"Te adoramos o Cristo y Te bendecimos, que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo" (se repite tres veces). Amén.
Déjame entrar por la puerta de tu corazón y podré transformar completamente tu vida. Mientras espero del lado de afuera, cerca de tu corazón, medita por un instante lo que significó la entrega y la Pasión de tu Señor y cada padecimiento vivido y sufrido por ti.
Déjame hablarle a tu corazón, porque allí se guarda el mayor tesoro de Dios, en donde algún día podrá surgir la cura para tu vida y la redención de tu consciencia, tan esperada por nuestro Padre Celestial.
Ábrete, así como Yo Me abro ante ti en este día, extendiendo Mis Brazos y Mis Manos hacia ti, para que puedas sentir Mi consuelo y Mi abrazo, la respiración espiritual de Mi Corazón, el palpitar de Mi Espíritu que viene a tu encuentro y al encuentro de tus hermanos para santificar y sublimar tu vida.
Espero que todos puedan algún día reposar sobre Mi pecho, así como Juan el Apóstol una vez reposó, en el momento más culminante de su Señor, la mayor entrega vivida en la experiencia de la Última Cena.
Por eso, anímate a abrirte sin ningún temor. Vengo a sanar tus remordimientos, tus dudas y tus dificultades, porque si tú me llamas, hoy, Yo te llamo a Mi encuentro, al encuentro espiritual, a la comunión interna y profunda con la Divinidad de Cristo.
Deja que el Soplo del Espíritu pueda soplar sobre tu cabeza por medio del pronunciamiento de cada una de Mis Palabras.
Regocíjate y alégrate porque tu redención está próxima, y así como el pueblo de Israel, anunciarás en tu corazón el segundo advenimiento de Cristo.
Que en esta Pascua que vendrá, puedas reposar en Mis consuelos, en la calidez de Mi Amor, en la firmeza de Mi Espíritu, porque lo que necesito es transformarte, solamente, en Mi instrumento para que tú puedas ser un instrumento en las manos de Dios, para que Él pueda reescribir la historia de esta humanidad.
Coloca tu mano sobre el corazón y siente la vibración divina que desciende a través de Mí. Ya no hay cruz que pueda pesar en tu vida, ya no hay desconsuelo que pueda prevalecer en tu consciencia, ya no hay culpa que puedas sentir, porque Mi Misericordia es infinita e inconmensurable.
Recibe las Gracias de Mi Corazón, así como las recibió Juan el Apóstol en la fidelidad de su presencia, en cada paso de la cruz y del calvario, en cada agonía, en el momento más importante de su Maestro y Señor en el huerto Gethsemaní, porque entre los Apóstoles, fue el único espíritu que estuvo en vigilia por Mí.
Hoy te invito, compañero y compañera Mía, a que estés en vigilia Conmigo en este tiempo crucial, para que siempre encuentres Mi camino, recibas Mi sabiduría y discernimiento para poder enfrentar en los próximos tiempos grandes decisiones que te colocarán más cerca de Mí, si meditas y reflexionas correctamente.
Hoy como hace más de dos mil años, te entrego el Corazón que dio la vida por ti, posando en la palma de Mi mano, este es el Corazón ardiente que los ama, que los contempla y que les suplica: redímanse, arrepiéntanse y hagan penitencia por los que no lo hacen, por los que no lo escuchan, por los que están ciegos en la vida espiritual.
Ahora coloca tus manos en recepción uniendo una con la otra, creando la cuna para que repose el sublime y divino Corazón del Señor. Siente en las palmas de tus manos el Amor de tu Señor, el fuego de Su Corazón, y recógelo en tu espíritu, estableciendo la alianza entre tu corazón y el Mío, fortaleciendo la comunión con Mi Divina Presencia.
Hoy es el fuego de Mi Corazón el que te purifica; hoy es la llama de Mi Corazón que te transubstancia; hoy es la vida de Mi Espíritu que te trae la vida eterna.
¿Qué más deseas para tu existencia, si puedes estar en Mí donde estés? Yo puedo estar en cualquier lugar, Soy el Hijo Del Omnipresente y del Omnisciente Señor.
Mi Espíritu te trae la cura y la liberación para tu vida.
Repitamos las palabras que nos dice Jesús en este momento, en unión y en comunión con Su Divino Corazón:
"Hazme firme, Señor, en los momentos decisivos,
entrégame Tu templanza durante las pruebas más duras,
fortaléceme con Tu Amor para las decisiones de la vida,
y que nunca me aparte de Ti para que pueda ver el camino
que me conducirá al Sagrado Templo de Tu Corazón.
