En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ven, Espíritu Santo,
ilumina los corazones,
para que ellos alcancen
la Transfiguración de Jesús.
Amén.
(nueve veces)
La Voz de la Virgen María:
Así como una vez, reuní a los apóstoles en el Cenáculo del Señor para que recibieran al Santo Espíritu de Dios, hoy vuelvo a reunir a Mis hijos, una vez más, en el Cenáculo de Mis Centros Marianos, Cenáculo que hoy se extiende por el mundo, por todos los hogares y corazones que Me escuchan; para que, reunidos alrededor de Mi Corazón, reciban hoy al Santo Espíritu de Dios.
En este Cenáculo, queridos hijos, el don del Espíritu Santo que hoy les traigo no les permitirá hablar en lenguas, sino que les permitirá silenciarse, aprender a encontrar a Dios en el propio corazón, aprender a tener la palabra correcta; pero, sobre todo, el silencio verdadero que calla los aspectos humanos, que calla las purificaciones internas y les da a conocer la verdad de sus corazones, que se oculta detrás de todos los sentimientos, pensamientos y acciones que la humanidad vive en los días de hoy.
En este Cenáculo, hijos Míos, en el Pentecostés de los últimos tiempos, el Santo Espíritu de Dios viene a enseñarles a estar en el Corazón del Padre ante cualquier circunstancia, a encontrar la sabiduría, el discernimiento y la paz en tiempos de disociación y locura. Por eso, vengan a Mi encuentro, así como al encuentro del Señor, con el corazón dispuesto, para que sea renovado, transformado y curado por la Presencia del Santo Espíritu de Dios.
Hoy, Nuestros Sagrados Corazones están ante ustedes para que Nos contemplen con los ojos del corazón. Nuestra Sagrada Presencia trae el Cielo a la Tierra y abre los portales de los Universos Mayores para que las diferentes Jerarquías de la Creación contemplen la Tierra y sus criaturas y puedan hacer descender entre las dimensiones los impulsos que hoy el Creador envía.
Dejen que los espejos de sus corazones se enciendan para que capten de los Espejos Mayores del Cosmos los impulsos para este nuevo ciclo.
Como Madre de los Espejos y Madre de la Paz, hoy les traigo esta Gracia de recibir y conocer los Rayos Divinos, no solo los Rayos Materiales e Inmateriales, sino aquellos que provienen de Mi Divina Consciencia, de las Fuentes de la decimosegunda dimensión y más allá de ella.
Estos Rayos, hijos Míos, que provienen del Origen, llegan a las criaturas a través de los Espejos para que trasciendan la condición humana, para que trasciendan las aparentes confusiones de estos tiempos y puedan elevar la consciencia para que, real y definitivamente, caminen sobre las aguas del caos del mundo.
Para que sustenten los impulsos que les traemos y permitan que se tornen vida en sus vidas, necesitan sustentar cada impulso a través de la oración.
Ustedes ya saben, hijos, porque les venimos diciendo en los últimos años, constantemente, que la oración es su protección y seguridad, la oración es lo que los mantendrá más allá de las dimensiones del caos. Por eso, no dejen de orar. Den importancia y valor a cada momento, porque ellos serán los que sustentarán, en el mundo, las Gracias que aún pueden descender sobre la Tierra.
Hoy, les traigo uno de los Rayos Primordiales Divinos: el Rayo de la Unidad.
Así como sus corazones claman para que cure sus heridas más profundas, para que transforme su comprensión arraigada, para que libere sus corazones de la ignorancia y de la voluntad de prevalecer sobre los demás, hoy los Universos Celestiales se abren para derramar sobre la humanidad la Divina Unidad.
Que sus corazones estén despiertos, abiertos y dispuestos, para que esta energía no solo trasborde a sus consciencias, como tantas otras Gracias que recibieron, sino que encuentre espacio y lugar para permanecer, para vencer dentro de ustedes todo lo que hoy batalla por la desunión.
Hoy, los Tres Sagrados Corazones están ante ustedes, porque es solo a través de Nuestra Presencia unida que podrán recibir ese Rayo Divino. Ninguno de Nosotros, por Sí solo, puede concederle a la humanidad esta Gracia de cruzar en consciencia los portales celestiales y recibir los Rayos Divinos de las Fuentes Inmateriales. Pero Nuestros Corazones unidos, en clamor e intercesión, junto a cada uno de ustedes, sí pueden, hijos Míos, traerle Gracias incalculables al planeta, mucho más allá de los méritos y de los merecimientos humanos.
Es así como funciona la Divina Misericordia a nivel cósmico y superior: no solo retirando a las almas de los abismos y de la ignorancia, sino concediéndoles Gracias que ni siquiera las criaturas más elevadas del universo pudieron aún conocer y recibir. Es a través de la consciencia humana de este sagrado proyecto de redención que las criaturas del universo podrán tocar las Gracias Divinas.
