APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Vamos a cantar, en este momento, a pedido de Nuestra Señora, el “Ave María” de Gounod.

Preparémonos para recibir Sus Gracias.

Aquellos que puedan, arrodíllense. 

Abramos nuestro corazón para recibir a Nuestra Madre, la Santísima Virgen María.


Nunca dejaré de entregarles lo más profundo que guarda Mi Corazón.

Por ese motivo, hoy Yo estoy aquí y siempre lo estaré, no solo como la Madre de Brasil, sino también como la Madre del mundo, Aquella que extiende sobre el universo Su Manto Cósmico para que todas las estrellas caídas, en este universo y en otros, puedan reencenderse a través de Mi Amor Redentor, de aquella autoridad que Me ha entregado Mi Hijo desde el comienzo, cuando Él Me dijo: “Madre, he ahí a Tu hijo” y Él le dijo a Juan: “Hijo, he ahí a tu Madre”.

Yo vengo como la Madre de todos, la Madre incansable y perseverante que peregrina junto a ustedes en estos tiempos de grandes desafíos y pruebas para Brasil y el mundo entero. Pero hoy, quiero dejarles un Mensaje especial: si siguen orando por Brasil y el mundo entero, no deberán temer por nada, hijos Míos.

Mi Hijo ya les anunció Su Retorno y Su Retorno se cumplirá como está escrito. Ese Retorno se cumplirá principalmente en el corazón de aquellos que creen en Su Palabra y en Su Presencia.

Por eso, Él Me envía como la Madre de todos, como su Abogada e Intercesora Celestial. Él Me envía para aplacar los errores del mundo y los pecados, la incoherencia de muchas naciones, la ambición de unos pocos corazones que creen tener el poder y la impunidad en sus manos.

Pero Yo los invito una vez más, hijos Míos, a colocar sus consciencias en lo que es celestial y divino; así como en los últimos días, a través de la Maratón de Oración, Mi Hijo colocó sus esencias en lo más alto de este universo sideral.

Hoy también Mis ejércitos de Luz se amplían en la superficie de la Tierra, a través de nuevos consagrados como Hijos de María. Este ejército se puede fortalecer y renovar a través de sus votos internos Conmigo, porque más allá de donde se encuentren o bajo la condición que puedan vivir en el fin de estos tiempos, si sus corazones están unidos a Mí en la oración, Yo siempre les prometeré la sagrada protección. Confíen en esto que Yo les digo. Sigan Mi Mensaje, el último Mensaje que les entregué en el día de ayer.

Aún son muy necesarias en el mundo las obras de Misericordia, para que el castigo que está previsto para el mundo sea aplacado y gran parte de la humanidad ya no ostente ni provoque a la Justicia de Dios; no es necesario, hijos Míos. Mi Hijo derramó Su Sangre a un precio incalculable para todos; Él sufrió el gran madero de la Cruz; Él agonizó por cada uno de ustedes, en cada paso, en cada momento.

Permitan que, en esta noche, espiritualmente, la Sangre de Jesús los lave y los purifique, para que el mundo también sea purificado y lavado completamente de la ambición de la guerra, del aborto, de los conflictos y aun de la enfermedad; porque para Dios nada es inexplicable, pero para la humanidad sí lo es en este tiempo. Por eso, coloquen su mirada en Dios, en Su Universo Supremo. Nunca se olviden que son dignos Hijos de Dios y Él espera que siempre lo sean, a pesar de las consecuencias y de las pruebas.

Eleven con su pensamiento; pero, sobre todo, con su oración constante del corazón, a este país, a este pueblo y a toda Sudamérica.

Hemos venido aquí, en estos tres últimos meses, a responder a una emergencia, y siempre que sea necesario aquí estaremos. Pero Mi Mensaje y, sobre todo, Mi Amor debe llegar al mundo entero. En ustedes ya está vivo el Amor de Mi Corazón, pero hay hermanos y hermanas en este mundo que no tienen Mi Amor, que no conocen la esperanza, que desconocen la fe que ustedes hoy viven conscientemente a los pies de esta sagrada Comunidad-Luz.

Por eso, los invito a levantar a las Comunidades sobre la superficie de la Tierra y a todos los puntos de Luz que deben despertar a lo largo y ancho del mundo. Recuerden, hijos Míos, que habrá una mínima parte de ustedes que hará la gran tarea, pero todos pueden estar unidos en espíritu y en omnipresencia.