Amén".
Y ahora que están limpios nuevamente, en este día, celebremos el encuentro con la Gracia de Dios para que, fortalecidos por Su Espíritu, recibamos Su Misericordia y Su Espíritu de renovación.
Mi Corazón Eucarístico es el mayor testimonio de Amor por la humanidad, es ese Corazón vivo y humilde que hoy transubstanciará los elementos para que las almas vivan la Gracia Divina y puedan entrar, mediante los sacramentos, a Mi Iglesia Celestial.
Nos ponemos de pie.
"Señor bendice estos elementos para que sean celebrados en Tu Honor y por Tu inmensa Gloria. Amén".
"Bautiza con esta agua, Señor, a los que necesiten de Tu Espíritu. Amén".
Juan los bautizó con el agua de vida. Hoy Yo los vuelvo a bautizar con Mi Espíritu.
Oración: Padre Nuestro (en arameo).
Llegó el momento del gran Amor de Dios para el mundo por medio de la transubstanciación de los elementos.
Los que puedan, se arrodillan.
"Padre, acepta la oferta de Tu Hijo, que entregado por Amor a la humanidad, hoy se vuelve a entregar al mundo por la redención de los pecadores".
Y después de la santa bendición tomé el pan, dando gracias a Dios por el sacrificio, lo elevé y lo entregué a los apóstoles diciéndoles:
"Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo que es entregado por los hombres para el perdón de los pecados".
Te adoramos, Señor, y Te bendecimos.
Tomando el Cáliz, di gracias a Dios por el sacrificio y les dije a Mis Apóstoles:
"Tomen de Él porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza que se entrega al mundo para el perdón de los pecados. Hagan esto en Mi memoria".
Elevamos al Cielo nuestras súplicas, para que Dios escuche con atención el pedido de Sus hijos.
Oración: Padre Nuestro (en portugués).
El Cuerpo y la Sangre Divina de Cristo.
Bienaventurados son los que se sirven de este Sacramento para la redención de la humanidad. Amén.
Y al fin, pude entrar en muchos corazones, y los corazones, por medio de esta unión entraron en Mí.
Que la Paz y el Amor de Dios estén en sus corazones y que ese Amor y esa Paz se propaguen en el mundo por la redención de todos los caídos.
Yo los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En fraternidad, se darán el saludo de la Paz.
Les agradezco.
Agua, Sangre, Vida y Redención.
que brotaron del bendito Corazón herido de Jesús,
ten piedad, misericordia y compasión por todos nosotros.
(se repite siete veces)
Les he abierto una puerta a través de los tiempos para que toda la humanidad perdida pudiera ingresar, traspasar el umbral de Mi Corazón y formar parte de Mi nueva Cena redimida.
Pero a lo largo de los tiempos y de los siglos, los corazones no Me escucharon, muchos no entendieron Mi Mensaje por tener dificultad para poder vivirlo.
Por eso, Mis compañeros, a través de Mi Divina Misericordia, Yo les traigo la última oportunidad, la tabla para vuestra salvación, el portal para el gran cambio de vuestras vidas.
Mientras Yo permanezco silencioso ante ustedes, Mi Corazón palpita en vuestros corazones. No dejo de derramar las llamas crísticas, códigos preciosos que les permitirán cambiar a tiempo, así como lo prevé el Padre Dios.
Por eso, Mis compañeros, no cambien el camino que han escogido. A pesar de las tentaciones y de los engaños, fortalézcanse a través de Mi Divina Misericordia y en los momentos en que vuestra fe desaparezca, pidan socorro a Mi Corazón, guarden vuestros corazones en Mi Corazón y Yo los protegeré de todo mal.
Vengo a esta nación para darle una última oportunidad. Ha sido la más difícil de trabajar para el Cielo, porque las demás naciones, queridos hijos, queridos compañeros, amigos Míos, abrieron las puertas del corazón.
No estoy diciendo, Mis compañeros, que en vuestras vidas falte el amor.
El condimento principal para este tiempo será la unidad, aquella que debe prevalecer por encima de todo, a pesar de los comportamientos y de las actitudes.
Yo vengo a formar nuevos discípulos, nuevos rebaños que se puedan unir a través de Mi Corazón. Ya terminó el tiempo de las separaciones. Mi Corazón se ha donado a ustedes, a lo largo de estos meses, para que pudieran percibir en la consciencia la importancia de trabajar unidos por el Plan. De esa forma ustedes serán estrellas luminosas que iluminarán la Tierra, que está a oscuras en estos tiempos finales.
