En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Contempla el Corazón de tu Señor. De Mi Pecho abierto emerge Sangre y Agua, Piedad, Compasión y Misericordia.
Contempla el Corazón de tu Señor. Hago de Mi Pecho una puerta para que puedas ingresar y que, a través de Mí, tus heridas más profundas sean curadas, tus miedos más antiguos sean liberados, tus dudas y anhelos trascendidos, todas tus ilusiones transmutadas, para que vivas en Mi Ley; porque ya llegó el tiempo de que el planeta comience a ingresar en una nueva Ley, comience a recibir Rayos Inmateriales desconocidos, lo que le traerá a la consciencia humana la sensación de una gran distancia entre lo que llaman realidad y la Verdad Superior.
Abre tus oídos internos, porque los sonidos del universo ya se hacen escuchar, así como los sonidos del interior de la Tierra.
La puerta del Corazón de tu Señor está abierta. Y esta es la puerta segura, estrecha pero profunda, que te lleva a esa realidad mayor, que te permitirá trascender el caos y la disociación que cada vez más impregnará la superficie del planeta.
Ve, en los lugares sagrados donde tu Señor habitó, la guerra destruye la consciencia humana; pero, aun así, una resiliencia misteriosa emerge de lo profundo de los seres. ¿Será mérito de las almas o será que una fortaleza desconocida habita en esos lugares y sustenta a las consciencias?
Ve, Mi enemigo intenta destruir todos los códigos divinos que un día dejé en el planeta. Pero esos códigos se vuelven vida dentro de la vida, fortaleza en el interior de los seres, que muchas veces piensan que esa fortaleza es una fuerza propia, una capacidad propia de ser resiliente y de soportar. Sin embargo, esa es la Fortaleza del Señor, que deben comenzar a comprender de un forma diferente.
Cuando las Leyes Divinas tocan la consciencia humana, muchas veces se pierden, se confunden con la consciencia de la humanidad, con su materia corrupta, con su corazón disociado. Y la Fortaleza del Señor se convierte en un falso deseo de venganza, se convierte en una fuerza de ira que hace que las naciones continúen luchando unas contra otras, constantemente.
Sin embargo ven, ingresa en el Corazón de tu Señor. Yo tengo una realidad diferente para mostrarte, donde Mi Fortaleza dentro de ti se convertirá en una capacidad única y desconocida de vivir el amor y el perdón.
Ven, ingresa en el Corazón de tu Señor, porque es aquí, dentro de Mí, donde Yo te mostraré cómo perdonar, donde Yo te enseñaré a vivir el Amor de la Cruz, que parecerá rasgarte por dentro, que transformará todos los aspectos de tu consciencia humana; para que, así como el vientre de una madre se rasga en el nacimiento de su hijo, tu consciencia sea transformada en una consciencia nueva en Cristo, en Mí.
Entra en el Corazón de tu Señor, camina por Mis venas, siente la fortaleza de Mis músculos internos. Camina por Mi Sangre, escucha el pulsar de Mi Corazón. Ven. Siéntete una célula de Mi Cuerpo Crístico y Cósmico; porque es aquí, dentro de Mí, donde podrás comprender lo que Yo quiero de ti.
Cuando tu Señor caminaba en el Calvario, cada perdón concedido, cada mirada de compasión dolían más que Mis Llagas abiertas, que las piedras en Mis Pies, que Mis caídas. Cada gota de Amor que salía de Mi Pecho hería más que los flagelos e, incluso, que la lanza que traspasó Mi Costado. Porque amar duele.
Es por eso que para nacer, para que un alma llegue al mundo y que el ser humano sea capaz de sentir un amor extremo como el amor de una madre, ese ser siente también un dolor extremo. Amar duele.
Pero si le preguntas a una madre si cambiaría su dolor extremo por un alivio, y dejaría de sentir ese amor, puedes creer que jamás lo haría, porque el amor compensa y recompensa ese dolor.
Por eso, ven a Mi Corazón, sin miedo, o ven con tus miedos y deja que, dentro de Mí, Yo mismo te transforme. Deja que se quiebren tus convicciones, que se rasguen tus certezas, que se disuelvan tus aspiraciones y tus metas, para que Yo haga en ti algo nuevo, extremo.
Lo que Yo te digo no es nada que puedas imaginar, sino solo sentir y experimentar dentro de Mí.
Ha llegado el tiempo de que la Fortaleza del Señor, que estuvo oculta en los mundos internos del planeta, así como en las dimensiones superiores de la vida universal, pueda emerger.
Y, a pesar de que en la superficie de la Tierra solo veas caos, caos extremo, busca encontrar en Mí la sabiduría de los mundos internos, de los Discos de Luz que se ocultan en América, como de los Discos de Oro que se ocultan en el hemisferio norte.
Cada espacio del planeta es impregnado por un lugar sagrado, por herramientas, espejos, templos, espacios de cura, contemplación, intercesión. Si no fuera así, esta Tierra ya no existiría. Dentro del planeta, Consciencias de Luz, llamadas bienaventuradas, experimentan día a día la entrega extrema para que la humanidad, cuando llegue el tiempo, sea sustentada en su experiencia de vivir un amor extremo.
Por eso, cuanto más guerras emerjan en la Tierra, cuanto más caos se esparza por el planeta, pon tus ojos en las dimensiones superiores, pon tus oídos en el pulsar de la Tierra, en el corazón de los Centros de Amor. Busca allí tu sustento. Canta sus vibraciones, así como el Señor también se sustentó con el pulsar de Galileum, y esa misma fortaleza que habitó en Mí, hoy, de una forma misteriosa, aún habita en las personas de esa región y les permite sustentarse, a pesar de cada guerra, de cada dolor.
Pero sustentarse no es suficiente para que una nueva consciencia emerja de adentro hacia afuera de la consciencia humana, necesitan aprender a amar y a superarme en el amor.
Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida. Y hoy te muestro ese Camino: el Corazón abierto y rasgado de tu Señor.
Ven a Mí. Mis Brazos están extendidos hacia ti. Ven a Mí.
Canta Conmigo las melodías celestes y las melodías de los mundos internos de este planeta, que ya es sagrado y que debe manifestar esa vida sagrada.
Concéntrate, no en la realidad, sino en la Verdad, esta que Yo te muestro y que seguiré mostrándote cuando estés en Mí.
Guarda las llaves de cada misterio que hoy te entrego, por más que no lo comprendas por completo. Hoy, escuchas el eco de Mi Voz, pero ha llegado el tiempo y la hora de que ese eco sea vida en tu vida, experiencia en tu corazón.
Sé en Mí.
Te dejo Mi bendición, Mi Paz y Mi Misericordia, porque recuerda que aún es tiempo de Misericordia.
Tu Maestro y Señor,
Cristo Jesús
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Escucha: el Corazón del Señor pulsa en el interior de Roraima y los latidos del centro de Mi Ser dan vida a la devoción y a la llama ardiente del canal intercesor de este Centro de Amor.
Escucha: el Corazón del Señor pulsa en Roraima y los latidos del centro de Mi Ser sustentan a las almas para que no sucumban en la desesperanza y en el desasosiego del mundo.