Mi Hijo les confió el Santo Espíritu en Pentecostés. Este Espíritu que siempre viene a ungirlos, a renovarlos y a curarlos. Por eso, hoy liberen sus corazones de amarguras y tristezas. Renuévense a través de Mi Presencia humilde pero celestial y sean Uno con Mi Hijo, el Cristo, a través de los actos de Misericordia, de servicio, de oración, de adoración y, sobre todo, de Comunión con el Cuerpo y la Sangre de Cristo. 

Él viene a renovarse, en estos tiempos, a través de ustedes por medio de la vida infinita de los Sacramentos; porque el Sacramento no es un simple acto, es más que una Gracia y una oportunidad, es la gran chance que todos tienen de estar unidos a Dios conscientemente, para recibir Su Gracia, Su Amor y Su Misericordia. 

Por eso, hoy vengo a colocarlos a todos los presentes y no presentes en otra dimensión; en la dimensión de la Gran Consciencia Divina y Única, de donde sus almas surgieron en el Origen, en donde el Propósito fue conocido por sus esencias desde el principio. Propósito que, en este tiempo, Yo los invito a abrazar y a conocer internamente. Propósito que se revelará ante ustedes, a cada uno de sus corazones, cuando se entreguen en confianza a lo que es desconocido. Entonces, la gran puerta de la Gracia de Dios se abrirá y Su Misericordia descenderá como siempre lo ha hecho; hará de sus corazones, corazones pacíficos, así tendrán un corazón pronto para el fin de los tiempos, aunque sigan sintiendo lo que ustedes llaman miedo.

Pero crean en esa Luz que viene a través de Mi Corazón para todos. Esa Luz que representa al Cristo Cósmico, Aquel que se dejó clavar en la Cruz por cada uno de ustedes, y que de Su Costado derramó Agua y Sangre por la liberación de toda la humanidad hasta el fin de los tiempos, hasta Su Retorno.

Por eso, ahora, colóquense debajo de los Rayos de la Misericordia de Mi Hijo, a través de la intercesión de su Abogada Celestial; confíen sus aspiraciones al Padre Eterno, a Cristo; beban de la Fuente de la Gracia que se les ofrece en este momento, para que sus almas se puedan sanar y sus corazones se regocijen por Mi Presencia Maternal.

Hoy, traigo una renovación especial para todos los Hijos de María; especialmente para Mis Hijos de Brasil, que tienen el Sagrado Propósito de sostener la Llama de la Paz, esa Sagrada Llama que brota de Mi Inmaculado Corazón, y también de sostener el estandarte de la Paz de Cristo en estos tiempos definitivos.

Si se colocan siempre a disposición de Dios, como lo dice la canción en el llamado de María, la fortaleza no temblará.

¿De qué tienen miedo en este tiempo?, si Yo estoy aquí y Soy su Madre Celestial que les trae el Mensaje del Cielo, del Universo; que, a través de la Palabra de Vida del Sagrado Verbo, viene a sanar sus heridas, traumas y todo su pasado, viene a renovarlos en Cristo y por Cristo, para que el triunfo de Su Divina Misericordia se dé en muchos más corazones en este mundo y así, todos los que están despiertos les digan nunca más al mal y a la oscuridad, para que triunfe la Luz y el Amor de Mi Hijo.

Muchas son la Gracias que el mundo necesita en este tiempo, pero muchas son las oraciones que se seguirán elevando a través de la respuesta de cada hijo Mío. Por eso, seguiremos orando fielmente, permitiendo que el Cielo toque la Tierra, que la Vida de Dios y Su Infinito Universo haga más milagros en las almas, principalmente en las necesitadas de amor y de mucha redención.

Por eso, los invito a aceptar en este tiempo su camino de conversión, con perseverancia y con mucha fe. No se dejen amedrentar o perturbar, crean de una vez y para siempre que ya tienen un lugar en Mi Corazón de Madre, un Recinto Sagrado en donde siempre encontrarán la paz, el alivio y la cura de toda esta humanidad.

Sean perseverantes en el camino de la gran transformación y permitan que sus esencias, en este tiempo, sean estrellas guías para muchas almas y corazones, en la oración, en el anonimato y en el sagrado servicio por Nuestro Señor, el Redentor.

Permitan, en este tiempo, que Su Misericordia descienda al mundo. Aún es muy urgente para toda esta humanidad el descenso de la Misericordia Divina. 

Es tiempo de actuar de corazón y con discernimiento, sin dejar que la fe oscile, renovados en Cristo en cada momento y en cada paso.

Yo vengo, aquí y en esta noche, a agradecerles por el triunfo de los Sagrados Corazones en Sudamérica. Aunque sigan sucediendo situaciones difíciles y hasta inexplicables, no dejen de seguir adelante. Vean cómo el Corazón de Cristo triunfa, una vez más, en las moradas silenciosas y anónimas, en aquellos que en simplicidad le dicen sí.

