Domingo, 19 de abril de 2015

APARICIÓN DE SAN JOSÉ EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hermana Lucía de Jesús:

San José vino acompañado por un coro de niños, niños de África. Él nos pidió que sigamos cantando porque este coro debe ser mucho mayor de lo que es.

Mientras cantábamos, San José estaba realizando una tarea en África, congregando almas de niños y jóvenes para Su coral.

 

Quiero que estos lirios, que toqué con Mis manos, sean llevados, cada uno de ellos, a un niño que lo necesite mucho. Se los pueden llevar a los que ustedes conozcan.

Estos lirios representarán Mi Amor por todos los niños de este mundo y, a través de algunos pocos niños, llevarán la cura del corazón y del espíritu a aquellos niños que se abran a Mi Casto Corazón.

Que la pureza de los niños de África, que hoy ingresarán en Mi Reino y reconocerán Mi paternidad divina, pueda servir de ejemplo a todos los seres de este mundo, no importa la edad que tengan.

De esta forma, Mis queridos, traigo a estos niños a su encuentro para que sepan, así, que solo es necesario tener pureza de corazón, y todas las puertas del Cielo se abrirán delante de sus seres.

Verán, a través de esta puerta, las Manos de los Mensajeros Divinos que se extienden al mundo y, en ese momento, percibirán que Nosotros siempre estuvimos aquí, que Nuestras Manos siempre estuvieron extendidas hacia el mundo, incansables, esperando que aquellos seres de la humanidad manifestaran un poco de pureza, oraran con el corazón para que así sus ojos pudieran ver y sus corazones pudieran sentir que Nosotros siempre estuvimos aquí.

Sigan cantando desde lo profundo del corazón. Sean verdaderos en el clamor de sus almas y confíen en el poder de salvación que Dios concedió a Su Siervo por Su infinita humildad.  

Hoy Mis lirios se multiplican, y no solo Mis manos los ofrecen a la Tierra, sino que también las pequeñitas manos de aquellos que descubrieron el poder de redención y que comprendieron, con sus pequeñas almas, que ningún sufrimiento de este mundo se compara con la grandeza del universo; que todo vale para aprender a amar y a perdonar y así, ingresar en Mi Reino, que es el Reino de Dios y de Su Hijo, del cual Yo soy el portero y el celador que abre las puertas a todas las almas que, en la sinceridad del corazón, claman por paz y por Misericordia para este planeta.

Hoy, les agradezco por estar a Mi lado y hacer que este coro de ángeles, que hoy era tan pequeño, se tornase grande.

Por el poder que Dios Me concedió, Yo los bendigo.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Que sigan en paz y en oración.

 

Hermana Lucía de Jesús:

Vamos a hacer un pequeño relato, porque hoy San José nos dio una gran sorpresa.

Cuando Él apareció, vino con muchos ángeles, pero también con muchos niños.

Al principio, no entendimos mucho de qué se trataba. Los niños eran muy pequeños, su altura llegaba hasta la cintura de San José, en varias filas, a ambos lados. Estaban todos vestidos de blanco, era todos negros, no tenían cabello, eran calvos y cantaban.

Cada uno tenía un lirio bordado en las túnicas blancas que vestían.

San José estaba con Su Corazón expuesto, había un lirio que abrazaba Su Corazón y, cuando Él comenzó a pronunciar Sus Palabras, nos explicó que esos niños habían venido de África, que eran almas rescatadas por el mérito del servicio que está siendo realizado en estos últimos días.

Cuando Él dijo que siguiéramos cantando, porque este coral debe ser mayor, San José comenzó a mostrarnos infernos y purgatorios de niños. Y, mientras cantábamos, Él los iba rescatando. Eso era algo mágico, porque ellos salían de ese lugar y aparecían con la misma ropa de los otros niños, y era como si una síntesis ocurriera en la consciencia de ellos.

San José nos explicaba que, cuando ellos llegaban a Su lado, pasaban a comprender todo lo habían vivido en este mundo y comprendían que ninguna experiencia que habían vivido en la Tierra había sido poca ante la grandeza de lo que estaban viviendo en aquel momento.

Después de un tiempo, vimos que, por detrás de San José, también habían muchos adultos, seres de diferentes edades que, mientras cantábamos, iban uniéndose a este grupo de niños.

Después, San José transmitió el Mensaje.

(La Hermana Lucía se refiere al Mensaje Mensual de San José del 19 de abril de 2015, también recibido durante esta Aparición)

Con estas Palabras de San José, vamos a guardar Su Presencia en nuestros corazones y a agradecer, profundamente, que Él haya venido a nuestro encuentro.

¡Estamos agradecidos, San José, por cuánto nos das!