Escucha: el Corazón del Señor pulsa en Roraima. ¿Puedes silenciar tu ser para oír por un instante los latidos de Mi Corazón? Este es el Corazón del Padre que, en Su Hijo, sustenta la vida planetaria.
El Corazón del Señor pulsa en Roraima como en el interior de todos los Centros de Amor. En cada espacio sagrado del planeta encuentro morada y, en omnipresencia, sustento y animo la vida espiritual de la Tierra.
Por eso, dondequiera que estés, hijo Mío, hija Mía, silencia tu ser y escucha: el Corazón del Señor pulsa en el corazón de la Tierra, y aún estoy sustentando al mundo.
A pesar de las guerras, estoy aquí.
A pesar de la indiferencia, estoy aquí.
A pesar del olvido de las almas, estoy aquí.
A pesar de que los ojos de Mis amigos de tantas eras estén hoy dirigidos hacia las superficialidades del mundo, Yo aún estoy aquí.
Mientras que muchos trabajan y hasta luchan para establecer sus conquistas y su reino en este mundo, Yo aún estoy aquí y te pregunto: ¿encontraste el Reino en tu corazón?
Que tus aspiraciones no estén en el mundo, en los prestigios, en las conquistas, ni siquiera en lo que puedes construir por buenas causas. Que tu corazón esté con el Mío, pulsando en los Centros Sagrados, sustentando la vida espiritual de la Tierra.
Escucha: el Corazón del Señor está pulsando en Roraima y su monte brilla, transmutando y sustentando esta región del planeta que, sin su presencia, ya habría dejado de existir.
Escucha: el Corazón del Señor palpita en los Centros de Amor, en todos los espacios sagrados que aún permanecen sustentando a la Tierra. Encuentra en ellos tu misión, cumple con tu parte, coloca tu corazón dentro de Mi Corazón y pulsa en los Centros de Amor Conmigo.
Que tu boca pronuncie las palabras sagradas de los Discos de Luz, los llamados Discos Solares.
Que tu corazón alabe a Dios, haciendo encender la red de comunicación espiritual y cósmica, llamada Red de Espejos.
Que tu espíritu sea guardián de los tesoros de la Tierra.
Que tu alma sea servidora de los canales suplicantes del planeta.
Escucha: el Corazón del Señor pulsa en Roraima.
Construye tu reino en Mí. Que tu meta esté en Mi Corazón. Cumple así con tu parte en este Plan de Amor, porque Yo aún estoy aquí. Que tú estés Conmigo.
Tu Maestro y Señor,
Cristo Jesús
Hoy, vuelve a mirar Mi Corazón traspasado y herido por los sufrimientos de todas las almas del mundo.
Este es el Corazón paciente y bondadoso de Dios a través de Su Hijo, que en perpetua entrega se ofrece incansablemente por la reparación de los graves pecados del mundo.
Mi Corazón es un bálsamo de esperanza y de sostén para las almas, es el espacio sagrado en donde los hijos de Mi Padre se pueden ver y sentir reflejados, porque Mi Corazón es el receptáculo que amorosamente acoge los ofrecimientos honestos de los que Me dicen sí.
Este es el Corazón que se ofreció por todo el género humano a través de la Eucaristía, que fue instituida y celebrada con Mis apóstoles durante la Última Cena.
Este es el Corazón que por su redención soportó las más terribles ofensas y sufrió los más dolorosos e indescriptibles martirios, para que la humanidad de hoy pudiera estar aquí y el planeta no desapareciera.
¿Pero, quién es capaz de meditar sobre esto a través de la sagrada enseñanza de la Vía Dolorosa de su Maestro y Señor? Porque en cada estación dolorosa encontrarán la enseñanza e instrucción que necesitan en cada etapa de la vida.
Fueron muchas las enseñanzas que Yo les dejé a Mis compañeros. Así como, en este tiempo, Yo les dejo estas enseñanzas principalmente a los que se decidieron a seguirme en fidelidad y consagración, más allá de las circunstancias de la vida.
Porque lo más importante para el Padre es que Sus amados hijos de la Tierra aprendan a crecer en el amor y a retirar de sí mismos toda arrogancia y soberbia, para que la luz de sus corazones no quede opacada por la discordia y los conflictos que tanto vive el mundo y que ya no los soporta.
Imiten a Mi Corazón paciente. Reciban de Mi Espíritu la llama incandescente que los retirará de la noche oscura del alma para que, pudiendo ver Mi Luz en lo más profundo del abismo de la consciencia, ustedes sepan y aprendan a reconocer Mi Santa Faz en el momento del Retorno de Cristo.
Que, en esta hora de apremios e incertidumbres para la mayoría, Mi Corazón sea el esperado refugio del espíritu y del alma que acoge Mis Palabras en el nombre de Adonai.
Que sus pies sigan recorriendo la senda hacia el despojamiento total de ustedes mismos y hacia el desprendimiento del pasado. Así, su mirada podrá estar fija en el horizonte para reconocer las señales del Cielo que anuncian el esperado tiempo del Retorno de Cristo.
Que sus oídos internos, los oídos del corazón, estén siempre abiertos a Mí y al semejante, porque podría estar dándoles una simple instrucción.
Reciban Mi Palabra, que es la Palabra del Padre Celestial, porque el Verbo se hizo carne y una vez habitó entre ustedes para que, por Gracia, conocieran la existencia del Reino de los Cielos.
Les agradezco por guardar y por vivir cada una de Mis Palabras.
Le agradezco a España por su cálida acogida y rezo por los que padecieron la catástrofe total en este país, bendecido por una de las más resignadas y emblemáticas santas de todos los tiempos, Santa Teresa de Jesús.
Bendice a España,
Vuestro Maestro,
Cristo Jesús
La Voz de Cristo Jesús:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
He aquí el Padre y el Hijo, el Soberano y Eterno Dios que viene con Su Amadísimo Hijo, el Cristo Redentor, para formar parte de Sus criaturas, en comunión perfecta y perpetua, elevando a las almas por un momento al Reino de los Cielos.
He aquí, compañeros, Quien les dio la vida y le dio la vida a Su Primogénito a través del Vientre Purísimo de María, Vientre que hoy gesta en Su seno a la Nueva Humanidad, Vientre Creador que se ofrece para transformar todas las cosas.
He aquí la Madre del Espíritu Santo, la Sagrada Consciencia Trina que desde los Cielos contempla al mundo herido por el odio y por la venganza.
He aquí el Corazón Eterno del Padre, el Sagrado Corazón del Hijo y el Inmaculado Corazón de la Madre. Sagrada Geometría aquí se forma, matrices internas son expresadas para que todos los escogidos las reciban en su interior y preparen sus mundos internos para cuando sea la hora del surgimiento de la Nueva Humanidad.
Por eso, el Arcángel Uriel y el Arcángel Gabriel están aquí presentes, ante el Adorado Padre, el Venerable Hijo y la Santísima Madre. Los santos arcángeles justifican este momento ante la Creación, para que una vez más el Arca de la Santa Alianza sea renovada por las experiencias de redención y de perdón de las almas que viven en Cristo todos los días.