Por eso, siéntanse responsables y coloquen sus consciencias más allá de la superficialidad humana y de aquello que conocen como dificultades, pruebas, problemas, para que estén, hijos, al servicio de un Plan Mayor. Es para que estén con la consciencia ahí, en ese punto, que Nuestros Sagrados Corazones están aquí.
Permítanse elevarse en nombre de toda la humanidad. Permítanse transmutarse, curarse y liberarse para que estén vacíos delante de Dios. Esta es la Gracia que a través de los Espejos del cosmos viene a traerles Mi Inmaculado Corazón.
Hermana Lucía de Jesús:
Escuchemos a Nuestro Señor, Cristo Jesús.
La Voz de Cristo Jesús:
Después de Mi Sagrada Pasión y Muerte, cuando el desaliento se apropió de los corazones de Mis compañeros y, a pesar de haber estado Conmigo y escuchado Mis Palabras, se sintieron indignos, sintieron que fallaron, buscaban razones en la consciencia humana, pensaban: ¿quién los iría a guiar? ¿Quién sería digno? ¿Quién tendría razón? ¿Quién podría ser obedecido? ¿Quién podría traer el Poder de Dios a la Tierra?
Se sintieron perdidos, fracasados, como si todo lo que habían vivido Conmigo, de repente, hubiera desparecido de sus consciencias.
La condición humana se apropió de sus consciencias y hasta de los espacios más profundos de sus corazones. Las miserias, los pecados y la oscuridad humana, así como eran transmutados por Mí en los tres días antes de Mi Resurrección, también emergían en Mis compañeros, en Mis apóstoles y discípulos y también en algunas santas mujeres.
Esto era así para que ellos pudieran transmutar y liberar profundamente a la humanidad de todo el lodo humano, de toda la oscuridad que habitaba en lo profundo de la consciencia humana y que hicieran eso junto Conmigo, aunque no pudieran comprenderlo.
Hoy, ustedes viven algo semejante. Están viendo emerger, de adentro de ustedes como de adentro del prójimo, lo que hay más oscuro, los pecados, las miserias y aquello que muchas veces les hace olvidar todo lo que vivieron de gracias y bendiciones hasta llegar aquí.
Muchas veces se olvidan de que son hermanos de camino y dejan que la necesidad de poder y de querer prevalecer sobre el otro venza dentro de ustedes.
No es buscando quién tiene la razón que cumplirán Mi Voluntad. No es buscando certezas de estar o no en el camino correcto que encontrarán ese camino.
Dejen que Yo los lave y los renueve, para que puedan comprender en esta tarde que, a pesar de tanta confusión, esta es Mi Voluntad. No se culpen, no tengan vergüenza por no haber dado los pasos que deberían dar de acuerdo con su propia consciencia; sino que, en humildad, permítanse llegar nuevamente a los Pies del Creador, sabiendo de sus imperfecciones, miserias y pecados, para que Él, en este ciclo, les conceda una nueva oportunidad.
Así como estuve oculto a Mis compañeros y apóstoles, también estuve oculto a sus corazones. Y, ahora, estoy una vez más junto a ustedes.
Así como estuve con Mis compañeros después de la Resurrección, Me encontrarán en diferentes caminos. Caminaré con ustedes hasta Emaús; muchas veces no Me reconocerán, pero si abren sus corazones al amor y al perdón, si se disponen a reconciliarse unos con otros, entonces sabrán, hijos, que Yo estoy con ustedes, que Yo vivo no solo a su lado, en un espacio, en un tiempo o en un lugar, Yo vivo dentro de sus corazones, siempre y cuando Me permitan estar.
Vivan estos tiempos como un servicio, dejando que sea lavado, dentro de ustedes, lo peor que aún existe en la consciencia humana.
Dejen que Mi Amor los limpie, transmute y transforme, a través de un corazón humilde, para que así conozcan lo que más quiero para sus vidas.
Hermana Lucía de Jesús:
Escuchemos al Casto Corazón de San José.
La Voz de San José:
Que esta lluvia sea el símbolo de la Gracia que, de los Universos Mayores, desciende sobre ustedes.
Pueden aproximarse a este altar, para que den abrigo y acogimiento a sus hermanos.
Un día, hijos, Nuestros Sagrados Corazones también necesitarán abrigo.
Hoy, esta lluvia los une.
Así como se juntan para estar al abrigo de esta Mi Casa, así deben estar en consciencia, rodeados por la Gracia que desciende de los Cielos, juntos y unidos al abrigo de los Sagrados Corazones.
Vean los símbolos de la vida espiritual en cada situación de sus vidas. Aprendan a leer los mensajes de la naturaleza, los que transmiten la Gracia de Dios, pero también los que los llaman a servir.
La naturaleza le habla al corazón de los hombres, aprendan a escucharla.
Para sellar y consumar este Cenáculo Divino, canten juntos “Ruach Ha Koidesh”, para que, de esta forma, el Santo Espíritu de Dios, hoy manifestado en todas las dimensiones, inclusive físicamente a través de la lluvia, pueda tocar lo más profundo de sus espíritus y tornarse vida en sus vidas.
Nosotros los bendecimos, consagramos y curamos, para que reciban el Don Divino de la Unidad.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Canción: “Ruach Ha Koidesh”.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ven, Espíritu Santo,
ilumina los corazones,
para que ellos alcancen
la Transfiguración de Jesús.
Amén.
(nueve veces)
La Voz de la Virgen María:
Así como una vez, reuní a los apóstoles en el Cenáculo del Señor para que recibieran al Santo Espíritu de Dios, hoy vuelvo a reunir a Mis hijos, una vez más, en el Cenáculo de Mis Centros Marianos, Cenáculo que hoy se extiende por el mundo, por todos los hogares y corazones que Me escuchan; para que, reunidos alrededor de Mi Corazón, reciban hoy al Santo Espíritu de Dios.
En este Cenáculo, queridos hijos, el don del Espíritu Santo que hoy les traigo no les permitirá hablar en lenguas, sino que les permitirá silenciarse, aprender a encontrar a Dios en el propio corazón, aprender a tener la palabra correcta; pero, sobre todo, el silencio verdadero que calla los aspectos humanos, que calla las purificaciones internas y les da a conocer la verdad de sus corazones, que se oculta detrás de todos los sentimientos, pensamientos y acciones que la humanidad vive en los días de hoy.
En este Cenáculo, hijos Míos, en el Pentecostés de los últimos tiempos, el Santo Espíritu de Dios viene a enseñarles a estar en el Corazón del Padre ante cualquier circunstancia, a encontrar la sabiduría, el discernimiento y la paz en tiempos de disociación y locura. Por eso, vengan a Mi encuentro, así como al encuentro del Señor, con el corazón dispuesto, para que sea renovado, transformado y curado por la Presencia del Santo Espíritu de Dios.
Hoy, Nuestros Sagrados Corazones están ante ustedes para que Nos contemplen con los ojos del corazón. Nuestra Sagrada Presencia trae el Cielo a la Tierra y abre los portales de los Universos Mayores para que las diferentes Jerarquías de la Creación contemplen la Tierra y sus criaturas y puedan hacer descender entre las dimensiones los impulsos que hoy el Creador envía.
Dejen que los espejos de sus corazones se enciendan para que capten de los Espejos Mayores del Cosmos los impulsos para este nuevo ciclo.
Como Madre de los Espejos y Madre de la Paz, hoy les traigo esta Gracia de recibir y conocer los Rayos Divinos, no solo los Rayos Materiales e Inmateriales, sino aquellos que provienen de Mi Divina Consciencia, de las Fuentes de la decimosegunda dimensión y más allá de ella.
Estos Rayos, hijos Míos, que provienen del Origen, llegan a las criaturas a través de los Espejos para que trasciendan la condición humana, para que trasciendan las aparentes confusiones de estos tiempos y puedan elevar la consciencia para que, real y definitivamente, caminen sobre las aguas del caos del mundo.
Para que sustenten los impulsos que les traemos y permitan que se tornen vida en sus vidas, necesitan sustentar cada impulso a través de la oración.
Ustedes ya saben, hijos, porque les venimos diciendo en los últimos años, constantemente, que la oración es su protección y seguridad, la oración es lo que los mantendrá más allá de las dimensiones del caos. Por eso, no dejen de orar. Den importancia y valor a cada momento, porque ellos serán los que sustentarán, en el mundo, las Gracias que aún pueden descender sobre la Tierra.
Hoy, les traigo uno de los Rayos Primordiales Divinos: el Rayo de la Unidad.
Así como sus corazones claman para que cure sus heridas más profundas, para que transforme su comprensión arraigada, para que libere sus corazones de la ignorancia y de la voluntad de prevalecer sobre los demás, hoy los Universos Celestiales se abren para derramar sobre la humanidad la Divina Unidad.
Que sus corazones estén despiertos, abiertos y dispuestos, para que esta energía no solo trasborde a sus consciencias, como tantas otras Gracias que recibieron, sino que encuentre espacio y lugar para permanecer, para vencer dentro de ustedes todo lo que hoy batalla por la desunión.
Hoy, los Tres Sagrados Corazones están ante ustedes, porque es solo a través de Nuestra Presencia unida que podrán recibir ese Rayo Divino. Ninguno de Nosotros, por Sí solo, puede concederle a la humanidad esta Gracia de cruzar en consciencia los portales celestiales y recibir los Rayos Divinos de las Fuentes Inmateriales. Pero Nuestros Corazones unidos, en clamor e intercesión, junto a cada uno de ustedes, sí pueden, hijos Míos, traerle Gracias incalculables al planeta, mucho más allá de los méritos y de los merecimientos humanos.
Es así como funciona la Divina Misericordia a nivel cósmico y superior: no solo retirando a las almas de los abismos y de la ignorancia, sino concediéndoles Gracias que ni siquiera las criaturas más elevadas del universo pudieron aún conocer y recibir. Es a través de la consciencia humana de este sagrado proyecto de redención que las criaturas del universo podrán tocar las Gracias Divinas.