Mientras estoy aquí presente, recojo sus intenciones y las intenciones de todos los que escuchan a través de esta transmisión, para poder llevarlas en Mi Corazón a Dios y convertirlas en Gracias, oportunidades, esperanza y Misericordia para todas las almas, especialmente para aquellas que más necesitan de Dios en este momento.

Ahora, escuchando el instrumental del himno de la consagración, invito a los pies de este escenario, a los que hoy darán el paso de consagrarse como Hijos de María.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús: 

Pueden aproximarse.

 

Y, a través de esta consagración, les abriré la puerta a la gran oportunidad de la renovación de los votos a todos aquellos que ya se consideran Mis Hijos; y para que, a través de este grupo de Hijos Míos que hoy consagraré, surja un nuevo Rosario de Luz por Brasil, almas que sustentarán a través de la oración el fin de estos tiempos, los desafíos y experiencias que vivirá este país.

Su voz, la voz de cada Hijo que hoy se consagrará, será escuchada a través de cada nuevo Rosario de Luz. Yo invito a propagar ese bendito ejercicio del Rosario de Luz en las familias, en las naciones, por donde vayan, en el mundo entero.

Todos deben conocer la Gracia de ser parte de un Rosario de Luz, porque en cada nueva consagración de Hijos de María, cada corazón, cada alma y cada espíritu se convierte en una cuenta de Luz de Mi gran Rosario Universal, a través del cual Yo puedo orar en plenitud, gozo y alegría, para presentarle a Dios la gran redención de todos Sus Hijos.

Por eso, hoy bendigo a los que forman parte de Mi ejército de Luz en la superficie de la Tierra, bendigo a aquellos, Mis amados hijos, que sostendrán en estos tiempos definitivos la bandera de la Paz por Brasil, clamando a través de la oración por Paz y por Misericordia para esta Tierra bendita de Dios, escogida como la cuna de la Nueva Humanidad.

Como la Señora Aparecida, como la Reina de la Paz, como la Señora de la Sagrada Figueira, Yo los bendigo y los consagro como Mis Hijos; bajo la Gracia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.

Ahora, Yo quiero escucharlos cantar. 

Apariciones extraordinarias
OCTAVA APARICIÓN EXTRAORDINARIA DE LA VIRGEN MARÍA EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LAS 7:35 H, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el octavo día de Apariciones de la Madre Celestial en Aurora, el grupo que estaba presente continuó aumentando.

En silencio, llegaron todos cerca del árbol de las Apariciones para comenzar con la oración. En determinado momento, mientras todos oraban, las hermanas del Monasterio de la Eterna Fe, monasterio femenino, entonaron el cántico “Madre Celestial”.

Fray Elías y Madre Shimani se pusieron de pie, contemplando la copa del naranjo y poco después, Fray Elías, Madre Shimani y otra hermana más se aproximaron al árbol para después regresar junto al grupo.

Luego, Fray Elías relató lo que había percibido.


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Cuando las hermanas entonaron el cántico, se abrieron varias puertas celestiales sobre toda el área donde se encontraba el grupo. 

La Madre Divina apareció trayendo en Su Mano derecha una cruz crística dorada. De cada extremo del brazo horizontal (se llama PATIBULUM) colgaba un plato dorado, formando una balanza.

En ese momento se veían en los Cielos muchos coros de ángeles que cantaban y alababan a la Madre Divina.

Entonces, desde los Cielos, Ella hizo una expansión e irradiación de energía sobre todos nosotros. Nuestras almas se elevaron rápidamente hasta donde la Madre Celestial se encontraba y Ella las colocó cerca de Su Corazón. Después las hizo descender de regreso a nuestros seres.

Momentos más tarde, manifestó dos grandes medallas de color plata, una en cada Mano. Cada una de esas medallas tenía la imagen del Cristo Redentor; Él estaba con los Brazos abiertos irradiando mucha Luz. En ese momento, la Madre Divina repitió varias veces:

“Redención, Redención, Redención”.

Después, detrás de Ella se abrió otro Cielo, más profundo, donde había más seres angélicos que estaban muy distantes. En un punto más alto en el Cielo, encima de la Madre Divina, apareció Cristo con Su aspecto de Cristo Redentor y sobre Él, en un punto más elevado aún, se manifestó una paloma blanca, que movía sus alas como si estuviera volando, pero se mantenía siempre en el mismo lugar. Esa imagen emanaba mucha Luz a partir de esas Tres Presencias.