Por eso, estos santos ángeles, aquí presentes, borran de los Libros de la Justicia Divina los errores que hayan cometido por ignorancia, por insatisfacción o también por culpa. Así, una vez más, sus almas estarán purificadas ante la grandeza de Dios, que viene a entregarles Sus Bendiciones y Gracias a través del Corazón de Su Hijo y del Corazón de la Santísima Madre, para que los inocentes sean rescatados y todos los que hoy sufren la impunidad tengan la Gracia de la salvación y, sobre todo, el consuelo de los Cielos.
Hoy, el Padre Eterno, ante la Presencia de Su Hijo y de la Santísima Madre, de los Arcángeles Uriel y Gabriel, viene a recoger en Sus Brazos a los caídos, a cuantos quedaron atrapados en el sufrimiento sin poder ver la Luz, sin poder encontrar el Amor.
Dios les otorga este momento a los que escuchan Su Llamado, a los que le dicen sí al vacío interior.
Escuchemos a Dios.
La Voz del Padre Eterno:
Hijos de la Tierra y del universo, eleven sus espíritus hacia Mí. Yo Soy el Padre que los bendice y los colma, que los alimenta con la vida del espíritu y de toda la Fuente de la Creación.
Lleguen a Mí, Mis pequeños. Retornen a Mí los niños de otrora, para que la inocencia se repare en el mundo y el Amor arranque de las garras del enemigo a cuantos están prisioneros y en cautiverio.
He aquí el Dios de Israel, el Dios de los patriarcas y de los profetas, el Dios de las santas mujeres y de los misioneros de Cristo.
Vengo aquí para volverles a otorgar Mi Ley, que ha sido violada y ultrajada por el hombre.
He aquí, en Mi Corazón, la cuna de la Nueva Humanidad, de la que todos los decididos pueden formar parte, creyendo en la promesa del Reino de los Cielos del triunfo de Mi Voluntad en cada criatura de la Tierra.
Alaben a Dios, así como lo alaba la naturaleza, para que la sensibilidad espiritual retorne al corazón humano y muchos más en este mundo abandonen la indiferencia y se abran a la caridad. Esto establecerá el perdón que el mundo necesita, ante la injusticia de tantas guerras y sufrimientos humanos inimaginables.
Yo Soy la Ley del Amor Vivo y a través de Mi Amor todo fue creado para Mis hijos, desde el origen de la Tierra hasta el presente y más allá de este presente.
Yo Soy Adonai, el Dios Resplandeciente y Vivo, el Espejo Inmaculado de la Creación. Soy la causa de su alegría, de su bienaventuranza, de su justicia.
Eleven sus corazones hacia Mí, ¡oh, sagrado pueblo de Israel!; así como Cristo, Mi Hijo, fue elevado en la Cruz y de Su Corazón traspasado por los pecados del mundo, en Su eminente sacrificio, en vez de brotar Justicia, brotó Misericordia como Sangre y Agua.
He aquí, en Mi Corazón, la reliquia perfecta del Amor que eleva al espíritu y libera a la consciencia que coloca sus pies en el camino correcto para que, al igual que el pueblo del desierto bajo la guía de Moisés, ustedes también encuentren la Tierra Prometida, que está dentro de cada uno de Mis hijos; Sagrada Tierra sembrada por Mis Principios y Atributos, por los nuevos patrones de conducta que volverán a erguir a la humanidad.
Fray Elías de Sagrado Corazón de Jesús:
El Corazón de Dios está abierto de par en par.
La Voz del Padre Eterno:
¿Quién entrará al Universo desconocido de Dios?
¿Quién será Uno con el Padre, así como el Hijo es Uno con el Padre y el Espíritu Santo es Uno con el Hijo?
Mis Aspectos Sagrados también pueden ser en todos, en los que reconocen y adoran al Dios Vivo, hoy presente de forma luminosa y eterna, bajo el amparo de la consciencia arcangélica.
Hijos, que el mundo busque la paz, el fin de la guerra, dentro y fuera de ustedes, para que la Tierra Prometida sea una realidad y ya no sea solo una promesa.
Escuchen la Voz del Padre que los ama, la Voz del Padre que los creo a Su Imagen y Semejanza para que pudieran ser felices en Mí, porque es lo que más deseo.
La Voz de Cristo Jesús:
Compañeros, este es Nuestro Padre-Madre Creador, adorado por los ángeles, venerado por todos los seres de buena voluntad, exaltado por los bienaventurados.
En verdad les digo que nadie va al Padre sino a través de Mí, porque Yo Soy la Puerta directa hacia Él, así como Yo espero que sus corazones Me abran la puerta para que Yo pueda entrar.
Hoy, el Arca de la Santa Alianza es imantada por los que renuevan su consagración al Propósito Divino.
He aquí la Llama de la Abundancia de Dios, eterna e inextinguible, Llama que nada la puede apagar porque es la Llama Inmaterial de Dios que ilumina el camino de los peregrinos, de los que se retiran sus propias sandalias para caminar descalzos hacia Dios.
He aquí la Sacrificada Consciencia de Dios, bajo la imagen del Divino Propósito, que aspira a enderezar a la humanidad para que retorne al camino de la Ley y del Amor, antes de que sea demasiado tarde.
De esta Llama, imperiosa y poderosa, se alimenta Mi Corazón. Así, de esta Llama del Divino Propósito, sus corazones también deben alimentarse espiritualmente, como los santos ángeles lo hacen y lo viven en el eterno presente.
Esta es la Llama Sagrada que impulsa la transformación de la vida y de la consciencia, transformando lo corrupto en incorrupto.
¿Cuál es la razón de su existir? ¿Cuál es el motivo de que estén en la Tierra?
Yo vengo a darlos a conocer a través del Dios Vivo, Omnipresente y Eterno, que hoy los visitó en lo más profundo del espíritu para poder ayudar al mundo entero. Reverencien esta Gracia desconocida e infinita, Gracia que viene a otorgarles la reconciliación a todos los que la buscan.
Como lo prometí, vengo a darles la oportunidad, bajo este Impulso de Dios, a todos los que aspiran a consagrar sus almas a la vida eterna, al servicio incansable a los Planes de Dios.
Preparémonos para este momento, que guiaré y presenciaré, así como debe ser para cada alma que busca la consagración de su vida y de su consciencia. Y esto es posible por el poder de Mi Sangre y por los méritos que ella les otorgó a los que la adoran en el Santísimo Sacramento de la Comunión.
A continuación, fue realizada la ceremonia de consagración de nuevas Auxiliadoras de la Divina Misericordia de Jesús, la 5.ᵃ rama de la Orden Gracia Misericordia, y la Aparición finalizó.
La Voz de Cristo Jesús:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
He aquí el Padre y el Hijo, el Soberano y Eterno Dios que viene con Su Amadísimo Hijo, el Cristo Redentor, para formar parte de Sus criaturas, en comunión perfecta y perpetua, elevando a las almas por un momento al Reino de los Cielos.
He aquí, compañeros, Quien les dio la vida y le dio la vida a Su Primogénito a través del Vientre Purísimo de María, Vientre que hoy gesta en Su seno a la Nueva Humanidad, Vientre Creador que se ofrece para transformar todas las cosas.
He aquí la Madre del Espíritu Santo, la Sagrada Consciencia Trina que desde los Cielos contempla al mundo herido por el odio y por la venganza.