Por eso, siéntanse responsables y coloquen sus consciencias más allá de la superficialidad humana y de aquello que conocen como dificultades, pruebas, problemas, para que estén, hijos, al servicio de un Plan Mayor. Es para que estén con la consciencia ahí, en ese punto, que Nuestros Sagrados Corazones están aquí.
Permítanse elevarse en nombre de toda la humanidad. Permítanse transmutarse, curarse y liberarse para que estén vacíos delante de Dios. Esta es la Gracia que a través de los Espejos del cosmos viene a traerles Mi Inmaculado Corazón.
Hermana Lucía de Jesús:
Escuchemos a Nuestro Señor, Cristo Jesús.
La Voz de Cristo Jesús:
Después de Mi Sagrada Pasión y Muerte, cuando el desaliento se apropió de los corazones de Mis compañeros y, a pesar de haber estado Conmigo y escuchado Mis Palabras, se sintieron indignos, sintieron que fallaron, buscaban razones en la consciencia humana, pensaban: ¿quién los iría a guiar? ¿Quién sería digno? ¿Quién tendría razón? ¿Quién podría ser obedecido? ¿Quién podría traer el Poder de Dios a la Tierra?
Se sintieron perdidos, fracasados, como si todo lo que habían vivido Conmigo, de repente, hubiera desparecido de sus consciencias.
La condición humana se apropió de sus consciencias y hasta de los espacios más profundos de sus corazones. Las miserias, los pecados y la oscuridad humana, así como eran transmutados por Mí en los tres días antes de Mi Resurrección, también emergían en Mis compañeros, en Mis apóstoles y discípulos y también en algunas santas mujeres.
Esto era así para que ellos pudieran transmutar y liberar profundamente a la humanidad de todo el lodo humano, de toda la oscuridad que habitaba en lo profundo de la consciencia humana y que hicieran eso junto Conmigo, aunque no pudieran comprenderlo.
Hoy, ustedes viven algo semejante. Están viendo emerger, de adentro de ustedes como de adentro del prójimo, lo que hay más oscuro, los pecados, las miserias y aquello que muchas veces les hace olvidar todo lo que vivieron de gracias y bendiciones hasta llegar aquí.
Muchas veces se olvidan de que son hermanos de camino y dejan que la necesidad de poder y de querer prevalecer sobre el otro venza dentro de ustedes.
No es buscando quién tiene la razón que cumplirán Mi Voluntad. No es buscando certezas de estar o no en el camino correcto que encontrarán ese camino.
Dejen que Yo los lave y los renueve, para que puedan comprender en esta tarde que, a pesar de tanta confusión, esta es Mi Voluntad. No se culpen, no tengan vergüenza por no haber dado los pasos que deberían dar de acuerdo con su propia consciencia; sino que, en humildad, permítanse llegar nuevamente a los Pies del Creador, sabiendo de sus imperfecciones, miserias y pecados, para que Él, en este ciclo, les conceda una nueva oportunidad.
Así como estuve oculto a Mis compañeros y apóstoles, también estuve oculto a sus corazones. Y, ahora, estoy una vez más junto a ustedes.
Así como estuve con Mis compañeros después de la Resurrección, Me encontrarán en diferentes caminos. Caminaré con ustedes hasta Emaús; muchas veces no Me reconocerán, pero si abren sus corazones al amor y al perdón, si se disponen a reconciliarse unos con otros, entonces sabrán, hijos, que Yo estoy con ustedes, que Yo vivo no solo a su lado, en un espacio, en un tiempo o en un lugar, Yo vivo dentro de sus corazones, siempre y cuando Me permitan estar.
Vivan estos tiempos como un servicio, dejando que sea lavado, dentro de ustedes, lo peor que aún existe en la consciencia humana.
Dejen que Mi Amor los limpie, transmute y transforme, a través de un corazón humilde, para que así conozcan lo que más quiero para sus vidas.
Hermana Lucía de Jesús:
Escuchemos al Casto Corazón de San José.
La Voz de San José:
Que esta lluvia sea el símbolo de la Gracia que, de los Universos Mayores, desciende sobre ustedes.
Pueden aproximarse a este altar, para que den abrigo y acogimiento a sus hermanos.
Un día, hijos, Nuestros Sagrados Corazones también necesitarán abrigo.
Hoy, esta lluvia los une.
Así como se juntan para estar al abrigo de esta Mi Casa, así deben estar en consciencia, rodeados por la Gracia que desciende de los Cielos, juntos y unidos al abrigo de los Sagrados Corazones.
Vean los símbolos de la vida espiritual en cada situación de sus vidas. Aprendan a leer los mensajes de la naturaleza, los que transmiten la Gracia de Dios, pero también los que los llaman a servir.
La naturaleza le habla al corazón de los hombres, aprendan a escucharla.
Para sellar y consumar este Cenáculo Divino, canten juntos “Ruach Ha Koidesh”, para que, de esta forma, el Santo Espíritu de Dios, hoy manifestado en todas las dimensiones, inclusive físicamente a través de la lluvia, pueda tocar lo más profundo de sus espíritus y tornarse vida en sus vidas.
