APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN LA SALETTE, FRANCIA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oh, Mis amados hijos, una vez más he llegado a La Salette, en lo alto de estas sagradas montañas, para revelarle al mundo el Gobierno Espiritual de Dios, hoy representado a través del Cetro que traigo en Mi mano, este Gobierno que Él le está concediendo a la Madre del Mundo para que todos los hijos de Dios, es decir todas Sus criaturas, puedan encontrar finalmente el camino hacia la redención.

Lo que hace mucho tiempo pasó aquí, en La Salette, fue muy importante. Su Madre Celeste vino llorando a revelarles a los pequeños videntes las importantes profecías que, como advertencias, venían a corregir a la humanidad.

Desde aquel tiempo hasta el presente, en este mismo momento en el que la Madre de Dios, la Virgen de La Salette, vuelve a aparecer después de tanto tiempo sobre estas montañas, ¿qué fue lo que realmente sucedió?, ¿la Palabra de la Madre del Mundo fue escuchada o solo fue reconocida?

Este es el tiempo de aprender a percibir y a reconocer lo que la Divinidad les ha entregado a través de los tiempos. Por eso, les traigo el Gobierno Espiritual de Dios a través de Su Cetro, Su Gobierno concedido a la Madre del Mundo para que, en este momento definitivo, la consciencia de la humanidad pueda vivir el cambio que necesita.

Por esa razón, Yo he venido aquí, no solo para volver a decirle al mundo que, sobre estas sagradas montañas, hace mucho tiempo, la Virgen de La Salette, apareciendo a dos pequeños pastores, trajo un Mensaje revelador y apocalíptico que vendría a cumplirse hasta el presente.

Con esto, quiero decirles, Mis hijos, que todo lo que ha sucedido, desde el momento de Mi Aparición en La Salette, se ha cumplido tal cual lo he dicho y, aunque la Iglesia no le ha dado la seriedad necesaria, desde aquel tiempo Mis ojos lloran por todo lo que ha sucedido.

Cuando ahora, entro en el silencio de Mi Corazón es para que, a través de Mi Presencia, ustedes puedan reflexionar sobre cada Mensaje de la Jerarquía, porque aún resta un poco de tiempo para evitar acontecimientos muy duros para la humanidad.

En este lugar de La Salette, aparentemente olvidado en lo alto de los Alpes Franceses, en donde ustedes hoy se encuentran, la Madre de la Divina Profecía vino aquí para que, a través de dos pastores, fuera transmitido el Mensaje del Apocalipsis del fin de los tiempos con la finalidad de que, siendo más conscientes y atentos a Mis Palabras, desde aquel tiempo hasta ahora, muchas almas no fueran sumergidas por el anticristo, sino que fueran la preparación a través de su entrega y consagración para el gran momento del Retorno de Mi Hijo que está cerca.

En aquel tiempo de La Salette, cuando Yo Me aparecí a los dos pastores, a pesar de que Mis Mensajes eran fuertes y contundentes, que invito a repasar y estudiar, no tenían ningún otro motivo ni finalidad que despertar a la consciencia humana, en aquel tiempo una consciencia robusta y cristalizada.

Este Rayo de la gobernancia espiritual, que hoy les traigo, es el mismo que utilicé hace tanto tiempo atrás aquí, en La Salette. Pero este Rayo de gobernancia viene con un movimiento más contundente, con un propósito más determinante para que la consciencia humana salga de la cristalización e ilusión para que no pierda el camino hacia Dios.

Yo quisiera que, algún día, así como los pequeños niños pastores de La Salette, ustedes pudieran ver, con Mis propios ojos, lo que la Dolorosa Madre de La Salette vio en aquel tiempo y todo lo que sucedería hasta los tiempos de hoy.

La profecía que llega del Cielo o del universo, a través de la Palabra de la Jerarquía Divina, no es un castigo ni tampoco es para generar miedo, es para colocar a sus consciencias en el nivel en donde deben estar en este momento, en donde Dios los necesita para que se pueda cumplir Su Plan.

