este Amor que Yo les traigo para este tiempo final, en el que la consciencia humana debe enfrentarse a sí misma para aprender a trascenderse y a liberarse de sí.

Pero todo es posible en el Amor, en el Amor que Yo les enseñé, en el Amor que Yo profesé por Mis apóstoles y por todos Mis seguidores.

Es ese mismo Amor que hoy les traigo y del cual los hago partícipes, una y otra vez, para que sepan que el mundo necesita de seres de amor que puedan espejar, como instrumentos, la Fuente del Amor de Dios transformando su amor propio en un Amor mayor, un Amor que viene en auxilio del mundo y de los acontecimientos críticos de la Tierra.

Es ese Amor que Yo les ofrezco, el que les permitirá vivir la transición. Sin amor nada será posible, todo será un vacío, un desierto y una soledad.

Mi corazón es una puerta hacia ese Amor que puede transformarlos y permitirles trascenderse cuando no lo consiguen por sí mismos, cuando no saben por dónde ir ni a quién recurrir.

No solo les hablo del amor inmaterial, sino también del amor que Yo viví como ser humano, como hombre y como consciencia.

Ese Amor, que también es de Dios, actuó en todo, participó en todo y se entregó por ustedes como hoy ustedes se entregan por Mí.

El Amor los hará vivir la fraternidad que el mundo necesita aplicar urgentemente, una fraternidad que vea la necesidad del prójimo, una fraternidad que vea la necesidad que hay en el semejante.

Yo los invito a encontrar, dentro de ustedes, ese Amor que les hace ver a Dios en cada momento, en cada circunstancia. Será necesario atravesar estos tiempos bajo esa Ley para aprender a superarse y ayudar a superarse a los demás, a sus hermanos, a sus compañeros.

Pero sin Amor nada se puede hacer, es como no tener dirección, es como no tener camino. Por eso, les traigo esa Fuente del Amor para este tiempo final porque la humanidad lo necesita, urgentemente, para dejar de cometer errores y fallas, para no apartarse más de Dios y perder el rumbo de su camino.

Hoy me ofrezco como ese Amor que los renueva, que los cura, que los sana, como ese Amor que pone fin a muchas cosas y que abre puertas a nuevas experiencias, a nuevos aprendizajes, a nuevas escuelas.

No dejo de pensar cuánto aún deben vivir en ese Amor, un amor que no es palpable, un amor que mueve la energía Divina y que la hace fluir en todo el Universo y en todos los espacios de la Creación.

Así como los ángeles viven de la fuente de ese amor y se nutren de ella, ustedes también deben nutrirse de ese Amor de Dios que se ofrece de tiempo en tiempo, incondicionalmente, para que las almas cumplan su propósito y, sobre todo, la Voluntad de Dios. Cuando eso no sucede y el amor no está presente, todo se vuelve oscuro, frágil y débil.

El amor los hace elevar todo el tiempo, los hace ver la realidad y encontrar un camino de paz que los lleva a un entendimiento maduro y sabio. Solo deseo que encuentren ese amor algún día, porque es un Amor vivo y Divino que los consagrará, que los hará buenos servidores y colaboradores de Mi Obra.

Y aquellos que viven hoy ese amor y lo practican verdaderamente, que lo sigan haciendo porque el planeta lo necesita como consciencia, la humanidad lo necesita como raza así como todos los Reinos de Naturaleza necesitan el amor de los hombres para poder evolucionar y despertar, para poder crecer como ustedes crecen y viven, a pesar de cómo se encuentra el mundo y la humanidad.

La Fuente del Amor de Dios está abierta para descender, espiritualmente, a la Tierra. Debe encontrar instrumentos para poder descender y expresarse. Debe hallar corazones abiertos para poder depositarse y así, multiplicar las Gracias de Dios en todos los sentidos y en toda la vida.

Este es el tiempo de que vivan el milagro del Amor, pero primero deben creer en él para que lo puedan sentir y vivir. Eso los unificará, los hará más hermanos y más compañeros los unos con los otros.

Sientan a Mi Corazón que emana ese Amor de Dios y pacifíquense. Todo es una transición y una experiencia.

El Amor es eterno. El Amor de Dios nunca acabará, las miserias sí terminarán y la Luz vencerá cuando entren en la corriente del Amor de Dios y lo hagan parte de sí, porque el Amor de Dios les concederá el perdón y la reconciliación.

Esto es todo lo que espero para este tiempo, ver reflejada Mi Obra como una corriente viva de Amor en los corazones y en las almas que dicen “sí” al Creador y confían plenamente en Él, en Su Voluntad.

Yo los hago partícipes de la Verdad que proviene del Amor de Dios para que lo encuentren algún día, sabiendo que todo es pasajero, pero que la experiencia del Amor en sus consciencias es imborrable e intransferible.

Dios necesita que el amor pueda reinar en el mundo y en los corazones para que la paz se establezca y se viva la unidad entre hermanos, más allá de todo.

Les dejo Mi Amor como un camino de salida, como una Luz en el horizonte, como el sol que los alumbra en esta tarde de Gracia.

Hoy no vengo a juzgar sus actos ni sus hechos cometidos. Vengo a invitarlos para que entren en el Universo de Mi Amor en donde encontrarán la Verdad y la podrán vivir de una forma simple.

Así los haré representantes de Mi Obra en la Tierra y habrá seres sobre la superficie de este planeta que serán puentes de comunicación entre la Tierra y el Cielo, que es lo que necesita Dios no solo de la vida sacerdotal, sino también de todos los que oran y proclaman su fe al Creador. Así el mundo se mantendrá estabilizado y en equilibrio y todo sucederá de una forma más armoniosa.

Cuando las almas no viven el amor, los corazones sufren y no entienden por qué. El amor humano debe ser transformado en Amor Divino y solo una Gracia puede conceder esto, en este tiempo, para que la humanidad entienda que se equivocó y que deberá recapacitar para que la Misericordia la colme y la pueda salvar.

Es el Amor de Mi Corazón el que hoy les trae paz. La Paz de Dios los bendice y los colma para que sigan adelante por Mí, para que se cumpla el Proyecto y venza el Amor como él venció en la Cruz.

En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS DURANTE LA 65º MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA , EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Mi victoria celestial está dentro de cada uno de ustedes y en ningún otro lugar.

Aquellos que se hayan decidido a entregar su vida a Mí, sepan desde ahora y para siempre, que a Mí pertenecerán y no pertenecerán a ninguna otra presencia, porque Mi Presencia es insondable e infinita.

Quiero hacer de sus vidas corazones humildes y pacíficos, que puedan testimoniar la Presencia del Hijo de Dios en la Tierra para estos tiempos difíciles y críticos.

Por eso he venido nuevamente al mundo con el Rayo de la Transfiguración, porque aún la consciencia humana deberá sublimarse, para que sus cadenas y todas sus prisiones se puedan liberar y el espíritu vuelva a ser libre como lo fue en el principio, como lo fue desde su origen, desde su existencia. Que pueda volver a obrar y a vivir en Dios sin estar dentro de la cadena del sufrimiento y de la agonía.

Lo que Yo les ofrezco en este tiempo, compañeros, es un gran sacrificio y un gran servicio por la humanidad, porque como ustedes saben, la humanidad está desequilibrada no solo desde el punto de vista psíquico, también desde el punto de vista material. Y ese equilibrio que la humanidad perdió, deberá volver a recuperarse a través de instrumentos de Mi Misericordia y de Mi Gracia.

Por eso estos tiempos son difíciles y definitivos, tanto en el júbilo como en la alegría, tanto en la batalla como en el desafío.

Atravesarán muchos puentes y muchos desafíos, pero también atravesarán muchos abismos, dentro y fuera de ustedes y también lo verán en toda la consciencia humana.

No bastará que hoy relate lo que sucede en la humanidad, porque lo están viendo día a día.

El Fuego de Mi convicción debe llegar a ustedes todo el tiempo. Eso permitirá que las Leyes Superiores puedan actuar a la Tierra y ese equilibrio tan esperado se pueda generar y presentar en la humanidad.

Mientras estoy aquí estoy también con los que sufren, con los que agonizan y con los que se desesperan, día a día.

Por medio del canal de la Divina Misericordia que fue abierto es que hoy puedo interceder por cada una de esas almas, tan necesitadas del Amor de Dios, tan necesitadas de la cura y de la redención.

Lo único que hoy les puedo ofrecer, compañeros, es la persistencia que Yo alcancé en la Cruz, persistencia que necesitarán para este tiempo crítico, para este tiempo definitivo, en donde las pruebas serán las escuelas y los aprendizajes para todos. Grandes momentos de definición de su consciencia y de poder dar saltos seguros y firmes en la evolución del amor y de la verdad.

Las pruebas no llegarán para amedrentarlos, sino para fortalecerlos, para que sigan firmes el camino que Yo les ofrezco. Eso los hará más verdaderos y simples, porque es lo que Dios espera de todas sus criaturas, que puedan penetrar el Misterio de Su Amor y la Infinidad de Su Gracia, principios que aún están disponibles para la humanidad y el planeta.

Pero dependerá de la adhesión de Mis compañeros y de Mis seguidores para que esas Fuentes de Dios puedan descender a la Tierra y las cosas no se desestabilicen tan rápidamente como el pasar de las agujas del reloj.

Necesito que el mundo pueda recuperarse y redimirse.

Necesito sobre la superficie de la Tierra espejos de la oración que puedan reflejar hacia todo el planeta todo el amor que Yo les entrego hacia sus esencias y espíritus, porque eso no permitirá que el caos pueda ganar, sino que el amor pueda vencer como siempre ha vencido a través de los tiempos, más allá de los errores, de las fallas y de todas las acciones humanas, que han transgredido una y otra vez el Plan de Dios.

Pero ahora llegó el momento muy importante para el mundo, en donde esa definición interior será clara para todos y eso dependerá de ustedes y de Dios; de Él, no como un Juez, sino como un Padre de Misericordia y de Gracia que tiene sed de Sus hijos, del amor de sus criaturas, de la transparencia de todas las vidas de la Tierra, porque derrotará los principios que ha sembrado el mal en la humanidad y llevan a la perdición y a la desesperación de las almas.

Pero ustedes saben, compañeros, que a través de estos encuentros Yo los preparo para Mi retorno, porque primero debe prepararse su espíritu, para que toda su consciencia esté lista para poder verme y reconocerme.

En el momento más difícil de la humanidad es cuando Yo retornaré y revelaré Mi Faz a todos.

No daré hora, ni fecha. Llegaré en el momento más culminante de la humanidad, cuando todo esté en su gran agonía.

Por eso los necesito firmes, claros y conscientes, para poder reconocer Mis comandos y para que aún las puertas a la Divina Misericordia estén abiertas.

Mientras tanto, persistan a través de Mi Corazón y no vuelvan sus vidas como son las vidas de los demás, las que han perdido el sentido de la misión y del propósito, hasta de la propia experiencia de la vida sobre la Tierra.

Esto va más allá de algo espiritual. Es estar en el camino correcto que el alma vino a cumplir en este planeta para ser merecedora de la Gracia y de la Misericordia de Dios, para poder corresponder al Divino Propósito que la ha traído a la Tierra, más allá de los errores cometidos en otros tiempos.

Hoy no vengo a hablar de las fallas o de los errores, sino de los talentos que aún deben ofrecerme y darme; talentos que esperan despertar dentro de ustedes y sus almas gritan por poner en servicio.

Por eso, compañeros, perciban el fin de los tiempos en una profunda claridad y sabiduría.

Sepan diferenciar las situaciones y las formas. No es para que las omitan, ni tampoco para que las rechacen, porque la transformación es eterna e infinita.

Pero en esa transformación la consciencia se eleva y despierta y encuentra cada vez más el sentido y la razón de haber existido en este Universo y dentro del Universo Espiritual.

Todo tiene su comunicación y su reflejo interno y externo; eso va más allá de la mente o de la intelectualidad.

El sentido del alma debe ser profundo y verdadero. Ella debe poder expresar su tarea en este tiempo final. No puede ser perturbada por sus miserias, por sus dudas o incomprensiones.

Deben permitir que sus almas tengan la oportunidad de servir y de amar y de conseguir expresar el valor que ellas tienen para que puedan cumplir la Voluntad de Dios.

Mientras esa situación en las almas del mundo no se defina, limitadas serán las oportunidades de la intervención universal.

Por eso traigo el bálsamo de Mi Luz para el mundo entero y la cura profunda de Mi Corazón, para que las almas se animen a dar los pasos que necesitan dar, sabiendo que el compromiso definitivo aún es desconocido por todos y que aún están a camino de poder encontrarlo y de verlo.

Anímense a definir sus vidas en la manera simple de la vida, en el amor en el servicio y en la caridad; en la consideración de los otros y del prójimo, como de los Reinos de la Naturaleza.

La escuela que fue enseñada aquí debe permanecer eternamente en la consciencia humana.

Los atributos que fueron sembrados aquí por medio de la instrucción y el camino de la vida grupal deberán ser los pilares para sostener la gran transición planetaria y toda la crisis de la humanidad, sabiendo que, a pesar de los errores, de los sufrimientos o de las guerras, de la ignorancia o de la indiferencia, existe un lugar en el mundo donde se viven los Atributos de Dios de una manera simple pero verdadera, así como los vivieron cada uno de los representantes de los pueblos del desierto junto a Moisés.

Ustedes son el puente, queridos compañeros, para que el Proyecto Sagrado de Dios, reflejado y manifestado en la consciencia humana por medio de la intervención divina y cósmica, pueda tener su continuidad y sobre todo, su porvenir.