Luego de unos momentos la imagen cambió. Ella descendió hasta el naranjo sobre el que apareció una corona de rosas y otras flores que tenía la forma de una arcada, era muy bella y con muchas flores.

En ese momento, la Madre Divina manifestó frente a Su Pecho una gran rosa roja que sostenía con ambas Manos. Y nos dijo:

Yo Soy la Rosa Mística, vengan a Mí, toquen Mi Manto.

Yo Soy la Rosa Mística, vengan a Mí, toquen Mi Manto.

Luego, la Madre Divina nos pidió, a los tres hermanos que estuvimos presentes en Sus Apariciones durante el año 2007, que nos acercáramos al árbol. Al aproximarnos, Ella descendió un poco más y extendió Su Pie izquierdo, apoyándolo sobre una naranja. Nos pidió que tocáramos Su Pie y que sintiéramos Su energía. Nos transmitió algunas Palabras y al final nos dijo que no tuviéramos miedo, porque Ella nos protegerá.

Después de este relato, Fray Elías nos transmitió que la Madre nos pidió que todos oren la oración a la Madre Universal.

Pasadas algunas cuentas, Fray Elías comenzó la transmisión de las Palabras de la Madre Divina.
 

Hoy, vengo a pedirles que lleven en sus corazones Mi Rosa Mística, una Rosa Espiritual que nació en Nazaret.

Entre la oración y la carpintería de José brotó la devoción cuando aceptamos, como padres e hijos el cáliz; algo que estaba lejos de Nuestra comprensión. Pero la Luz de los ángeles Nos guio en el Propósito del cumplimiento de lo desconocido.

El Arcángel Gabriel se Me presentó treinta y tres veces después de la elevación de Mi Hijo, y allí comenzó Mi tarea como profeta de los nuevos tiempos, como la Madre que debía comenzar a acoger a todos Sus hijos para llevarlos hacia el Padre.

Cuando me elevé, Mi tarea se amplió en todos los niveles y en todos los sentidos, niveles que hoy no comprenderán, pero que son luces divinas que todos pueden acoger dentro de sus corazones.

Hoy, Mi Rosa Mística se manifiesta delante de ustedes para que reciban Mi Paz y Mi Redención.

Yo Soy la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad, el Espíritu Superior que está descendiendo a los corazones en este último tiempo.

Lleven con ustedes Mi Mensaje de Paz, para que en sus corazones brote Mi Corazón Inmaculado. Encuentren refugio dentro de Mí, sobre Mis rosas y debajo de Mi Manto, para que puedan caminar lejos de los senderos de las tinieblas que se están asentando primero en las mentes y después en los corazones.


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Ahora, la Madre Divina, está levantando un cetro, que en la parte superior tiene una cruz dorada.


Esta es la redención para la humanidad, la llegada del Cristo Nuevo, de un Cristo aún más misericordioso de lo que podemos comprender con el intelecto.

Yo estoy aquí desde hace siglos y en varias partes del mundo, custodiando a los corazones hasta la llegada del Maestro. Ustedes ya saben, Él está reapareciendo, primero en la consciencia, después en los corazones, y así Él descenderá a Su antigua Tierra. Él retornará renovado como un Corazón Sublime de Paz y de Amor para las almas.

Pero primero, pasará la Justicia Divina y la profecía inicial que Él ha dado: “La paja se está separando del trigo”, tiene que florecer a través de Mí y luego nacerá el fruto.

No busquen y no esperen encuentros sublimes, sino oraciones más profundas en las que se unan a Mí y a Mi Inmaculado Corazón, el que debe resplandecer sobre sus seres y sobre todos Mis hijos que claman por Mi Voz.

Yo Soy la Reina del Amor, la misma Reina de la Paz, la que les trae el Mensaje victorioso a los que han caído, a todos los que no pueden levantarse y a todos aquellos que deben curar el dolor profundo que solo Yo conozco.


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

La Madre está elevando Sus manos hacia el Cielo y ha comenzado a descender una luz celeste.


Elevo hoy Mis Manos al Cielo, para que encuentren refugio en cada parte de Mi Ser. Así podré protegerlos como a pequeños niños que deben caminar en este tiempo final.

Guarden Mis Mensajes en sus corazones y prometan orar por Mi Paz, porque así Yo confiaré en cada uno de ustedes y en cada uno de Mis hijos. Enseñen a todos cómo orar de un forma simple y sincera, venciendo los límites de esta realidad y abriendo el corazón para encontrarme.

Yo Soy la Llama Resplandeciente de la Trinidad, el Nuevo Espíritu Santo que desciende, un Espíritu que todos conocerán y que no estará distante de sus realidades.