Mientras estoy aquí con ustedes, en este mismo momento, Mi Corazón Maternal vuelve a contemplar y a sentir lo que sintió durante las Apariciones de La Salette. Pero ahora, la gravedad que vive el mundo es más amplia, el sufrimiento que vive la humanidad es más doloroso que en aquel tiempo de las Apariciones de La Salette. 

Ahora que ustedes, en este presente y en este mismo momento, ante la Madre de Dios, son la continuación de esa historia de las Apariciones de La Salette a través de otros videntes, vengo a traerles un Mensaje más amplio y maduro para que sus corazones puedan crecer en la definición y en el amor, en la seriedad y en la responsabilidad que en este momento cada uno de ustedes debe vivir para llevar adelante el Plan del Retorno de Mi Hijo. 

Por eso, hoy deposito estas Palabras en este lugar, así como lo hice hace un tiempo atrás con los pastores de La Salette, para que más consciencias y más corazones despierten al Mensaje de revelación de estos tiempos, para que más acontecimientos sean evitados y las almas encuentren la paz.

Ahora, sepan que en este lugar y en otros lugares en donde he aparecido como Fátima, Lourdes o Garabandal, existe un lugar sagrado debajo de sus pies y dentro de estas montañas, y sus consciencias a través de un espíritu de verdadera oración y sintonía pueden contactar esos espacios sagrados, en donde muchas Jerarquías se encuentran para servir a la humanidad.

Que el silencio y la paz, que pueden encontrar en los Centros Marianos o en los Santuarios de Oración, sean el puente para que sus consciencias superiores ingresen en esos espacios de cura y de redención a fin de que la consciencia humana sea transformada, redimida y trascendida, a fin de que reciban una vez más las Gracias de las Leyes de Dios, que permitirán gestar la Nueva Tierra y despertar a una Nueva Humanidad.

Hoy, de forma especial, no solo estoy aquí en La Salette, sino también estoy presente en omnipresencia en Fátima, Lourdes y Garabandal, como en los Centros Marianos que han sido fundados por Nuestros Sagrados Corazones. 

Porque será la Luz de los Centros Marianos y la participación de las almas en los Centros Marianos que harán emerger hacia la superficie los Tesoros de la Jerarquía; así como ustedes, que hoy están aquí presentes en la Salette, recibieron una parte de estos Tesoros Sagrados, que es algo incalculable y desconocido para sus consciencias. 

Pero, cuando hay un corazón verdaderamente conectado y unido a Dios, no solo puede recibir las Gracias que he depositado en cada lugar donde aparecí, sino también puede recibir los impulsos que vienen de los Centros Internos del planeta.

Agradezcan sinceramente por esta oportunidad de estar aquí en nombre de todos; porque en verdad les digo que muchas almas en el mundo entero, hoy, se están sirviendo de este momento en los planos internos, de la Presencia de la Madre de La Salette, de la Madre de la Divina Profecía, para que más corazones y consciencias despierten a la Verdad, una Verdad que está adormecida por las ilusiones del mundo y que hoy despierta por la presencia de los Centros de Amor.

Quiero que ahora recen por Francia, para que todo lo que ha hecho, desde la conquista de otras naciones y pueblos, pueda ser curado; y los Centros Sagrados proporcionen la cura y la redención que las consciencias necesitan, una redención no solo necesaria en la Tierra, sino también en el universo, en toda la constitución de los seres presentes en la superficie de la Tierra.

Recen juntos con la Madre de Dios:
 

Ave María (en francés, 4 veces).

 

Mi Corazón hoy les entrega la Paz, esa Paz que nos dio Cristo durante Su Resurrección y Reaparecimiento a los apóstoles en el Sagrado Cenáculo, una Paz universal y divina que despertó, en Mis hijos, apóstoles y misioneros, la Sagrada Llama del Espíritu Santo.

Que los Dones del Espíritu Santo los inspiren, todos los días, a encontrar soluciones duraderas, caminos de reconciliación y de amor, de fraternidad y de caridad para que este mundo ya no sea más egoísta, indiferente y frío a las grandes necesidades de las almas.