He aquí el Corazón Eterno del Padre, el Sagrado Corazón del Hijo y el Inmaculado Corazón de la Madre. Sagrada Geometría aquí se forma, matrices internas son expresadas para que todos los escogidos las reciban en su interior y preparen sus mundos internos para cuando sea la hora del surgimiento de la Nueva Humanidad.
Por eso, el Arcángel Uriel y el Arcángel Gabriel están aquí presentes, ante el Adorado Padre, el Venerable Hijo y la Santísima Madre. Los santos arcángeles justifican este momento ante la Creación, para que una vez más el Arca de la Santa Alianza sea renovada por las experiencias de redención y de perdón de las almas que viven en Cristo todos los días.
Por eso, estos santos ángeles, aquí presentes, borran de los Libros de la Justicia Divina los errores que hayan cometido por ignorancia, por insatisfacción o también por culpa. Así, una vez más, sus almas estarán purificadas ante la grandeza de Dios, que viene a entregarles Sus Bendiciones y Gracias a través del Corazón de Su Hijo y del Corazón de la Santísima Madre, para que los inocentes sean rescatados y todos los que hoy sufren la impunidad tengan la Gracia de la salvación y, sobre todo, el consuelo de los Cielos.
Hoy, el Padre Eterno, ante la Presencia de Su Hijo y de la Santísima Madre, de los Arcángeles Uriel y Gabriel, viene a recoger en Sus Brazos a los caídos, a cuantos quedaron atrapados en el sufrimiento sin poder ver la Luz, sin poder encontrar el Amor.
Dios les otorga este momento a los que escuchan Su Llamado, a los que le dicen sí al vacío interior.
Escuchemos a Dios.
La Voz del Padre Eterno:
Hijos de la Tierra y del universo, eleven sus espíritus hacia Mí. Yo Soy el Padre que los bendice y los colma, que los alimenta con la vida del espíritu y de toda la Fuente de la Creación.
Lleguen a Mí, Mis pequeños. Retornen a Mí los niños de otrora, para que la inocencia se repare en el mundo y el Amor arranque de las garras del enemigo a cuantos están prisioneros y en cautiverio.
He aquí el Dios de Israel, el Dios de los patriarcas y de los profetas, el Dios de las santas mujeres y de los misioneros de Cristo.
Vengo aquí para volverles a otorgar Mi Ley, que ha sido violada y ultrajada por el hombre.
He aquí, en Mi Corazón, la cuna de la Nueva Humanidad, de la que todos los decididos pueden formar parte, creyendo en la promesa del Reino de los Cielos del triunfo de Mi Voluntad en cada criatura de la Tierra.
Alaben a Dios, así como lo alaba la naturaleza, para que la sensibilidad espiritual retorne al corazón humano y muchos más en este mundo abandonen la indiferencia y se abran a la caridad. Esto establecerá el perdón que el mundo necesita, ante la injusticia de tantas guerras y sufrimientos humanos inimaginables.
Yo Soy la Ley del Amor Vivo y a través de Mi Amor todo fue creado para Mis hijos, desde el origen de la Tierra hasta el presente y más allá de este presente.
Yo Soy Adonai, el Dios Resplandeciente y Vivo, el Espejo Inmaculado de la Creación. Soy la causa de su alegría, de su bienaventuranza, de su justicia.
Eleven sus corazones hacia Mí, ¡oh, sagrado pueblo de Israel!; así como Cristo, Mi Hijo, fue elevado en la Cruz y de Su Corazón traspasado por los pecados del mundo, en Su eminente sacrificio, en vez de brotar Justicia, brotó Misericordia como Sangre y Agua.
He aquí, en Mi Corazón, la reliquia perfecta del Amor que eleva al espíritu y libera a la consciencia que coloca sus pies en el camino correcto para que, al igual que el pueblo del desierto bajo la guía de Moisés, ustedes también encuentren la Tierra Prometida, que está dentro de cada uno de Mis hijos; Sagrada Tierra sembrada por Mis Principios y Atributos, por los nuevos patrones de conducta que volverán a erguir a la humanidad.
Fray Elías de Sagrado Corazón de Jesús:
El Corazón de Dios está abierto de par en par.
La Voz del Padre Eterno:
¿Quién entrará al Universo desconocido de Dios?
¿Quién será Uno con el Padre, así como el Hijo es Uno con el Padre y el Espíritu Santo es Uno con el Hijo?
Mis Aspectos Sagrados también pueden ser en todos, en los que reconocen y adoran al Dios Vivo, hoy presente de forma luminosa y eterna, bajo el amparo de la consciencia arcangélica.
Hijos, que el mundo busque la paz, el fin de la guerra, dentro y fuera de ustedes, para que la Tierra Prometida sea una realidad y ya no sea solo una promesa.
Escuchen la Voz del Padre que los ama, la Voz del Padre que los creo a Su Imagen y Semejanza para que pudieran ser felices en Mí, porque es lo que más deseo.
La Voz de Cristo Jesús:
Compañeros, este es Nuestro Padre-Madre Creador, adorado por los ángeles, venerado por todos los seres de buena voluntad, exaltado por los bienaventurados.
En verdad les digo que nadie va al Padre sino a través de Mí, porque Yo Soy la Puerta directa hacia Él, así como Yo espero que sus corazones Me abran la puerta para que Yo pueda entrar.
Hoy, el Arca de la Santa Alianza es imantada por los que renuevan su consagración al Propósito Divino.
He aquí la Llama de la Abundancia de Dios, eterna e inextinguible, Llama que nada la puede apagar porque es la Llama Inmaterial de Dios que ilumina el camino de los peregrinos, de los que se retiran sus propias sandalias para caminar descalzos hacia Dios.
He aquí la Sacrificada Consciencia de Dios, bajo la imagen del Divino Propósito, que aspira a enderezar a la humanidad para que retorne al camino de la Ley y del Amor, antes de que sea demasiado tarde.
De esta Llama, imperiosa y poderosa, se alimenta Mi Corazón. Así, de esta Llama del Divino Propósito, sus corazones también deben alimentarse espiritualmente, como los santos ángeles lo hacen y lo viven en el eterno presente.
Esta es la Llama Sagrada que impulsa la transformación de la vida y de la consciencia, transformando lo corrupto en incorrupto.
¿Cuál es la razón de su existir? ¿Cuál es el motivo de que estén en la Tierra?
Yo vengo a darlos a conocer a través del Dios Vivo, Omnipresente y Eterno, que hoy los visitó en lo más profundo del espíritu para poder ayudar al mundo entero. Reverencien esta Gracia desconocida e infinita, Gracia que viene a otorgarles la reconciliación a todos los que la buscan.
Como lo prometí, vengo a darles la oportunidad, bajo este Impulso de Dios, a todos los que aspiran a consagrar sus almas a la vida eterna, al servicio incansable a los Planes de Dios.
Preparémonos para este momento, que guiaré y presenciaré, así como debe ser para cada alma que busca la consagración de su vida y de su consciencia. Y esto es posible por el poder de Mi Sangre y por los méritos que ella les otorgó a los que la adoran en el Santísimo Sacramento de la Comunión.