Pero depende de la decisión de las almas de estos tiempos, de la consciencia y de la atención ante el llamado que es proclamado desde el Universo Mayor, del interés de cada uno de los corazones del mundo y sobre todo de la unidad que pueda ser gestada entre sus consciencias, a pesar de las diferencias o de las escuelas, más allá de todos los aprendizajes.

Porque donde está el amor, está presente Dios y su Proyecto Divino, está presente Mi Corazón y el Corazón de Mi Madre y el de cada Jerarquía Universal que contempla y observa la humanidad en estos tiempos, y cómo pierde sus códigos y sus experiencias de amor por haberse sumergido en la modernidad actual y en la indiferencia global, raíces de la gran ilusión mundial.

Pero ustedes, compañeros, como cada uno de los que me escucha, no tienen esos velos en la consciencia; han despertado y han sentido el llamado de la Jerarquía.

Espero que puedan aprovechar Mis Palabras, porque Mi ciclo está finalizando con ustedes. Y cuando finalice todo sucederá y no serán solo mensajes o palabras, o cosas invisibles o lejanas a su realidad material.

Deberán volver a buscar la Fuente que aquí se abrió por medio de la instrucción y del conocimiento, para ayudar a sostener a los que no se sostienen, a los que son más ignorantes y necios, para ayudar a curar y a redimir, abriendo sus brazos y corazones para acoger al mundo, a las naciones y a sus pueblos, más allá de sus culturas y de sus creencias.

De nuevo se volverá a repetir el gran desafío de Noé en su Arca Espiritual.

Aquí se congregarán los pueblos si las puertas están abiertas.

Aquí se acogerán los que sufren si el amor está presente.

Aquí estará la Jerarquía si la adhesión y la respuesta fueran sinceras y verdaderas.

Eso permitirá que nuestro Fuego nunca les falte, que nuestra Luz siempre los guíe, que nuestra Consciencia siempre les refleje discernimiento y sabiduría.

Pero llegó el momento, compañeros, de vivir definitivamente el nuevo ciclo para que todo lo que está en el Universo Espiritual pueda descender al Universo Material y así, se lleve adelante el Plan de Rescate en el fin de estos tiempos.

Acepto sus ofertas, escucho sus corazones y acojo sus intenciones en unión a la Jerarquía.

Que se cumpla en ustedes la sagrada misión que han venido a realizar.

Que sus sentidos internos se abran para poder percibir la emergencia de estos tiempos y el llamado inmediato que viene del Cielo, para elevar la consciencia humana de estado y de condición.

Celebremos entonces en esta hora la comunión con el alma de cada ser, y ante la Presencia de Mi Iglesia Celestial, que no solo llega al Corazón del Padre bendiciendo los elementos de este Altar que hoy son ofrecidos y las intenciones más profundas e internas de sus espíritus, en esa donación que sus almas pueden hacer para estos tiempos por muchas, muchas almas más que en este tiempo no lo hacen, ni lo viven. Así también aliviarán Mi Corazón de la gran ceguera humana que estoy viendo en la humanidad y cómo eso sumerge a las almas en la ilusión y en la indiferencia.

Que el amor que ofrecerán hoy sus corazones ante el Rey Universal pueda disolver las corrientes contrarias, y las almas puedan renacer a la vida en el encuentro perfecto con la Esencia Divina.

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

A pedido de Nuestro Señor escucharemos el Padrenuestro cantado en latín, para que las Puertas de Su Iglesia Celestial se abran y Su Gracia descienda en todos los corazones.

Nos ponernos de pie para la consagración.

Pater Noster...

Cristo Jesús:

En aquel tiempo Yo les di Mi Cuerpo para que resucitaran.

En aquel tiempo Yo les di Mi Sangre para que pudieran purificarse, consagrarse a Mí, para consagrarse al Plan de Dios.

En esta hora y en este momento se vuelve a revivir el sacrificio del Cordero de Dios, cuando en aquel tiempo tomé el pan dando gracias a Dios, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo lo bendijeron, se lo entregué a Mis Apóstoles diciéndoles, para que le transmitan a la humanidad, que "este es Mi Cuerpo que fue entregado por todos para el perdón de los pecados".

Tomé el Cáliz y elevándolo a Dios, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo lo bendijeron. Lo pasé a Mis Apóstoles diciéndoles: "Tomen y beban todos de Él, este es el Cáliz de Mi Sangre, que a través de los tiempos y de las generaciones derramará la preciosísima Sangre del Cordero de Dios, para que todos reciban Sus Códigos de Luz y se rediman".

Este es el Cuerpo y la Sangre de quien dio la vida por ustedes hasta lo alto del Monte Calvario y sufrió por la humanidad para que ella no perdiera el sentido de su existencia y el camino perfecto de su alma.

Gloria a Dios en las Alturas, paz en la Tierra a todos los seres de buena voluntad.

Y ahora que el Padre recibió la oferta de los elementos en el Altar y la oferta de los corazones, ha llegado el momento de la bendición a través de la infusión divina que el Padre propaga para todas las almas de la Tierra, y a través de la Obra, de la Ciencia del Espíritu Santo.

Que la Paz de Mi Corazón esté en ustedes y esté en todos los seres de la Tierra para que sean portadores de la paz y de la Misericordia de Dios, a fin de que terminen las guerras, el hambre, el sufrimiento y la desesperación de los corazones.

Por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús en este país y en el mundo, Yo los declaro Mis apóstoles y Mis compañeros, y les doy Mi bendición espiritual y paternal.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. (x 3)

En fraternidad y en compasión se darán el saludo de la paz.

¡Les agradezco!

Maratón de la Divina Misericordia
Aparición de Cristo Jesús durante la 61ª Maratón de la Divina Misericordia, en el Centro Mariano de Aurora, Paysandú, Uruguay, al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús

Deposita en Mi Corazón lo que tú más necesitas.

Abre tu corazón para recibir Mi Misterio, la revelación más profunda de Mi Amor por ti y sacia la sed de tu espíritu con la Fuente de Mi Corazón.

Abrígate con Mi Manto en los duros inviernos del desierto.

Calienta tu alma con Mi Fuego y transforma todas las dudas en Luz.

Retira de tu interior todo aquello que te pesa y abrázame con fuerza para sentir Mi Fortaleza.

Abandóname, pero no como tú lo piensas.

Abrázame con regocijo para que Yo te pueda vaciar.

Disuelve de tu interior todo aquello que no quiere transformarse todavía.

Refúgiate en Mí y siente el gozo de vivir en Dios.

Abandona el mundo y entra dentro de Mí, porque así conocerás lo que Yo necesito, así recibirás lo que tengo guardado para ti, y tu alma vivificará la grandeza de estar en Dios y de recibir Su Reino, de tiempo en tiempo, sin límites ni formas.

Quiero que deposites en Mi Corazón lo que aún no comprendes, quiero que retires de ti aquello que aún no aceptas, porque todo lo que vives es lo que has cultivado en tu vida, nadie tiene responsabilidad en eso.

Todo lo que vives es parte de una transformación, así como Yo transformé la condición humana.

Cuando te pido que Me abandones no es para que Me dejes, sino para que Me superes en el amor, porque alguien deberá hacer algo más grande a lo que Yo hice.

Y Yo dejaré de ser tu Maestro cuando hayas aprendido lo que el Universo necesita, y así abrirás la puerta para que nuevos maestros te puedan guiar, aquellos que existen en el Universo y que forman parte de Mi Hermandad.

Hasta que llegues al gran Avatar deberás pasar por muchos maestros, porque muchas escuelas son vividas en las almas que escogen seguirme.

Nunca pierdas la oportunidad de aprender y de crecer, en la sinceridad de las obras, en la pureza de los sentimientos.

Grandes Maestros aguardan por guiar a la humanidad. Su Silencio ya es eterno, pero es hora de que ellos hablen para traer la gran revelación, en el fin de estos tiempos.

Ellos conocen sus moradas. Ellos obedecen a Mis Principios y se unen, así, a todas las Leyes. Viven en perfecta armonía con los tres planos de consciencia: espiritual, mental y material y forman parte de esa gran cadena de Luz que vibra en lo más alto del Universo, en la bóveda celeste de la Jerarquía.

Ellos han intervenido muchas veces en la humanidad. Muchos en Oriente y algunos en Occidente.

La maestría de los grandes Maestros es soberana porque su esencia está basada en el Amor-Sabiduría.

Cada uno proviene de una esfera especial del Universo, cada uno ha surgido de una gran experiencia vivida en los últimos tiempos.

Ellos son los maestros de la lealtad y de la sabiduría.

Ellos conforman una de las setenta y siete Voluntades de Dios y conciben en su mundo interno la expresión de uno de los Sagrados Nombres de Dios, Adonai.

De la Fuente de la Sabiduría surge el conocimiento para los Maestros.

El servicio por el Universo los hace humildes y resignados, tan semejantes al Maestro del Amor. Se han preparado para este momento planetario y han visitado al mundo muchas veces, para aprender sobre la existencia de esta humanidad y lo que Mi Padre ha pensado para este Proyecto humano.

Es así que todos ustedes son parte de una historia que se está escribiendo en un Libro Sagrado; son parte de una historia que intenta ser corregida, alineada y estar unida al Universo.

Los Maestros son emanaciones del Amor-Sabiduría y conocen, por medio de su experiencia, la vida crística.

Ellos estuvieron en Shambala y después en lo alto del Perú.

Ellos conocen toda la historia humana, tan semejante a las palmas de sus manos, o a la línea de sus rostros.

La Sabiduría ha sido alcanzada por ellos; es fruto del Amor de Dios, porque intentan llevar adelante Su Voluntad: santa, plena y pacífica.

Ellos vendrán en auxilio de los que digan ‘sí’, no importará donde se encuentren o donde estén. Ellos irán a su encuentro para llevarlos a la Verdad.

Han sido designados por el Padre Eterno, a través de los Arcángeles creadores, para socorrer a la humanidad en el fin de estos tiempos, para salvaguardar el Proyecto de Dios, así como una vez el Padre lo protegió por medio de la encarnación de Su Divino Hijo en el humilde pesebre de Belén.

Ellos conocieron Mi Nacimiento, ellos honraron Mi Presencia y se postraron ante el Hijo-Dios; allí fueron iniciados para este momento, para esta transición de la Tierra y este cambio de ciclo en la humanidad.

Ahora llamarán a todos por sus orígenes y así despertarán los talentos de la Creación, enseñarán cosas más profundas de las que Yo he enseñado porque ya las viven, son parte de sí.

Llevan en sus pechos algo inextinguible. Trazan con su mano la línea de la Hermandad. Son conocidos por su sabiduría y discernimiento.

Cualquier humanidad existente en el universo sabe quiénes son, porque ellos emanan lo que verdaderamente son y lo que han trascendido a través de los tiempos, todo lo que los ha unificado en la gran cadena de la Confraternidad.

Ellos conocen al planeta porque lo han contemplado muchas veces y saben de la historia de esta civilización.

En esencia conocen lo que Dios pensó en el principio y hoy trabajan en silencio y en sintonía para poder sostener el deseo ardiente de Dios en la humanidad, de que los hombres y mujeres de la Tierra conozcan la verdadera felicidad, que no es física, sino interna.

Yo Soy uno de esos Maestros de la Sabiduría y he estado presente en Oriente como en Occidente.

Por medio de Mis Palabras les estoy revelando una historia escrita en los Espejos, algo que se está refractando a la Tierra en este momento por medio de las puertas del Universo que están abiertas.

Aurora acoge esta información y este conocimiento, y todos los seres internos se postran en tierra, por estar delante de la Fuente de la Sabiduría, la que se ha manifestado muchas veces en el mundo y en su humanidad por medio de los Maestros que han encarnado para enseñar la verdadera esencia del Amor y el Sagrado Espíritu de la Unidad, que es algo que proviene del Eterno.

Hoy, el Señor de los señores y el Maestro entre los maestros les trae la síntesis de todo lo vivido en la Tierra y los aportes amorosos del Amor que han llegado a través de los Maestros a esta humanidad.

Por eso aún hay tiempo de poder rescatar al mundo, aunque los abismos se agiten en el mundo. La Misericordia está llevando a las almas a la redención.

Reciban este conocimiento y recuérdenlo. En la memoria de sus células se encuentra esta historia, en lo profundo de sus espíritus se encuentra ese legado.

En verdad, ustedes son algo totalmente diferente a lo que verdaderamente creen que son.

Los Maestros reunirán a sus discípulos y emitirán su gran convocatoria a la humanidad.

De diferentes razas y pueblos serán congregados y todos serán reunidos para la oración, cuando el mundo esté en su gran definición y la luna se vuelva a revestir de color de sangre.

De Marte vendrá el auxilio y el alivio vendrá de Venus.

La Luna será testigo de ese momento, porque su faz se transformará completamente, como nunca antes se transformó.  En ese momento todo estará dicho, los Maestros ya estarán presentes en la Tierra para guiar a las últimas tribus que se han autoconvocado.

En ese momento no existirá color, raza o nación, todos serán reconocidos por lo que hay dentro de sus internos.

Dejen entonces que en este momento el gran Maestro los pueda pulir, para que la Luz, dentro de ustedes, deba volver a brillar.

Reconozcan al Maestro que tanto han buscado en su interior y lleven adelante su gran misión en la Tierra, porque serán llamados a servir en situaciones inexplicables y en momentos culminantes de la humanidad.

Allí será cuando Yo veré Mi Iglesia emerger de lo profundo de los corazones y Mi Palabra será viva en ustedes, Mi Fuego será eterno en cada uno de ustedes y eso los moverá a vivir el Plan.

