APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA, EN NAVARRA, ESPAÑA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Queridos hijos, haciendo tres veces la Señal de la Cruz, con reverencia y gratitud, estarán santificando sus vidas, estarán iluminando sus caminos, estarán alcanzando el Propósito de Dios.

Como Madre de ustedes y como Virgen del Carmen, hoy Me presento con esta Faz, también preparando el próximo 16 de julio, día especial en el que la Virgen del Carmen es conmemorada y reconocida como la Madre y Guardiana de todos los consagrados, de todos los que buscan incesantemente alcanzar el camino crístico, seguir las Huellas de Mi Hijo e imitar Su Vida Divina.

Hoy, estoy aquí con alegría, sin esconderles la tristeza de Mi Corazón. Vengo aquí como la Madre del Santo Escapulario a recordarle al mundo esa sublime Gracia, concedida por los Cielos a través de los objetos sagrados; porque las almas necesitan el Santo Escapulario no solo por su protección, sino también por su unión interna con el Reino de los Cielos y, en especial, con el Corazón de Mi Hijo y Mi Inmaculado Corazón.

Hoy, estoy aquí, sobre este lago de Luz, para purificarlos y para consagrarlos una vez más, así como Mi Hijo fue consagrado y purificado en el Río Jordán durante Su Santo Bautismo.

De esa forma, a través de este lago de Luz, vengo a renovar y a restablecer el don de la Paz, una Paz tan necesaria y urgente en estos tiempos de caos; una Paz que muchos corazones pierden día a día, sin poder volver a encontrarla.

Por eso, esto es motivo de vivir en la escuela de la ardiente oración, no solo para que esa Paz vuelva a los corazones desesperados y que han perdido el motivo de vivir en este planeta, sino también para que el don de la Paz, que reverbera incesantemente en el Corazón de Dios, para todo el universo, retorne a este planeta, especialmente a las naciones que están siendo martirizadas y destruidas por la guerra y los conflictos de estos tiempos.

Esa es la tristeza que guarda Mi Corazón por toda la sangre inocente que aún sigue siendo derramada, y que tiene un precio incalculable que nadie puede pagar.

Por eso, queridos hijos, sigan orando de corazón por la paz en el mundo, por la paz en las naciones, por la paz en los pueblos, por la paz en cada corazón humano y en cada familia, porque está llegando el gran tiempo y el gran momento de la dolorosa purificación.

Pero si están en oración Conmigo, unidos a la Virgen del Carmen, les aseguro, queridos hijos, que no perecerán; porque el Fuego del Espíritu Santo guiará sus vidas, iluminará sus caminos y los mantendrá cerca del Propósito Divino de Dios.

Mientras tanto, Mi Corazón Inmaculado y el Corazón de muchas Jerarquías del universo trabajan incansablemente para que esta paz no se pierda en el mundo. Porque si falta la paz en el mundo, queridos hijos, falta el amor, falta la fraternidad y, así, es muy difícil para muchas consciencias erradicar el maligno espíritu de la indiferencia.

Por eso, sigan orando para que no pierdan la sensibilidad de poder ver, delante de ustedes, la necesidad en cada lugar, en cada situación y en cada hermano.

La unión entre las consciencias y, en especial, entre los pueblos y entre las naciones, está siendo socavada, está siendo destruida por Mi enemigo.

Deben saber, queridos hijos, que, de faltar esa paz tan necesaria en estos tiempos, faltará la luz, faltará el amor, faltará la sabiduría y la compasión.

Por eso, que sus vidas sean instrumentos de esa paz, sean puentes para el descenso de las Gracias por medio de la fervorosa oración del corazón.

Les vuelvo a repetir, queridos hijos, que no se cansen, que se mantengan sosteniendo con sus manos la Antorcha de Luz de Cristo y el Estandarte de Su Paz; porque en muchos lugares son necesarios esa Paz, esa Luz y ese Amor para que rescaten a los corazones perdidos, sufridos y olvidados.

Como Virgen del Carmen, vengo a recordarles, pero también vengo a entregarles, a cada uno de Mis hijos, la ciencia de la Gracia concedida a través de los objetos sagrados, en especial del Santo Escapulario.

Porque cada día que pase, las almas inevitablemente necesitarán esos objetos sagrados para poder atravesar estos tiempos con un mayor espíritu de fe y de confianza, no en algo material, sino en algo profundamente inmaterial y espiritual, que estos santos objetos sagrados les proporcionan a las almas.

Así como su Madre Celeste hoy lleva en Su Mano el Santo Escapulario, ofreciéndoselo al mundo; así, quisiera que más hijos Míos lo tengan consigo; para que, en el día de la muerte, las almas estén protegidas y amparadas por el Amor y la Luz de Mi Amado Hijo.

Así, la devoción en los corazones será renovada. Así, las Gracias serán abundantes; porque aquí, en el Reino de los Cielos, está todo para Mis hijos, está la Fuente inagotable de la Gracia de Dios, de Su Amor, de Su Compasión y de Su Misericordia por el mundo.

Las almas necesitan generar esos méritos y ese espacio para que las Gracias de Dios desciendan a la humanidad y las almas sean colmadas por los Tesoros del Cielo.