A continuación, fue realizada la ceremonia de consagración de nuevas Auxiliadoras de la Divina Misericordia de Jesús, la 5.ª rama de la Orden Gracia Misericordia, y la Aparición finalizó.
Desde Su crucifixión y por la eternidad, del Corazón de Cristo brotan Sangre y Agua, goteando poco a poco sobre el mundo y sobre la Creación. Siempre que oran a Su Divina Misericordia, siempre que viven bajo esa Ley, siendo misericordiosos, esas gotas de Sangre y Agua tocan a las almas, lavan sus ojos para que puedan ver un nuevo camino y lavan su corazón para que puedan ser dignos de caminar sobre él.
En estos tiempos, hijos, necesitan aprender a contemplar y a amar las señales de su salvación, como lo son la Sangre y el Agua que brotan del Corazón de Cristo.
Para mantenerse con el corazón en equilibrio, creciendo en la vida espiritual con fundamentos verdaderos, no basta vivir de los propios esfuerzos y conocimientos o de toda la Gracia recibida, también necesitan experimentar la rendición y el amor que la contemplación del sacrificio de Cristo los conduce a vivir.
Hay un poder único en la Sangre de Cristo: el poder de restaurar, curar y redimir lo que es imposible. La Sangre de Cristo es la base de toda redención, es el sentido de la espiritualidad en este mundo, es el secreto para la santidad, la puerta para la rendición, la revelación de los misterios de Amor más profundos de toda la Creación. Y, para profundizar en este misterio, basta que clamen sinceramente por Misericordia, que contemplen espiritualmente la Cruz de Cristo, siempre alzada a los niveles internos de la consciencia humana y, reviviendo Su Pasión repetidas veces, reencuentren el sentido de sus vidas.
Contemplando la Sangre de Cristo encontrarán los Dones de Su Espíritu, la unidad de un Dios Trino que Se entrega por Amor a cada instante; revivirán la humildad de saberse pequeños ante un Amor inmenso y, al mismo tiempo, la Gracia de saberse llamados a imitarlo.
Oren por la Misericordia y vivan las bases de toda espiritualidad verdadera. En la Sangre de Cristo está la base de toda la vida religiosa. Oren unos por los otros, contemplando la Sangre de Cristo y, sobre todo, ríndanse a los pies de Su Cruz y comprenderán lo que les digo.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cuando sientas en tu camino el peso de los errores del pasado que, como un asedio, el enemigo te entrega para detener tus pasos, solo pon tus ojos sobre la Cruz, sobre la Eucaristía, sobre el Corazón de Cristo y permanece allí.
En la Cruz, hijo, tus pecados más profundos fueron perdonados. En la Cruz, tus mayores errores fueron justificados.
En la Cruz no solo está la memoria del perdón, sino también el perdón vivo y eterno que se renueva, de tiempo en tiempo, cuando un corazón sincero es capaz de arrepentirse por los méritos de la Cruz de Cristo.
Sin embargo, en la Cruz no se encuentra solo el perdón de tus pecados, en la Cruz se encuentra también tu camino. En ella se escribe el manual para tus próximos pasos, para que no vuelvas a pecar, para que sepas por donde ir.
En la Cruz, descubres el perdón de Dios, pero también la forma que tu Creador te concede de hacer fecundo ese perdón. A través de la entrega, de la humildad, del sacrificio y, por encima de todo, del amor sin condiciones es que imitas los pasos del Cristo del Calvario, es que bebes del Cáliz que Su Padre le ofreció para restituir la Alianza entre Dios y los hombres.
Es allí, hijos, a los pies de la Cruz, que tu camino comienza. Pero es cuando Tu Señor desciende de ella y asciende a los Cielos que tu eres llamado a multiplicar los dones de tu redención, dando testimonio del Amor que te curó y que está siendo derramado constantemente sobre el mundo, del Corazón de Cristo hacia todos los que saben buscar y encontrar los méritos de la Cruz.
Por eso, cuando el enemigo coloque delante de ti tus errores y pecados, que tus ojos se vuelvan hacia la Cruz, que tu corazón recuerde que ya fue perdonado y que ahora se trata de seguir los pasos de tu Señor, Cristo Jesús.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Un alma que por mucho tiempo se preparaba para la gran tribulación del planeta, a medida que esta se aproximaba, se sentía más insegura e ignorante. Sentía lo desconocido de esta prueba planetaria y le cuestionaba al Señor, diciéndole: “Señor y Padre Eterno, ¿cómo puedo estar preparada para vivir estos tiempos? ¿Cómo puedo ir más allá de mi ignorancia e ingresar en Tu Sabiduría? ¿Cómo puedo ir más allá de mis miedos e ingresar en Tu Paz?”.
Y el Señor le respondió: “Como percibes, alma pequeña, estos tiempos son nuevos y esta prueba es desconocida y desafiante para toda la vida en la Tierra y más allá de ella; pero en tu interior, se encuentran Mis Gracias y todos los Dones que un día, mientras orabas y servías, fui depositando en él. Ellos emergerán y serán tu auxilio y tu paz.
Dentro de ti, sin embargo, vive también una síntesis que te permite encontrar aquello que aún no fue vivido: el Amor-Sabiduría aún no alcanzado en ninguna época de la humanidad, sino solo en el Corazón de Mi Hijo. Por eso, alma pequeña, deja que todos los aprendizajes más profundos de la humanidad se sinteticen en tu interior.
Vive y siente la ignorancia de los pueblos primitivos que, en su simplicidad mental, no permanecieron allí, sino que fueron capaces de lanzarse a lo desconocido para sobrevivir y evolucionar. Toma de ellos los registros más profundos de la posibilidad humana de romper barreras y crecer. Crece, entonces, no solo como ser humano pensante, sino como ser humano que siente la vida, que comulga y que se encuentra en el Todo de la Creación.
Vive la pureza de los pueblos indígenas, los pueblos originarios. Vive la perseverancia de los que, a pesar de toda el ansia de poder de la humanidad, escogieron la pura sabiduría y permanecieron en su paz.
Vive en tu interior la compasión de Oriente, la ciencia pura del estudio del cuerpo, de la naturaleza y de las estrellas, que hace que la consciencia humana reconozca, al mismo tiempo, su grandeza y su pequeñez.
Vive la fe de los primeros cristianos, los que rompieron barreras y fueron más allá de las primeras Escrituras Sagradas; los que no permanecieron en las palabras, sino que creyeron al ver profecías vivas; los que se permitieron transformar y supieron escuchar, más que a la simbólica predicación de Mi Hijo, a todas las revelaciones celestiales que Él trajo; a los que vivieron el Reino y se descubrieron Reino con Cristo, imitando Sus Pasos a lo largo de todos los siglos.
Vive la paz de las almas simples, que no se aferran a las riquezas del mundo, pero sí se sustentan en la alegría de la Presencia de Dios; almas cuya fortaleza fue construida sobre la roca y que no se perturban cuando se derrumba la gloria del mundo, sino que permanecen en Dios, aun delante de las tempestades.
Es así, alma amada, que experimentando en tu interior los Dones que Yo le entregué a la humanidad en cada época, en cada pueblo, en cada religión, te abres para vivir algo nuevo, fruto de todo lo que fue aprendido. Esta es la transición de los tiempos”.
