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El Gran Milagro del Sol
Hace cien años, en la Cova da Iria, en Fátima, Portugal, sucedió la última y definitiva Aparición de la Madre de Dios, la que trajo para el mundo el fin de una terrible guerra y un prolongado período de paz. En aquel tiempo, la humanidad estaba al borde de su propia perdición.
Aunque el mensaje de Fátima haya sido claro y contundente con la revelación de los tres secretos de Fátima, la Santísima Madre advirtió a Sus hijos que era urgente e inmediata una verdadera penitencia, ya que el arrepentimiento de los corazones concedería al mundo una significativa expiación.
El Milagro del Sol, o el llamado fenómeno estelar, fue el acontecimiento culminante cuando, el 13 de octubre de 1917, este Universo local, del cual este planeta forma parte, vivió un corte en el tiempo y en el espacio.
El Milagro del Sol, o fenómeno estelar, consistió en movilizar a grandes consciencias del Universo Material y a Regentes Cósmicos que permitieran, a nivel planetario, poner fin al ciclo interminable del asedio, de la destrucción y de la conquista en que la humanidad estaba inmersa por la Primera Guerra Mundial.
Este fenómeno, comprendido por la humanidad como el giro constante y aleatorio del Sol, significó la reunión de ciertas corrientes cósmicas del Universo Material, que tienen sus bases en el Sol Central de esta galaxia.
Quisiera, queridos hijos, que ustedes comprendieran que de no haber existido durante el 13 de octubre de 1917 esta intervención evolutiva del Universo Mayor, la humanidad ya se hubiera autodestruido.
Fue necesario, a nivel universal y divino, llevar adelante este movimiento de los elementos solares y estelares del Universo.
Eso permitió detener en el planeta y en su humanidad la idea de una conquista y de un poder desmedidos, que llevaría al desarrollo de otros acontecimientos.
El Milagro del Sol, o el fenómeno estelar, limpió y purificó el psíquico de todo el planeta en menos de quince minutos, tiempo en que los elementos solares y estelares, que fueron operados por los Regentes del Universo, desvanecieron del éter de la Tierra una gran cantidad de registros de sufrimiento y de muerte que habían sido generados.
El milagro global del Sol, con la reunión de Ángeles y Jerarquías, a pesar de haber tenido su epicentro en Fátima, abrazó a todo el planeta aliviándolo de su cadena de grandes errores humanos y terrestres.
El 13 de octubre de 1917 fue el cierre de la misión que su Madre Celeste vino a desempeñar durante seis meses seguidos, en los que la humanidad fue preparada para vivir el Milagro del Sol.
A pesar de que la Santísima Madre había anunciado que de no haber un verdadero arrepentimiento podría venir una segunda guerra peor a la sucedida, la humanidad pudo conocer, después de la bomba atómica, que era capaz de autodestruirse y hacerse daños irreversibles a sí misma, aun en estos tiempos actuales.
Por eso, este 13 de octubre de 2017, después de 100 años de Mis Apariciones en Fátima, su Madre Celeste viene para rogarle al mundo que no se olvide de vivir un profundo y verdadero arrepentimiento, porque esa falta de penitencia en los seres humanos de hoy está llevando a generar ideas y proyectos de guerras peores a las ya sucedidas; está llevando a querer destruir la vida y la evolución de los Reinos de la Naturaleza como ya viene sucediendo en los últimos 50 años, y está llevando a perder la lógica y el discernimiento de los seres humanos que dirigen y gobiernan este planeta.
Vengo para pedir el arrepentimiento de corazón, para que recuerden que existe un solo Dios presente en tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; vengo para pedir que no olviden de ser considerados, misericordiosos y fraternos los unos para con los otros; vengo para pedir que proclamen su fe en la existencia infinita de la Iglesia Celestial de Cristo; vengo para pedir que den ejemplos entre ustedes de igualdad, de compasión, de amor y de respeto, ya que, después de todas las ayudas recibidas, la humanidad continúa lastimándose a sí misma de formas nunca antes vistas.
Como la Señora del Santísimo Rosario les recuerdo, queridos hijos, que recen todos los días un Misterio del Rosario y que ya no se engañen más a ustedes mismos cambiando esta importante oración por las tecnologías o por sus constantes problemas.
Háganlo de corazón y verán los poderosos resultados de esta herramienta espiritual que les proporcionará la paz y la cura espiritual de sus vidas.
Si al menos solo algunos cumplieran todos estos pedidos, Yo podré seguir intercediendo ante el Padre Celestial a pesar de que la balanza esté en una gran desigualdad. Iré incansablemente al encuentro de todos Mis hijos y los podré ayudar, uno a uno.
Si la humanidad no reza y no se detiene a pensar antes de actuar impulsivamente, una crisis peor abrazará al planeta y, como hasta los días de hoy, vidas inocentes pagarán injustamente por los otros.
Para evitar todo eso, vengo a pedir nuevamente la consagración de sus vidas y hogares del mundo a Mi Materno e Inmaculado Corazón, así triunfaré pudiendo vivir entre ustedes de forma verdadera y solemne.