Hoy, en esta nueva misión que comienza a través de Navarra, en el norte de España, queridos hijos, acompañarán a su Madre Celeste, en esta ocasión, en esta importante tarea para que la paz se establezca en el mundo y especialmente en Europa del Este; para que la humanidad, en esta superficie, deje de usar las armas e intentar conquistar los espacios que no le pertenecen, porque muchos son los que sufren por las guerras y los conflictos.

Es necesario que Europa abra aún más su corazón y no tanto su mente, que busque la unión incesante con Dios, porque así estará en comunión divina y no en indiferencia.

Así, la Virgen del Carmen, por cada lugar que pasa, por cada lugar en el que que peregrina, en cada punto de este planeta, en cada región de esta humanidad, enciende los Tesoros Internos guardados preciosamente por todas las Jerarquías; revelándole al mundo y, en especial, a todos los mundos internos, las Gracias incalculables e inextinguibles que existen en estos Sagrados Recintos de Luz, en donde está todo para que la humanidad comience de cero.

Yo les agradezco por estar hoy aquí Conmigo y una vez más reflejo sobre el espejo de este lago la esencia de Mi Paz, para que la paz esté en el mundo y especialmente en los corazones más necesitados.

Y en nombre de Mi Hijo, como la Virgen del Carmen, Yo los vuelvo a bendecir en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Sigan las Huellas de Luz de su Madre Celeste.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Siempre retornaré al mundo por una causa de bien y de perdón, porque deseo ardientemente que todos Mis hijos se reconcilien con el Padre Celestial. Él, desde Su Fuente suprema, tiene Sus Brazos abiertos y Sus Manos extendidas hacia el mundo. Su Corazón impulsa a todos por medio del Amor, Su Corazón se enciende en Compasión y en Misericordia.

No crean, hijos Míos, que todo lo que sucede en el mundo es por causa de un castigo divino, lo que hoy sucede en la humanidad es por causa de la indiferencia y de la omisión de la Ley que muchos hijos Míos han realizado en estos tiempos.

Por eso, Yo los invito a retornar al Corazón de Dios, porque en el Corazón de Dios comprenderán todas las cosas. Yo los invito, una y otra vez, de forma incansable, a volver su mirada hacia Dios.

Dios aguarda a cada uno de ustedes, Sus hijos, los aguarda para poder abrazarlos y consolarlos, los aguarda para poder impulsarlos a través del Espíritu Santo. Hijos amados, Su universo está tan lleno de Gracias y de Misericordias, que ya no caben en el Corazón de los Mensajeros Divinos.

Precisamos derramar sobre el mundo el Perdón y la Misericordia de Dios, pero aún son muy pocos corazones que se abren para poder amar ese misterio, para poder recibir en su vida todas las Gracias de Nuestro Creador.

Él está esperando en este momento, así como esperó que el pueblo en el desierto pudiera alcanzar la Tierra Prometida. La Nueva Tierra que llegará es la Tierra de la Nueva Humanidad. Yo los invito, hijos Míos, a que conscientemente se postulen para eso, permitan que sus almas caminen hacia esa aspiración y hacia ese propósito. Así, muchas situaciones serán aliviadas, muchas catástrofes serán evitadas, el sufrimiento será disuelto en los corazones si tan solo las almas se vuelven hacia Dios.

Vengo a repetir un Mensaje semejante al que una vez entregué en Fátima. Hoy, Mi Corazón viene a implorarles, hijos Míos, que ya no sufran más, que ya no vivan más en el caos, en la adversidad o en la batalla.

Hijos Míos, ríndanse, vuélvanse hacia Dios. Él espera sentir sus corazones y almas muy cerca, tan cerca que cada uno de ustedes pueda ser invadido y colmado por el Amor de Dios. El Padre Eterno creó su humanidad para que siempre vivieran dentro de Su Ley del Amor y de la Unidad.

Hijos amados, miren hacia su alrededor, vean cómo está el mundo, miren cómo están los Reinos de la Naturaleza, miren cómo están los pueblos y las naciones en este momento. ¿Cómo es que llegará la cura de esta pandemia si los corazones no se vuelven hacia Dios y abandonan al dios de las modernidades, de las tendencias o hasta aun, el dios creado del aborto?

Hijos amados, Yo les ofrezco Mi Vientre de Luz universal para que pueda gestar los nuevos Atributos del Padre Eterno en ustedes, les digo de los nuevos Atributos porque muchos ya los perdieron.

Deseo que, a través de Mi Corazón materno, por medio de los rayos de Mi Corazón, pueda entregarle al mundo los mismos atributos y virtudes que recibió el antiguo pueblo de Israel.

Hijos Míos, no se olviden de que ustedes son parte de las tribus de Israel, porque algún día todo retornará a su origen y muchos de Mis hijos, que hoy se postulan para la Nueva Tierra, tendrán la Gracia de ser partícipes de la experiencia próxima del Reino de Dios, de una experiencia viva y no mental.

Yo les pido, hijos amados, que se sirvan de Mi Inmaculado Corazón, Mi Corazón es el puente que siempre los llevará a Dios.

¡Cuánto sufrimiento veo en este mundo!

