Viernes, 15 de septiembre de 2017

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN LA SAGRADA CASA DE MARÍA, MADRE PAULISTA, SAN PABLO, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Alma de Dios, cuando el Señor te llama, ve a Su encuentro. No dejes nunca de escuchar Su Voz y de seguirlo, porque Él siempre tendrá, para ti, lo que más necesitas.

Aunque el cansancio de tu cuerpo se extienda a tu mente y a tu corazón, no dejes que él debilite el amor y la aspiración de estar en Cristo y con Él.

Tu Señor y Rey, Maestro de las Esencias creadas por el Padre, viene al mundo por una Voluntad Superior a toda voluntad que se emana en el Universo, para que las criaturas alcancen el despertar, la redención y por fin, el retorno al Origen.

Por eso, alma fiel y peregrina, encuentra reposo y morada en Aquel que está en todo y que podrás encontrar en todos los lugares, pues Él habita en todas las cosas. Escucha la Voz de tu Señor cuando Él te llama y sabe que no siempre Su Voz será pronunciada como sonido y vibración, sino que Su Verbo también hablará en la potencia del silencio.

Permanece, entonces, con la atención puesta en Dios y en Su Hijo, para reconocer Sus Designios y Su Guía para este último tiempo. Dios está dispuesto a guiar todos los pasos de aquellos que lo aman y que lo siguen. Por eso, alma peregrina, ábrete para escucharlo y seguirlo más allá de tus posibilidades, más allá de esta vida, más allá de este mundo.

Como tu Padre y Amigo, te invito a caminar por sendas ya recorridas por Mis Pies. Para estar hoy al lado del Padre, del Hijo y de la Madre Celestial, Mi Corazón se abrió para escuchar la Voz de Dios, Mi Espíritu se abrió para permear la materia y Mi Humanidad, pobre y pequeña, se abrió a la trascendencia absoluta de su imperfección para encontrar la Verdad.

Déjate hoy inspirar por estos pasos y, escuchando la Voz de Cristo, elévate a Su Reino y vive la unidad con Su Espíritu de Amor, para que ella deje de ser una experiencia pasajera y se torne una vivencia constante, un estado superior de tu pequeña consciencia, en donde cuando te abres para ser nada, podrás entonces ser todo, ser todo.

Tu Padre y Amigo,

San José Castísimo