Nosotros los bendecimos, consagramos y curamos, para que reciban el Don Divino de la Unidad.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Canción: “Ruach Ha Koidesh”.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ven, Espíritu Santo,
ilumina los corazones,
para que ellos alcancen
la Transfiguración de Jesús.
Amén.
(nueve veces)
La Voz de la Virgen María:
Así como una vez, reuní a los apóstoles en el Cenáculo del Señor para que recibieran al Santo Espíritu de Dios, hoy vuelvo a reunir a Mis hijos, una vez más, en el Cenáculo de Mis Centros Marianos, Cenáculo que hoy se extiende por el mundo, por todos los hogares y corazones que Me escuchan; para que, reunidos alrededor de Mi Corazón, reciban hoy al Santo Espíritu de Dios.
En este Cenáculo, queridos hijos, el don del Espíritu Santo que hoy les traigo no les permitirá hablar en lenguas, sino que les permitirá silenciarse, aprender a encontrar a Dios en el propio corazón, aprender a tener la palabra correcta; pero, sobre todo, el silencio verdadero que calla los aspectos humanos, que calla las purificaciones internas y les da a conocer la verdad de sus corazones, que se oculta detrás de todos los sentimientos, pensamientos y acciones que la humanidad vive en los días de hoy.
En este Cenáculo, hijos Míos, en el Pentecostés de los últimos tiempos, el Santo Espíritu de Dios viene a enseñarles a estar en el Corazón del Padre ante cualquier circunstancia, a encontrar la sabiduría, el discernimiento y la paz en tiempos de disociación y locura. Por eso, vengan a Mi encuentro, así como al encuentro del Señor, con el corazón dispuesto, para que sea renovado, transformado y curado por la Presencia del Santo Espíritu de Dios.
Hoy, Nuestros Sagrados Corazones están ante ustedes para que Nos contemplen con los ojos del corazón. Nuestra Sagrada Presencia trae el Cielo a la Tierra y abre los portales de los Universos Mayores para que las diferentes Jerarquías de la Creación contemplen la Tierra y sus criaturas y puedan hacer descender entre las dimensiones los impulsos que hoy el Creador envía.
Dejen que los espejos de sus corazones se enciendan para que capten de los Espejos Mayores del Cosmos los impulsos para este nuevo ciclo.
Como Madre de los Espejos y Madre de la Paz, hoy les traigo esta Gracia de recibir y conocer los Rayos Divinos, no solo los Rayos Materiales e Inmateriales, sino aquellos que provienen de Mi Divina Consciencia, de las Fuentes de la decimosegunda dimensión y más allá de ella.
Estos Rayos, hijos Míos, que provienen del Origen, llegan a las criaturas a través de los Espejos para que trasciendan la condición humana, para que trasciendan las aparentes confusiones de estos tiempos y puedan elevar la consciencia para que, real y definitivamente, caminen sobre las aguas del caos del mundo.
Para que sustenten los impulsos que les traemos y permitan que se tornen vida en sus vidas, necesitan sustentar cada impulso a través de la oración.
Ustedes ya saben, hijos, porque les venimos diciendo en los últimos años, constantemente, que la oración es su protección y seguridad, la oración es lo que los mantendrá más allá de las dimensiones del caos. Por eso, no dejen de orar. Den importancia y valor a cada momento, porque ellos serán los que sustentarán, en el mundo, las Gracias que aún pueden descender sobre la Tierra.
Hoy, les traigo uno de los Rayos Primordiales Divinos: el Rayo de la Unidad.
Así como sus corazones claman para que cure sus heridas más profundas, para que transforme su comprensión arraigada, para que libere sus corazones de la ignorancia y de la voluntad de prevalecer sobre los demás, hoy los Universos Celestiales se abren para derramar sobre la humanidad la Divina Unidad.
Que sus corazones estén despiertos, abiertos y dispuestos, para que esta energía no solo trasborde a sus consciencias, como tantas otras Gracias que recibieron, sino que encuentre espacio y lugar para permanecer, para vencer dentro de ustedes todo lo que hoy batalla por la desunión.
Hoy, los Tres Sagrados Corazones están ante ustedes, porque es solo a través de Nuestra Presencia unida que podrán recibir ese Rayo Divino. Ninguno de Nosotros, por Sí solo, puede concederle a la humanidad esta Gracia de cruzar en consciencia los portales celestiales y recibir los Rayos Divinos de las Fuentes Inmateriales. Pero Nuestros Corazones unidos, en clamor e intercesión, junto a cada uno de ustedes, sí pueden, hijos Míos, traerle Gracias incalculables al planeta, mucho más allá de los méritos y de los merecimientos humanos.
Es así como funciona la Divina Misericordia a nivel cósmico y superior: no solo retirando a las almas de los abismos y de la ignorancia, sino concediéndoles Gracias que ni siquiera las criaturas más elevadas del universo pudieron aún conocer y recibir. Es a través de la consciencia humana de este sagrado proyecto de redención que las criaturas del universo podrán tocar las Gracias Divinas.