¡Cuánto dolor padezco cerca de cada uno de Mis hijos del mundo entero!

¿Quién Me acompañará en esta batalla?

¿Quién elevará hacia lo alto la antorcha de Cristo?, para que las tinieblas de este mundo sean disipadas y las almas ya no sean más abducidas por los infiernos de la Tierra.

Hijos amados, no tengan miedo, pero este es el tiempo del Armagedón. Abran sus ojos y erradiquen de ustedes toda indiferencia. Que sus corazones sean inundados por el Amor de Dios, porque así los ángeles del Padre descenderán más hacia la Tierra y auxiliarán en las causas y situaciones imposibles.

Yo les dije una vez que soy su Abogada Celestial. ¿Ustedes creen en eso, hijos Míos?

Después de más de treinta y seis años en Medjugorje, sigo aquí en Sudamérica y, desde aquí, le entrego a todo el mundo Mi Mensaje de Amor y de súplica para todos los corazones que aún necesitan ser transformados por la oración.

Superen las barreras que se han impuesto, trasciendan los límites que se colocaron y cierren las puertas al mal. En su donación está la clave del fortalecimiento de la llama de su fe. En su caridad está la clave que los librará de ustedes mismos para siempre.

Cuantos más hijos Míos sirvan en el mundo, mayores serán las Gracias que descenderán a la Tierra, a los que están sumergidos en el sufrimiento, en las guerras y hasta en la maldición.

Pero Yo vengo del Cielo, en este momento, trayéndoles a todos el Reino de Dios, reconsagrando sus corazones en cada nuevo encuentro.

Yo les dije, en el mes anterior, que agosto es un mes de renuncias y de pequeños sacrificios. Aún son insuficientes las ofertas que Me están llegando. No necesito de grandes sacrificios, necesito de pequeños sacrificios hechos por amor, que retiren sus corazones y vidas de la comodidad o hasta de la misma rutina.

Hijos amados, si no nos unimos, no seremos fuertes en Cristo; pero si nos unimos de verdad, juntos venceremos en esta transición planetaria. La verdadera transformación se dará en sus corazones, en sus vidas.

Delante de Mi Corazón maternal, aún contemplo todas las necesidades del mundo, especialmente las necesidades de las almas, porque muchas de ellas tienen sed de Dios, sed de Amor y sed de Paz.

Ahora, es el tiempo de que Mis ejércitos orantes estén enteros y disponibles para esta batalla. Recuerden que muchos de ustedes están debajo de Mi Manto, Yo los vuelvo invisibles e imperceptibles por medio del poder de la oración del corazón.

Que sus plegarias se expandan, que sus plegarias aumenten hasta que consigan sentir que están tocando el Cielo de Dios, hasta que tengan la absoluta certeza de ya aprendieron a sentir el Corazón de Dios. Hijos amados, es tan simple que muchos no lo hacen.

Yo los invito, por medio de este Mensaje, a renovarse en el compromiso de la oración; en esta escuela orante, que Yo les ofrezco a través de los tiempos, tienen la Gracia de subir los escalones hasta poder alcanzar el Cielo, por medio de las experiencias de los grados de amor.

Hoy, vengo como una Madre que suplica. Hoy, vengo como una Madre que implora. Vengo como la Madre que los ama en la perfección que Dios ha colocado en cada corazón.

En su donación, superarán los límites de la consciencia y, superando esos límites materiales y mentales, sabrán ayudar, hijos Míos, a los que más lo necesitan, a los que se bloquearán a sí mismos en este tiempo de transición.  

Pero tengan presente algo, la cura y la redención están disponibles para todos, confíen en ese misterio que Cristo ha entregado en la Cruz, derramando Agua y Sangre de Su Corazón para poder purificar a todo el planeta, a todas las consciencias y, más aún, a todo el universo.

Siempre que lo necesiten, retornen al misterio del Amor de Mi Hijo. Su Corazón también está abierto y expuesto para todos por medio del sagrado misterio del Sacramento de la Eucaristía; cuanto más amen la Eucaristía, más se librarán de todas las dificultades y problemas, porque la Luz de Cristo siempre será invencible. Y aun los que comulgan de forma espiritual en este momento, y que no pueden recibir la Sagrada Eucaristía, que no se aflijan.

Por medio de este portal de la Misericordia de Nuestros Sagrados Corazones, Dios ha concedido la Gracia y también la indulgencia para que los corazones que participen de la comunión espiritual por medio de esta Obra, siempre estén protegidos y amparados por Nuestros Corazones, a pesar de lo que vivan o de lo que transiten. Solo les pido que la sagrada Comunión Espiritual, que es ofrecida con esfuerzo y esmero, no sea un momento más, no sea un pasaje más, sino el momento más importante del día, en el que sus corazones estarán delante de Cristo para recibir Su Amor, el Amor que siempre los fortalecerá y los salvará.

Hoy, a Mis pies, también recibo todas las intenciones que escriben para esta Obra, como también las intenciones de los corazones que a través de los últimos años se adhirieron a la Obra de los Mensajeros Divinos y que, en sus familias y naciones, viven problemas difíciles. Hijos amados, ofrezcan esas experiencias como una gran renuncia de sus corazones, pero también como un gran sacrificio de amor por Mi Hijo. Sepan que yo estoy al lado de cada uno de los que Me necesitan. Estoy caminando a su lado, Yo soy su Madre y siempre los ayudaré, porque Mi Amor aún deberá ser descubierto por ustedes.

