APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN LA CIUDAD DE SÃO JOSÉ DO RIO PRETO, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Abriendo la puerta de Mi Corazón, queridos hijos, les entrego Mi Gracia Suprema. Es la Gracia de Mi Corazón que los fortalecerá y que los protegerá en estos tiempos.

Vengo de nuevo a San José para bendecirlos, y los encomiendo a San José Castísimo para que sea vuestro Padre Protector, el Guardián de sus esencias, el Pastor de las almas después de Cristo.

Hoy quisiera tenerlos más cerca de Mi Corazón, porque escuché sus oraciones. Y vengo en este día también, para bendecir a Brasil en esta importante tarea que él tiene para este momento; tarea espiritual muy profunda, donde muchas almas de esta nación están involucradas con ese propósito y no lo saben, que es el propósito, queridos hijos, de mantener viva la fe en todo este pueblo bendito que Yo amo con tanto Amor.

Por eso, hoy vengo vestida con el manto de esta nación, trayendo la cura para las almas, la sabiduría para todos los espíritus, y en el planeta de esta nación traigo la Paz de Dios para el mundo.

Este es el espíritu y la propuesta para esta nación.

Ahora continuaré diciéndoles, queridos hijos, que Mi mensaje para este día es traerles la Gracia de la restauración y de la cura para todos Mis hijos de Brasil, que tanto necesitan de Dios y de Su Infinita Misericordia para poder persistir en estos tiempos.

El planeta ha cambiado mucho, así como ustedes lo saben. Por eso vengo en este día hacia ustedes para mostrarles, nuevamente, el camino hacia Jesús, y el Amor que Él quiere derramar en todos sus corazones y vidas.

Hoy, quisiera pedirles algo especial, queridos hijos presentes aquí en San José, que recen una oración o al menos un Misterio del Rosario, para que Vuestra Madre Celeste pueda cumplir el propósito a través de Sus hijos, de llegar a Centroamérica.

Así como Yo aparecí en esta nación para protegen el Propósito de Dios que ella tiene, de la misma forma aparecí en México como Guadalupe, para unir a las razas y los pueblos en una misma igualdad, en una misma condición de amor y de fraternidad.

Por eso les pido a todos Mis hijos, no solamente a los que están aquí en San José, sino también en el mundo entero, que en este día de vigilia ofrezcan a su Madre Celeste más oraciones, para que Mi Cesta de oro pueda ser depositada a los pies del altar del Creador, y sea el mayor e infinito ofrecimiento de la salvación de todas las almas de Mi amada América.

Estoy aquí entre ustedes, queridos hijos, como la Señora Aparecida del Brasil y la Reina de la Paz, abriéndoles Mi Corazón Inmaculado para que puedan ingresar al Templo, al Sagrado Cenáculo de vuestro Señor Jesús, que los contempla en esta noche con Su Misericordia, borrando sus deudas, disipando los errores, trayendo la esperanza y la renovación a través de Mi Inmaculado Corazón.

Hoy no estoy aquí sola con ustedes; estoy con el alma peregrina del Brasil, con todos los fieles devotos: simples y pobres, ricos y austeros, que siguen el Espíritu de la Paz, el Espíritu de vuestra Señora.

En el Cielo esto se refleja como una gran celebración, cumpliendo nuevamente la profecía de que todas las generaciones a través de todos los tiempos, honrarían y glorificarían a la Coronada de Estrellas, a la Madre de Dios.

Los ángeles ven este acontecimiento en el Brasil, como una nueva puerta que se abre en este día 12 de Octubre, no solo en el Universo sino también en este país que tanto necesita de perdón y de redención.

Pero es la devoción y la fe de Mis hijos que siempre Me permitirá llegar aquí, en cualquier lugar del Brasil, cuando la Voluntad de Dios lo establezca. Cuando sus voces oran a Mi Corazón, independientemente donde se encuentren, sepan que la oración es poderosa cuando se hace con el corazón y con todo el amor de sus vidas. Eso renueva sus familias y toda la vida planetaria, trayendo una Gracia excepcional y extraordinaria para este tiempo final.