Que esta Paz los impulse al gran cambio de la consciencia, para que se cumpla el Plan de Dios.

Les agradezco por haber llegado hasta aquí con tanto esfuerzo y esmero. Y agradezco por aquellos que fueron más conscientes en colaborar para que este momento fuera posible, ni se imaginan cuánto les agradezco.   

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.   

APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA, EN LA CIUDAD DE LOURDES, FRANCIA, A LOS VIDENTES FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Queridos hijos, antes de estar aquí con ustedes, estuve en la Gruta de Massabielle curando a Mis hijos enfermos, por medio de milagros de Amor, milagros de Misericordia, milagros que provienen de la Compasión de Dios.

Estos santos milagros, de los cuales hoy Yo les hablo, son milagros del Espíritu Santo que trabajan en las esencias, que se profundizan en las almas que vienen con sus corazones abiertos a buscar la cura espiritual que tanto necesitan.

Después de mucho tiempo, queridos hijos, finalmente retorno a Mi casa en Lourdes, para traer a Francia nuevas oportunidades que provienen del Universo de Dios y que hoy derramo a través de Mis manos de Amor para el mundo.

Quisiera, queridos hijos, que así como Me han acompañado en estos últimos dos meses, sus corazones Me sigan acompañando en esta sagrada misión, que no solo los llevará vivir la transmutación por un Amor incondicional e infinito, sino que también abrirá las puertas para que muchos, muchos de Mis hijos, que al día de hoy están perdidos, olvidados y enfermos de espíritu, puedan recibir de su Madre Celeste la Fuente de cura y de salvación para generar en los corazones la redención tan esperada por Cristo.

Hoy también vengo aquí, a Lourdes, para poder purificarlos y lavarlos en esa sagrada Fuente que Yo aquí he abierto para que las almas vinieran a beber de la Fuente de las Gracias que es tan imprescindible para el mundo. Y aunque el mundo siga con sus errores y pruebas, su Madre Celeste, la Madre del Universo, no deja de venir al mundo a traer la Paz, la Misericordia y la Redención a los corazones.

Hoy también he venido aquí, queridos hijos, a finalizar esta peregrinación. Dios Me ha pedido reunir a sus corazones en este lugar, para que no solo reciban la cura que necesitan, sino también para que renueven sus votos con Cristo, con motivo de prepararse para Su esperado Retorno al mundo.

A través de estos últimos meses, los Sagrados Corazones de Jesús, María y San José han podido trabajar ampliamente en esta parte del mundo. 

En verdad, les digo que Europa fue apartada de una gran desgracia, porque a través de las columnas de oración que están formadas en Europa y a través de los peregrinos que siguen la voz de su Madre Celeste, se ha evitado que sucediera una desgracia mayor.

Con esto les quiero decirles, queridos hijos, que así como fue en Norteamérica, nuevamente su Madre Celeste hace triunfar a Su Inmaculado Corazón, pudiendo cerrar las puertas infernales que tragaban a muchas almas en los abismos.

Por eso, queridos hijos, Yo los invito a tomar consciencia de los verdaderos acontecimientos espirituales que el Padre Celestial manifiesta, a través de la voz de los Mensajeros Divinos y de todos los que corresponden una y otra vez al llamado de la Madre Universal.

Hoy estamos en un día de júbilo. Hoy el Corazón de su Madre Celestial está aliviado, porque Sus hijos han respondido a Su llamado una vez más. 

A partir de hoy, queridos hijos, y en los próximos meses, prepararemos sus almas, sus almas apostólicas y misioneras para la misión de África, para la peregrinación por la paz en el continente africano. 

Se han preguntado, queridos hijos, por qué su Madre Celeste, el Sagrado Corazón de Jesús y el Corazón de San José han comenzado por Europa y no por África. Hemos venido aquí a gestar en sus corazones un principio de redención que es desconocido por la mayoría de la humanidad, para así poder gestar la cura tan necesaria en todos los europeos y finalmente se pueda dar la cura, el perdón y la reconciliación entre los diferentes pueblos y razas del mundo.