Solo cuando amen el misterio que hoy les traigo; solo cuando amen los Mensajes que Yo les he revelado a través de los tiempos, no solo aquí, sino también en otras Apariciones del mundo; les aseguro, Mis amados hijos, que conocerán el Amor de María, un Amor incansable, un Amor paciente y renovador, un Amor de Madre que acepta, que no juzga, que acoge, que cura, que sana, que comprende y que acompaña. Ese es el Amor que espero de cada uno de Mis hijos, especialmente de las madres de la Tierra que sufren en estos tiempos el calvario de sus hijos, la incomprensión de los corazones, la pérdida de las almas en todo lo que hoy les ofrece este mundo.

Pero Yo invito a todas las madres de la Tierra a unirse a Mi Espíritu maternal, porque en este momento y en este tiempo, Mis queridas madres, hay muchos hijos que acoger, hay muchos hijos que adoptar espiritualmente. A través del corazón de cada madre de la Tierra, Yo siempre lo transformaré todo y fortaleceré a los discípulos de Cristo, soy la Madre de la cruz de esta humanidad.

En este trece de agosto, Mi Corazón cierra un ciclo en este lugar, para comenzar un ciclo más amplio y profundo, espiritualmente en Europa; y aspiro a que esto también sea posible en Asia y Oceanía, que después de las Apariciones de Akita todos esos pueblos esperan Mi llegada y Mi retorno.

Me encaminaré en una tarea desafiante, sostenida por cada uno de Mis hijos por medio de la fidelidad en la oración del corazón y, aún más, en la fidelidad en la Sagrada Comunión con Mi Hijo.

Para que este ciclo sea bendecido, vengo a celebrar extraordinariamente la Eucaristía, en compañía de los ángeles de la transubstanciación de la Iglesia Celestial de Cristo.

Y, antes de pasar a ese momento, quiero agradecer a todos los que se mantienen firmes y fieles a la Obra de los Sagrados Corazones y a los que se animan, día a día, a ofrecer sus experiencias o hasta su propia purificación por el triunfo del Plan de Mi Hijo. Y también, quiero agradecer que el Reino de Aurora haya abierto las puertas a Mi llegada, para que la Madre de Dios, en esta nueva etapa, llegue con Su Mensaje a más lugares del mundo, a lugares más lejanos de la Tierra a donde con muy pocos llegaré, pero seré acompañada fielmente por cada uno de ustedes a distancia.

Después de este ocho de agosto, han ingresado en la escuela de la unidad interna, en donde no existe separación, límites ni fronteras; en donde solo existe la unidad y la omnipresencia entre los corazones.

Para terminar, después del ejercicio de la Comunión Espiritual que ahora celebraremos, quiero que el coral ofrezca a Mi Corazón maternal el Ave María de Gómez, como una súplica que deberá resonar en este universo y, principalmente, en todos los corazones.

Que este Mensaje resuene por mucho tiempo, hasta que cada una de las almas comprenda y entienda lo que Yo necesito para este Plan de Salvación.

Ofrezcamos a Mi Hijo este momento, que Él los unja con Su Luz espiritual y que el espíritu del apostolado y de la misión se fortalezca en todos los que se ofrecen para vivirlo fielmente. Y que este espíritu de apostolado y de misión se multiplique en los que deben autoconvocarse para esta sagrada tarea.

Celebremos.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Señor Jesús, en Presencia de Tu Madre Celestial, Te pedimos que recibas este Sacramento, que aceptes esta oferta de cada corazón que cree en Ti y que vive por Ti.

Te pedimos, Jesús, que santifiques este Altar, pero que también santifiques nuestra vida, para que podamos ser el ejemplo que Tú esperas, en la humildad de la vida, en la simplicidad del corazón; junto a todos Tus ángeles de la transubstanciación, elevamos este sacrifico del Altar, no solo para recordar la Pasión que tu viviste por nosotros, sino también para dar honor y gloria a Tu legado, a Tu legado de Amor y Redención.

Nos despojamos, nos vaciamos y nos entregamos, Señor, a los pies de Tu Iglesia Celestial, para que Tú, Rey del Universo, Señor de los Señores, Maestro entre los Maestros, seas quien celebre este momento junto con nosotros, por medio de la fuerza y el poder de Tu Corazón misericordioso. Amén.  

A pedido de Nuestra Señora, reconocemos nuestras faltas en el silencio del corazón y las reparamos por medio del don del perdón que brota del Corazón de Dios.

Y así, ofrecemos este momento por la sagrada tarea, por el Sagrado Propósito de Nuestra Señora para toda Europa y Asia, como también para África.

En la noche que Jesús iba a ser entregado, reunió a Sus apóstoles para ofrecerles el mayor testimonio de Su Amor, por medio del pan y del vino transubstanciados. Fue así, que Cristo tomó entre Sus Manos el pan y, elevándolo a Dios, lo ofreció en sacrificio y en entrega, pidiéndole al Padre Eterno que fuera transubstanciado en Su Cuerpo.

