Sábado, 26 de octubre de 2013

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL RECIBIDO EN EL NÚCLEO DE FIGUEIRA, CARAPICUÍBA, SAN PABLO, BRASIL, TRANSMITIDO POR LA INMACULADA MADRE DE LA DIVINA CONCEPCIÓN DE LA TRINIDAD A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA

Mis amados:

¡Alabado sea, hoy y siempre, Jesús Cristo, en cada una de sus vidas!

Como almas benditas, siervas del Señor, coloquen hoy, delante del Altar Celestial, todas las necesidades de sus pequeñas consciencias y como humanidad, también ofrezcan a Dios las necesidades del mundo entero, porque como les dice Mi Hijo Jesús, a aquel que pide con sinceridad, le será dado.

Mis queridos, quiero enseñarles a estar delante de Dios, no sólo como individuos, sino como consciencia humana, para que todos los méritos generados por sus corazones, sean para beneficio del mundo entero.

De esta manera también aprenderán a actuar como humanidad, midiendo cada acción que realizan, para que a través de la oferta sincera de sus corazones, el mal causado por los hombres pueda ser equilibrado.

Llego del Reino de Dios trayéndoles Mi Último Llamado, anunciando al mundo la llegada de la Barca de Salvación, para que todo aquel que estuvo dormido a lo largo de los siglos, pueda despertar ahora y venir a Mi Encuentro.

Hoy les digo, Mis amados, que Mi voz resuena para todos y Mi llamado recorre el mundo, porque no hay criatura que viva en esta Tierra y que no sea merecedora de ingresar en Mi Reino.

Llamo a los pecadores, para que se arrepientan de sus pecados y caminen en Mi dirección. Llamo a los ciegos de espíritu y de corazón, para que Me permitan abrirles los ojos del alma y así, puedan ver la verdad que reluce delante de sus corazones. Llamo a los que están temerosos de entregar sus vidas a Dios, para que disuelvan el miedo en el Amor de Mi Corazón, porque no hay puerto más seguro, que el del Corazón del Señor.

Mis amados, Mi sagrada compasión impregna el mundo y, sobre todo, permea el corazón de aquellos que Me escuchan, para que sean la prolongación de Mi Compasión sobre la Tierra.

Por eso les digo que jamás se olviden de actuar con caridad en sus vidas, de ser compasivos, comprensivos y amorosos con el prójimo. Jamás se olviden que un acto de misericordia transforma el destino de un alma y convierte el corazón, en un corazón al servicio de Dios.

Hoy les digo que, más que cualquier otra cosa, busquen en este tiempo ser el ejemplo vivo de Mi mensaje. Esfuércense por vivir Mis palabras, pues no hay mayor fuente de conversión, que el ejemplo puro y verdadero de las almas, al manifestarse en la materia. Para eso, disuelvan toda malicia, orgullo y competitividad de sus vidas.

No quieran ser los primeros en llegar a Mi Barca de Salvación; quieran primero, que todos aquellos que están a su lado puedan hacerlo. Busquen un camino de santificación a través del deseo ardiente de santificación del prójimo. Trabajen para que sus hermanos crezcan en virtudes y actúen en silencio.

Esta es la llave que les entrego hoy.

Yo os amo.

María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad