Viernes, 22 de septiembre de 2017

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Libertad verdadera es aquella que se vive cuando el corazón sabe renunciar a todo querer y pensamiento humano para encontrar la Voluntad de Dios.

Libertad verdadera es aquella que el espíritu conoce cuando se ve libre de toda necesidad del ego de aparentar algo, de alcanzar algo o de ser algo, por la admiración superficial de los demás, por la competencia o por la simple autoestima y auto adoración.

Libertad verdadera, hijos, es aquella que se encuentra en la renuncia libre de sufrimiento, la renuncia que parte del amor a Dios y a Su Plan, y que trasciende todo estímulo humano de querer, de ser o incluso de aspirar a algo.

Dejen que sus corazones encuentren la Libertad verdadera en el silencio, cuando la necesidad de atraer a los demás, por el magnetismo de la propia voz, da lugar y espacio para que el espíritu escuche la Voz de Dios, cuyo Verbo trae Vida y Eternidad, y no muerte y degeneración.

Dejen que sus corazones conozcan la Libertad verdadera, cuando sus ojos ya no busquen en la mirada humana la admiración y el contentamiento, sino que, dirigidos hacia lo Alto, encuentren aquella Mirada serena de Aquel que los observa con amor desde el principio de la Creación. En esa Mirada Divina se encuentra la puerta hacia el Todo. En ella se encuentra toda la Vida, toda la Creación, toda la existencia verdadera.

Dejen que sus corazones experimenten la Libertad verdadera, colocando de lado todo padecimiento personal y humano, para dar lugar al Dolor del Corazón de Dios. Compartan con el Padre, un pesar verdadero, y alivien Su Santo y Puro Corazón. Así, aprenderán a encontrar el sentido de su propia vida en la verdad y no en la superficialidad.

Hijos, este no es solo el tiempo de la purificación, de la transición y del fin de la ignorancia humana; este es el tiempo de encontrar, conocer y vivir la Libertad verdadera y de dar fin al cautiverio de la materia y a sus infinitos aspectos de ilusión.

Caminen por sí mismos hacia el nuevo tiempo, hacia el nuevo hombre y hacia la Libertad Espiritual, con pasos aparentemente pequeños, con acciones simples, pero que repercutan en toda la humanidad y que les permitan transitar por el cambio de los ciclos con sabiduría, siendo instrumentos de auxilio para la humanidad.

Encuentren en el Corazón de Dios la puerta hacia la Libertad verdadera, y allí, todo se cumplirá.

Su Padre y Amigo,

San José Castísimo