Que este profundo diálogo los inspire, hijos, a encontrar la paz y la sabiduría en los tiempos de transición.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Oración para imitar a Cristo
Señor,
que mis ojos contemplen el mundo con Tus Ojos,
que mi corazón sienta la vida como Tu Corazón,
que mi alma viva en la Tierra, y más allá de ella, como Tu Alma,
que mis días sean un eterno reflejo de Tu Misericordia,
para que yo vea al prójimo como Tú me ves,
para que así yo comprenda al prójimo como Tú me comprendes,
para que yo sea paciente con el prójimo como Tú lo eres conmigo,
para que yo hable con el prójimo como Tú hablas con los Tuyos,
para que yo actúe con el prójimo como Tú actúas con los Tuyos,
y yo les entregue a ellos todo cuanto Tú desearías entregarles.
Que así, Señor,
yo ame como Tú amas,
sirva como Tú sirves,
y viva como Tú vives,
eternamente.
Amén.
Oren como los primeros compañeros de Cristo que, unidos alrededor de Él, judíos, paganos, ateos, pescadores, prostitutas, eruditos y soldados, pobres y cobradores de impuestos, médicos y leprosos, aprendieron a amarse como Él los amaba.
A través de Su sagrada Presencia, sus ojos se tornaron misericordiosos y pudieron ver más allá de las miserias y de las apariencias.
Es así, hijos, que con esos mismos ojos se deben mirar hoy. Es así que deben reconocerse, unos a otros, en la Presencia eterna de Cristo, amando, comprendiendo, siendo pacientes, misericordiosos y compasivos como es Su Corazón.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Mientras caminaba con la Cruz, en el Corazón de Cristo, además de sufrimiento y dolor, había paz y compasión.
Ese era un ejercicio constante de Su Espíritu Divino en un cuerpo humano, trascender a cada segundo las dimensiones del caos, de la ignorancia, de la maldad, en las que los seres que lo rodeaban estaban absorbidos por la oscuridad, e ingresar en las dimensiones de paz, de compasión, de sabiduría, de Verdad, en donde Sus Ojos podían ver cada acontecimiento como era y no como parecía ser.
Los Ojos del Cristo del Calvario contemplaban el mundo y veían una realidad más compleja, más profunda; miraban la maldad de los seres y veían esencias presas del yugo de esa maldad; conocían al espíritu del mal que conducía cada acción de los que lo maltrataban y sabían que la forma de liberar esas esencias era el Amor, el Amor no solo de la Cruz, sino el Amor de toda la eternidad; el Amor que comenzaría a nacer con Su ejemplo, como una naciente que surgiría de la última gota de Sangre que se derramaría de Su Cuerpo, pero que se tornaría afluente a través de las almas que, a lo largo de los siglos, responderían a Su Llamado e imitarían Su ejemplo, renovando y multiplicando ese Amor.
En cada obstáculo de la vida, hijo, que tus ojos sean los Ojos del Cristo del Calvario, contemplando la Verdad y no la ilusión, colocados en las dimensiones de paz y no de odio, sabiendo que la cura proviene del Amor vivo, en el ejemplo de cada segundo de la vida.
Así es como cumplirás el Plan de tu Padre Celestial y serás uno con Él en todos los tiempos.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cuando llega el segundo domingo después de la Pascua y las almas ya fueron lavadas por la Sangre derramada por Cristo en Su Pasión, ha llegado el momento de reconfirmar su compromiso con Él, de confesar delante de Su Corazón los pecados más ocultos, aquellos que avergüenzan a los seres y que, a veces, ni siquiera pueden pronunciarlos delante de Dios.
Es el momento de rendirse ante el Amor absoluto del Creador que, con Ojos de compasión, se vuelve hacia cada ser de esta Tierra y, con Piedad y Misericordia, los perdona por sus pecados más antiguos y desconocidos.
Es el momento de vivir bajo el espíritu de la humildad y de reconocer las propias imperfecciones y debilidades, las fragilidades e ignorancias que llevan a las almas a caer todos los días.
Es el momento de mirar hacia la Cruz de Cristo y también mirar el Sepulcro vacío y saber que Aquel que fue alzado por los pecados humanos, por Su Amor y Perdón resucitó, demostrando a cada ser el camino hacia la vida eterna, hacia la trascendencia de toda condición humana, inclusive de la muerte que es aquella que lo separa del Tiempo de Dios.
La Fiesta de la Divina Misericordia es el momento en el que las almas se regocijan en Cristo. Ningún pecado fue mayor que el poder de Su Amor, y ni aun la autocondenación de las almas puede vencer a la Misericordia del Redentor cuando los corazones se rinden delante de la Cruz.
Hoy, hijos, es un día para recordar el absoluto e insondable Amor de Dios y de hacer esto también por los que no lo hacen, porque Aquel que murió en la Cruz y resucitó lo hizo por amor a todas las almas y por cada una de ellas.
Por esto, oren por los que están perdidos, oren por los que no miran a Cristo y son indiferentes delante de las Gracias y Misericordias del Redentor, porque así podrán interceder para que, al menos en el último instante de sus vidas o después de ellas, esas almas tengan una oportunidad de arrepentirse.
La Fiesta de la Divina Misericordia es el momento en el que las almas comprenden un don que Dios les dona gratuitamente a aquellos que solo se abren de corazón y se arrepienten. Sean humildes delante del Creador, resignados frente a Su Voluntad y dispuestos a ser amados con un Amor inmenso e insondable. Y, más allá de cualquier error, conocerán el poder de la Divina Misericordia.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Quédate a los pies de la Cruz del Redentor, para que comprendas en dónde comenzó a ser sellada la Alianza entre tu corazón y el Corazón de Cristo.
Quédate a los pies de la Cruz del Redentor, para que allí recuerdes Su llamado y sepas porqué hoy Él te vuelve a llamar en lo profundo de tu corazón.
Quédate a los pies de la Cruz del Redentor, en donde no hay honra, sino aquella escondida en Su Sangre; en donde no hay gloria, sino aquella que se guarda en el misterio de Su Sacrificio.
Y es así, hijo Mío, que a los pies de la Cruz comenzarás a comprender la Voluntad de Dios para ti. Él te quiere allí, siempre en adoración a Su Corazón, siempre unido a Su Sacrificio e imitando Sus pasos.
Él te quiere allí, en donde tú desapareces y Él resplandece, en donde la gloria del mundo se desvanece y da espacio a la Gloria de Dios; en donde las ansias por la honra se disuelven en la única necesidad de justificar Su Sangre con la renovación del amor en tu propia vida.
Quédate a los pies de la Cruz del Redentor, y todas tus preguntas serán respondidas. Sabrás que el miedo de la cruz es en verdad el miedo de entregarte con locura, de perder este mundo para ganar el Infinito, de dejar de ser uno para ser Todo.
Quédate a los pies de la Cruz del Redentor, porque ya llegó el tiempo de retomar, con plenitud, lo que Él comenzó en el Calvario.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Cuando el Señor estaba en el desierto, preparando Su Corazón para la entrega que viviría a través de la Cruz, Su Madre, María, reunía a las discípulas y a las santas mujeres y les advertía sobre el Reino de Dios, sobre las verdades superiores y sobre el camino que se recorre para llegar a ellas a través de la humildad, del servicio, de la entrega y, sobre todo, del amor a Dios y a la vida.