Enseguida, Jesús lo partió, y ofreciéndolo a Sus compañeros, Él les dijo: “Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo, que será entregado por ustedes para el perdón de los pecados”.

Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Amén. 

Adoramos y reconocemos el Sagrado Cuerpo de Cristo.

Antes de terminar la Cena, antes de partir hacia el Huerto Getsemaní, en donde confirmaría Su entrega delante del Padre Eterno, con la dulzura de Su Corazón y la compasión de Su mirada, Jesús tomó entre Sus Manos el Cáliz, lo elevó y lo ofreció al Padre para que fuera transubstanciado en Su Sangre.

Enseguida, Él lo pasó a Sus compañeros diciéndoles: “Tomen y beban todos de Él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la nueva y eterna Alianza, que será derramada por Su Redentor para la remisión de todas las faltas. Hagan esto en memoria Mía hasta que Yo retorne al mundo”.

Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Amén. 

Adoramos y reconocemos la preciosa Sangre de Cristo, junto a los ángeles de la transubstanciación.

He aquí el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Felices los que se autoconvocan para servirse de este Sacramento, porque Cristo nos ha prometido la vida eterna.

Oración: Padre Nuestro. 

Que la Paz de Cristo descienda a la Tierra e ingrese en cada corazón.

Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, 
pero una Palabra Tuya bastará para sanarme. 
Amén.

En este momento, hermanos, unidos a cada hermano del planeta que participa este sagrado encuentro con Nuestra Señora, ofrecemos y anunciamos la Comunión Espiritual.   

Oremos:

Santísima Trinidad,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
os adoro profundamente 
y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, 
Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo,
 presente en todos los sagrarios de la Tierra,
 en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias 
con que Él es ofendido.
Y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón
y del Inmaculado Corazón de María,
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén.

 

Hijos, todo ya ha sido consumado.

Ahora y siempre, les agradezco por responder a Mi llamado.

Los bendigo, bajo la Luz de Cristo, que los fortalece y los anima a seguir adelante, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Y cerramos este encuentro, respondiendo al pedido de Nuestra Madre, escuchando el “Ave María”.

APARICIÓN RESERVADA DE LA VIRGEN MARÍA EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, CON MOTIVO DEL 7.° ENCUENTRO ANUAL DE LOS HIJOS DE MARÍA

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

No dejes que se apague la luz de tu corazón.

Yo he venido aquí para ayudarte y acompañarte. He venido aquí por cada uno de Mis hijos, en este día especial en el que la consagración es la premisa para cada una de sus consciencias, porque el momento final se aproxima y ustedes lo están viviendo.

Anímate, hijo Mío, a ingresar en este calvario al que Nuestro Señor te llama a vivir y a experimentar.

En esta pausa sucedida, entre batalla y batalla, anímate a cargar con la cruz que Él te está entregando para que esta Cuaresma sea una victoria, sea un triunfo para Dios.

Tú sabes que el amor siempre triunfará, el amor nunca perecerá.

El mal no conoce el amor, por eso el mal agrede y ataca. Su furia es desconocida, pero su debilidad es muy grande.

Mientras ames y vivas en la fe, todo se transformará, por más difícil que parezca.

Ahora, la cruz que debes cargar en este calvario, al cual estás ingresando, es la cruz de la humanidad, la cruz espiritual que muy pocos se animan a llevar sobre sus espaldas, que muy pocos se arriesgan a sentir y a soportar, así como lo hizo Mi Hijo.

¿Acaso no crees que te es posible cargar con esta cruz?

Este es el camino de los Nuevos Cristos. Este es el camino de los soldados, de los Hijos de María.

No solo la oración, día a día, te sostendrá, te purificará y te elevará, sino también tu entrega y sacrificio verdaderos por Nuestro Señor, para poder compensar la gran deuda que tienen el mundo y la humanidad.

Dios no derrama sufrimientos sobre Sus hijos. Dios derrama Sus Misericordias y Sus Gracias, pero aún pocos las pueden reconocer, las pueden apreciar y valorar.

Por eso, hijo Mío e hija Mía, resígnense y sean humildes para poder percibir el vasto universo de Dios, para poder contemplar todo lo que Él quiere entregarles.

A medida que pase el tiempo, mayor será la definición. Este es el momento de vivirla y de experimentarla.

Esta es la Cruz del Apocalipsis.

Vestir parte de Mi Manto celeste no es solo una bendición y una Gracia, es un compromiso, es una responsabilidad, es vivir la fidelidad a Dios a través de Mi Corazón Inmaculado.

Yo los preparé en estos años para este momento y hoy recibo con amor las aspiraciones de muchos hijos Míos que quieren consagrarse.

Este tiempo material y los acontecimientos del mundo impiden que Mis hijos se reúnan. 

El mal ha llevado adelante un proyecto desconocido sobre ustedes. Ha paralizado a la humanidad entera, porque la humanidad es muy ignorante e inconsciente. Pero la fe puede renovar todas las cosas. La oración puede transmutar todas las cosas. El sacrificio repara y enmienda los errores del mundo entero.