Hoy estoy entre ustedes, queridos hijos, contemplando a las naciones del mundo y los invito, nuevamente, a renovarse dentro de la Campaña por la Paz; a ser difusores de Mi mensaje, de Mi llamado celestial, para estos tiempos, de vivir ahora y siempre la oración del corazón, para que la paz se establezca en el corazón humano y en el planeta.

Quiero que hoy vengan aquí todos Mis peregrinos, Mis queridos peregrinos, que Me ayudaron a concretar Mi llegada a esta ciudad.

Acérquense a Mi altar para que Yo los pueda bendecir en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Es una alegría saber que el Brasil aún Me quiere, y que todos los días trabaja su fe para establecer en la consciencia la confianza en Dios y en Su Divino Propósito.

Ustedes, queridos hijos, que hoy se aproximan a Mi altar, a Mi altar guadalupano, representan a toda la consciencia de Brasil.

También pido a todos los brasileños que en este momento Me escuchan en lo profundo de sus corazones, que coloquen su mano izquierda sobre el pecho para que pueda resonar para siempre, la Voz de su Madre Celeste, de la Madre que los quiere y los ama, que desea para todos Sus hijos el camino del bien y de la paz, de la esperanza y de la fe, a pesar de lo que sucede.

Así, Yo los uno a Mi Santo Rosario, y hoy forman parte, queridos hijos del Brasil, de las cuentas de Mi oración que Yo entregaré al Padre Eterno y depositaré en Sus Santas Manos, para que Él vea, queridos hijos, que Su Sierva fiel, la siempre Virgen María, cumple la promesa de la salvación y la redención de los corazones. Señalando con Mi Mano Mi Inmaculado Corazón les pido, queridos hijos, confíen en Mí como deben confiar en Cristo.

Confíen en Mí, porque Yo siempre los llevaré a Dios.

Confíen en Mí, porque Yo los protegeré de todo mal.

Confíen en Mí, porque siempre aliviaré sus corazones, calmaré sus sufrimientos, les traeré la esperanza y la Gracia de Dios de la Fuente purísima de Su Misericordia.

Confíen en Mí, queridos hijos de todas las naciones, para que Mi Inmaculado Corazón triunfe a través de sus vidas en toda la consciencia planetaria.

Confíen en Mí, porque siempre contarán con Mis ángeles de Luz.

Yo les entrego en este día, queridos hijos, la bandera de la Paz, para que ella siempre pueda verse en el brillo de sus oraciones y en la sonrisa de sus corazones, porque todo así se curará.

Ustedes son Hijos de María, algunos ya consagrados, y hoy consagrados por Mí, para que se fortalezca en la consciencia de la humanidad el Plan de Dios para toda la Tierra.

Mañana vestirán Mi Manto Celeste de Luz, sintiendo, en primer lugar, sus almas consagradas a Mí en este nuevo ciclo, en que sus vidas se purificarán, pero contarán con Mi guía para que sus corazones siempre se renueven y prevalezca la fe y todo el Amor de Mi Corazón en sus vidas.

No teman transformarse, teman estar lejos de Dios.

Yo los invito, queridos hijos, en el sagrado Oratorio de Mi Corazón Inmaculado, a que sean testigos de Mi Presencia en este lugar, en América.

Oren a su Madre Celeste para que Su Plan triunfe en la Tierra y en todas las almas que despiertan.


Por la Luz que derramó Tu Inmaculado Corazón,
que convirtió los corazones del mundo,
Divina Señora, ruega por nosotros.
Amén.


Bendita Yo Soy entre todas las mujeres, y benditos son sus corazones ante Dios cuando viven en Mi Corazón.

Bendito es el paso que dan en sus vidas.

Bendita puede ser siempre su oración.

Benditos son sus ángeles de la guarda.

Bendito sea el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Ahora canten la oración que han orado.

Les agradezco por responder a Mi llamado y los invito a difundir el poder de Mi Inmaculado Corazón.

Sonrían a su Madre Celeste. La humanidad está despertando de su profundo sueño.

¡Aleluya, aleluya!

APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN SÃO JOSÉ DO RIO PRETO, SAN PABLO, BRASIL, A LOS VIDENTES FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Queridos hijos:

Como Madre, abro los brazos para acoger a Mis hijos y, de esta forma, acojo al mundo entero que está tan necesitado de Paz y de Luz.