Transformen a la humanidad con sus actos de amor, rediman a la Tierra con sus ejemplos de paz y, así, con Mis propios Ojos podré ver a los Nuevos Cristos surgiendo de las imperfecciones y de las miserias, transformados por el Fuego del Espíritu Santo, colonizando a la Tierra con nuevos atributos, llevando el mensaje de la gran revelación y siendo portadores de la paz.

Por eso, no se dejen llevar por ningún otro mensaje que no sea el Mío. Deben tener discernimiento en el momento de escuchar, eso los hace crecer en la Verdad y los hará madurar en el Amor.

En Mis Palabras están guardadas las vibraciones de su destino. Dichosos son los que las adoptan y las viven porque se transformarán y no se dejarán vencer por nadie.

Sean inteligentes y podrán vivir el Plan.

Si Yo estoy aquí es porque el Plan continúa, si no, no estaría aquí y el Plan no se cumpliría.

Sigan la Ley de la Jerarquía y estarán en la protección necesaria.

Los que no están aquí es porque no Me han comprendido, pero Yo seré quien los juzgaré.

Ahora es tiempo de seguir adelante y de avanzar.

Aún hay almas que mueren sin ver la Luz, aún hay corazones que no reciben amor, aún estoy en cuerpos enfermos, que necesitan curar.

Aún estoy en el mundo esperando que Me reconozcan en aquel que ha sido olvidado, en el hermano que está encarcelado, en el corazón que se ha cerrado, por miedo y temor.

Yo les doy autoridad de amar al mundo mucho más de lo que Yo lo amé, aún espero que puedan dar ese gran paso.

Aún los Reinos de la Naturaleza esperan ser más amados.

Los Nuevos Cristos no solo serán humanos, la Creación que ya existe podrá ser la nueva vida crística en el planeta, totalmente redimida y curada por las manos que se donen para servirla y los corazones que se entreguen para amarla.

El planeta aguarda por su amor incondicional y por su gran consciencia en pro de su restauración.

Todos tienen un lugar a donde servir y donde poder crecer en el amor. Por eso Mis Brazos están abiertos para todos, y Mi Corazón está expandido para todos. Él se ofrece como refugio para su redención, para la disolución de las dudas y de las culpas, de los malos entendidos y de las incomprensiones.

Quien está en Mí estará en la Luz de Dios y se podrá renovar hasta que alcance su gran despertar.

Cerrando las puertas del conocimiento universal, abro las puertas a la ceremonia sacramental, a fin de que la Iglesia celestial descienda y se realice la Sagrada Voluntad.

Llega el momento en que deberán rever Mis Palabras muchas veces, porque Yo ya no podré seguir hablándoles.

Todo lo que les di es todo lo que Soy, pero aún faltará revelar el gran misterio del Hijo de Dios, de quién verdaderamente es. Cuando retorne al mundo por segunda vez, allí se dará a conocer esa revelación, y todos tendrán consciencia de esto.

Sumerjámonos en la Iglesia Celestial.

Adoremos el Sagrado Corazón del Padre, glorifiquemos Su Nombre junto a los ángeles del cielo, para que las almas se fundan en su esencia pura y original. Amén.

Nos podemos poner de pie para la consagración.

Este es el Cuerpo y la Sangre de Cristo que siempre los renueva, ofrecido incondicionalmente para la cura de las almas y como bálsamo de paz para todos los corazones. Dichosos serán los que se sirvan de Él en este Sagrado Sacramento del altar.

Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa,
pero una Palabra tuya bastará para sanarme.
Amén.

Padre Nuestro...

Por favor que vengan aquí Guissepe, Luci y Mateus.

Que Tu Poder, Padre, descienda a través de Mi Cuerpo para que las almas vivifiquen la plenitud de Tu Espíritu.

Padre, que Tu Gracia descienda a través de Mi Sangre, para que las almas sean lavadas de todo y renazcan en el Fuego sublime de Tu Amor. Amén.


Padre Celestial que a todos conduces,
acepta nuestra oferta de entrega a Ti.
Guíanos por el camino del amor
para que Tu Voluntad sea hecha.
Amén.


En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Me iré al Cielo con Mi tarea cumplida, lleno del amor de aquellos que se han auto convocado en Mi Nombre, llevando esta experiencia de transformación a los Tronos de Dios, para que Él la contemple en Su infinidad de Gracia y de Misericordia.

Ahora, en nombre del amor y de la sagrada unidad, se darán el saludo de paz para que la paz se expanda a la Tierra.

Les agradezco por haber estado Conmigo en este especial aniversario.

En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Maratón de la Divina Misericordia
Aparición de Cristo Jesús durante la 60ª Maratón de la Divina Misericordia, en la Ciudad de Viena, Austria, al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús

Ahora provengo de un lugar que muchos no conocen, un lugar en el cual fui recibido una vez y desde donde retornaré al mundo. Lo pueden conocer como la Casa del Padre, la Fuente Celestial o el Universo.

Provengo del Corazón de este Universo, que se ofreció para gestar la vida y la Creación, para que todas las almas pudieran vivir una experiencia de amor verdadero y alcanzable, para que las almas pudieran vivir una experiencia de redención y de perdón.

Vengo desde ese Corazón que pulsa en el centro del Universo y desde ahí me envía el Padre al mundo, para poder proclamar Su Palabra de Salvación y de Luz, para traerles los impulsos que necesitan a fin de que sus consciencias puedan despertar a la verdadera realidad que emerge del Corazón del Universo.

Hoy les muestro Mi Faz de Universalidad.

Soy Aquel que estuvo entre ustedes hace más de dos mil años atrás.

Soy Aquel que resucitó, que padeció por ustedes y que se ofreció a ustedes por amor; por un amor que aún no es conocido.

He aquí a quien ascendió a los cielos y está cerca del Padre Celestial para darles a conocer la inmensidad de Su Misericordia, la gran bondad de Su Alma Eterna, la Infinitud de Su Amor por cada una de las criaturas que surgieron de este Universo, para vivir una experiencia de amor y una gran oportunidad de perdón.

Aún la historia de la humanidad no ha terminado, ni tampoco su pasado ha sido disuelto. Aún el Universo necesita curar a la humanidad y para que eso sea posible, primero deberán curar sus corazones, para que después se pueda curar el mundo y finalmente se pueda redimir.

Con Mi Mensaje Universal vengo a retirarlos de la superficialidad de estos tiempos, de la ignorancia de estos tiempos, de lo que los separa de la Verdad y del Amor.

No quiero instituir en ustedes una nueva iglesia. Quiero instituir en sus corazones Mi eterna Iglesia Celestial que es invisible, superior e infinita ante los ojos de los hombres.

Crean, compañeros, en el manantial que existe dentro de ustedes, en el universo que existe dentro de ustedes y que ningún hombre les podrá quitar.

Los invito a religarse al espíritu de Mi Universalidad, porque si ustedes contemplan el Universo, contemplarán la Creación y alcanzarán el propósito de sus vidas.

Necesito Nuevos Cristos que sientan como Mi Corazón y como Mi Alma; que conozcan la inmensidad de Mis Obras, que van más allá de todas las iglesias de la Tierra.

Porque Yo ascendí a los cielos por ustedes y vengo del Cielo por ustedes, para revelarles Mi nueva Tarea y el propósito que el Padre Celestial depositó en Mi Misericordioso Corazón.

Por eso, los invito a abrir la consciencia para que sepan que soy más que Jesús, un hombre humilde que vino a la Tierra, para enseñarles sobre el amor y la importancia de la instrucción para sus vidas.

Superen los límites de la materia. Abriendo sus consciencias, sus corazones sentirán Mi Presencia y sabrán que desde donde vengo es un lugar especial para todos, en donde todos pueden comulgar con esa preciosa Energía Divina que se ofrenda de tiempo en tiempo, que se muestra de ciclo en ciclo, para que las almas puedan reconocer la Voluntad de Dios.

No vean al Padre como un juez. Vean al Gran Único y Eterno en la infinitud de Su Misericordia. Reconozcan en su interior los atributos que Él les entregó por amor. Sagrados Dones de Su Espíritu que deberán despertar sus talentos, para que al igual que muchos hombres y mujeres de la Tierra, se animen a servirlo plenamente, viviendo el servicio con alegría y con un profundo gozo en el corazón.

Yo vengo desde ese lugar del Universo, para que sepan que soy más que un nazareno y que vine aquí, a la Tierra, así como vengo en este tiempo para llevarlos al Universo de Mi Verdad.

En la Universalidad de Mi Corazón, la que ustedes pueden encontrar, no tendrán restricciones ni límites. Porque lo que proviene de la Fuente y está en el Corazón del Hijo de Dios, invita a las almas a vivir los Proyectos del Padre y a realizarlos en este planeta por medio de la donación de las almas.

Los invito, compañeros, a encontrar Mi Espíritu Divino más allá de las formas y de las religiones; porque Yo provengo de un lugar superior que concibió la gran oportunidad para el mundo de traer a la Tierra el Amor y la Redención, a fin de que todos los seguidores de Mi Corazón, algún día se volvieran testigos de Mi Presencia y de Mi Palabra.

Es así que Yo no los vengo a evangelizar, ni tampoco los vengo a comprometer. Les vengo a traer el mensaje del despertar, porque este mundo y esta humanidad debe salir de la inercia en la cual se ha colocado, para que viva su gran transformación en nombre de todo el Universo y de toda la Creación.

Anímense a dar ese paso y háganlo más allá que Mi Nombre. Háganlo por todo el Universo, por la verdadera experiencia de amor que vivieron en otros tiempos, la cual hoy les traigo para que puedan recordar y así despertar.

No están aquí, en este planeta, solamente por una vivencia humana. Son parte de un Propósito y de un gran Plan Infinito, que fue pensado y meditado por la Fuente y entregado a los grandes Arcángeles de la Creación, quienes en el nombre del Amor y de la Sagrada Unidad han gestado los proyectos en todos los universos y especialmente dentro del universo interior de cada ser.

Por eso reconozcan su filiación con lo Alto. No les pido que se vuelvan religiosos. Les pido que sus vidas se rediman y se conviertan según Mi Mensaje, para que los Atributos de Dios puedan emerger en sus corazones.

Desde ese lugar del Universo vengo a ayudar al mundo y no me detengo por los que han quedado para atrás. Sigo adelante por los que Me acompañan. Cada alma tendrá su momento ante Nuestro Señor y eso es algo irrefutable.

Por eso con la consciencia que les traigo y con todo el Amor que les entrego, establezcan esa alianza con el Universo y sigan elevando sus consciencias, no solo a través del servicio o de la oración, no solo a través de la fraternidad y de la consideración, sino también a través del despertar de la consciencia para lo que verdaderamente cada ser de este planeta se ha comprometido a realizar en nombre de la Creación, por la redención de esta raza y la purificación de este planeta, para el establecimiento de una nueva y sagrada humanidad en comunión y en alianza con todos los Reinos de la Naturaleza.

Así, la historia de esta dolorida humanidad, cambiará para siempre si más consciencias responden a Mi llamado; si más consciencias se animan a buscar dentro de sí la riqueza de su universo interior, que es una memoria inapagable.

Yo necesito, compañeros, que descubran dentro de ustedes lo que verdaderamente son, así ayudarán también a construir los nuevos tiempos y llevarán al mundo la paz y el amor que tanto necesita, para que muchas más almas, al igual que ustedes, se animen a dar nuevos pasos en el sagrado compromiso con el Creador.

Buscando la unión con su universo interior, estarán en comunión con el Universo Superior y las leyes en sus vidas cambiarán y aprenderán por medio del amor y de la alegría. Así serán Mis testigos por medio de la transformación de sus vidas.

Por eso hay algunas consciencias en este tiempo, que temen dar ese paso, prefieren quedar en su resistencia y en sí mismos, para no cambiar. Las almas piensan que sufrirán por poder transformarse. Pero la Ley que Yo les traigo del Universo es totalmente lo contrario.

Anímense a cruzar el portal que Yo he cruzado una vez, aceptando la Voluntad del Padre y realizándola en la Tierra según Sus sagrados designios de la Fuente.

Por medio de Mis Palabras y del Universo que hoy les traigo a todos, disuelvo el pasado de Austria, los hechos de sufrimiento y de dolor, para que en el renacimiento de la Llama de la Fe y de la confianza en lo divino, las almas se animen a dar un gran "sí" al Universo.

Toda la humanidad está frente a una gran elección que podría cambiar el rumbo de los acontecimientos. Por eso, como hace más de dos mil años atrás, pero ahora en todos los lugares del mundo, vengo a llamar a Mis rebaños que vienen con diferentes experiencias, culturas, lenguas e historias profundas que Yo vengo a transformar y a sublimar en la Presencia del Dios Vivo, por medio del Hijo y de Su Corazón.

Celebremos este momento, en donde el Universo Superior ingresa en el universo interior de los corazones, para disolver el sufrimiento y el pasado y hacer renacer la alegría de estar en comunión con lo Alto.

Sean partícipes de este momento, no solo por medio de los Sacramentos, sino también a través de la unión interna de cada una de sus esencias con el Hijo del Amor.

Incienso.

El altar será bendecido para profundizar aún más en la unión interna de los corazones con el Creador y para que Sus Ángeles resplandecientes desciendan a la Tierra y traigan la Gracia, el Perdón y la Misericordia, por medio de la transustanciación; una Ley que hoy se cumple en los corazones que comulgan con el Amor.

Única y poderosa Fuente del Universo, que creaste todo lo que existe y todo lo que vibra y que Te haces presente en el universo interior de cada ser; desciende ahora a la Tierra, para que las almas se liberen del error y renazcan en el poder de Tu Glorioso Amor. Amén.