Mi Hijo espera que existan corazones que se ofrezcan como víctimas de Su Amor, que existan corazones que puedan vivir lo que Cristo tanto espera; que no solo puedan recibir de Mi amado Hijo Su Misericordia, sino también Su dolor, Sus espinas y Sus llagas espirituales.

Este es el Encuentro de los Hijos de María que cierra un ciclo, por ser el séptimo.

En verdad, hijos Míos, Dios no esperaba que la humanidad llegara a este punto y a esta situación, pero llegó, y así está. 

Por eso, los invito a resurgir de las cenizas; los invito a resurgir de la tribulación, del desierto; a salir del pecado, de la mentira, de la soberbia, de la arrogancia y de la vanidad. Los invito a vivir la obediencia, la fidelidad, el compromiso, la responsabilidad, la lealtad y, sobre todo, el amor, el Amor Crístico.

En esos sagrados atributos, Mi Hijo se apoyará para hacer de sus vidas y corazones apóstoles de Cristo.

Su misión está en la convicción de vivir en Cristo y por Cristo, y no de vivir una vida de ilusión material o espiritual.

Hijos, este es el tiempo de asumir el pesado madero de la cruz de la humanidad, para que el mundo se libere para siempre del estado en el cual se encuentra, del lugar en donde se ha quedado desde hace siglos.

Yo solo puedo orar por ustedes y animarlos a seguir adelante, a no bajar los brazos y a atravesar este turbulento tiempo de inestabilidad y de desafíos; tiempo desconocido que nunca una humanidad vivió ni atravesó.

Ustedes son una raza en transición, un proyecto que ha quedado inconcluso y que debe finalizarse. Un proyecto humano que debe realizarse, así como comenzó una vez en el sagrado pueblo de Israel. Ustedes son su descendencia, son sus nuevas tribus.

Cristo necesita gestar, en los corazones verdaderos, Su Proyecto de Retorno. Mientras eso no suceda Él no llegará.

Ruego al Padre Eterno para que llegue ese momento, porque como Madre, sufro por un mundo en caos, en sufrimiento, en agonía y en dolor.

Todas las huestes angélicas, que Me acompañan, ayudan al planeta en todo lo que es posible. Mi Manto envuelve a todas las naciones, pero aún la humanidad no quiere desvincularse del mal.

Sean esa Luz de Cristo que el mundo necesita en este tiempo. Sean ese Sacramento realizado y concretado por la Misericordia de Mi Hijo, dando testimonio de Su Palabra y viviendo en la Eucaristía.

Los signos del Retorno de Cristo serán muy visibles para todos. Pero les pido, hijos amados, le pido al mundo entero que no forje el que se cumplan las profecías, no lo hagan, no lo hagan más. Que sus vidas sean una promesa y no un calvario. 

Que sus consciencias se unan al Proyecto de Dios y a Su Voluntad en estos tiempos en los que la batalla es muy dura y difícil; pero siempre vean a Mi Hijo, aquel Hombre de Nazaret que derramó Su Sangre por ustedes, hasta la última gota.

El suelo sagrado del planeta fue testigo de ese acontecimiento y no lo puede perder ni dejar de valorar.

Ahora aprendan, hijos Míos, a soportar su propia pasión, sus propias agonías e incertidumbres, para que triunfe la purificación del mundo y la liberación de las almas.

En este 13 de marzo de 2021, una puerta espiritual se abre para que todos los Hijos de María la atraviesen. Es la puerta del sacrificio maduro, de una cruz madurada que son invitados a cargar, espiritualmente, junto con Mi Hijo. 

Yo les pido que no se justifiquen ni tampoco se lamenten. Los invito a realizar este trabajo silenciosamente, unidos de corazón a corazón, al gran Corazón de Cristo, el Rey Universal.

Sus manos no conseguirán atender a muchas necesidades, no solo a las que están a su alrededor, sino a las que están en el mundo. Los soldados se reducen en las filas de los Comandos de Cristo. ¿Alguien más perecerá?

No es tiempo de retroceder, hijos Míos; permitan que el Espíritu del Gobierno espiritual de Cristo, los guíe y los ampare; los impulse a encontrar día a día el camino de la trascendencia y de la redención de todos sus aspectos humanos, porque a quien sirva de verdad y se entregue, nada le faltará.

La llamada de Cristo en este tiempo es contundente y clara.

Anímense a ser ese último rebaño y esa última tribu de Israel que está sobreviviendo al fin de los tiempos, porque en medio de la oscuridad brillará la Estrella que traerá la gran consciencia de Cristo al mundo, y Él pondrá fin a todo lo que hoy vive la humanidad, pero primero el planeta se limpiará a sí mismo.

Que todos tengan la oportunidad de enderezar sus caminos y de no olvidar los Mandamientos, que tantas veces se los hemos dicho.

Cuando no puedan más, hijos Míos, los invito a quedarse en Mis brazos, los envolveré con Mi Manto y les cantaré una canción para que puedan dormir, así como dormía al Niño Jesús.

Mi Corazón está pronto para acompañarlos. ¿El corazón de ustedes está pronto? 

Que esta consagración y renovación de votos se profundice en cada hijo Mío. Es necesario orar más para que no se pierda la paz y, especialmente, para que las almas tengan discernimiento en sus decisiones, porque ya nadie más podrá decir que Dios los está castigando.