Hoy, Mi Inmaculado Corazón se engrandece y entra en un profundo júbilo, porque Mis hijos han escuchado Mi llamado por la Paz.

En esta noche, invito a cada uno de ustedes, Mis pequeños, a ingresar al Reino de Dios. Dios está muy alegre por su respuesta sincera y honesta. Que estas Gracias se multipliquen para aquellos que hoy no están aquí. En verdad, les digo, queridos hijos, que la Reina de la Paz coloca a cada una de sus esencias debajo de Mis Rayos Misericordiosos como respuesta y gratitud a todo lo que Mis hijos han dado desde el principio, desde el primer momento en el que Yo quería llegar aquí para transmitirles un poco más de Mi Paz.

Ustedes saben, Mis pequeños, que, hace mucho tiempo atrás, Yo estuve en Medio Oriente acompañando la Pasión de Mi Hijo Jesús y, desde el momento en el que Él Me entregó a ustedes, Mi Inmaculado Corazón se abrió para acoger a cada uno de Mis hijos. 

Quiero, de São José do Rio Preto, un llamado profundo por la paz y por el bien. Necesito, Mis pequeños hijos, que esta ciudad se convierta, al igual que otras, por donde Yo he pasado, en un paraíso de paz, en un gran espejo de oración que comenzará a través de sus oraciones, principalmente en sus familias, para que la cura del Espíritu Santo pueda irradiarse a sus corazones.

Queridos hijos, he recibido en Mi Corazón Materno cada una de sus intenciones y súplicas. Dios Me ha permitido regresar una vez más a esta ciudad. 

Por eso, en esta noche, Yo los invito, queridos hijos, a consagrarse al Corazón de Mi Hijo. Él es muy ofendido en estos tiempos y no es escuchado. Yo traigo, a través de Su Corazón Misericordioso, la liberación de sus almas, la cura espiritual que cada hijo necesita para que se abran las nuevas puertas hacia la paz.

Queridos hijos, ustedes saben que Yo estoy en este mundo, a lo largo de los siglos y de los tiempos, para transmitir una Verdad que cada uno debe escuchar. Y Mi principal llamado para América del Sur es invitarlos al camino de la conversión, y eso lo conseguirán, hijos Míos, en la simplicidad de la oración, en los buenos actos de caridad, en la ayuda a los necesitados, en recordar todos los días que ustedes pertenecen al Señor, su único Señor de las Alturas.

Hoy, derramo sobre cada uno de Mis hijos el Amor Inmaculado de Mi Corazón, para que, en estos tiempos, puedan prevalecer firmes y unidos a Mi Corazón, juntos al Propósito Divino; porque es necesario, queridos hijos, que sus corazones se abran, es necesario, queridos hijos, que el mundo cambie en este tiempo. Sus corazones pueden sentir, verdaderamente, que las cosas no están bien en este tiempo. 

A través de Mi llamado inmaculado, les traigo la Buena Nueva y la esperanza: que la Gran Estrella de este universo, el Sol y el Corazón de Mi Hijo volverán al mundo en los momentos más difíciles, pero ustedes no deberán temer por esos tiempos. Si sus familias se consagran como templos de oración, todo estará dicho y Yo podré interceder una vez más por esta humanidad.

Los nuevos rebaños de Cristo, los apóstoles del corazón interior, aquellos que darán testimonio de la Venida de Mi Hijo, caminen en la oración, siéntanse seguros en ese camino. En poco tiempo los problemas se resolverán, la Luz descenderá sobre sus familias porque Mi Presencia Eterna estará entre ustedes.

 

Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Vengo, en esta noche, a despertar a aquellos de Mis hijos que se comprometieron Conmigo hace mucho tiempo. Por eso, Mi Corazón se alegra por este reencuentro con sus pequeños corazones.

Hoy, les digo, Mis amados, que cada una de sus almas tiene un compromiso con el Corazón de Dios; compromiso que hicieron desde el origen y que deben manifestar en este tiempo. 

Vengo, a esta ciudad, a entregar a cada uno de Mis hijos la Gracia que le corresponde, porque, a través de cada uno de ustedes, intercederé por una diferente situación en el mundo.