Abran vuestros ojos, no los ojos físicos, los ojos del corazón, para que puedan ver la Luz que viene a vuestro encuentro, los códigos que son derramados en ustedes para que puedan prevalecer en este tiempo de caos.
Mi Gracia quiere llegar a toda la humanidad, pero Mis Palabras se están terminando.
Llegó el ciclo de vuestra propia confirmación. No habrá dos caminos ni dos trabajos. Yo Soy el único Obrero que los congrega para un propósito mayor.
Anímense a decirme sí y podrán caminar con confianza absoluta. Ya no encontrarán más piedras en vuestros caminos, sino que encontrarán vuestros caminos abiertos, porque Yo ya los he abierto para que ustedes puedan caminar con confianza, transformarse y purificarse así como es la Voluntad de Dios.
Queridos compañeros, sientan Mi Corazón presente, Mis Palabras que reverberan en lo profundo. Yo los sostengo a través de los tiempos, pero no Me digan que no. Yo siempre estuve presente en vuestras vidas. De alguna forma, Yo les di una señal verdadera para que Me pudieran sentir y así Me pudieran seguir por los caminos que Yo les propongo en vuestras vidas.
Mi voz se anuncia, por última vez, antes de que Yo retorne al mundo en Gloria y encuentre la mayor tribulación, el momento de la gran purificación de todos los seres de la Tierra, para que el próximo ciclo sea más liviano y las almas no sufran.
Sigan rezando a Mi Divina Misericordia. Entre las oraciones se encuentra un gran misterio que pronto descubrirán, es el misterio del Amor verdadero, la pureza esencial, la que los colmará y los transformará como dignos hijos de Dios. Solo guarden Mis últimas Palabras en vuestros corazones.
Yo estoy pasando por vuestras vidas para poder pasar por las vidas de los demás, para que muchos más puedan despertar y encontrar el consuelo que tanto buscan, el consuelo que viene del Cielo, de todo el universo sideral.
Hoy les doy a conocer un universo desconocido, que es el universo de Mi Corazón. Acéptenlo como entrega, como sacrificio y como amor, por la gran compasión que Yo tengo por todos ustedes, más por aquellos que Me dan la espalda en todo el resto del mundo.
Mi Corazón desciende al mundo para buscar a los perdidos. El Cielo se congrega en este lugar para llamarlos como una única oportunidad de retornar al camino, al camino de Dios.
Rezo por ustedes en Mis universos mayores, y envío a Mis ángeles a la Tierra para que puedan ayudarlos a vivir la gran transformación, a orar por ustedes para asistirlos, para transformarlos, para purificarlos y transfigurarlos, así como Yo deseo hace tanto tiempo que vuestras vidas sean un instrumento fiel de Dios, sin preferencias ni voluntades, llenos del Amor de Dios que los transformará por entero.
Acepten Mi convocatoria. Esta es la última llave que les entrego.
Consagraré el pan y el vino como símbolo vivo de Mi Cuerpo y de Mi Sangre. Dichosos los que son llamados a servirse de Mis sagrados Sacramentos. Sus almas agradecerán este momento único en vuestras vidas.
Quien come de Mi Cuerpo vivirá, quien bebe de Mi Sangre resucitará y no se reconocerá a sí mismo en esta vida, porque Yo lo habré transformado, así como Dios Me lo ha pedido.
Yo vengo a buscar, en ustedes, que puedan despertar la vida sagrada. Si tan solo dan ese paso, el mundo cambiará.
Hoy expongo ante ustedes Mi Corazón como el Santísimo Sacramento. Adórenlo y venérenlo ante los Ojos de Dios. Adoración, Adoración, Adoración, vida de Adoración al Corazón de Cristo.
En Mi silencio, Yo los bendigo. Con Mi Amor, Yo los colmo. Con Mi cura, Yo los libero. A través de Mi Gracia los consagro como nuevas almas en el Reino de Dios.
Confíen en lo que Yo les digo. No pierdan la esperanza, el tiempo de la paz llegará y ustedes son llamados a participar de eso a través de este encuentro sagrado.
Recemos para consagrar.
Santísima Trinidad
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
os adoro profundamente
y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo,
Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo,
presente en todos los sagrarios de la Tierra
en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias
con que Él es ofendido.
Y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón
y del Inmaculado Corazón de María
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén.
(se repite tres veces)
Aquellos que, en cualquier parte del mundo, hayan tenido la intención de comulgar con Mi Cuerpo y con Mi Sangre, sepan que ya lo hicieron en espíritu y en alma por haber invocado el Amor de Mi Corazón en este momento.