Las consecuencias son generadas por sus acciones, por sus elecciones, sean conscientes de esto y no sufrirán. Que la estrella del compromiso de los Hijos de María brille en el pecho de cada ser y la ayuda llegará.

Hoy sean ungidos por la señal luminosa de la cruz.

Hoy sean bendecidos por la Madre Celeste.

Les agradezco a todos por haber llegado hasta este momento y hasta este tiempo.

Sigan los pasos de la Madre de Dios, pero que sus pasos sean de pies descalzos, despojados de sí y entregados en confianza al Creador.

Yo los bendigo con la Luz de Mi Hijo y renuevo, en este día, los votos de su consagración.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Apariciones extraordinarias
APARICIÓN EXTRAORDINARIA DE MARÍA, ROSA DE LA PAZ, EN LA CIUDAD DE NÁPOLES, ITALIA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS 

Vengo a ofrecerles, hijos Míos, Mi Rosa de Luz y de Paz, como medio para su conversión y redención. Esta Rosa de Luz es el símbolo de Mi Pureza original, la Pureza que proviene de Dios y de Su Fuente que fue amorosamente cuidada y preparada por los ángeles del Cielo, antes de que Yo fuera creada por Dios.

Hijos Míos, acepten esta Rosa de Luz que nace de la donación de Mi Corazón, no solo por Italia, sino también por las almas del mundo; por Mis hijos de África, por Mis hijos de Asia, de Oceanía y de las Américas. Esta Rosa de Luz que Yo les ofrezco es para todos.

De lo más profundo de Mi Alma, de lo más profundo de Mi Espíritu vengo a ofrecer a todas las almas de Italia esta Rosa de Luz, porque así el Padre Celestial podrá contemplar su pureza, su esfuerzo en la transformación y en la redención, y Él al ver la Rosa de Luz en cada uno de Sus hijos no derramará Su Justicia, sino derramará Su inmensa Gracia. Derramará todo el Amor que los creó desde el principio de la Fuente.

Hijos Míos, que esa Rosa de Luz esté en sus corazones como una comunión espiritual, interna y silenciosa con la Madre Celeste.

Vengo a traer este símbolo y este ejemplo de caridad de Mi Corazón, porque Yo deseo de Mis hijos su pronta conversión y redención, para que algún día alcancen el Reino de los Cielos y descenderán a la Tierra futura por medio de la Nueva Humanidad.

Si en ustedes está Mi Rosa de Luz podrán ofrecer, hijos Míos, un ejemplo de vida, de bondad y de caridad a los demás.

Europa nunca podrá olvidar que el servicio es el camino para encontrar la Piedad de Dios que tanto necesitan así como, otras regiones del mundo necesitan de otros atributos de Dios, no solo para transformar la vida completamente, sino también para vivir Su Santa y Divina Voluntad.

Con esta Rosa de Luz que hoy les traigo hijos Míos, Yo expongo ante Italia y ante todo el Universo la Pureza esencial de la Madre de Dios, uno de los más inmaculados y grandes misterios de Dios que proviene de Su Fuente inmaterial para todas las criaturas del Universo, para todas las galaxias, todas las estrellas y todos los soles.

Todo, absolutamente todo, cuando se abre a la vida interior es permeado por la Pureza esencial de la Madre de Dios.

Yo necesito, hijos Míos, que cultiven en ustedes este símbolo espiritual de la pureza para que aprendan, día a día, a recapacitar y a cambiar, para que aprendan a vivir en los Mandamientos de Dios, especialmente para que aprendan a cuidar de su planeta, de la humanidad y de los heridos Reinos de la Naturaleza.

Abran sus corazones, hijos Míos, para este misterio de Amor que hoy les traigo. Estoy intercediendo por ustedes, como nunca antes intercedí por Italia.

Por eso hoy vengo, hijos Míos, como la última Mensajera de Dios para anunciar la Luz de Cristo al mundo, la que se aproxima a la humanidad y a todo el planeta por medio de la Pureza de la Madre de Dios.

Necesito que sus vidas sean un ejemplo no solo en la caridad, sino también en el amor; y aprenderán a reconciliarse los unos con los otros. Así aprenderán, hijos Míos, a reconocer la Faz Sagrada de Mi Hijo en sus hermanos. Es lo que Mi Hijo hoy necesita de Italia, que todos reconozcan Su Santa Faz en sus hermanos y en sus semejantes, para que Él pueda establecer la Paz tan urgente en su pueblo como en el mundo entero.

Necesito, hijos Míos, que siembren en la Tierra la pureza de sus corazones porque la humanidad la ha perdido completamente.

La Pureza que proviene de Dios está dentro de ustedes, iluminará a la Tierra, a todo lo creado y a todo lo manifestado, y así, todo se transformará según Dios lo espera desde hace tanto tiempo.

Anímense, hijos Míos, a reencontrar su pureza y a preguntarse, dónde está. Yo Me ofrezco como su Madre y Reina por medio del camino verdadero de la oración para que reencuentren ese camino y ayuden a sus hermanos a poder reencontrarlo porque con ese simple acto de caridad, al expresar el amor y el bien en todo este pueblo de Italia, muchos más reencontrarán el sentido de estar aquí en la Tierra y antes de que todo suceda en el mundo, muchos se sentirán llamados a vivir el camino de la conversión.