Por eso, siéntanse responsables y coloquen sus consciencias más allá de la superficialidad humana y de aquello que conocen como dificultades, pruebas, problemas, para que estén, hijos, al servicio de un Plan Mayor. Es para que estén con la consciencia ahí, en ese punto, que Nuestros Sagrados Corazones están aquí.
Permítanse elevarse en nombre de toda la humanidad. Permítanse transmutarse, curarse y liberarse para que estén vacíos delante de Dios. Esta es la Gracia que a través de los Espejos del cosmos viene a traerles Mi Inmaculado Corazón.
Hermana Lucía de Jesús:
Escuchemos a Nuestro Señor, Cristo Jesús.
La Voz de Cristo Jesús:
Después de Mi Sagrada Pasión y Muerte, cuando el desaliento se apropió de los corazones de Mis compañeros y, a pesar de haber estado Conmigo y escuchado Mis Palabras, se sintieron indignos, sintieron que fallaron, buscaban razones en la consciencia humana, pensaban: ¿quién los iría a guiar? ¿Quién sería digno? ¿Quién tendría razón? ¿Quién podría ser obedecido? ¿Quién podría traer el Poder de Dios a la Tierra?
Se sintieron perdidos, fracasados, como si todo lo que habían vivido Conmigo, de repente, hubiera desparecido de sus consciencias.
La condición humana se apropió de sus consciencias y hasta de los espacios más profundos de sus corazones. Las miserias, los pecados y la oscuridad humana, así como eran transmutados por Mí en los tres días antes de Mi Resurrección, también emergían en Mis compañeros, en Mis apóstoles y discípulos y también en algunas santas mujeres.
Esto era así para que ellos pudieran transmutar y liberar profundamente a la humanidad de todo el lodo humano, de toda la oscuridad que habitaba en lo profundo de la consciencia humana y que hicieran eso junto Conmigo, aunque no pudieran comprenderlo.
Hoy, ustedes viven algo semejante. Están viendo emerger, de adentro de ustedes como de adentro del prójimo, lo que hay más oscuro, los pecados, las miserias y aquello que muchas veces les hace olvidar todo lo que vivieron de gracias y bendiciones hasta llegar aquí.
Muchas veces se olvidan de que son hermanos de camino y dejan que la necesidad de poder y de querer prevalecer sobre el otro venza dentro de ustedes.
No es buscando quién tiene la razón que cumplirán Mi Voluntad. No es buscando certezas de estar o no en el camino correcto que encontrarán ese camino.
Dejen que Yo los lave y los renueve, para que puedan comprender en esta tarde que, a pesar de tanta confusión, esta es Mi Voluntad. No se culpen, no tengan vergüenza por no haber dado los pasos que deberían dar de acuerdo con su propia consciencia; sino que, en humildad, permítanse llegar nuevamente a los Pies del Creador, sabiendo de sus imperfecciones, miserias y pecados, para que Él, en este ciclo, les conceda una nueva oportunidad.
Así como estuve oculto a Mis compañeros y apóstoles, también estuve oculto a sus corazones. Y, ahora, estoy una vez más junto a ustedes.
Así como estuve con Mis compañeros después de la Resurrección, Me encontrarán en diferentes caminos. Caminaré con ustedes hasta Emaús; muchas veces no Me reconocerán, pero si abren sus corazones al amor y al perdón, si se disponen a reconciliarse unos con otros, entonces sabrán, hijos, que Yo estoy con ustedes, que Yo vivo no solo a su lado, en un espacio, en un tiempo o en un lugar, Yo vivo dentro de sus corazones, siempre y cuando Me permitan estar.
Vivan estos tiempos como un servicio, dejando que sea lavado, dentro de ustedes, lo peor que aún existe en la consciencia humana.
Dejen que Mi Amor los limpie, transmute y transforme, a través de un corazón humilde, para que así conozcan lo que más quiero para sus vidas.
Hermana Lucía de Jesús:
Escuchemos al Casto Corazón de San José.
La Voz de San José:
Que esta lluvia sea el símbolo de la Gracia que, de los Universos Mayores, desciende sobre ustedes.
Pueden aproximarse a este altar, para que den abrigo y acogimiento a sus hermanos.
Un día, hijos, Nuestros Sagrados Corazones también necesitarán abrigo.
Hoy, esta lluvia los une.
Así como se juntan para estar al abrigo de esta Mi Casa, así deben estar en consciencia, rodeados por la Gracia que desciende de los Cielos, juntos y unidos al abrigo de los Sagrados Corazones.
Vean los símbolos de la vida espiritual en cada situación de sus vidas. Aprendan a leer los mensajes de la naturaleza, los que transmiten la Gracia de Dios, pero también los que los llaman a servir.
La naturaleza le habla al corazón de los hombres, aprendan a escucharla.
Para sellar y consumar este Cenáculo Divino, canten juntos “Ruach Ha Koidesh”, para que, de esta forma, el Santo Espíritu de Dios, hoy manifestado en todas las dimensiones, inclusive físicamente a través de la lluvia, pueda tocar lo más profundo de sus espíritus y tornarse vida en sus vidas.