Y a todos aquellos que comulgarán de Mi Cuerpo y de Mi Sangre, los invito a hacerlo por aquellos que no lo viven, por aquellos que Me olvidan en el sagrario y que ni siquiera Me ven en la Santa Custodia.
Yo los invito a rezar por todos aquellos que no viven a Dios, a comulgar por ellos como una única raza, una única civilización que camina hacia la consagración de la Nueva Humanidad.
Agradezco a aquellos que son perseverantes Conmigo y que oran de corazón para que se cumpla Mi Proyecto, Mi Proyecto de salvación y de paz.
Les agradezco.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Madre María Shimani de Montserrat:
Para comprender las Palabras de Nuestro Señor no solamente es necesario abrir los oídos, sino que hay que intentar percibir con nuestro corazón qué es lo que exactamente Él quiere colocar dentro de él.
Y otra de las cosas que tenemos que hacer también es saber que cada palabra es para cada uno de nosotros, no es para el otro, porque a veces pensamos que esas palabras no son para nosotros. Y, a veces, perdemos la oportunidad de ser instruidos y guiados, de reparar una desviación en nuestro camino, porque pensamos que las Palabras del Señor son para otros hermanos.
Así es que abramos nuestro corazón y sepamos siempre que cada palabra es para cada uno de nosotros. Así nunca perderemos una oportunidad.
Fray, ¿qué nos puede contar?
Fray Elías del Sagrado Corazón:
El Cristo hoy, de una forma poco común, Él expuso Su Corazón como si fuera el Santísimo Sacramento y esa Luz de Su Corazón se expandía hacia nosotros.
Él entregó una llave importante también para este país, que es la unidad. Hizo mucho énfasis en ese sentido, porque sabe que nosotros podemos escuchar lo que Él dice, guardar Sus Palabras, ponerlas en práctica.
Hoy yo sentí, ante la Aparición de Cristo, que Él estaba dando una última alternativa. Sentí que no era nada definitivo, pero que era un llamado a nuestra consciencia interior.
Él sabe que podemos unirnos un poco más. Él sabe que Uruguay tiene una tarea muy importante en el fin de los tiempos. Él dice que dependerá de nuestro grado de unidad que eso suceda.
Él nos pidió que dejáramos de lado las cosas superficiales, nuestras propias voluntades, para poder cumplir la Voluntad Mayor. Tal vez no entendemos cuál es esa Voluntad, pero si nosotros hacemos lo que Cristo nos pidió, de unirnos, algo positivo podrá acontecer aquí.
También sentimos, delante de la Aparición del Maestro, que Él vino a abrir una puerta aquí y que solamente Él es el que la puede abrir.
Él también nos dio una llave importante que es la Adoración. Algo que tal vez no conocemos o no le prestamos mucha atención, pero así como Él dijo, en la oración que hicimos al final, Él está presente en todos los sagrarios de la Tierra y ofertó Su Corazón para que nosotros pudiéramos adorarlo y entender muchas cosas.
Él agradeció mucho esta oportunidad de estar aquí, entre nosotros, pero sabe que nosotros podemos dar un poco más, principalmente como uruguayos.
Hoy Él nos entregó simbólicamente una misión: estar unidos para poder realizar ese Plan que Él prevé para este país. En ese momento, sentimos que todos los ángeles de las naciones estaban unidos en ese propósito que Cristo nos colocaba; y otras Jerarquías celestiales también estaban presentes con Él, anotando en grandes libros muchas cosas, lo que entendimos que era algo futuro que no fue revelado. Él nos ofertó Su Corazón para que pudiéramos entender lo que nos pide.
Él tenía mucho más para entregarnos, porque así lo dijo, y espera que nos entreguemos más a Él para que nos pueda dar más de Él.
Hoy sentimos también, delante de Cristo, que estábamos siendo vistos por Dios con mucha compasión.
Madre María Shimani de Montserrat:
Una de las cosas que Nuestro Señor dijo hoy es que no existen dos propósitos, sino que existe un solo Propósito, que es el que Él nos pide. Entonces a veces necesitamos percibir con claridad si es que estamos siguiendo el Propósito que Él nos plantea o estamos siguiendo nuestro propio propósito. Sobre todo, a nosotros, que en este país tan pequeño somos tan pocos, Él nos pidió que trabajáramos en unidad y que no tuviéramos dos propósitos. Será necesario que reflexionemos mucho, si es que estamos realmente todos bien concentrados en ese único Propósito y sobre qué es lo que vamos a hacer para que nuestra unidad sea verdadera y plena.
¡Gracias, Señor, por cuánto nos das!
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más