Mi Hijo les entregó un tesoro incalculable para la humanidad por medio de los divinos Sacramentos para que estén siempre bendecidos, renovados y colmados por el Espíritu Divino de Dios que llega al mundo a través de Sus Mensajeros para abrir los ojos de su consciencia, para que vean más allá de lo material, también más allá de lo espiritual.

Es hora, hijos Míos, que despertando su Pureza original, también puedan ver la necesidad del mundo entero. Aprendan por medio del amor y del bien a cubrir las necesidades del semejante, a aliviar el sufrimiento, a traer la paz donde ya no existe, donde falta desde hace mucho tiempo.

En este momento, su Divina Señora enciende Su Corona de Luz, por medio de Sus Doce Estrellas, para iluminar a cada una de las naciones de Europa en este peregrinar con los Mensajeros de Dios, para sembrar en la Tierra los nuevos atributos, tierras áridas y muy secas donde la Fuente espiritual ya no existe más.

Pero, Yo les hago brotar como en Lourdes, el agua que los curará y que los salvará. Yo les ofrezco, hijos Míos, el Agua que brotó del Costado de Mi Hijo, el Agua espiritual y material que brota de Su Costado trayendo la luz al mundo y la cura a la humanidad.

Ejerciten todos los días, hijos Míos de Italia, pequeños gestos de amor y de servicio. Mantengan en armonía sus ciudades y sus pueblos. Cuiden de la higiene ambiental para que la salud nunca les falte. Amen y respeten lo que Dios les entregó. Contemplen y amen a los Reinos de la Naturaleza.

Construyan la ciudad de Nápoles por medio de esos gestos para que perciban, algún día, que un Universo espiritual lejano a la Tierra pero dentro de este universo, espera descender al mundo para despertar sus consciencias espirituales. Y así, como los antiguos patriarcas y profetas se encaminen con valentía y amor a vivir el Plan del Altísimo, así como Él lo pensó y lo entregó al pueblo de Israel.

Recuérdenles cuidar el medio ambiente, con ejemplos y educación, a todos los que no los tienen, la naturaleza les agradecerá profundamente. La armonía espiritual se instalará para que otras cosas sucedan, no solo aquí, sino también en el resto de Italia.

Como testimonio de esa Pureza esencial que brota de Mi Corazón, hoy vengo a consagrar a nuevos Hijos de María. Escucharé en este momento, la versión instrumental del himno de su consagración, para que su Madre Celeste los pueda bendecir y comprometer con una nueva misión por muchas almas más, que esperan algún día despertar a la Consciencia de Dios para darse cuenta que nunca les ha faltado el Amor, la Gracia y la Misericordia del Padre.

Que los que hoy se consagrarán, se aproximen.

Con almas tan diferentes, unas de otras, vengo a traer el Espíritu de la renovación de Mi Hijo, sabiendo que Europa necesita de un cambio muy profundo para alcanzar los Atributos Divinos de Dios que transformará la vida en la Tierra, que traerá consciencia, luz y redención a la humanidad.

Bajo este Espíritu de Amor que proviene de Mi Hijo, les encomiendo la tarea, hijos Míos, de orar por Italia para que más hermanos suyos de esta nación, algún día, se comprometan a orar como ustedes, sabiendo que el compromiso de Mis hijos en este tiempo es por la humanidad y por todo planeta; entregándoles la Pureza de Mi Corazón a cada uno de ustedes.

Es así que los renuevo, los curo y les concedo la Misericordia de Dios a ustedes y a sus familias, a sus naciones de origen, al continente europeo, a toda la humanidad sabiendo que siempre deberán recordar que, más allá de sus naciones, historias o pasado, es posible redimir y renovar todo. Y que siempre serán hermanos en Cristo para que Él siempre los bendiga y los colme con Su Amor Misericordioso.

Hijos Míos, por este paso que hoy están dando ante su Madre Celeste, estoy muy agradecida. No saben lo que eso significa para Mí. Algún día lo comprenderán, cuando estén en el Cielo Conmigo en la Gloria Celestial del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Este nuevo paso les abre las puertas para nuevos aprendizajes, para nuevas escuelas, para nuevos desafíos. Serán amparados por su Madre Celestial, en obediencia, en humildad, en resignación, en absoluta confianza y en entrega.

En nombre de la Pureza de Dios que brota del corazón de Su Universo para toda la humanidad y el planeta, como una Fuente inagotable de amor y de compasión, más allá de los errores del mundo y de la injusticia de los hombres, Yo les traigo la bendición maternal, el amor de Mi Corazón.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En el nombre de Mi Hijo agradezco a todos por haber cumplido hasta este momento, esta segunda etapa de la Peregrinación por la Paz, y ahora Croacia y Hungría se prepararán para recibirnos, para que más luz de la Fuente Divina siga siendo derramada en Europa Oriental y también en el mundo entero.

Les agradezco por responder a Mi Llamado y como saludo a su Madre Celestial, los invito a cantar el himno de su consagración.

Les agradezco.

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Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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