Una Gracia desciende, aun cuando este mundo se purifica. Todos pasarán por la puerta de la purificación, pero quien se recoja en Mí encontrará la fuerza para seguir adelante unido a Mi Corazón que brillará en su camino, para poder andar sin descanso.

Estos son Mis Mensajes en estos tiempos, en que se unen las realidades superiores, los Cielos con la Tierra, y ahí deberán estar preparados para encontrarme como la Guardiana de la Oración y para que contemplemos juntos los misterios que ocurrieron en Jerusalén.

Estamos reapareciendo no solo en el centro de este mundo, sino en todas las partes de él, para que Mi Mensaje de Paz se difunda hacia más corazones que sufren.

Hoy, están recibiendo una Gracia especial: la Rosa Mística de Mi Corazón, que se debe difundir en la oración.

Si piensan en Mi Rosa, pensarán en Mí y Yo estaré unida a ustedes repartiéndoles Gracias a los corazones que se abran y comprendan los misterios desconocidos para sus realidades.

El Cielo está descendiendo sobre este lugar y esto está más allá de las consciencias, esto es parte de Mi Ministerio de Redención y de Rescate en este último ciclo.

Este lugar será un Centro de Oración, al igual que lo es Medjugorje desde hace algunas décadas; porque ahora Dios Me ha pedido, frente a ustedes, que coloque Mis Ojos, Mis Manos y Mi Corazón, junto con Mi Luz, sobre este lugar.

Esta es la Nueva Aurora que está naciendo y en la cual deben confiar, una Aurora Celestial que brilla en la oscuridad. Llamen por esta Aurora, que es Mi Aurora, que es la que amanece frente a ustedes para encender los corazones que están oscuros por la incomprensión.

Si oran Conmigo, tendré predilección por ustedes, guías internas que se unirán a Mí a través de la oración, en un diálogo continuo de voz a voz.

Se unirán tres principios para esta Tierra, que están naciendo por segunda vez, por la obra de Mi Propósito Celestial, por la Luz que desde Mis Manos brota y que nace desde Mi Corazón Inmaculado para todos, enfermos, sanos, despiertos, dormidos, conocidos y aún por conocer, a todos los busco, una y otra vez, a través de Mi oración predilecta.

Está llegando el Cielo sobre ustedes, un Cielo que no comprenderán. Escuchen Mi Voz que está surgiendo en esta parte del mundo para los que la necesitan. Abracen y acepten Mi Llama Interior, Mi Fuego predilecto, para que tengan fuerzas para caminar por donde parece oscuro y desconocido.

Lleven Mi antorcha de la Paz como una llama interior para que haga brotar más fuentes dentro de sus corazones, corazones que deben redimirse y perdonar el pasado.

¡Sientan Mi Voz, escúchenla!

Soy la Reina de la Paz, el Sendero del Amor, el Ave Misericordiosa que derrama Sus Gracias sobre los que no las merecen.

Enciendan sus corazones y sigan confiando en Mí para encontrar el camino correcto hacia el universo celestial. Todos ustedes deben retornar a estos Cielos a través de Mi Corazón que está abierto.

Estaré aquí hasta el próximo viernes, para seguir derramándoles Mi Luz a los que no la ven y no la sienten. Si están unidos a Mí, sus vidas se transformarán para que el calvario se alivie y alcancen la Luz que está frente a sus ojos.  Yo Soy la Luz que viene de Dios, Yo Soy una de las Fuentes que ha nacido en este mundo para ampararlo y rescatarlo.

Escuchen Mi Voz, para que tenga eco en sus corazones y oren Conmigo por la Paz en este mundo.
 

Todos juntos oramos la Madre Universal por tres veces.
 

El viernes próximo, a las 20:00 h, llegarán aquí y cada uno encenderá una vela que representará la llegada del Cristo Redentor en este tiempo. Cuando Yo aparezca, las apagarán porque Mi Luz los iluminará.

Algo les revelaré a los que permanezcan en oración Conmigo.

Siembren la Paz en todos los corazones y caminen en la confianza de Cristo, Nuestro Señor.
Yo Soy la Concepción que una vez más está naciendo en los corazones.

Por el Fuego Ardiente que nace desde el Corazón de Cristo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

¡Gracias por responder a Mi llamado!


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Ahora se está elevando lentamente hacia una parte del Cielo donde hay un coro de ángeles formado en dos filas, dejando un corredor entre ellas por donde Ella está caminando.

Se ha dado vuelta y abriendo el orandio extiende Sus Manos hacia abajo y forma un pequeño corazón rosado que brilla.

La Madre desaparece y se desvanecen todas las imágenes.

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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