Hoy, vengo aquí como la Inmaculada Concepción para dar continuidad a Mi Obra, no solo en el mundo, sino también a través de este Santuario Mariano que acoge la miseria humana, la enfermedad espiritual y corporal, la perdición de las almas y todo tipo de sufrimiento humano. Es posible convertir, transmutar y transfigurar todo esto a través del Amor de Mi Inmaculado Corazón que está vivo en los corazones de Mis hijos que, de tiempo en tiempo, siguen los pasos de su Madre Celestial.

De esta forma, Yo les traigo, en este último día de peregrinación, la renovación de sus espíritus y consciencias a través de la bendición del Espíritu Santo y de cada uno de Sus Dones que los inspirarán a seguir el camino del apostolado y de la misión que Dios les ha encomendado amorosamente a través de Mi Inmaculado Corazón, del Sagrado Corazón de Jesús y del Castísimo Corazón de San José.

Hoy, Jesús y San José están aquí Conmigo en divinidad. Están acompañando este momento, en el que las almas entran en comunión con su Madre Celeste para renovar el sacramento de su fe y de su confianza en Dios.

Yo no les prometo, queridos hijos, un jardín de rosas en este mundo. Yo les ofrezco el sacrificio, la oración y la entrega como un medio de poder curar a la humanidad; así como Yo se lo pedí a Santa Bernardette que, en confianza y en amor, siguió Mis pasos hasta que finalmente comprendió que Mi venida a Lourdes tenía también un propósito mundial, a través de los siglos y de las generaciones humanas.

Después de muchos años, de muchos siglos, su Madre Celeste vuelve a Lourdes para reabrir un nuevo tiempo, al mismo tiempo que se cierra una peregrinación y todos son partícipes de este acontecimiento. La fe de sus corazones y vidas en los Mensajeros Divinos está permitiendo, queridos hijos, que cosas gravísimas sean evitadas en la humanidad.

Ahora, la tarea de su Madre Celestial ya no es más en los Centros Marianos, que son puntos de luz y de amor, sino que la tarea de su Madre Celestial es con el mundo y la humanidad, porque deseo que todos los pueblos, todas las naciones y todas las razas, comprendan que soy la misma Madre, a través de los tiempos, de todos los corazones y de todas las criaturas.

Yo soy la Madre Universal que, en esta tarde de celebración, de profundo júbilo, extiende Su Manto universal para acoger todas las necesidades humanas y planetarias con el fin, queridos hijos, de que muchas más almas alcancen el Amor de Cristo y sientan en lo profundo, la verdad del corazón.

 

Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

De esa forma, les pediré, que multipliquen las Gracias que hoy les entrego y que testimonien al mundo, sobre todo a Europa, que Dios está presente en el corazón de cada uno de Sus hijos.

Hoy, hijos Míos, vengo a renovar el Sacramento de la fe en cada uno de ustedes, para que la fe no muera en el corazón de Europa. 

Hoy, en Mi Corazón, en el silencio de Mis oraciones divinas, libero a Francia, además de Lourdes, del sufrimiento que desde hace tanto tiempo hace que las almas se pierdan y no encuentren a Dios.

Vengo, hijos Míos, a liberar de los errores a la humanidad, que hicieron que los corazones negaran a Dios, negaran su filiación con el Padre.

Hoy, hijos, a través de sus corazones y de los dones que el Espíritu de Dios deposita en sus vidas, espero que sean fieles testimonios de la Presencia de Dios y de Sus Mensajeros en este mundo. Pierdan el miedo, hijos, en nombre de toda la humanidad, de testimoniar la Palabra Divina, de vivirla y de difundirla cada día, para que hasta el alma más perdida pueda encontrar a su Madre Celestial.

Yo estoy aquí para todos. Cada ser que vive en esta Tierra, como cada Reino de la Naturaleza, es un hijo Mío, al cual Yo amo y procuro amparar todos los días con Mis oraciones. Mi Rosario, hijos, jamás deja de pasar entre Mis manos. Oro día y noche por la humanidad y espero que Me acompañen en esta oración constante, que habla de la urgencia de este mundo, de que la humanidad despierte para que la paz pueda vivir entre los hombres.