Solo los que le dijeron sí a este Plan de Amor y de Paz sobre la Tierra se tornarán instrumentos en las Manos de Dios; a través de ellos, cuando estuvieran en oración, el Señor obrará en el mundo y enviará Su cura y Su redención no solo a las consciencias, sino también a todos los Reinos de la Naturaleza.

Hoy, hijos Míos, alegren sus corazones por estar delante de Mi Presencia y coloquen a Mis Pies todas aquellas situaciones que los separan de Mi Corazón. Coloquen entre Mi y Dios todo aquello que necesita de Mi intercesión, porque colocaré en Mis Manos cada una de sus vidas y aquellos que tuvieran valentía de ofertarse al Señor tendrán sus vidas colocadas a los Pies de Dios y estarán bajo Sus Ojos y bajo Su protección en este final de los tiempos.

No les pido nada complejo, no les pido grandes obras; solo les pido que oren, que consagren sus vidas, un instante de su día para dedicárselo a Dios, para recordar que, a pesar de todo lo que hay en el mundo, existe una Luz Mayor que los observa permanentemente y que aguarda con paciencia que Sus hijos se vuelvan a Su Corazón.

Hoy, hijos Míos, vengo a retirar un velo de sus consciencias para que el Universo de Dios despunte en el horizonte de sus vidas. Una realidad mucho mayor los aguarda, una luz mayor espera encenderse en sus vidas para equilibrar aquellas situaciones que necesitan de cura y de redención. 

No hay pecado en el mundo que no pueda ser redimido, no hay nada, hijos Míos, que no merezca el Perdón de Dios; es solo necesario que, en humildad, vuelvan sus rostros al Creador y le pidan Misericordia, porque esa Misericordia descenderá y transformará cada una de sus vidas. 

Jamás pierdan la fe en sus corazones, fe que Yo vengo a alimentar y a encender cada día. Y si oran con el corazón y de verdad, podré mantenerla viva mientras estuvieran en la Tierra y por toda la eternidad.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Quisiera en esta noche que muchos Me vieran, pero es importante que guarden Mi Presencia en sus corazones. A esta Sagrada Presencia nadie podrá quitárselas, porque Dios es omnipresente, piadoso y bondadoso con cada uno de Sus hijos.

Queridos hijos, antes de despedirme de ustedes, quiero realizar una oración, un pedido, una intercesión por los más enfermos, para que en verdad puedan curar sus espíritus y, nuevamente, a través de la paz se reconcilien con Dios.

Hijos Míos, sepan que no hay nada separado, la unidad se encuentra en su profundo ser. Regresen a ese interior, sientan en sus corazones la Presencia invisible de Dios. Ella no perecerá, cuando tan solo le abran la puerta y le digan: “Señor, acepto la redención”. Desde ese momento, sus vidas cambiarán y se entregarán plenamente al Señor. 

También, bendeciré estas sagradas imágenes que son el símbolo de Mi Presencia en las diferentes partes del mundo; pero Mi Presencia verdadera y real se encuentra en la unión con ustedes, por medio de la oración del corazón. La llama de la Pureza, llama sagrada de la Verdad y del Bien, se podrá reencender cuando oren Conmigo todos los días por esa situación. 

Yo siempre les agradeceré y los acogeré en Mi Corazón.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

María, Nuestra Señora, pide que se aproximen los más enfermos para que puedan ser ayudados.

 

Madre María Shimani de Montserrat:

En silencio, mucho silencio.

Vamos a cantar “Inmaculado Corazón de María”.

Con mucho silencio y mucha tranquilidad, nos vamos a ubicar aquí.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

“Bondadoso Padre del Cielo
 intercede por estos, Mis hijos amados, 
que buscan la cura profunda 
del corazón y del alma.
 

Que los Poderosos Rayos, 
que emanan de Tu Corazón Sacratísimo, 
lleguen a toda la humanidad para que, 
antes del Regreso Victorioso de Cristo 
las almas se puedan elevar al Cielo 
y glorificar eternamente Tu Nombre. 
 

Que la cura se establezca, 
que la redención se concrete 
y que la Divina Misericordia restaure 
a todos los corazones 
por los siglos de los siglos 
y por el poder del Espíritu Santo. 
Que así sea. 

