MENSAJE PARA LA APARICIÓN EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES, ARGENTINA, TRANSMITIDO POR MARÍA, MADRE Y REINA DE LA PAZ, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Bienaventurados serán los que abren los ojos y el corazón a las verdades universales y que en vida recuerdan que existe un origen hacia el cual deben retornar.

Hijos, en estos tiempos en que la humanidad se pierde por las astucias del enemigo, los invito para que sean soldados de Mi ejército mariano, para que, a través de la oración, puedan sacar de las redes del mal a todos aquellos que se pierden cada día.

Quiero que en este tiempo también sean inteligentes y a través del corazón descubran que la oración es la llave que los liberará de toda oscuridad y mantendrá frente a sus ojos un camino iluminado, por el cual deberán seguir para cumplir con los Planes del Señor y con Su Divina Voluntad.

Hoy les digo que mientras el mal somete a muchas almas en este mundo, deben existir aquellos capaces de transformar en vida todas las palabras que les fueron entregadas a lo largo de estos siete años en los que estoy al lado de todos ustedes.

Mis amados, quiero que se esfuercen en este tiempo que llega, a vivir los atributos de Mi Inmaculado Corazón; atributos que hace tanto tiempo les entregué, para que pudieran alcanzar los principios de una nueva raza.

Mis palabras no deben volverse bellas palabras para los momentos en que necesitan consuelo. Mis palabras deben impulsarlos a un nuevo tiempo, a una nueva raza que sea capaz de reflejar la semejanza con el Creador de todas las cosas.

Mis queridos, cada día más la humanidad se aparta de la semejanza con Dios y la esencia Divina, que el Señor Todopoderoso depositó en todas Sus creaturas, en muchos comienza a apagarse. Por eso les pido que no escatimen esfuerzos para encender otra vez la esencia Divina en vuestros hermanos y en ustedes mismos. Para eso, no se cansen de orar y de cruzar los umbrales de este universo de oración, que aún es tan desconocido para todos.

Mis amados, respondan a Mi Llamado para que no sean sorprendidos en estos tiempos que vendrán. Comprendan ahora que todo lo que les pido es urgente y vital, no solo para vuestras vidas, sino para toda la humanidad.

Hoy quiero dejar Mi bendición sobre la ciudad de Buenos Aires y sobre todos los hogares del mundo, que de alguna forma Me abrieron las puertas. Les pido que estas bendiciones y gracias que les entregaré no queden solo en vuestras vidas, pues existen muchas almas que no Me conocen y que no saben que Yo estoy aquí, esperando que Me abran las puertas del corazón. Por eso, vayan y sean portadores de todas las gracias entregadas, para que los más olvidados de Dios sean tocados por las células de Su Reino Divino, que hoy les dejo a través de Mi Verbo, en vuestras vidas y en vuestras esencias.

Multipliquen las bendiciones que reciben por medio de la oración y del testimonio vivo de Mi presencia en el mundo. Anuncien que un nuevo tiempo deberá llegar.

A través del amor, enseñen a amar. A través del corazón, enseñen a orar. A través de la paz, enseñen a pacificar este mundo tan lleno de dolor.

Cuento con vuestros corazones, que deben ser en este tiempo, la puerta de ingreso para que Mi Inmaculado Corazón llegue al mundo.

Yo los amo y les agradezco a todos por escuchar Mi Llamado.

María, Madre y Reina de la Paz