Hijos, establezcan Mi Gracia en sus vidas a través de un ejemplo vivo de compasión y de fraternidad. Dejen que la cura que les traigo se exprese en sus corazones y que, de esa forma, Dios pueda hablar a través de sus bocas; se pueda expresar en sus acciones y pueda llegar a Sus hijos a través de cada uno de ustedes.

Vengo a curar a Europa de un pasado doloroso, un pasado de muchos errores que ahora deben ser convertidos en la Presencia de su Madre Divina.

Hoy, las aguas de Lourdes se extienden más allá de la gruta que aquí abrí. Hoy, traigo un Agua Divina que los lava y purifica más allá de las fronteras entre las naciones, llegando a todos Mis hijos, a todos los que Me escuchan. Y que, a través de esta cura, hijos Míos, sus corazones puedan llevarla hasta aquellas naciones que tanto la necesitan y que no pudieron estar en la Presencia de su Madre Divina, porque no abrieron sus corazones.

Anuncien al mundo Mi Paz universal, anuncien el Retorno de Mi Hijo, difundan todas las señales que aparecerán en los cielos, para que las almas no tengan miedo, pero sí que se regocijen, porque llegó el momento de estar cara a cara con el Redentor de mundo. Preparen sus corazones y no teman, solo crezcan día a día en la virtud y en el espíritu, haciendo crecer en sus corazones aquellos dones que hoy les entrego.

Así como estuve con los apóstoles, hoy estoy con ustedes, renovando la Presencia Divina en sus vidas. Vayan, hijos Míos, de dos en dos por este mundo tan necesitado de paz y lleven la Presencia de Dios a aquellos que más la necesitan.

Sirvan, oren y difundan la paz, a los corazones, porque escucharon el llamado de la Madre Universal, de la Madre del Mundo y, prepararán, con Ella, el descenso de las estrellas, el emerger de una Nueva Tierra, que curará el pasado y construirá un nuevo mundo en este planeta tan herido y necesitado de cura.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

A pesar de los errores del mundo, de los tiempos cruciales que vivimos, hoy Mi Inmaculado Corazón, su Señora, Madre y Reina de la Paz, la Inmaculada Concepción, la Señora del Santísimo Rosario, retira una estrella de Su Corona, colocándola en sus corazones, después de estos meses de peregrinación, como símbolo de que se está cumpliendo el sagrado Plan de Dios en la humanidad. Y aunque la humanidad se deba purificar, recuerden este símbolo de la estrella luminosa de Mi Corona, que queda en sus corazones como un símbolo de concreción de una misión sagrada en estos tiempos finales.

Recuerden también, queridos hijos, que los Pirineos han sido la ruta de su Madre Celestial con las santas mujeres y José de Arimatea, transportando el Santo Grial del Señor. 

En cada lugar en donde Yo he aparecido, a través de los tiempos, fue depositada, por medio de Mi Presencia, Mi energía divina y Mi maternidad. Por eso, retorno a esos lugares en diversas partes del mundo, para que la humanidad tome consciencia de los Recintos Sagrados que Dios expresa en Su Corazón invisible y pacífico.

Los Pirineos son la cuna de un Recinto Sagrado, de un Reino Celestial de su Madre Santísima y de todos Sus ángeles. Por eso, hoy llego aquí para poder comenzar una nueva etapa con ustedes.

Envío Mis agradecimientos, donando el Amor de Mi Corazón a todos los que hicieron posible esta sagrada misión que fue tan arriesgada, pero al mismo tiempo fue triunfadora.

Deseo y espero que, en una próxima etapa, todos Mis hijos Me acompañen a África, porque allí debe darse la cura de los corazones heridos. 

Les pido, queridos hijos, que a partir de este día recen por las intenciones de su Madre Celestial, porque se ha demostrado que, a través de sus oraciones, se ha cumplido la sagrada misión en Sudamérica, en Centroamérica, en Norteamérica, en Europa y próximamente en África y Asia.