Por el agua que brotó de Mi Costado, que esta agua de conversión y redención brote como una fuente inmaterial en los corazones que se abran para comulgar con Mi Espíritu. Amén.

Quien hoy se lave los pies, se librará del pasado y se le concederá una Gracia por los méritos alcanzados por Mi Corazón. Amén.

Te ofrecemos, Universo, el Sacramento de la Redención, para que las criaturas de este Universo material, que vibran según Tu propósito y entendimiento, puedan recibir Tus células de Luz, vibraciones sutiles e inmateriales que transforman lo más profundo de los seres, a fin de que se cumpla Tu Voluntad.

La Fuente Inmaterial del Amor que proviene del Universo, encarnó como un hombre para testimoniar al mundo la grandeza del Amor y de la Redención.

La Fuente Inmaterial les entrega el Cuerpo y la Sangre de Cristo para que sus células reciban los impulsos y los méritos que alcanzó el Redentor.

Por eso, hoy les recuerdo el Legado que quedó registrado en la memoria del planeta hace más de dos mil años.

Coman y beban del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, para que comulguen con el legado universal, que Dios expresó por medio de Su Hijo.

He aquí el Amor Vivo entre los hombres y mujeres de la Tierra. Felices serán los que comulguen con Él, para recibir la Gracia de la Fuente y la Misericordia del Único.

Que así sea.

Padre nuestro...

Este es Aquel que se entregó por ustedes y que se seguirá entregando. Dichosos serán los que participen de la comunión con la Fuente Inmaterial. Amén

Que en Austria y en Europa Oriental se establezca la Paz, a fin de que los corazones despierten al llamado de la Fuente para renovar los tiempos, para cambiar las formas, para encender nuevamente los espíritus y alegrar los corazones.

En el nombre de la Fuente del Amor y del Centro de este Universo, Yo les doy la Paz, para que sean paz, para que irradien paz, para que lleven la Paz de Mi Corazón a los que más lo necesitan.

Dios bendiga en este día, por intercesión de Su Divina e Insondable Misericordia, a todos los que escuchan Mi Palabra.

Reciban la Paz y la Misericordia de Dios.

En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Les agradezco por responder a Mi gran Convocatoria Universal.

Ahora pueden darse el saludo de la paz.

¡Les agradezco!

Maratón de la Divina Misericordia
Aparición de Cristo Jesús durante la 54ª Maratón de la Divina Misericordia, en el Centro Mariano de Aurora, Paysandú, Uruguay, al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón

Hoy, sus corazones serán perdonados y sus vidas serán renovadas, porque el Todopoderoso está llegando después de Su Hijo, para liberar al mundo de las tinieblas y la perdición.

Él viene a congregar a los espíritus que lo han amado y lo han honrado, que le han dado alabanzas a Su Nombre y a toda Su Creación.

Hoy estoy ante sus miserias más profundas, pero vengo a buscar su más grande amor, aquel amor que hoy Me entregaron y Me donaron, incondicionalmente, para que Yo pudiera estar aquí, entre los Míos y darles a comulgar de Mi Cuerpo y de Mi Sangre, de Mi Espíritu y de Mi Divinidad.

Hoy, el Padre llega con Su Reino, Sus ángeles y arcángeles, con Sus coros celestiales, a bendecir la primera Cruz Azul. Y el soplo del Espíritu llegará a las almas y encenderá los corazones de un desconocido gozo que nunca vivieron.

Así como los Dones de Dios descendieron en el Cenáculo sobre los apóstoles y María, hoy los siete Dones del Espíritu Santo se congregan aquí para descender en sus corazones y esencias.

Entonces, compañeros, es un gran momento de renovación y de júbilo, en donde el pasado deberá borrarse de su consciencias y mentes, porque ahora sí podré caminar con los que están firmes, con los que han aprendido a salir de la tibieza y del desamor .

Ahora sí, podré caminar con los que han de ser justos, con los que aprenden a llevar adelante Mi Obra, con los que han dicho sí, a Mi Sagrado Corazón. En ellos no recostaré la cruz de las amarguras y del sufrimiento, sino la Cruz de Emmanuel, que es la Cruz de la victoria y de la elevación de la consciencia humana hacia el Reino de Dios.

Así, sus espíritus se elevarán y deberán creer, compañeros Míos, que sus penas se disolverán completamente, siempre y cuando den el permiso para ello.

Por eso, con esta dulzura que ahora brota de Mi Corazón, hoy no vengo a ver a los pecadores sino a los que se redimen y a los que caminan en el sendero de la transformación interior todos los días.

No crean, compañeros, que ganarán el Cielo mientras estén en la Tierra.

Han venido aquí, como la humanidad, para aprender a amar y perdonar, para aprender a vivir la compasión y la justicia en cada detalle.

Cuando eso se alcance, toda la humanidad estará libre de la adversidad y del pecado, y las puertas de los infiernos se cerrarán tantas veces como las ha cerrado Dios a través de Su Hijo y de Su Sierva Fiel, así como de San José.

Beban de este momento como un único momento que no se repetirá nunca más. Unir el Cielo y la Tierra, el Universo y la humanidad es algo grandioso que no sucede todos lo días.

El Padre no desciende al mundo desde que Yo ascendí a los Cielos. Imaginen, compañeros, cuánto tiempo ha pasado para que llegara este momento en donde los méritos de Mi Pasión y de Mi Cruz estarán grabados en el resplandor de la Cruz Azul.

Por eso, hoy he detenido a la tinieblas y a Mi adversario. Aquí está presente ante sus ojos la manifestación de la Voluntad de Dios y de Su divino Propósito. Y ustedes, en este momento, compañeros, están siendo llevados a ingresar en el espíritu de Emmanuel, en donde se encuentra la paz, la armonía, la cura y el perdón de todas sus faltas.

A esto se acrecienta la Luz de Aurora y su divino Rayo de Liberación, que hoy trabaja silencioso sin mover tantas leyes ni energías, sino en el interior de las consciencias y de los corazones que se abren para poder encontrarla.

Vean entonces, compañeros, como en este momento, el tiempo de la ilusión se detiene en una parte de este planeta e ingresa el Real Tiempo de Dios, para hacerles sentir en Su silencio, la unidad con todo el Cosmos y con toda la Vida universal.

Para eso los Resplandecientes, los Elohim, son los que abren las puertas entre los planos, para que el Padre descienda aquí con Su Espíritu.

El viento viene a limpiar el mal pensamiento de los ingratos, para que no los afecte, sino que prevalezca el Soplo del Espíritu de Dios sobre sus consciencias, en este momento.

En recogimiento y oración, vayamos al encuentro del Padre y de la bendición de la Cruz Azul.

Síganme.

Escucha Señor la voz de Tu pueblo. Escucha la voz de toda esta raza, que hoy se postra a Tus Pies para alabarte y glorificarte.

Escucha Emmanuel la voz de Tus hijos y llega a este mundo con todo Tu Poder y Esplendor, para que las tinieblas más impenetrables sean disipadas, para que los corazones se liberen de las cadenas de la perdición y de la ilusión y se establezcan los Cristos del Nuevo Tiempo; aquellos que vendrán de diferentes partes del mundo y se colocarán a los pies de Tu Cruz para esperar la llegada de Tu Hijo.

Escuchemos la Voz del Padre, que hoy no solo esta en los Cielos, sino también está aquí sobre Aurora, como el Sabio Creador de todo lo que existe, como el Padre de la Misericordia y de la Bondad, que en Su aspecto divino de Emmanuel llega a Sus hijos, para bendecirlos con Su Luz redentora y cósmica.

Mientras los Cielos se abren ante Ti Amado Señor, desciende con Tus Rayos el poder de la Creación y de toda la manifestación divina, para que se cumpla sobre este planeta Tu divino Pensamiento y las almas encuentren, finalmente, el camino del amor y de la reconciliación.


La Voz del Padre Eterno:

Amados hijos, escuchen a Su Padre.

Yo Soy el principio y Soy el fin.

Yo Soy el que Soy y vengo del Universo espiritual para congregarlos en Mi Amor y en Mi Justicia.

Los siete Ángeles Regentes que fueron convocados, que ahora desciendan y que se encienda la Cruz .

Hoy, el Padre del Amor bendice este símbolo, que unirá a los pueblos y a las naciones; que traerá la esperanza a los no redimidos y que dará la redención a todo el mal, para que triunfe el Amor de la Fuente; para que reine la Verdad y la Justicia.

Amados hijos, Yo los amo y los espero con Mis Brazos abiertos para que Mi Amado Hijo los lleve hacia Mí y puedan estar sentados a los pies de Mi Trono junto a los ángeles, para que cantemos Gloria y Aleluya.

Mientras sus ángeles de la guarda se postran al suelo, las penas más profundas son perdonadas y por medio de esta Cruz Azul se cumple un Propósito más de Dios sobre la superficie de este planeta.


La Voz de Cristo:

Hijos y compañeros Míos, para que la Luz de Emmanuel se haga visible entre las consciencias, entonemos Su Nombre sagrado, para que los ángeles derramen los códigos y los méritos alcanzados durante Mi Pasión y así se abran las puertas a las oportunidades y a las Gracias para todas las almas que buscan la unidad con el Padre y la Creación.

Hoy cantaré junto a ustedes el Nombre santo de Emmanuel.


Todos entonan Emmanuel.


Sientan sus corazones liberados del pasado, de las amarras y de las perversiones de la vida.

Sientan sus corazones llenos de la Luz de Emmanuel y comulguen del Padre, que hoy está aquí con Su Consciencia divina para traer la Paz a este mundo y también la Fuente de Su Compasión.

Y ahora, llamemos a los Nombres de Dios, para que los Ángeles Regentes, que fueron designados por el Universo, llenen esta Cruz con los códigos de la Divinidad de Su Amado Hijo.


Todos entonan los Nombres santos de Dios: Adonai, Emmanuel, Abba, Elí Elí, Yahvé, Shekinah, Elohim, El Shaddai, Iod He Vaud He.


Que esta renovación traiga para las consciencias la ampliación de sus caminos, en la consagración y en la fe, el ingreso por las puertas de la Misericordia al Reino de Emmanuel para que siempre aprendan a vivir y a cumplir Su Voluntad por más pequeña que sea.

Yo los bendigo, bajo la Luz Poderosa de Emmanuel abriendo en este Centro Sagrado el descenso de Su divino Espíritu para que las almas lo encuentren en su interior.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Aparición de Cristo Jesús durante el Sagrado Llamado, en el Centro Mariano de Figueira, Minas Gerais, Brasil, al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón

Ustedes fueron creados por un propósito y no es por casualidad que hoy están aquí, a los Pies del Creador.

Vayamos ahora al universo de su esencia a descubrir lo que allí existe, lo que es eterno, perpetuo e infinito, lo que nada ni nadie puede disipar, desde donde ustedes surgieron para venir aquí a la Tierra a cumplir el Proyecto de la Redención y del Amor.

Coloquen su atención en este momento, en el centro de sus seres, e ingresen junto Conmigo al universo de su esencia para encontrarse con Dios, para renovar su propósito, para seguir caminando hasta que cumplan, compañeros, la meta que Dios les colocó.

Miren hacia dentro de su esencia, contémplenla con un grandioso amor.Sientan la Fuente Original que existe dentro de ustedes y cómo la Luz espiritual de Mi Amor penetra las capas más profundas de la consciencia, para elevarlos, para trascenderlos, para colocarlos en las Manos de Dios.

En esta noche, en donde la luz interior se enciende por la intercesión de Mi Sagrado Corazón, observen hacia sus esencias.

Descubran en su interior la única verdad, la que los hará libres de este cautiverio, de esta prisión planetaria, de todo error.

Yo vengo a buscar en esta noche la esencia de sus corazones, lo que existió una vez en el principio como consciencia y energía.

Retornemos hacia esos orígenes.

Yo vine aquí en esta noche para llevarlos hacia ese lugar, en donde ustedes comenzaron a tener vida espiritual, álmica y física.

Sus esencias han venido viajando a través de los tiempos realizando esta trayectoria, camino a la redención.

Vean dentro de sus esencias, en lo más íntimo de sus corazones la Fuente Creadora de Dios, que los renueva, los cura, les concede la redención.

Volvamos al origen, al principio de todo, cuando nuestro Padre Eterno en Sus más altas dimensiones, en Sus mayores grados de Amor, pensó en crear criaturas tan semejantes a Él, así como lo son ustedes en este tiempo.

Recuerden hijos, que son hijos de Dios, que son hijos de la Vida, que son hijos del Amor, que vienen de una existencia que nunca ha muerto, que es perpetua, que es eterna y muy sublime.

Retornen a sus esencias y pregunten a su interior: ¿Qué es lo que Tú quieres de mí, Padre?

Quietud. Quietud. Quietud. No interrumpan lo que estoy haciendo.

He venido aquí para elevarlos a Dios, para que sean parte de lo que es existente e infinito.

Retornen su atención a la esencia de Su Amor, aquella que surgió de la Fuente y que ha vivido muchas experiencias para poder llegar aquí y decirle 'sí' a la redención.

Hoy vengo a disipar las fuerzas de la contrariedad, porque donde está el amor presente, está Dios; y sus corazones están en Dios, así como Dios puede estar en ustedes.

Vayamos ahora hacia el origen de lo que en verdad son, para que conozcan cómo fueron creados en el principio antes de ser almas, antes de ser espíritus; para que conozcan cómo eran cuando fueron esencias en la Fuente del Amor de Dios, junto a los Padres Creadores, los Arcángeles; al lugar desde donde surgieron millones de vidas para este Universo.