Nosotros los bendecimos, consagramos y curamos, para que reciban el Don Divino de la Unidad.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Canción: “Ruach Ha Koidesh”.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mis amados hijos, en este día en el que se conmemora el aniversario de Mis Apariciones en Fátima, su Madre Celeste se sirve de este momento especial de las almas para poder atender, auxiliar y socorrer a los prisioneros de guerra y a los que viven la pena de muerte, un estado que aún la humanidad no consiguió trascender y curar.
Por mayor que haya sido el pecado, queridos hijos, Dios no deja de amar a Sus Criaturas y, aun corrigiéndolas y enderezándolas en Su camino de la Ley, el Padre Celestial no deja de mostrar Su Amor Misericordioso y Su Gracia.
Por eso, en este día especial, en el que todas las almas devotas y orantes encienden la llama de Luz en sus corazones, representando así el Amor de María, su Madre Celeste se sirve de este momento para atender a ese grupo de almas que es olvidado, porque son muy pocos los que oran por ellos.
Es así que Yo los despierto en consciencia a una realidad que la humanidad ya no debería vivir. Les digo esto, porque la vida que Dios les entregó es preciosa e inmaculada, es la vida que Dios les concedió a todas las criaturas y que día a día es puesta en peligro y en decadencia.
Por eso, queridos hijos, desde el nacimiento hasta la vejez, todos deben tener la oportunidad de experimentar y de aprender; porque Dios les concede, a las almas que encarnan en la Tierra, la oportunidad de evolucionar y de crecer para que lleven consigo mismas, en cada corazón, los valores espirituales de esta experiencia en la Tierra.
Por eso, hoy, su Madre Celeste viene a atender a estas almas sufridas que necesitan de la ternura y de la caricia de Dios para encontrar el camino de la redención, el camino de la paz y el camino del perdón.
Yo necesito que Me acompañen en esta tarea, porque la pena de muerte en el mundo es uno de los grandes nudos de la consciencia humana, que ata y amarra a esta civilización a un estado de sufrimiento y de pérdida.
Pero, a través de Mi Gracia, a través de Mi Amor Maternal y de Mi ternura, así como lo hice con los pecadores en la época de Jesús, la Madre de Dios se acerca a todos Sus hijos para invitarlos al tiempo de la cura y de la reconciliación, para invitarlos al tiempo de la paz.
Y eso es lo que espera Dios, para que la humanidad pueda renacer lejos de la acción de la venganza y de la impunidad, recordando que todas las almas son preciosas para Dios.
Por eso, estoy aquí para dar testimonio de esto. Esto es lo que Mi Hijo Me pide, recordarle al mundo entero que la vida es preciosa, inocente y pura; vida que ha sido tergiversada por las ideologías de estos tiempos, por las prácticas de estos tiempos, por actos muy liberales que colocan a las almas en el camino incierto, lejos de la Luz y del Amor, distantes de la Verdad.
Por eso, Yo vengo aquí a cumplir con esta aspiración del Padre Eterno; y comienzo con los Estados Unidos porque aún vive esa pena de muerte, aún vive ese acto de condenación que coloca a los corazones que se equivocaron en un camino sin salida.
Pero, ¿cómo es posible que esto suceda en un ciclo en el que muchas cosas cambiaron?
Aún sigue aconteciendo la esclavitud espiritual, que es algo que precisa ser abolido porque ni se imaginan lo que las almas sufren cuando viven esto.
Que cada Rosario, que hoy es ofrecido, transmute esta condición humana, libere estas acciones que dejan a las almas en un camino sin salida.
Necesito que sus oraciones trabajen en esto, para que la humanidad pueda renacer en el amor a la vida, a lo más precioso que Dios les entregó.
Cuando la humanidad vuelva a valorar la vida, no será necesario vivir experiencias dolorosas, sino aprendizajes que enriquezcan el espíritu y la vida a través del Proyecto que Dios creó para la humanidad, un Proyecto que aún precisa ser reparado y curado, una humanidad que necesita vivir la redención en algún momento.
Hoy, Me uno a la voz de todos los que claman a través de la oración del Rosario, especialmente a todos los que están reunidos en el Santuario de Fátima para invocar el Reino de los Cielos, a fin de que la Gracia maternal descienda y les conceda a los corazones la cura y la redención.
Yo estoy unida a ustedes y a sus hermanos, sigamos orando para reconstruir espiritualmente esta humanidad. Eso es todo lo que las Jerarquías esperan, que todos conozcan lo maravilloso que es vivir en Dios y ser parte de Su Reino.
Vuelvo a abrir el Espejo Maternal de Mi Corazón para que todos Mis hijos, especialmente los prisioneros de guerra y los que viven la pena de muerte, recuerden que como almas se pueden ver reflejadas en la Pureza y en el Amor de Dios a través del Espejo del Corazón de la Madre Celeste, en donde todos siempre encontrarán un lugar seguro y protegido para refugiarse, un lugar espiritualmente preparado para cada uno de Mis hijos.