¡Les agradezco por responder a este importante llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, María Rosa de la Paz
He aquí la Esclava del Señor, hágase en Mí según Tu Palabra.
He aquí Tu Sierva del Amor y de la Maternidad, bendita entre todas las mujeres y honrada por todas las generaciones.
He aquí Tu Amada Hija, simple en el sentir y profunda en el amar.
He aquí Tu Servidora incansable, que arde de Amor y Misericordia por las almas que buscan Tu Reino.
He aquí Tu culcísima Madre, que vigila Tus rebaños, que los guía y los acompaña hasta el establo de Tu Corazón misericordioso.
He aquí Tu Estrella, que ilumina los caminos de las criaturas que se abren para conocer lo infinito que es Tu Amor en esencia, poderoso e invencible.
He aquí la Señora Vestida de Sol, que enciende la llama de la oración simple en Sus hijos, que llama a todos a la conversión y al perdón de los pecados.
He aquí la Divina Señora, abogada e intercesora de las causas imposibles, intermediaria entre las almas y Dios.
He aquí la siempre Virgen Madre, que ruega y suplica por la paz, que pide y solicita la unión entre los pueblos y las naciones.
He aquí la Señora del Santísimo Rosario, hoy coronada en Fátima y en el mundo, reconocida como la Madre de la bondad y de la Misericordia.
He aquí la Madre Celestial de Dios, que se une a cada peregrino y a cada corazón que busca, en estos días, una Gracia especial, la Gracia de poder amar, de poder perdonar y de ser perdonado por el Padre Eterno.
He aquí la Reina de los ángeles y de los arcángeles, descendiendo en Gloria sobre la Cova da Iría, despertando nuevamente la paz que concede Fátima, como terafín del mundo.
He aquí la dulcísima Madre, venerada y querida, amada y aceptada por todos Sus hijos, Madre de la reconciliación y guardiana de la vida, escudo contra todo mal y Templo de la Sabiduría.
He aquí la Santa Mujer más buscada, la que alivia el pesar y el dolor, la que comprende y ayuda a los más perdidos.
He aquí la Madre del Sol, la Señora de la Luz, la que acoge en Su seno el sufrimiento del mundo y lo hace Suyo para que el mundo sea aliviado del pecado y del error.
He aquí la Reina de Lys, la Comandante de los espíritus misioneros, el Espejo del Amor Divino que se refracta en la esencia de quien la invoca.
He aquí la Madre de la Esperanza y la guardiana de la fe, la gestora de los nuevos principios que repoblarán la Tierra y la Nueva Humanidad.
He aquí la Señora de Fátima, la Madre de los corazones orantes, la Servidora de la Fuente de la renovación.
He aquí la Madre de la Nueva Alianza, la que acompaña la consagración de Sus hijos y los lleva de la mano hacia Jesús.
He aquí y ahora la Señora del Santísimo Rosario, al lado de cada alma que en las próximas horas se prepara, en oración, para el gran acontecimiento esperado.
He aquí la Madre de Jesús, el Redentor, con el Cetro de Dios en Su mano, apuntando al continente europeo para que se convierta, se redima y viva la paz, con el fin de cumplir el triunfo de Mi Inmaculado Corazón.
He aquí y ahora a la Reina de la Paz, rodeada de Luz y más brillante que el sol; Madre que desciende del Cielo para estar cerca de Sus hijos para abrazarlos, besarlos y darles el Amor del Corazón.
He aquí y ahora la Madre que dijo sí por toda esta humanidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Señora del Santísimo Rosario
Queridos hijos:Pure
A dos días del nonagésimo noveno aniversario de Mis Apariciones en Fátima, les pido que oren Conmigo para que la humanidad recupere su pureza esencial, pureza que la llevará a encontrar la paz.
Ante tanta adversidad en el mundo, ante tanto odio y rencor, busquen en este mes de mayo la llama divina de Mi Inmaculado Corazón, la que no solo les dará calor y los abrigará, sino que además la llama de Mi Corazón guiará sus caminos.
Queridos hijos, quiero que hagan memoria de Mis Apariciones en Fátima, del acontecimiento universal y divino en el que la humanidad fue llamada a recuperar la compasión del corazón y así abrazar la redención de la vida.
Como respuesta a ese llamado, pocos consiguieron penetrar el misterio que Vuestra Señora del Rosario en aquel tiempo les estaba indicando. Ahora, queridos hijos, con sus corazones un poco más abiertos, vengan Conmigo a la “Cova da Iría” el próximo 13 de mayo para rezar por la paz y por el fin del sufrimiento que el propio hombre terrestre crea.
Entren en Mi Inmaculado Corazón en vigilia y tengan consciencia de lo que les pido, recen el Santo Rosario y proclamen el triunfo de Mi Corazón en el mundo entero.
Hijos Míos, así podrán aproximarse a la pureza esencial que Yo derramé en Fátima a través del testimonio de los tres pequeños pastores de Aljustrel.
En unión a sus ángeles de la guarda, queridos hijos, sientan en este momento el llamado de Mi Corazón para que más vidas de la Tierra alcancen el Reino de Dios.
Les agradeceré por su correspondencia.
¡Gracias por responder a Mi llamado!
Los une al Corazón de Dios,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más