Es así, compañeros, que hoy no están aquí solos. Está todo el Universo, toda la existencia y toda la vida, a través de Mi Sagrado Corazón.

Sean valientes. Penetren este misterio que hoy Mi Corazón concede para que se puedan conocer conscientemente.

Véanse como seres en el amor y sigan adelante atravesando estos tiempos, superando todos los obstáculos, elevando su consciencia hacia el Creador.

Arrodíllense delante de Mí. Y en un acto de reconciliación por medio de Mi Sagrado Corazón, retornemos a la Vida, a lo que siempre fueron.

Vengan Conmigo a la Fuente de la Creación y encuentren allí sus esencias, lo que es puro, lo que no tiene sufrimiento, lo que es eterno e invencible ante los Ojos de su Creador.

Miren hacia dentro de sí y busquen la esfera de su esencia, la luz más profunda de sus consciencias, lo que ha nacido de la Fuente y viene a través de los tiempos aprendiendo sobre el amor y el perdón.

Yo vengo en estos tiempos a buscar esa verdad que existe en ustedes, verdad que Me trae hasta aquí de forma continua y paciente, hasta que ustedes por sí solos puedan entrar en comunión con esa verdad.

Así librarán a su Maestro para que pueda seguir obrando en el mundo con otras millones de esencias, que están perdidas y lejos del amor, del Amor de la Fuente.

Coloquen entre sus manos esa esencia de luz como si fuera un recién nacido.

Sientan esa esfera de luz entre sus manos y al mismo tiempo, en señal de imploración, reconciliémonos con Dios.

Esta es la esencia que está en ustedes y que busca el camino de retorno al Corazón del Creador.

Vean cómo Dios creó su esencia con inmenso amor, con eterna dulzura, con una inconmensurable compasión.

Esta es la esencia que debe retornar a la Fuente con la señal marcada de la Redención, diciéndole 'sí' al Perdón y a la Misericordia Divina.

Con estos millones de esencias, su Maestro y Señor, Jesucristo, viene trabajando con ellas a través de los tiempos.

Ustedes no solo son materia, también son energía que proviene de la Fuente y que alguna vez desvió sus caminos, para que en este tiempo volvieran a encontrar el camino de la redención y del amor.

Yo vengo a concebir en sus esencias, la Gracia de la renovación, del servicio mutuo, de una extrema caridad y de una infinita consideración por el prójimo.

Con esta esencia que Dios les ha dado, que es frágil y sencilla, que es simple y pura, retornen compañeros, a la escuela del amor, porque el amor los curará, el Amor de Dios los salvará y pronto serán dignos hijos de Dios, merecedores de Su Misericordia infinita, servidores incansables que nunca bajan los brazos, que siempre dicen 'sí' a la Jerarquía Divina.

Sientan entre sus manos su divina esencia, sientan cómo los Ángeles y Arcángeles contemplan sus moradas internas.

Crean que es posible superarlo todo por medio del Amor que hoy Mi Espíritu siembra en sus esencias para darles de nuevo la vida espiritual y la unión eterna con el Creador.

Así como sus esencias se postran ante el Altísimo colocándose a Sus Pies, así hoy quiero, compañeros, que cada parte de sus seres se postre ante Dios como un acto de reconciliación, de perdón y de cura.

Y ahora Padre, que ves lo que Yo vengo a buscar de tiempo en tiempo, lo que Tú has creado a imagen y semejanza de Tu Existencia, Adonai, Tu Hijo implora por estas esencias y por todas las esencias que están lejos de Ti.

Así como estás en el Cielo, Padre, que Tú puedas estar en la Tierra y cuando Yo vuelva, rodeado de Tu Gloria y de Tu Poder, todas las esencias del mundo vivan su último paso hacia el perdón.

Emmanuel, escucha la Voz de Tu Hijo, que una vez estuvo en la Cruz por todas las esencias del mundo, por todos los que cayeron en los abismos.

Escucha la Voz de Tu Hijo,Adonai, Emmanuel y Abba.

Postrándome a Tus Pies, Padre Eterno, ofrezco Mi Cuerpo, Mi Sangre, Mi Alma, Mi Divinidad, por las esencias que hoy deben estar Contigo para servirte y honrarte.

Te ofrezco, Padre, Mi Sagrado Corazón, por los corazones ingratos e injustos.

Te ofrezco Mi Espíritu para que Tú estés presente en todo lo que existe y vive, en todo lo que respira, para que se borre la célula del mal, para que renazca la Luz de Tu Divina Consciencia, Adonai.

Elí, Elí, escucha la Voz de Tu Hijo, que con gran expiación y misericordia disuelve el error, la desunión y el desamor, para que triunfe, Padre, Tu Plan sobre este planeta.

Todos nos postramos ante Ti, amado Creador, porque respiraste y creaste la vida, porque sentiste y surgieron las criaturas, porque pensaste y donaste sin restricciones Tu Universo para que por siglos de los siglos Te alabemos, Te honremos, Te supliquemos y así, estemos en comunión con Tu Espíritu inmaterial.

Derrama Tu Gracia sobre estas esencias.

Derrama Tu Amor sobre estas vidas, a fin de que se cumpla, Adonai, Tu Proyecto, y las almas se rediman y vivan hasta el fin de sus vidas en Tu Paz.

Hoy riego este árbol que se estaba secando y vean cómo el Amor todo lo transforma, todo lo hace rebrotar; todo vuelve a florecer porque no he dejado que muriera su esencia, sino que en el bálsamo de Mi Amor, la he nutrido con Mi Espíritu.

Que se alegren los que estaban muertos.

Que sean felices los que esperaban una Gracia porque no Me cansaré, no Me cansaré hasta alcanzar lo que espero de sus esencias.

Ámense los unos a los otros como Yo los amé hasta el último momento en la Cruz. Y cuando no se amen, cuando no se unan, recuérdenme en la Cruz, todo lo que Yo padecí por ustedes hasta el fin de sus vidas, que así recobrarán fuerza, recobrarán valentía y coraje para poder amar más allá de sí.

Que se cumpla el advenimiento de las nuevas figueiras.

Que rebroten de la tierra las semillas de la hermandad, porque el Todopoderoso ha escuchado a Su Hijo y los ángeles han derramado sus gracias en lo más profundo de sus seres.

Hoy se cumple la Escritura.

Verán al Hijo de Dios venir entre las nubes y el soplo de Su Espíritu vivificará sus consciencias y el mal se disolverá, porque el Amor del Sacrificado Corazón de Jesús triunfará hasta la Nueva Tierra.

Que se disuelvan los nudos de la separación humana.

Que se establezcan los lazos del amor y de la fidelidad, porque el Padre de la Misericordia ha escuchado la Voz del Redentor.

Coloquen sus manos sobre el corazón.

Y que puedan sentir todos los días este misterio, que ya no es más misterio, sino el simple Amor de su Redentor que viene a rehacer todas las cosas.

Porque cuando caí con la Cruz tres veces prometí al Padre que Yo renovaría todas las cosas.

Y bienaventurados serán los que se dejen renovar por Mí sin temer a los cambios, porque lo que Dios les quiere entregar es Su Corazón, para que viva en ustedes en esencia y eternamente.

Celebremos entonces este acto de reconciliación, porque sus pecados fueron purificados y sus faltas fueron perdonadas.

El Sacerdote Mayor ha venido a celebrar la Comunión Reparadora, a fin de que recuerden todos los días cumplir con la promesa de ser parte de Mi Amor y de expresarlo a cada momento.

Escuchemos las trompetas de los ángeles, que suenan para anunciar la Palabra Divina y volver a instituir en este lugar la Santa Eucaristía, el triunfo perpetuo del Amor y de la Vida de su Maestro y Señor Jesucristo.

Y hoy a Mis Pies no tengo solamente a las santas mujeres que ungieron Mi Cuerpo flagelado en el sepulcro, junto a María, Mi Madre y María Magdalena. Sino que también tengo a Mis Pies a los que una vez no Me reconocieron, a los que vivieron milagros y a los que se convirtieron a los pies de la Cruz, cuando Mi Sangre brotó de Mi Costado y Mi Agua penetró las entrañas de la Tierra para renovar el Proyecto del Creador.

Que sus esencias hoy se fundan en Mi Esencia original, en Mi Divinidad, en la Segunda Persona de Dios, el Hijo Primogénito, el Unigénito, el Redentor y que esas esencias que viven y brillan en ustedes, los ayuden a vivir los cambios en el fin de estos tiempos.

Solo el Amor los hará libres y cuando no estén en el Amor y en la Verdad, llámenme. Yo les daré la fuerza para amar así como amé hasta el último momento de la Cruz.

Y como acto de reparación y de cura, para la transustanciación del pan y del vino de sus esencias, hoy pediré una canción que refleja el amor que Yo tuve por ustedes en el Calvario: "Cristo del Calvario".

Que el símbolo de esta canción los ayude a tener la misma fuerza, el mismo coraje y la misma valentía que su Maestro y Señor tuvo hasta el último momento de haber expirado en la Cruz por todos ustedes.

Cuando no consigan humillarse, arrodíllense; cuando no consigan apaciguarse, coloquen su rostro en el suelo; cuando no sean humildes, colóquense en cruz en el suelo, que Yo los ayudaré a transformar lo intransformable, a liberar lo que se resiste y sentirán el Fuego de Mi Amor en sus corazones, así como lo hicieron las santas mujeres hasta el último momento, superando todas las pruebas, todos los obstáculos, para estar cerca del Sacrificado Hijo, del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

Y antes de escuchar esa canción que hace humilde a Mi Corazón, porque en verdad es Dios que es en Mí para que Yo pueda ser en ustedes, les recuerdo la escena y el momento culminante de la comunión con los apóstoles y todas las almas presentes hace dos mil años atrás, en Jerusalén, cuando tomé el pan y di gracias a Dios por el Sacrificio diciendo:

Tomen y coman todos de él, porque este es Mi Cuerpo, el Cuerpo Esencial de su Señor, que se entregará a ustedes para el perdón de los pecados.

Del mismo modo tomé el Cáliz dando gracias al Creador por el Sacrificio y les dije:

Tomen, tomen en confianza y beban de este Cáliz, el Cáliz de la Nueva Alianza, Sangre que será derramada por ustedes para el perdón de todas las faltas.

Y en ese momento, la Santísima Trinidad, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, descendieron e instituyeron la Eucaristía.

Hoy Te pido Adonai, que no dejes morir Tu Sagrado Árbol, Árbol tan semejante a la zarza ardiente de Moisés, en donde una vez Tú te mostraste, tan pequeño y humilde a Tus criaturas. 

Que el mismo Espíritu y el mismo Fuego que penetró en la consciencia de Moisés, hoy penetre en la consciencia de los que instruyen, de los que guían a Tus rebaños, a fin de que siempre triunfe Tu poderoso e invencible Amor. Amén.

Escucho la canción.

Maratón de la Divina Misericordia
Aparición de Cristo Jesús durante la 50ª Maratón de la Divina Misericordia, en el Centro Mariano de Figueira, Minas Gerais, Brasil, al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón

Fray Elías del Sagrado Corazón: 

Repitamos:

Ven, Humildad de Dios 
y fortalece mi vida.
Ven, Humildad de Dios
y hazme nada en Tu Esencia Divina.
Amén.

        Y ahora, a pedido de Cristo, la haremos juntos.

 

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Vengo con todos los Rayos de Mi Gloria hacia ustedes, Rayos más brillantes y dorados que todo este altar, que todos los soles que existen en el Universo; más brillantes que todas las estrellas, que toda la vida y que toda la esencia.

Esta es la Humildad de Dios en Mi Corazón, que hace posible lo imposible, que convierte el pecado en amor y que disuelve el error por medio de la Divina Misericordia.

Estos son los Rayos de la Divina Humildad de Dios, que los formarán, que los fortalecerán y que los animarán a seguir, en estos tiempos, el camino del apostolado que hoy les indico, al cual se han ofrecido por medio de sus intenciones en esta simple cesta.

Vengo a traerles el Don de la Humildad de Dios, el que ha permitido toda la existencia; porque en la Humildad de Dios está el amor y en el amor está la Sagrada Unidad, que es la Fuente de expresión de todas las cosas.

Vengo con Mi Corazón resplandeciente en este día, sintiendo el gozo profundo de sus almas por estar abriéndome los caminos para que Yo los pueda recorrer, junto a ustedes, en esta sagrada misión planetaria.

Vengo a entregar el Don de la Divina Humildad de Dios a todas las almas, especialmente a las buscadoras de la Verdad, a aquellas que aún no se sienten plenas en el Señor.

Hoy vengo a pedirles, amados compañeros, que no miren más sus errores; que miren en ustedes las virtudes, las santas virtudes de la transformación interior, no para vanagloriarse ni tampoco para engrandecerse.

El Don de la Divina Humildad de Dios les permitirá realizar Mi Obra y cumplirla en cada etapa, así como lo tiene previsto Mi Sagrado Corazón.

En esta Sagrada Humildad de Dios, en esta Divina Humildad del Padre, se encuentra la renovación de sus vidas.

Porque si viven en la Humildad de Dios mientras estén en esta superficie del planeta y ante estos tiempos caóticos, nada más importará.

Que sus corazones y vidas puedan ser fuentes e instrumentos de esa Divina Humildad.

Hoy, he decidido venir antes del tiempo previsto, porque la Gracia Me lo ha permitido y porque sus corazones aspiraron a encontrarme en su interior, pleno y vivo.

Los invito, compañeros, a buscar, en estos tiempos, la Divina Humildad de Dios.