Deseo llegar a todos los corazones. Los corazones Me llaman y su Madre responde al clamor de Sus hijos de todas las naciones y de todas las culturas.

En esta tarde, en la que Mi júbilo es infinito, vengo a bendecir a los nuevos Hijos de María que representarán a muchos más en el mundo.

Les pido que se pongan de pie para que Yo los pueda bendecir.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Nuestra Señora está diciendo que hará una oración para consagrarlos, y para consagrar a todos nosotros, a todos Sus hijos, renovando nuestros votos con Dios y con Cristo, con la vida superior y suprema. 

Y al mismo tiempo, esta bendición que nos dará María, en esta Fuente de Gracias de Lourdes, será un agradecimiento de Su Corazón Inmaculado a todos los hijos del mundo que hicieron posible, en estos meses, esta peregrinación por la paz en Europa.

María agradece también, en esta tarde, a los hijos de Sudamérica, de Centroamérica y de Norteamérica que han orado por todos nosotros para que todo esto fuera posible. 

María está agradeciendo infinitamente, en este momento a todos nuestros hermanos de la Orden Gracia Misericordia, a los residentes de las Comunidades-Luz, a los grupos de la Red-Luz que son las Manos y los Pies de Cristo en esta Obra planetaria.

Vamos a escuchar, en este momento, la oración de bendición de nuestra Madre Celestial.

Colocamos nuestras manos en señal de recepción.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

“Santísimo Padre del Universo,
que abres los portales de la Gracia
a una humanidad perdida y apartada de Tu infinito Amor,
ve a través de este ejemplo, la correspondencia de Tus hijos,
de los apóstoles de Cristo,
de los servidores incondicionales de Mi Inmaculado Corazón,
de los compañeros de San José Castísimo.

Recibe en Tu Reino, en este momento de júbilo,
 la oración de sus Ángeles de la Guarda
y de todos los adoradores del Cuerpo Eucarístico de Cristo.
Sírvete a través de ellos, Señor,
para que se realice Tu Obra en toda la humanidad.

Te pido, Señor, que escuches la voz de Tu Santísima Sierva. 

Que derrames a través de Mi Corazón,
la Fuente de Tu Gracia y de Tu Misericordia,
a fin de que muchas más, muchas más de Tus criaturas
escuchen Tu Sagrado Llamado y la humanidad se rehabilite,
siguiendo el camino de la redención hasta que retorne Mi amado Hijo
con el resplandor de Su Gloria entre las nubes,
los cielos, las estrellas, los soles y todo el universo.

Que todos reciban, en este tiempo, Su segunda Venida
con júbilo de salvación y de cura para las almas de esta humanidad.

Que Tu Plan se cumpla en esta Tierra
y que muchos más corazones se abran para reconocer Tu Palabra,
Tu Mensaje de amor, de fe y de reconciliación
por medio de los Mensajeros Divinos.

Ahora observa, Padre amado,
las llamas de Luz que Yo he encendido en los corazones
que han escuchado todas Mis Palabras
y las han hecho vivas en este tiempo final”.

 

Les pido a los ángeles del universo que bendigan este momento, esta consagración y esta ocasión de renovación con la Misericordia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Les agradezco por responder a Mi llamado.

No se olviden tomar agua de la Fuente de Massabielle.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Ahora, María encendió Su Corona de doce estrellas y se está elevando junto con Sus ángeles. 

La Madre Divina está firmando dentro de un Libro un compromiso con la humanidad y el Creador.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Este libro representa, queridos hijos, la confirmación de sus corazones a Mi Plan de Amor y también el compromiso de responder a los preparativos del esperado Retorno de Cristo, que no está lejos de suceder.

Ahora, escucho sus voces. Quiero que vuelvan a cantar por Francia: “Únete al Corazón de María”. 

Me ha gustado mucho el esfuerzo de su francés, eso abre el Corazón de Dios y las puertas al infinito.

Agradezcamos a Dios por haber concedido esta peregrinación y porque los corazones se hayan autoconvocado, en sus diferentes naciones y pueblos, para esta sagrada misión.

¡Gracias, Señor, por cuánto nos das!

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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