Miércoles, 4 de mayo de 2016

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hijo:

Encuentra en todo la Presencia de Dios. Siente en toda la Creación a Su Espíritu Santo.

Respira la Presencia Divina en cada instante de tu vida y permite, así, que el Creador te inunde y tome para Él aquellos espacios de tu consciencia que aún te pertenecen.

Sé agradecido y busca la simplicidad del corazón. Sé agradecido por todas las situaciones. Sé agradecido por el aprendizaje que puedes vivir con todo lo que el Creador te envía como prueba.

Si en todo ves la Presencia de Dios y comprendes que Él está en todas las cosas, permitirás que las Leyes divinas se hagan presentes en este mundo y conduzcan los acontecimientos según la Voluntad del Creador. Y, de esa forma, hijo, mucho crecerás en espíritu, porque no te preocuparás más para que las cosas sucedan según tu voluntad, sino que te abrirás para vivir de acuerdo con lo que el Creador disponga de tu destino.

Aquellos que son agradecidos de corazón por lo que viven alcanzarán más rápidamente la unión con Dios y enseguida serán dignos de representarlo en este mundo, porque comprenderán y sabrán actuar como Él lo hace. Sabrán que no siempre el Señor envía Gracias y júbilos para hacer crecer a un alma, sin embargo jamás la desamparará y siempre la acompañará en sus pruebas.

Deja, hijo, que el Señor, tu Dios, te hable por medio de las situaciones de la vida, te enseñe a amar las imperfecciones que existen en ti y en tus hermanos; te enseñe a alegrarte con las conquistas del prójimo; te enseñe a crecer con aquellos que tienes al lado. Deja que el Creador te abra el corazón a las cosas que la humanidad nunca supo amar.

Por eso te digo: percibe al Creador en todas las cosas, en todos los que están a tu alrededor, en todos los acontecimientos. Comprende los hechos de tu vida como Voluntad de Dios para tu crecimiento y sé agradecido, sé agradecido de corazón, siempre.

Tu padre y amigo, aquel que vive en la plenitud de la eterna gratitud,

San José Castísimo