Recuerden que, en el día de ayer, Yo les dije que depositaría en sus manos Mis Designios; este es el primero y el fundamental, porque en la Divina Humildad de Dios siempre encontrarán la salida ante las dificultades y todas las pruebas que puedan atravesar y vivir en este tiempo.

Los animo a no tener miedo, sino a fortalecer su confianza en Mi Corazón misericordioso.

Estoy viendo en sus vidas, finalmente, las Virtudes de Dios, el espíritu de la realización de Mi Obra en las almas más imperfectas de este planeta y en los espíritus que estuvieron muy lejos de Dios, hace mucho tiempo.

Por eso, les vengo a demostrar que es posible vivir en la Divina Humildad de Dios. Eso siempre los unificará como hermanos y Mi adversario no colocará su mano para intentar destruir Mis Planes en ustedes.

Ya han construido en ustedes, en estos últimos cincuenta encuentros, el Don de la Fortaleza, que los lleva siempre a tener más sabiduría en el momento de tomar decisiones importantes en sus vidas.

Un ejemplo de todo esto son los Adoradores de Mi Santísimo Cuerpo Eucarístico.

Vean cómo Yo no he hecho nada, sino cómo ustedes lo hicieron todo por medio de su constancia, de su perseverancia, de su fe; superando obstáculos, internos y externos; superando barreras, límites y todas las perturbaciones posibles, para poder finalmente unirse a Mí en la Sagrada Fuente de la Eucaristía de Mi Corazón.

Es así, que hoy vengo como Sacerdote Mayor, para celebrar este momento con cada uno de ustedes, por la humanidad, por todos los pueblos y todas las razas, por todas las naciones del mundo; más aún por aquellos que están lejos de Dios, en su profunda oscuridad.

Hoy, quiero que sus corazones sean relicarios, que se conviertan en tabernáculos, para que Yo pueda depositar la Eucaristía de Mi Corazón en la más perfecta unidad con sus esencias.

Vengo así, a tejer, simbólicamente, con hilos de oro, desde Mi Corazón hacia cada uno de sus corazones; trayéndoles los Dones del Espíritu Santo, que se han mostrado verdaderamente en sus almas, en cada grupo de oración y en cada grupo de servicio, que sostiene, perpetuamente, Mi estandarte de la Paz.

Vendrán tempestades, la Tierra temblará, el universo gritará y se escucharán cosas espantosas, pero les pido que, en este encuentro número cincuenta, sus corazones no vacilen, sino que pongan en práctica las virtudes espirituales que han adquirido por medio de la oración, de la comunión y de la Adoración a Mi Sagrado Corazón. Eso los hará invencibles, a pesar de cualquier locura. Eso los hará fuertes, a pesar de cualquier embate.

Aunque Cielo y Tierra pasen, Mis Palabras se perpetuarán en aquellos que han creído en ellas, porque serán victoriosos como es victorioso Su Rey del Universo y cada esencia divina que vibra en este universo sideral.

Vengo a darles fuerza, coraje, valentía, entusiasmo y una inextinguible motivación para los tiempos difíciles que llegarán.

No puedo negarles los tres días de oscuridad. Ustedes deberán ser Mi Luz en el mundo, más brillante que el Sol y que todas las estrellas porque así, serán faroles en el mundo que iluminarán en la noche a todas las esencias caídas y a los ángeles del universo que vendrán en auxilio de la humanidad para retirarla de su abismo y de su derrota.

Enviaré, entonces, al Arcángel Rafael para que Él los cure, todavía en este tiempo que resta.

Enviaré al Arcángel Gabriel para que en sus mundos internos se anuncie la Palabra de Dios y sepan estar, actuar y proceder en donde Yo lo necesite.

Enviaré al Arcángel Miguel para que sus almas se conviertan en una luminosa espada que cortará las tempestades, disolverá los abismos e iluminará los caminos de los que están en tribulación.

Por eso, Mi Madre Santísima se anuncia en este tiempo para dar el mensaje de Mi Retorno.

La última fase que vivirá la humanidad será un servicio mayor y exigente, hasta que todo suceda.

Esa será la hora de que se refugien en Mi Corazón, para que el Señor, el Todopoderoso, los ampare y los guarde de todo mal.

Pero les pediré una última cosa en ese momento, que oren por los que permanecerán en la oscuridad y que partirán de este mundo en tinieblas, porque han buscado ese destino para sus vidas.

Nadie podrá salvarse del Juicio Universal. Será necesario pasar por eso porque de lo contrario no podrá existir una Nueva Humanidad.

Yo los preparo para que sean parte de esa Nueva Humanidad, para que crean que podrán serlo por encima de todas las cosas y, principalmente, para que dejen de sentirse como estrellas caídas porque ahora ya son estrellas redimidas por la Gloria de Mi Corazón.

Acepten entonces, en esta tarde, esta Comunión Conmigo para que podamos prepararnos para ese próximo tiempo con total consciencia y discernimiento.

Hoy vengo a oficiar, a través de los Sacerdotes, estos sagrados Sacramentos que servirán de impulso espiritual para las almas, de cura y de renovación para todos los que los vivan interiormente.

Hoy no quiero hablarles del mal que hace el mundo, por mayor que sea. Hoy quiero quedarme en el regocijo de sus corazones al haber confiado en Mi santa Palabra; por más que no Me vean, por más que no realice grandes fenómenos o milagros ante ustedes, porque el verdadero milagro es la conversión y la redención de sus corazones; así se cumplirá Mi Voluntad.

Celebremos entonces, hijos de Mi Padre, esta coyuntura especial en la que Mi Corazón es el Portal hacia el Cielo para cada uno de ustedes, el Cielo atraviesa Mi Corazón para llegar hasta aquí y unirse a sus almas.

Entremos, entonces, en el júbilo de Mi Reino Celestial, en donde he preparado una morada para cada uno de ustedes, después de esta vida.

¿Aceptan esa Morada de Dios?

¿Aceptan ir Conmigo al Paraíso?

Entonces Mi Obra se cumplirá aún más, contaré con ustedes, paso a paso, en todo lo que necesite para realizar el Proyecto Redentor.

En esta tarde, sientan el gozo de estar Conmigo y, a través de esta unión, disuelvan el mal de la humanidad.

Ustedes son almas al servicio del Padre, vivan en el espíritu de Su Santa Humildad y la Tierra será repoblada de Nuevos Cristos.

Ahora consagraré los elementos y también a los que hoy se consagrarán, después de haber vivido este ejercicio de Adoración, a Mi Corazón Eucarístico y Divino.

Que este ejercicio se cumpla hasta el fin de sus vidas, para que más almas sientan el magnetismo de vivir, como ustedes, la sagrada Adoración, trayendo el Universo de Dios a la Tierra con una simple mirada a Mi Eucarístico Corazón, lleno de bondad, de Misericordia y de un profundo amor que he sentido de ustedes en muchos momentos.

Esto es lo que Me hace retornar aquí, porque ya no sería posible por todo lo que hace el mundo y su humanidad, por todo lo que promueve esta raza de superficie en la Creación y en los Reinos de la Naturaleza.

Finalmente, compañeros, con Mi Mano sobre Mi Corazón, puedo decir que ustedes ya son parte de Mis Manos y de Mis Pies, y Yo Soy en ustedes, en esta Obra de redención planetaria, por medio de los grupos de oración, de los peregrinos y de los miembros que forman parte de Mi Red-Luz universal.

Brillen como soles todo el tiempo.

Brillen como almas y como esencias, y sus dificultades se disolverán.

Brillen como han brillado los Adoradores y sigan haciéndolo para que Me superen en el Amor y en todo lo que Yo he vivido por ustedes durante Mi Sagrada Pasión, porque creo que es posible que Me puedan superar en el Amor.

En el Nombre de Mi Padre, ¡aleluya!

No seguiré emanando más Amor porque podrían ahogarse.

Soy exigente, pero amo todo lo que contemplo, todo lo que busco y a quien llamo para servirme.

Celebremos esta alianza entre el Cielo y la Tierra. Celebremos esta alianza entre Dios y Sus pacificadores a fin de que exista un mayor tiempo de paz en este planeta.

Ahora, para que los ángeles transubstancien los elementos entonaremos el cántico Aleluya, así como lo han entonado con el gozo de sus corazones ante Mi Presencia sacerdotal. Los escucho.

Me siento feliz cuando las almas se consagran y el Plan de Mi Padre se realiza y se manifiesta en las cosas más simples y humildes. Este es el fiel ejemplo de que siempre allí, encontrarán el Reino de Dios.

Todos pueden ser Adoradores de Mi Corazón siguiendo los principios de la Orden que Yo he fundado, en estricta obediencia. Eso testimonia que Yo estoy aquí presente, obrando y trabajando por medio de sus corazones y vidas. Esto es lo que hará siempre que Mi Obra en la humanidad sea eterna.

Les agradezco ante la presencia de los ángeles y de los coros de Dios.

Yo los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Antes de irme de aquí, también quiero que glorifiquen este momento por medio de una simple canción para que, a través de ella, Yo pueda hacer llover mucho más amor en el mundo.

Les agradezco.

Canción: Lluvia de Amor.

APARICIÓN DE CRISTO JESÚS DURANTE EL SAGRADO LLAMADO, EN LA CIUDAD DE MÉXICO, MÉXICO, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Vengo en esta noche a celebrar la Comunión con ustedes, bajo el Espíritu poderoso de Mi Padre, que los reúne en esta fraternidad para que Mi Plan, que es el Plan de Mi Padre, se cumpla en esta humanidad y en este planeta, tan necesitado de amor y de misericordia.

Como han dicho compañeros, abro los Brazos hacia ustedes, para darles Mi Paz y entregarles Mi Corazón como un símbolo de Redención para sus consciencias y las consciencias de todos sus hermanos.

Con todos los ángeles que hoy están Conmigo, hoy vengo a traerles una buena nueva, por haberse cumplido en esta tercera etapa la llegada de la Madre de Dios a México y Centroamérica.

Quiero decirles compañeros, que la sagrada tarea de los Mensajeros de Dios que hoy vienen a su encuentro, se está cumpliendo así como lo escribió Dios en el Libro de Oro de Su Reino Celestial. 

Cada acontecimiento vivido está siendo escrito por el propio Padre Eterno, para que el destino de este planeta pueda cambiar a tiempo y muchas almas se puedan salvar, al solo despertar a Mi Corazón Glorificado, que es el Corazón vivo de Dios, que puede estar presente en cada uno de ustedes, así como lo han hecho en esta oración que han plroclamado a Mi Corazón Misericordioso.

Es una alegría estar en esta tierra después de dos mil dieciséis años. Pero en verdad les digo, compañeros, que Mi Corazón, en lo profundo de Su silencio, sabía que esta humanidad existía aquí .

Por eso, en aquel tiempo, le pedí a la Madre de Dios una Gracia especial para ustedes: Que dejara estampado en esta nación Su Presencia Celestial, para que todas las naciones del mundo la conocieran y tuvieran total conocimiento de la Ciencia Divina estampada en la tilma.

Por eso, compañeros, con todas las estrellas del Cielo y las Divinas Consciencias que hoy se congregan en este lugar para derramar la Misericordia de Dios por medio de la oferta de Mi Glorificado Corazón, Yo les vuelvo a decir, compañeros, que la paz es posible en este tiempo.

No deben temer por lo que vivirán. El hombre de superficie debe redimirse. Debe alcanzar la transformación de su consciencia, para que los nuevos códigos que llegarán del Universo Celestial a través de cada oración ejercitada, puedan estar presentes en esta última fase de la humanidad.

Mi Corazón hoy palpita por México, por cada una de las criaturas de Dios, que debe alcanzar la Luz que hoy les ofrece Mi Corazón Misericordioso.

Reciban desde Mis Manos los Rayos de la Misericordia de Dios que hoy vengo a depositar sobre esta nación amada y muy protegida y cuidada por Mi Madre Celestial.

Queridos compañeros, Yo los invito en esta noche, en la simplicidad del corazón y del alma, a ser los apóstoles de Mi Amor en este último ciclo planetario, en donde será necesario de almas decididas a vivirme y a sentirme. Porque es a través de sus almas y corazones que Yo podré retransmitir los dones celestiales, para todas las criaturas que más lo necesitan.

También vengo hoy, en este día, a aliviar el sufrimiento que fue generado en esta nación desde el principio de la colonización hasta el presente.

Por eso, he abierto las puertas del Universo, las catorce principales, para que el dolor fuera liberado, en obediencia a Mi Padre Celestial y al servicio de todos los ángeles, por las huestes de San Miguel Arcángel que han venido a retirar el sufrimiento del espíritu de la consciencia de muchos seres.

Es en esta hora, compañeros, en donde Yo los invito a vivificarme por medio de la Comunión que hoy consagraré para ustedes.

Porque Yo Soy el mismo Jesús de Nazareth, que viene a reencontrarlos para que recuerden su compromiso Conmigo, el compromiso de ser Mis embajadores de la Paz en esta hora crucial de la humanidad.

Vengo a depositar en ustedes algo que florecerá en el futuro. Por eso deben ser perseverantes, aún más aquellos que se encuentran en Mi camino, porque al final de la meta se encuentra la eternidad, que es hacia donde Yo los quiero llevar después de que Me hayan servido en esta humanidad y por este planeta, que tanto agoniza por la ignorancia de esta raza.

Es así que Yo vengo a abrir los ojos de sus corazones y a expandir la consciencia de sus almas para que puedan estar en Mí.

Es una victoria que Nuestros Sagrados Corazones, el de María Santísima, el de San José y Mi propio Corazón Vivo, estén descendiendo sobre esta nación.