Por eso, Yo estoy aquí; para que, en este día 13 de mayo, entren en Mi Corazón Inmaculado y, así, estén en comunión con Dios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Recuerden que, en este día especial, las almas se pueden ver reflejadas a través del Espejo de Mi Corazón. Allí siempre todo estará bien, allí encontrarán la felicidad de servir a Dios, aunque no les parezca, así como la Madre de Dios encontró la alegría y el júbilo de servir al Creador.
Los bendigo, bajo la Luz de los Espejos Mayores, Espejos de Amor, Luz y Unidad.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
El mes de mayo, hijos, podría ser conocido como el mes de la intercesión por las almas y por el planeta.
Es el mes en el que las Leyes de la Gracia y de la Misericordia actúan más intensamente en la Tierra, a través de la devoción de las almas que se consagran y se reconsagran al Inmaculado Corazón de María.
Mayo no es solo un período cronológico, es además el período de un ciclo espiritual en el que los Espejos del Cosmos se alinean con los Espejos de lo profundo de la Tierra y también con aquellos que están en el corazón y en la esencia de los que oran. De esa forma, una red de luz espiritual, divina y planetaria se manifiesta por el simple hecho de que las almas expresan su devoción y amor al Inmaculado Corazón de María, la Reina de todos los Espejos de la Creación.
A través de las oraciones de Sus hijos, la Madre y Gobernanta Celestial manifiesta, entre las dimensiones, Portales de liberación y de intercesión para las almas más pecadoras y perdidas. Es así que la oportunidad de una Gracia es concedida a los que se arrepienten de corazón y oran por la redención y por la paz en el planeta.
También los Reinos de la Naturaleza, los elementos y la vida que habita el planeta son tocados por las Gracias más profundas que provienen del Corazón de Su Madre Celestial.
En el universo, como en la Tierra, los ángeles y arcángeles se mantienen atentos a las súplicas de los que oran en todas las culturas y religiones, a los que claman sinceramente por paz porque, a pesar de su incomprensión e ignorancia, el amor en los corazones de los que oran se transforma en méritos para la cura, la redención y el despertar de todas las almas.
Por eso, oren, hijos, y reconsagren sus vidas a Dios en cada instante. Están en un ciclo de Gracias, de Misericordia y de intercesión, aun ante el escenario caótico del planeta. Que sus almas estén en el punto correcto de su elevación para que siempre alcancen la paz.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castíssimo
A los cantores de Mi Corazón
Queridos hijos:
La vida universal, que es infinita y desconocida, puede reflejarse en la Tierra por medio de sus grandes Espejos de Luz, así como también a través de las almas-espejo.
En este día de nueva celebración y ofrenda, sus almas cantoras participarán, junto a la Madre Celeste, de una tarea planetaria que se irradiará a través de la música.
La música ofrecida por la cura y la elevación de la humanidad tiene su propia ciencia, la que le permite contactar Universos superiores de consciencia en donde fluyen y circulan corrientes poderosas de cura y de armonía que, en este tiempo, son de gran auxilio y de ayuda para la humanidad.
Por medio de la ofrenda que hoy será realizada por los corales de las Comunidades-Luz, la Jerarquía Espiritual atraerá, como un imán cósmico, esas corrientes necesarias para que el planeta y la humanidad, en algún plano, alcancen un proceso de cura espiritual e interior.
Por eso, hijos cantores, cada pieza musical y cada presentación que hoy será ofrecida contribuirá para que la Fuente de la Sagrada Energía Femenina, en su mayor estado de Pureza Original, interceda por la consciencia de la humanidad a fin de que nuevos atributos despierten en las almas.
Desde los Universos superiores una red de Espejos Mayores entrará en funcionamiento para que, por medio de ellos y de la sintonía interior de cada alma cantora, se establezca una comunicación espiritual, la que abrirá una puerta interna para que esos impulsos desciendan desde la órbita espiritual del planeta hacia la humanidad.
Para que las almas se puedan aproximar a Universos de ese nivel, el canal de la música construirá esa condición y, así, los impulsos espirituales llegarán a aquellos corazones que, con sinceridad, estén coligados con el desarrollo de toda la tarea.
Es así que el Encuentro de Música hoy será diferente y aún más profundo en su contraparte espiritual, ya que, desde esos niveles, Leyes inmateriales se activarán para ayudar a la humanidad y, en consecuencia, al planeta.
Cada Encuentro de Música realizado con esfuerzo y amor por parte de Mis hijos, le ha mostrado al Universo espiritual una posibilidad de profundizar en el ámbito del Plan de Rescate de la Jerarquía, así como en la cura de la humanidad.
Que en esta noche de gala, en la que sus almas se revestirán con los mejores atributos de amor y de hermandad, todo lo que sea ofrecido repercuta nuevamente en el nivel espiritual del planeta a fin de que más efectos positivos de cura y de redención se sigan plasmando en la raza.
Como Madre les deseo un bellísimo encuentro de amor y de elevación.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más