Al mismo tiempo que Cristo vencía a las tentaciones en el desierto, era probado en su parte más humana y así se refugiaba en el Divino Corazón de Su Padre. Las almas que se habían comprometido con Él, desde el principio de su existencia, también eran conducidas internamente al desierto interior. En ese momento, reconocían sus flaquezas y se preparaban para algo mayor, aunque fuera desconocido.
El triunfo del Mesías no fue comprendido por la mayoría de la humanidad, porque la Voluntad de Dios no se asemejó a las ideas de los hombres. Pero aquellos que se comprometieron espiritualmente con Cristo, estaban prontos y, tarde o temprano, se podrían unir a la esencia de la entrega del Señor, para imitar Sus pasos.
Les digo esto, hijos, porque a medida que transcurre el tiempo espiritual de la Cuaresma, sus corazones deben profundizar en el sentido de la cruz, deben observar las tentaciones y vencerlas con el silencio y la oración, con el despertar de la fe.
Que su atención no esté en la risa del enemigo, sino en el Verbo de Dios. Escuchen Su Voz y, en el propio interior, caminen más hacia Él.
La Cuaresma termina con una definición profunda de las almas que se dispusieron a acompañar a Cristo y, en cada nuevo ciclo, en cada nueva Cuaresma se aproxima una definición mayor, más amplia, más completa, hasta que llegará el día de ingresar en Jerusalén, no para ser aclamado, sino para vivir la entrega absoluta.
Por eso, no se olviden de la profundidad de lo que son llamados a vivir, no se olviden de la grandiosidad interna y divina de la cual se comprometieron a participar.
El día de la cruz es conocido solo por Dios. Hasta que llegue ese momento, es el ciclo de caminar más y más hacia el Padre, fundirse en Él y ser Uno con Él, para que la entrega de sus vidas sea fecunda, en el Cielo como en la Tierra.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
De ciclos en ciclos, revive el llamado de Cristo en tu interior.
Dentro de tu corazón, hijo, contempla el mar de tu vida, de tu historia y de tu entrega y, en las orillas de ese mar, encuentra la Mirada de tu Señor que busca tus ojos.
Sin miedo, vuelve a caminar en dirección a tu Salvador y permite que Él te pida algo nuevo, una entrega más profunda, una rendición más perfecta.
Deja a Sus Pies la red de todos tus deseos y aspiraciones, todo aquello que perseguías en el mar de la vida, intentando conquistar, aunque fuera algo espiritual o aunque fuera algo para Cristo.
Escucha la Voz de tu Señor, llamándote para profundizar en Su Corazón. Y, vacío de todo, ve con Él a cumplir Sus designios, a transitar desiertos, a curar tu propio corazón y, así, conceder cura, ser amado profundamente y, de ese modo, conceder el Amor de Dios a las almas.
Nunca pienses que basta entregar la vida a Cristo solo un día, pero sí, hijo, entrégate todos los días. Escucha Su Voz en cada instante. Abre camino, en tu interior, para que Cristo llegue a los espacios más ocultos de tu ser.
Hablo de entrega y de rendición, todos los días. Percibe que esas son las llaves de este tiempo, son las bases en las cuales tu espíritu estará seguro en Dios y en Su Voluntad. Eso es lo que Él te llama a vivir en este momento, porque de esa forma crecerás, de esa forma cumplirás los designios del Creador para tu vida.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
La lluvia que hoy cae del cielo es el llanto de los ángeles por ver en el Corazón de su Maestro las cinco espinas de dolor causado por la vida religiosa y por la humanidad.
Para que el Corazón de su Señor sea aliviado, hoy vengo a entregarles el "Rosario de las cinco espinas clavadas en el Corazón de Jesús", para que lo recen por todos los que son ingratos e indiferentes después de haber recibido de Mí los tesoros celestiales que fueron desperdiciados y no valorados.
Les entrego este rosario para que lo recen todos los días posibles, para que el Padre Eterno vea las súplicas de Sus buenos hijos por los más pecadores y para que las cinco espinas de dolor sean retiradas del Corazón de su Maestro.
Cada vez que alguna alma indiferente comete una acción contra la Ley y el Universo, las espinas perforan aún más el Corazón del Redentor.
Si esta oración es rezada ante el Santísimo, los méritos que la misma generará beneficiarán el rescate de algún núcleo profundo de las almas que son indiferentes, para que en el próximo mundo tengan una oportunidad.
Si esta oración fuera rezada en las familias de los Rosarios-Luz, los devotos peregrinos curarán, con su voz, el castigado Corazón de Jesús y muchas Gracias serán concedidas a los fieles corazones.
Ahora les enseñaré el "Rosario de las cinco espinas clavadas en el Corazón de Jesús".
Cuenta de unión
Por la fe, la devoción, el servicio y el amor de todos los peregrinos,
que el Corazón castigado de Jesús sea curado y aliviado.
Amén.
Primera decena
Por la espina de la ingratitud clavada en el Corazón castigado de Jesús,
que la entrega y el amor de los peregrinos restauren a Nuestro Señor.
Amén.
Segunda decena
Por la espina de la indiferencia clavada en el Corazón castigado de Jesús,
que el servicio, la caridad y la fidelidad de los peregrinos reparen a Nuestro Señor.
Amén.
Tercera decena
Por la espina de la desobediencia clavada en el Corazón castigado de Jesús,
que la obediencia, la lealtad y la transparencia de los peregrinos reparen a Nuestro Señor.
Amén.
Cuarta decena
Por la espina de la infidelidad clavada en el Corazón castigado de Jesús,
que la pureza, la humildad y la simplicidad de los peregrinos curen a Nuestro Señor.
Amén.
Quinta decena
Por la espina del desamor clavada en el Corazón castigado de Jesús,
que la fe, la luz y el consuelo de los peregrinos reconstruyan el Espíritu de Nuestro Señor.
Amén.
¡Les agradezco por corresponderme!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Mientras más contemples y adores a Dios en la Eucaristía, Él estará más en ti y se revelará en tu interior.
La Eucaristía no es solo el Cordero entregado por Amor para reparar los pecados del mundo. La Eucaristía es el Corazón completo y perfecto de Cristo, en donde se guardan los misterios de la Creación y la esencia del Amor de Dios. Amor que, conteniendo en sí a todas las cosas, se multiplicó para que la vida tuviera forma y espíritu, renovando y recreando la Existencia Divina.
La Eucaristía es la presencia del Altísimo revelada. Allí está quién es Dios, Sus misterios, Su Amor y Su esperanza. Contempla y adora a la Eucaristía y en ella, al Portal para retornar al Origen, a la Verdad, a la Luz.
Dios se oculta en Sus misterios y se revela a los que lo buscan. Busca a tu Creador y Redentor en la Eucaristía y, en silencio, deja que Él te conduzca a Su Corazón, a una unidad perfecta con Su Verdad y con Su Amor.
El misterio de la Eucaristía se revela a los humildes, en el silencio de su corazón. En humildad, permanece delante de este elemento consagrado y así como Dios colmó el pan de todo lo que Él es, deja que también consagre y transforme los elementos de tu ser en unidad con Él.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cuando Jesús resucitó y trajo de vuelta la vida a Sus células, a Su Cuerpo, cerrando Sus heridas, restaurando todos los niveles de Su ser, lo hizo no solo en sí mismo.