Yo vengo a traerles los códigos de la Rehabilitación, algo que para muchos es un misterio, pero que forma parte de la Ciencia Divina.

Estos códigos descienden a través de sus espíritus y por último se materializarán en sus propias vidas por medio de la transformación y de la redención.

Yo vengo así, compañeros, a curar la gran herida de la consciencia indígena y a recuperar la pureza que ella alcanzó cuando todo este pueblo mejicano, su pueblo originario, vivía en la felicidad de Dios y de los Reinos de la Naturaleza.

Vengo así a hacer un corte en el tiempo y el espacio. Vengo a reconectarlos con lo verdadero que son, con aquello que alcanzaron a través de las generaciones por medio de la devoción viva que emerge de sus corazones para con Mi Corazón, que hoy recibe esta gratitud de cada una de sus almas.

Esto es lo que Me anima a seguir viniendo al mundo por todas aquellas almas perdidas, que día tras día se sumergen en los infiernos de la humanidad. Es que Yo quiero llegar a través de ustedes a cada uno de ellos.

Ábranme las puertas de sus corazones así como lo hicieron hoy, para que Yo les pueda indicar el camino y el servicio que deben cumplir para con Mi Corazón.

Es así que Yo vengo a sembrar semillas de Luz en esta hora sufrida de la humanidad.

Y mientras estoy con ustedes, compañeros, estoy con las naciones del mundo, principalmente con América, que no debe perder la oportunidad de ser la cuna de la nueva humanidad.

No teman por lo que hacen los hombres de superficie. Recuerden en humildad, que el poder lo tiene Dios y que es Él quien permite todas las cosas, incluso que Mi adversario esté presente en la humanidad, los corazones que Me viven no temblarán.

Yo Soy esa Fuente que todo lo renueva cada vez que comulgan Conmigo en amor y gratitud. Es este amor y gratitud de todas las almas que Me siguen, de las naciones de América y del mundo, lo que Me ha permitido llegar aquí, a México.

Es a través de Mis servidores de la paz, de cada grupo orante, de cada alma servidora, que Me permite llegar aquí, porque eso genera, no solamente para México sino también para el mundo, una expiación inexplicable, que hoy se derrama sobre este lugar.

Ustedes Me llamaron una vez y hoy Yo estoy aquí entre ustedes para darles Mi Paz, Mi Consuelo y Mi Gracia, algo que se vive profundamente en el espíritu de cada ser.

Vengo a darles el descanso, la pacificación de la consciencia y la elevación del espíritu hacia el Gran Portal de Dios, a través de Mi Corazón Vivo.

Quiero que sientan en esta hora la oportunidad de amarme así como Yo los amo, más allá de la imperfección y del error.

Vean a vuestro alrededor en los ojos de sus hermanos el brillo de Mi Espíritu, por las almas que se redimieron por solo decirme "sí". Y es así que aquí Yo estoy para bendecirlos.

Recemos al Padre para que México no pierda la paz y no sea conquistado por las ideas de los hombres tenebrosos.

Es así que primero viene Mi Divina Misericordia para impedir el caos y establecer la paz en todos los corazones que se abren para recibir Mi Luz y Mi Amor. Esto impedirá el desajuste del planeta.

Los invito a vivir los cambios en pacificación. Confíen en lo que les decimos y nunca se desviarán de Mi camino.

Los invito a sentir las cosas en el amor, porque así estarán en la Verdad y sus corazones también serán vivos, vivos en la Fuente de Dios por medio de Su Gloria. Y Su Gloria estará en ustedes y en sus hermanos y Mi Reino cada vez más se aproximará para que Yo pueda retornar pronto y poner fin a muchas cosas.

Quiero que sean felices por estar Conmigo y que ofrezcan cada pequeño sacrificio por la humanidad, para que muchos más que ustedes sean beneficiados por Mi última expiación, que preparará a una parte de la humanidad para Mi segunda venida, cumpliendo así las profecías de Juan.

Sabemos que ese momento se acerca inesperadamente. No se olviden de estar en vigilia. Aléjense de la distracción y no perderán la sabiduría. Los tiempos exigen concentración y vigilancia, para que todos puedan estar resguardados en Mi Espíritu, y a pesar de lo que suceda, sepan qué hacer y dónde estar.

Cuando todo suceda no tengan miedo ni piensen en lo que sucederá. Vivan en Mí y podrán estar en el eterno presente y así actuarán según la Voluntad de Dios, que es simple y amorosa.

Ahora quiero ver en sus rostros una sonrisa por volver a encontrarme y persistir; porque en la persistencia encuentra el triunfo el Plan del Amor en cada una de las almas.

Celebremos esta Comunión en unión a todos los hermanos del planeta, a todos los orantes y espejos que reflejan el Amor de Mi Corazón al mundo.

Sonrían, sonrían a Dios. Él también debe ser consolado por Sus hijos, así Él les derramará la Fuente de Su Providencia y de toda Su Gracia, y muchas almas más serán tocadas por este impulso de Luz.

Ahora adoren Mi Corazón cantándome “Vine a adorarte”.

Y como hace dos mil años, vuelvo a repetir:

 

Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán Misericordia.

Bienaventurados los mansos de corazón, porque heredarán la tierra prometida.

Bienaventurados los humildes de corazón, porque siempre encontrarán la paz.

Bienaventurados los simples de espíritu, porque siempre verán a Dios.

Bienaventurados los que Me viven, porque siempre Me encontrarán.

Bienaventurados los que Me adoran en el Santísimo Sacramento,
porque los esperaré en el Reino de Dios para llevarlos Conmigo a la Eternidad.

 

Les agradezco por haberme recibido, por haberme escuchado y por haberme sentido por tan solo un minuto, por haberme alabado, por haberme honrado, porque todo no llegará para Mí sino para el Creador, que es quien los ama desde el principio hasta el fin. Desde lo más pequeño de ustedes hasta lo más grande, Él lo ama todo, porque en Su Amor está la paz y su bendición.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Que la paz esté en ustedes y sean la paz para el mundo.

Sigan cantando.

Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS DURANTE LA 33.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN LA CIUDAD DE FLORIANÓPOLIS, SANTA CATARINA, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Paz para el mundo y fin para la guerra.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Yo vengo a absolverlos en el nombre del Amor y del Perdón, en nombre de la infinita Piedad que existe en el Universo y que se vive en los ángeles y arcángeles, en todos los seres de buena voluntad, que en el Universo y en la Tierra viven el Plan de Dios.

Hoy, Yo vengo como el Rey del Universo, como la Presencia viva de Dios para esta humanidad, aún muy dormida. 

Vengo a despertarlos del sueño de esta vida material para que sus almas se eleven a Mí y, en comunión Conmigo, sigan Mis pasos, que son los pasos que Dios les pide dar en esta hora definitiva de la humanidad, en el principio del ápice de esta transición, que muchos no sabrán enfrentar. 

Por eso he venido aquí, no solo para bendecirlos con Mi Misericordia, sino para unificarlos con Mi Plan y con Mi propuesta de paz para el mundo.

Hoy, quisiera que dejaran a Mis Pies lo que ya no deben vivir, lo que no pertenece a Mis Caminos, ni a Mi Obra. 

Quiero que se transformen en Mí y Yo Me transforme en ustedes, para que sean nuevos cristos; una nueva raza que colonizará a la humanidad cuando surjan los 144 000, que cada día más, se aproximan en el espíritu del despertar y de la misión que son convocados a vivir en este tiempo final.

Sé que muchos de los que hoy están presentes no entienden lo que Yo  digo.

No necesito, compañeros, que Me entiendan, sino que Me vivan, que guarden Mis Palabras en el corazón, porque no son solo palabras.

Mi Verbo es vibración y energía, es principio de manifestación y de toda Ley para este Universo, del cual ustedes forman parte en este sistema solar.

Por eso necesito que abran sus corazones y no sus mentes, porque lo que Yo estoy diciendo hoy, lo dije hace dos mil años atrás, en cada una de la parábolas, en cada uno de los signos, y aún así en Mi Pasión, que fue la señal más visible para todos ustedes, de que Mi Obra aún continúa, en la Victoria de Dios, el Altísimo.

He traído para ustedes a los ángeles de la guarda, para que les puedan prestar un poco más atención, porque ellos les sirven desde sus orígenes y esperan que los puedan percibir. Solo a los ángeles y a nadie más, que se haga parecer a un ángel. 

Su oración los elevará a esa consciencia, a la que Yo necesito que se aproximen, a la Consciencia Ultraterrestre, a la Vida Divina y Universal; porque la humanidad está muy densificada.

Pesan mucho sus acciones, sus sentimientos, pensamientos y las obras que van en contra del Plan de Mi Padre, en contra de la humanidad y de las almas.

Hoy les revelo, a través de Mi Corazón, el Plan de Dios en esta era de la Tierra, en este momento de la humanidad,  en donde cada uno de ustedes, compañeros, debe ser ese principio vivo de Mi Presencia en el mundo; debe ser ese soldado que responde a los comandos y ese apóstol que lleva la palabra de salvación y de verdad.

Para que todo eso sea posible en este momento, compañeros Míos, transfórmense, transfórmense mucho y no teman transformarse.

Ha llegado la hora de que todos ustedes y el mundo se purifiquen, no con temor, sino con valentía, para soltar las amarras del pasado, destituir lo que no es del Plan de Dios y  abrazar la cruz que el Padre les entrega en esta trayectoria evolutiva de la humanidad.

Así, estarán Conmigo viviendo Mis Principios; porque Yo los ayudaré a levantarse del suelo, a elevar sus ojos hacia el Universo para que reconozcan su estrella y así, se unan nuevamente con su Dios.

Adoren al Padre, que sigue ofendido, y ofrezcan una reparación, en este día, por todo el mundo.

Así ustedes, compañeros, recibirán lo que necesitan en la hora cierta y no cuando lo busquen; porque todo tiene un tiempo, dentro y fuera de ustedes.

Hoy les ofrezco Mi Constancia, por cada una de sus almas y por las almas del mundo que aún no Me viven.

Hoy les traigo esta realidad, porque Yo quiero compartirla con ustedes y así ustedes la compartirán Conmigo, en este eterno silencio que hoy promulgo para todos, el silencio que vive en el silencio y que permite descubrir lo que verdaderamente sucede dentro de los corazones.

Abracen este momento como algo único y reconfirmen  sus votos de colaboración con el Plan; ese Plan que hoy no conocen en profundidad, pero que hoy les entrego para que lo puedan seguir en oración y vigilia, en fraternidad y servicio.

Yo necesito que continúen cumpliendo lo que Yo les pedí hace dos mil años.

Las almas están muy perdidas y los corazones se desesperan por no conocer el Amor de Cristo, vuestro Señor.

Si hoy vengo aquí para pedirles estas cosas, es porque en verdad lo pueden hacer, de una forma simple y honesta, sin tantos conceptos, ni formas. Porque en verdad les digo, compañeros, todo nace del corazón, y es el corazón de cada alma  que rige las cosas, y es el que ayuda a que todo se cumpla, bajo la Voluntad de Adonai.

Como les dije en el día de ayer, compañeros, en los más jóvenes debe despertar el discipulado, el discipulado de Cristo, quien guiará sus vidas y los conducirá por el camino correcto de la redención.

Estén despiertos a lo que les digo y no pierdan ni una palabra, porque no podré volver a repetirla.

Digo todo esto antes de que todo suceda, pues ha llegado la hora de que los corazones se conviertan por el fuego de la oración y por el principio de la paz; y que todos sean más hermanos, unidos en una gran familia espiritual regida por Cristo, para esta Obra Redentora del fin de los tiempos.

Esta región y esta ciudad deben ser la cuna de las nuevas cosas, de los patrones elevados de conducta, de fraternidad y de hermandad.

Los jóvenes deben conocer Mi energía crística para que puedan redimirse. Y así como lo hizo Juan, el apóstol, puedan seguir Mis Pasos hasta el monte de la Cruz, en donde Yo compartiré lo que espero compartir con todos, en esta hora del planeta.

Yo vengo a curar en ustedes lo que aún no está cicatrizado, vengo a sanar sus heridas.

A través de Mis Llagas, Yo los purifico; a través de Mi Sangre, Yo los consagro; y a través de Mi Cuerpo, Yo los glorifico en el nombre de Mi Padre, para que al fin se cumpla la Nueva Humanidad.

Recemos:

(Padre Nuestro en arameo).

Y hoy lavarán sus pies, como Yo se los lavé a los apóstoles, que en ese momento no comprendieron la humildad del Maestro de la Luz.

Porque en la humillación y en la renuncia de los que lavan los pies a sus hermanos, se encuentra la existencia del amor y de la vida, que los unifica con el Universo y así, todo es renovado, como Yo lo renové en la Cruz por ustedes y por el mundo. 

Así quiero que lo hagan siempre y que lo vivan todo el tiempo que puedan.

Porque quien se lava los pies, lava su pasado, cicatriza sus heridas y reenciende su alma en la Luz de Dios, expulsando lo impuro, exorcizando todo lo que no es de la Luz, bajo la Energía Crística de Jesús.

Canción: Por las Llagas de Jesús...

A través de Mi Sagrado y Glorificado Corazón, compañeros, Yo les entrego Mi Bondad y Mi Gracia y los hago participar de Mi Espíritu, en esta Comunión perfecta con Mi Padre Eterno. 

Así, Yo los bendigo, los renuevo, los curo y los elevo cerca de Mi Corazón, para que estén entre Mis Brazos y sigan sintiendo la confianza que, desde el principio, todo estuvo bien.

En el nombre de la Luz, les agradezco y los bendigo bajo la señal luminosa de la Cruz Redentora de Vuestro Rey. 

