Viernes, 19 de diciembre de 2014

APARICIÓN DE SAN JOSÉ EN LA CIUDAD DE PUNTA DEL ESTE, MALDONADO, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS 

Por más que sea un misterio, es cuando claman por las almas del mundo y se olvidan de cada uno de ustedes, que los Mensajeros Divinos pueden llegar a la Tierra y auxiliarlos profundamente, unirse a cada una de sus almas, curando todo aquello que está para ser curado e ir más allá de ustedes, en las grandes ciudades, en las pequeñas ciudades, en los pueblos distantes tan olvidados de este mundo, pero nunca olvidados por Dios, porque el Ojo del Señor todo lo ve. 

Por eso, Él envía a Sus Mensajeros en este tiempo, para que le enseñen a la humanidad a clamar por este planeta, a abrir las puertas a la redención, porque ya llegó el tiempo de que, como humanidad, alcancen la redención, rediman a este planeta, a los Reinos de la Naturaleza que tanto necesitan de su auxilio, de su comprensión.

Por eso, hoy les digo que no se cansen de clamar por el mundo, que no tengan miedo de olvidarse de ustedes mismos porque, cuando claman por el mundo, Nosotros también escuchamos sus súplicas. 

Nosotros sabemos de las necesidades de cada uno de los servidores y valorizamos profundamente a aquellos que se olvidan de las propias necesidades para pedir con el corazón por la necesidad del prójimo, por la necesidad del planeta. 

Es de esta forma, Mis queridos, que aprenderán a ser compañeros de los Mensajeros Divinos, porque estarán siguiendo Nuestros pasos, como Nosotros les enseñamos hace tanto tiempo.  

Cuando estuvimos en el mundo, como Familia Sagrada, jamás pensábamos en ninguno de nosotros y, sin embargo, Dios jamás Nos olvidó; al contrario, estaba presente en Nuestros hogares todo el tiempo, porque clamábamos tanto por la necesidad del prójimo, de los Reinos, del mundo, que Él siempre Nos escuchaba y estaba siempre a Nuestro lado; y Su Presencia disolvía todas las dificultades, Nos abría los caminos, jamás permitía que nada Nos faltase. 

Por eso, esa es la Enseñanza que les dejo. Muchos querían, en este día, clamar por el Uruguay, clamar por esta ciudad y, sin embargo, fue clamando por África que Yo llegué hasta aquí. Quise venir, en esta hora, para que pudieran recibir este aprendizaje. Sientan Mi Presencia y como sus corazones se abrieron ante la imperiosa necesidad del mundo. Es así que quiero encontrarlos todos los días, con el corazón unido al corazón del prójimo, a la necesidad de cada hermano, porque es de esa forma que Dios estará entre ustedes; es de esa forma que aprenderán a servir a través del corazón, de la oración verdadera; porque muchas veces pueden servir físicamente, pero el corazón no está abierto al servicio, pero sí a la obligación y a los méritos que este servicio genera para sí mismos. 

A veces, Mis queridos, ustedes necesitan descubrir primero el servicio a través de la oración, este que se encuentra en lo invisible, que solo la fe puede hacerlos sentir; pero que, cuando lo descubren, queda grabado en sus consciencias para siempre, porque el espíritu sabe la verdad de lo que viven.

Después de descubrir el servicio a través de la oración, podrán continuar con el servicio en este plano físico y no solamente alimentarán a los cuerpos, sino también a las almas; no vestirán a las personas, sino que derramarán sobre ellas la Presencia de Dios y las cubrirán con Su divino Amor y Su infinita Misericordia que, en este tiempo, aguarda a corazones abiertos para descender sobre el mundo.

Graben en sus esencias Mis Palabras, porque Mi Presencia los hace comprender lo que de otras formas no comprenderían. Graben en sus corazones todo lo que sienten delante de Mí, porque Yo vengo al mundo representando el camino para la Nueva Humanidad y Mi Presencia entre los seres de esta Tierra tiene la finalidad de impulsarlos a un nuevo paso en su evolución.

No busquen el camino a través de la mente. No se pregunten, todo el tiempo, solo cómo alcanzarán ese arquetipo de la Nueva Raza; pero sí vivan lo que sienten en sus corazones. No tengan miedo de exponerse ante el mundo. Vivan lo que sus esencias dictan, que es el eco de la Voz del Creador, de esta forma alcanzarán la semejanza con Él.

Ahora, les pido que coloquen en práctica todo lo que les dije en este día. Reconozcan las oportunidades de servir al prójimo y no las pierdan. No precisan ir lejos, no precisan llegar a África para hacer la Voluntad de Dios. Reconozcan esa Voluntad en cada acción de la vida y no teman cumplir con ella, aunque vaya contra todo lo que piensan y construyeron en sus seres hasta este día. Un acto de obediencia a la Voluntad de Dios vale más que una vida entera de buenas obras, sin embargo obras pensadas para sí mismos. 

Sigan cantando y auxílienme en esta hora, clamando por África y sintiendo cómo Mi Castísimo Corazón llega al mundo entero, no solo a aquel continente; pero clamen con el alma, con el espíritu, con el corazón. Podrán ver, a través de los ojos del corazón, cómo puedo llegar a cada hogar de este mundo y, a través de la pureza de intención de Mi Corazón unido al Corazón del Creador, auxiliar a tantas de estas almas que están perdidas en las ilusiones de este mundo.

Clamen, en esta hora, por los pobres, por los ricos, por los que tienen hambre y por los que se hartan de las ilusiones de la gula. Clamen con el corazón por todas las familias del mundo y sabrán que Mi Casto Corazón incluirá a cada una de sus familias en esta plegaria. 

Les agradezco por haber respondido a este llamado por el mundo entero, a través de la nación de Uruguay.