En Su Resurrección se restauraron heridas universales y cósmicas que anteceden incluso a la existencia de la Tierra. En Su Corazón, transmutaba, curaba y restauraba el pasado de toda la Creación Divina y Universal, desde las menores heridas espirituales hasta aquellas que marcaron profundamente la historia del Universo. Todas las criaturas de Dios estuvieron delante de la oportunidad de trascender el miedo por la potencia del Amor; trascender la oscuridad por la potencia de Su Luz Crística.
El Amor de Cristo traspasaba Su Cuerpo y se adentraba más allá de las dimensiones, más allá del tiempo y del espacio, tocando aquellas situaciones y consciencias que habitan en lo invisible, en lo que hasta hoy es un misterio para la humanidad, es desconocido. Ese Amor se manifestó como una Gracia, una oportunidad. La Mano Divina se extendió hacia los que estaban caídos para que un nuevo ciclo tuviera inicio, una nueva escuela que trascendía una civilización, un planeta, y hasta el mismo Universo; una escuela para todos los seres.
El aprendizaje de ese Amor se colocaba disponible para todos los que dijeran "sí". Y fue así que un nuevo ciclo de Redención comenzó para toda la vida. La historia se comenzaba a reescribir, a partir de una hoja en blanco, para que todas las criaturas caminaran el camino recorrido por el Hijo de Dios, y todos pudieran encontrar el punto de su evolución, que los tornaría dignos del Padre Creador, dignos de ser llamados Sus hijos.
Lo imperdonable estaba perdonado; lo incurable recibía su oportunidad de cura; los que estaban perdidos vieron delante de sí la puerta de su salvación. Cristo resucitó y, con Él, toda la vida se hizo nueva.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Únete al Amor de Dios por este planeta y sabrás que no tiene límites. Sabrás que la cruz no fue la primera ni la última oferta de tu Señor y Creador que, a lo largo de toda la existencia, se entrega a Sus criaturas.
Únete al Amor de Dios por este planeta y por esta Creación y experimentarás, por ti mismo, la esencia de la entrega y del amor a la evolución. Sabrás que todo esfuerzo es poco para que todos los seres tengan la Gracia de aproximarse más a Dios.
En Su agonía, Cristo unía Su corazón humano al Amor de Dios y, aunque de sus huesos brotaran el miedo y la angustia, que emanaban como sangre por Su piel, nada fue suficiente para hacer desvanecer la potencia del Amor de Dios en Su Corazón.
Su pensamiento se mantenía en la compasión. Su mirada se mantenía en la Misericordia. Después de haberles enseñado las Leyes a los hombres y también de haberles dado a conocer Su Justicia; en Su momento de mayor entrega, Cristo no emanaba más que Perdón, Redención, Amor y Misericordia.
Esto es lo que ustedes deben vivir en estos tiempos. Esto es lo que los hará Cristos del Nuevo Tiempo, apóstoles y santos de los últimos días.
Den a conocer al mundo todo lo que recibieron. Enseñen al prójimo, con ejemplos, las Leyes y las ciencias que aprendieron y, en el tiempo de la mayor prueba de este planeta, no emitan juicios, sino perdón; no expresen indignación, sino compasión; irradien misericordia y no tengan miedo. Renuévense y multipliquen el Amor de Dios en sus corazones.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Contempla el Corazón de Cristo y en Él a Su Santo Cáliz.
Este es el Cáliz de tu redención y de la redención del mundo. En él se encuentra la Sangre que fue vertida en el Calvario como en la Cruz; Sangre que representó la entrega absoluta de Dios a través de Su Hijo; Sangre que se multiplica en todos los Sagrarios del mundo para ingresar en el interior de todos los seres y transformar su condición humana; Sangre que lleva en sí los códigos de la Nueva Vida, del Amor Crístico, Amor de Dios renovado en Su Hijo; Sangre que se derrama sobre el mundo cuando las almas claman con sinceridad; Sangre que ingresó en las entrañas de la tierra para sellar la alianza entre este Proyecto Divino y su Creador, decretando así su perfección y su manifestación en el fin de los ciclos.
Esta es la Sangre que da la vida, no solo a los hombres, sino a toda la Creación. Esta es la Sangre que los diviniza porque manifestó en la carne humana la presencia de Dios y tornó viva la semejanza del Creador con Sus criaturas.
Esta es la Sangre que todos los días es entregada en el altar; es la Sangre que convierte los elementos de la Tierra; Tierra que por esta misma Sangre se tornó sagrada.
Reverencia hoy el Cáliz del Señor para que seas conocedor de Sus misterios. En el Santo Cáliz se guarda la Sangre de Cristo y de todos aquellos que un día bebieron de él y alcanzaron grados de Amor Crístico en su interior.
Este es el Cáliz que los une a Dios, el misterio manifestado del Amor Divino. Si tan solo lo contemplaras con amor, tu espíritu, alma y corazón estarían comulgando con Él.
Si bebes la Sangre y comes del Cuerpo de Cristo, todo tu ser comulga con Su Vida, con la Nueva Vida, con el Amor y la perfección de Dios.
Hoy y siempre, hijo, reverencia la dádiva de la entrega de Dios a través de la Eucaristía. En ella se encuentra vivo el Amor que tu Creador sintió al manifestarse, Él mismo, en esta vida, descendiendo a la menor de las dimensiones para abrir el camino hacia la suprema unidad con Su Espíritu.
Bebe de Su Sangre y come de Su Cuerpo, cruzando así las dimensiones que te separan de Dios y retornando a Su Eterno Corazón.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Nunca te canses de fijar tu consciencia en Dios, más allá de todo lo que suceda dentro de ti o a tu alrededor.
Esa actitud espiritual permitirá que las Leyes superiores vengan en auxilio de tu consciencia y que cualquier situación, espiritual o interior, sea resuelta.
Confía absolutamente en el propósito inmaterial que Dios creó para tu existencia y con base en esa verdad lleva adelante esta vida colmada de desafíos y de pruebas.
Pero nunca te desanimes ni tampoco te duermas. Haz valer cada momento como si fuera el último; haz que cada etapa de la vida tenga como resultado un aprendizaje de amor y de perdón.
Dios no busca las cosas perfectas dentro de ti, porque Él ya lo sabe todo, Él ya conoce todo lo que tú desconoces dentro de ti.
Por eso, el Padre Celestial espera el momento justo para pedirle a Sus hijos nuevos pasos. Pero esos pasos serán dados y entregados en la medida que amen el desapego en sus vidas.
Porque, en verdad, pocos serán los que le entregarán todo al Señor para la constitución de Su Propósito y para la realización divina de Su Voluntad.
Por eso, como Madre, sé lo que significa despojarse de uno mismo y cuánto eso ocasiona dolores, retrasos y estancamientos. Pero la luz del espíritu de la fe prevalecerá. Ten calma y confía, no existe obstáculo o barrera de la consciencia que no pueda ser superado.
No dejes de remar hasta poder encontrar el puerto seguro del Corazón del Señor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más