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Ahora, puedo irme en paz de este lugar, porque sé que Me han escuchado en este momento y en otros tiempos, ¡Mis amados apóstoles en redención!

Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS DURANTE LA 25.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Yo estoy presente en todos los corazones y sagrarios de la Tierra.

Ante Mi Presencia Gloriosa Yo les traigo nuevamente el espíritu de Mi Paz, para que sus corazones cicatricen de todas las heridas causadas por la maldad de Mi adversario. Pero Mi triunfo está próximo en ustedes.

Dichosos de aquellos que proclaman Mi Nombre y glorifican a Mi Padre que está en los Cielos. Así las leyes se cumplirán en sus vidas, y sus corazones se pacificarán por haber encontrado al Hijo de Dios en honra y en gloria en estos tiempos, caminando a través de estos naranjos, derramando Su Gracia y Su Misericordia para un mundo que está muy vacío.

Mas sus corazones, compañeros, pueden ser dignos delante de Mí. Y a pesar de los errores, de las imperfecciones y de los juicios, Yo puedo derramarles Mi Divina Misericordia. Pero esa Fuente cesará, el tiempo se aproxima, el gran tiempo del Juicio Universal. Los ángeles se preparan en los Tronos de Dios para poder tocar las últimas trompetas. ¿Quién escuchará la séptima trompeta del Gran Ángel del Señor?

Pero si ustedes moran en Mi Corazón y permiten que Yo los transforme como un barro nuevo para que Yo deposite Mi vino nuevo, estarán protegidos por Mi Espíritu, colmados por Mi Bondad y estarán en el Señor porque estarán en Mi Corazón en los momentos más difíciles de la Tierra.

Hoy les revelé esta Faz gloriosa, compañeros, para que recuerden que Vuestro Rey, el humilde Rey ante Dios Todopoderoso, presenta para el mundo Sus Faces, tan simples pero verdaderas, alcanzadas a través de Su Pasión y de Su Muerte; y de Su Victoria en la Cruz, y de Su Resurrección y de Su Aparición ante la humanidad para estos tiempos tan críticos.

No podré llevar Mi Mensaje a todo el mundo. No todos podrán escuchar Mis Palabras en este mismo momento. Pero el Espíritu Omnipresente del Hijo de Dios, que está en los Cielos, habla a todos los mundos internos de las criaturas porque está llegando la hora de la consciencia; para que despierten a sus realidades, para que puedan ver sus errores y deudas sin sentir culpa, ni ninguna perturbación.

Yo vengo a mostrarles un nuevo camino, aquel camino que Yo mostré para los Doce. Pero hoy muestro este camino verdadero y puro, para toda la humanidad.

Así como Me escucha el corazón de Mi Iglesia, extendida por los cuatro puntos de la Tierra, deseo que todos los corazones Me escuchen fuera de Mi Iglesia; principalmente aquellos que han seguido otros caminos olvidándose de la Voluntad de Dios y de la importancia de buscar el Reino de Dios.

Extiendo Mis Manos hoy hacia ustedes. Derramo Mi Gracia, Mi Gracia Universal, la que brotó después de Mi Misericordia, en el momento en que Yo resucité físicamente y demostré para la humanidad en aquel tiempo, que el Hijo de Dios hecho hombre y consciencia, hecho Cristo Vivo en el espíritu de todos los seres, está vivo y nunca murió.

Yo les demostré cómo poder vencer a la muerte, esta muerte que corroe y que vuelve sus cuerpos corruptos.

Pero Yo les enseño, compañeros, que a través de la donación de Mi Espíritu para cada uno de ustedes, encontrarán esa resurrección interior que en estos tiempos tan difíciles todos son invitados a vivir. Para alcanzar la resurrección espiritual, compañeros, primero deben morir a sus deudas, no sentir ninguna falta por conocerse a sí mismos tal cual son.

Yo vengo a revelar lo verdadero que existe en ustedes, que es el don que Dios depositó a través de Mi Corazón en sus vidas. Así Mis Estrellas de Luz se encienden en sus corazones y las súplicas de todos los hijos de Dios en todo el planeta redimido por Cristo, Vuestro Señor, son escuchadas en los Tronos del Cielo.

Los ángeles pueden detener la Justicia de Dios, la Justicia de los Siete Ángeles del Gran Señor que están por hacer sonar sus trompetas. Pero ahora es la última que retumbará en todo el planeta y hará eco en el Universo, en esta Vía Láctea en la cual ustedes viven este Proyecto del Creador.

Pero Yo vengo antes del gran tiempo y cuando se muestren las señales, vengo en este tiempo para demostrarles el último camino, para que sepan retornar a Dios a través de Mi Corazón y no sufran las consecuencias de una acción de la humanidad equivocada, que sigue ultrajando el Corazón del Dios Eterno, del Elohim, del Dios vivo, resplandeciente y único, en la máxima expresión de Su esfera celestial.

Pues hoy les digo, compañeros, que a través de Mi glorificación viva ante sus ojos, esa parte de la Consciencia Única de Dios, manifestada a través de Cristo Redentor, está presente aquí, en Aurora, acogiendo sus espíritus y sus familias para que escuchen Mi Llamado urgente al gran cambio, el gran momento de su intensa purificación. Mas si sus corazones mansos, receptivos y despiertos, confían en Mí, Yo les prometo que no sufrirán.

Mas sus vidas y sus generaciones deben purificarse antes del tiempo final, antes de que vivan nuevamente Conmigo la segunda Cena, después del retorno de Cristo, Vuestro Señor.

¿Cómo podré visitar, compañeros, sus casas, si sus corazones no están purificados en el Señor?

El Mesías, el Redentor, se purificó en el Templo Sacro del Señor. Por eso, compañeros, deben vivir la misma Ley que Yo viví. Yo les traigo una Ley renovadora que no tiene sufrimiento, sino una profunda paz al vivir una verdadera transformación en Dios y una comunión perfecta con sus Leyes Divinas.

Las puertas de este Reino presente en este lugar santo, ya están abiertas a partir de este día. Dichosos de aquellos que contemplan la Luz Espiritual del Creador en estos espacios bendecidos por los Mensajeros Divinos, pues esto pertenece a Dios y a ningún hombre de la Tierra, y nadie puede dar ningún juicio delante del Proyecto de Dios.

¡Ay! de aquellos sacerdotes que no escucharon la Palabra de la Virgen María y que excomulgaron a todos Mis compañeros delante de la injusticia que comete este mundo cruel.

Yo no les vengo a enseñar los caminos de la injusticia. Yo vengo a enseñarles el camino de la paz, el verdadero ecumenismo del corazón, que no tiene fronteras, ni lenguas.

El verdadero idioma de los ciento cuarenta y cuatro mil será el idioma del corazón, la vibración del amor, de la unidad y de la fraternidad. Así estarán en comunión con las Leyes del Creador y no se perderán en las cosas superficiales.

Será muy tarde para aquellos que no hayan creído lo que sucedió aquí, espiritualmente; porque habrá testigos que firmarán en el Libro Sagrado de Dios, esta historia del tiempo final. Abracen Mi Corazón profundamente, y sientan Mi Voluntad que quiere transformarlos en nuevos rebaños consagrados al Sacratísimo Corazón de Jesús.

A Santa Margarita Alacoque le revelé este misterio de Mi Corazón, rodeado de espinas por los acontecimientos que sucederían en el fin de los tiempos. Pero ahora Yo les traigo Mi Gloria, la Gloria de Mi Corazón vivo, que es el último complemento que se dona a sus espíritus para que vivan la salvación y no se justifiquen todo el tiempo, sino que se justifiquen a través de Mi Corazón, lleno de Agua y de Sangre por esta humanidad que debe vivir el Proyecto de Dios.

Yo vengo a demostrar fuera de Mi Iglesia los caminos, los caminos hacia el Señor para todos los que los perdieron por la crueldad humana, la mentira y el engaño de las garras de Mi adversario. Pero Yo Soy su verdadero Sol, que desciende desde el Universo Celestial para alumbrar las penumbras y las tinieblas.

Vengo, queridos compañeros, a abrirles la última puerta catorce, aquella que está indicada en este mundo para el retorno de Cristo, vuestro Señor.

Catorce serán las legiones angélicas que cantarán al Elohim los Sagrados Nombres de Dios para anunciar al mundo que el Hijo de Dios viene entre las nubes, rodeado del Universo, trayendo el mensaje de la nueva humanidad. Y a partir de allí, todo estará consumado y todo comenzará de nuevo, con una nueva humanidad.

Ustedes ¿anhelan eso? ¿Saben lo que significa, compañeros, ser parte de la humanidad de Cristo? Este misterio no lo conocen los teólogos. Lo conocerá verdaderamente aquel que more en Mi Corazón y no quiera nada para sí, pues Yo vengo a guiarlos, vengo a cumplir la promesa, aquella que Yo dicté antes de Mi Ascensión.

¿Creen que eso está sucediendo ahora? Debo traerles primero Mi Divinidad. Mi Cuerpo Glorificado no puede mostrarse a ustedes, por las impurezas que vive este mundo de hoy. Mas Mi Misericordia y Mi Gracia son parte del Soplo del Espíritu; traerá para todos la oportunidad de la redención.

Abran las ventanas de toda esta casa, con armonía y con paz, sin perder el silencio que Yo construyo en ustedes.

Que se pongan de pie los que están en los demás lugares, fuera de esta casa. Y ahora vengan aquí, caminando suavemente, como lo hacen los ángeles. No pierdan la concentración. Es parte del ejercicio divino de la paz. Rodearán esta casa y así Yo los bendeciré en el nombre del Señor.

Prepárense. Vengan caminando en paz, Yo guío sus pasos, Yo abro las puertas para aquellos que las tienen cerradas. Mantengan la paz.

Estoy presente aquí y en aquellos que Me abren el corazón.

Vengo para todos, principalmente para los que no están aquí y que olvidaron Mi Camino Redentor.

Vengo a mostrarles la nueva Ley, la Ley del Corazón, conocida por muy pocos. Es un misterio precioso que viene a revelarse al mundo actual, para que los corazones se conviertan, desaten sus amarras y alcancen la liberación a través de Mi Corazón vivo.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón:

Nuestro Señor está llamando a dos hermanas para que vengan en Su Nombre a sostener los elementos sagrados.

 

Este será el momento de la Consagración Universal de Mi Corazón vivo, glorificado y misericordioso, para toda la humanidad.

Pongámonos de pie para la Consagración.

¿Recuerdan la oración que Yo les entregué en Ecuador, cuando visitaban ese lugar sagrado donde Mi Madre apareció, en Cuenca?

¿Recuerdan lo que Yo les dije allí, arriba de esas sierras, donde corría un agua cristalina y el cielo parecía que estaba allí presente, rodeándolos todo el tiempo, en esa experiencia de amor con la Divinidad?
 

 

En el nombre del Cristo de la Luz,
revelo mis aspiraciones a Dios
para que las colme y las reciba en Sus Manos.
En el nombre del Cristo de la Luz,
me oferto a la vida eterna, a la entrega,
A la disolución de las culpas, del miedo y del dolor,
para que sean convertidas en el Amor del Cristo.
En el nombre del Cristo de la Luz,
abro mi corazón, para recibir la Llama del Espíritu Santo,
y para que esta sea irradiada hacia otros corazones.
En el nombre del Cristo de la Luz,
me confieso ante Él
para que perdone mis acciones,
mis pensamientos y mis deudas ante Dios,
Amén.
 

 

Fray Elías del Sagrado Corazón:

El Señor nos presenta en este momento, una cesta dorada de luz para que cada uno de nosotros coloque una intención dentro de esa cesta, como si fuera una molécula de luz, una aspiración de pedirle algo a Dios, a través de Su Hijo.

Él nos pide que esa intención sea verdadera, algo que hasta los días de hoy no conseguimos resolver.

 

El Señor nos dice:

Por eso Yo Soy el Pastor que ama a todas sus ovejas, no importa cómo sean, pues Mis Ojos de Luz miran en sus corazones el talento de la paz que Yo deposité en sus esencias hace dos mil años. Dichosos de aquellos que caminan a Mi lado y que reencuentran esta comunión Conmigo.

En el nombre de Adonai, ante los ángeles del Cielo, de los coros celestiales, ante la Madre Universal, Madre de la nueva humanidad, ante el Espíritu Santo, que los colma y los renueva, ante los bienaventurados que alcanzaron la cristificación a través de la donación absoluta de sus vidas, de sus misiones, ante todo el Universo que reúne a todas las Galaxias, congrega a todas las estrellas y soles, ante los Elohim, de los Resplandecientes, de los Padres Creadores llamados Arcángeles, ante los Tronos de Dios en Su séptimo nivel sagrado, ante Su Espíritu Purísimo y Divino, en Consciencia Divina de Paz, abriendo Mis Brazos y derramando Mis Rayos, Yo los bendigo en el santo nombre del Padre, en el nombre sagrado del Hijo, el bendito nombre del Espíritu Santo, para que despierte la semilla de la nueva humanidad.

Consagraremos ahora ante los Tronos, estos sacramentos que serán fuente de perdón, de esperanza, de paz y de alivio para todos los que creen en Mi Camino, en Mi Verdad y en Mi Vida.

Cantemos.

Que se escuche su voz ante Dios.

Canten con más fuerza. 

En este Cenáculo de Redención, Yo les dejo la paz, les doy la paz, para que vivan en paz.

Les agradezco por haber respondido a este sagrado pedido.

 

¡Gracias Señor por cuanto nos das!

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

SEA VOLUNTARIO

Contacto