Amén”.

 

Gracias, hijos de San José, por haberme recibido. Les agradezco. Eleven a Dios sus corazones porque han nacido de nuevo en el Camino espiritual de Cristo.

Los amo, y los bendigo siempre.

María, Reina de la Paz

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Madre María Shimani de Montserrat:

Vamos a cantar ahora, todos juntos, para finalizar: “María de Nazaret”.

Ahora, nosotros vamos a hacer un pequeño relato de lo que sucedió en la Aparición y, si a todos les parece bien, se pueden quedar allí donde están. 

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Hoy, como todos escucharon, Nuestra Señora llegó como la Reina de la Paz, vistiendo un velo blanco, un Manto celeste, una túnica rosa y un cinturón dorado. Ella estaba descalza. Llegó hacia este lugar como un sol radiante, como el sol que conocemos, pero más brillante, más luminoso, e iba introduciendo Sus rayos dentro de cada uno de nosotros. 

Antes de que llegara Nuestra Señora, los ángeles le abrieron la puerta por donde Ella descendió.

Cuando Ella llegó, lo primero que hizo fue sonreírnos, abrir un poco Su Manto y mostrar Su Inmaculado Corazón, un Corazón que latía fuertemente en Luz.

También vimos, en un momento, la Presencia de San José, que estaba en un lugar más alto que Nuestra Señora, y Él bendecía haciendo la Señal de la Cruz. Cerca de Él, había muchas ovejas que lo acompañaban y también los Ángeles de la Guarda de algunos de ustedes.

Antes de la llegada de Nuestra Señora, fueron acompañándonos algunos ángeles que se manifestaron. Eran ángeles fuertes, como si fueran invencibles. Lo que percibíamos, en ese momento, es que esos ángeles, que estaban atrás de ustedes, se estaban activando como si fueran a iniciar una nueva tarea, recibiendo una oportunidad de poder guiarlos. 

En el momento en que la Madre hizo la consagración y la cura, Su Faz mudó y apareció como Nuestra Señora de Fátima, Nuestra Señora del Santísimo Rosario. Ella fue aproximándose despacito a ustedes, a los que estaban más próximos del palco. Y, en ese momento, Su Corazón Inmaculado, que tenía espinas, se convirtió en un Corazón con rosas, un Corazón de sangre que latía fuertemente y que salió desde el centro de Su pecho para irradiar a los presentes.

Cuando Nuestra Señora hizo esa invocación, esa oración, pidió la intercesión del Arcángel Rafael, y enseguida Él respondió. 

Entre Nuestra Señora y este espacio se abrieron muchas puertas, Cielos, uno dentro de otro, donde fue descendiendo la Luz de Dios que era irradiada a través de Su Corazón Inmaculado. 

Durante el trabajo de oración, desde el principio, también tuvimos la compañía del Padre Pío de Pietrelcina, que estaba acompañándonos y bendiciéndonos, orando junto con nosotros por este momento.

Cuando Nuestra Señora anunció que regresaría a São José do Rio Preto; entendimos que nos invitaba, en esta noche, a prepararnos en oración desde este día hasta que Ella regrese, que no sabemos cuándo será, pero según lo que Ella nos dijo, por Su tarea planetaria estará pronto con Sus hijos. 

Nos invitó también a guardar Su Presencia en nuestro corazón y a creer en Su Presencia.

 

Madre María Shimani de Montserrat:

Por eso, vamos a preparar nuestros corazones para el retorno de Nuestra Madre y mientras Nuestra Señora no llega a São José do Rio Preto, vamos a orar y a acompañarla en toda Su tarea de peregrinación por América, que ustedes podrán ver y acompañar a través de internet, como todos ustedes, que hoy están siendo vistos en todo el planeta. 

Así, vamos a poder acompañar a Nuestra Señora hasta que Ella regrese a esta ciudad.

Nosotros hicimos un pequeño cántico, un cántico bien alegre para llamar al Espíritu Santo. Hoy, vamos a finalizar todos juntos, entonando este pequeño cántico para que el Espíritu Santo llegue hasta nosotros.

¡Vamos!

Canción: “Invocación al Espíritu Santo”.

¡Gracias, Madre, por cuánto nos das!   

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Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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