Novena al Sagrado Corazón Espinado de Jesús
Primer día
Compañeros:
Durante estos próximos nueve días, sinceramente les revelaré las nueve principales espinas que lastiman al Sagrado Corazón de su Maestro y Señor, las cuales les pediré que retiren, una a una, a fin de aliviar los dolores que muchas almas le provocan a su Redentor y para que su Maestro tenga la autoridad espiritual de socorrer y de rescatar a las almas que se pervirtieron y se desviaron del camino del verdadero Amor.
Por eso, vengo a pedirles que, en estos tiempos y todas las veces que así lo sientan, recen esta poderosa novena al Sagrado Corazón Espinado de Jesús para que también sus almas, mediante el poder de Mi Gloria, estén libres y a salvo de cualquier perversión actual y que, así, el Padre Celestial pueda fijar Sus Ojos de Compasión, de Piedad y de Misericordia sobre quienes recen con devoción esta novena.
El medio a través del cual ustedes conseguirán retirar las dolorosas espinas del Corazón de su Redentor, cada día de la novena, será el Rosario a la Divina Misericordia.
Si rezaran cincuenta cuentas, eso tendrá un efecto de intercesión.
Si rezaran setenta y dos cuentas, eso tendrá otro efecto de intercesión.
Pero si rezaran ciento cincuenta cuentas, su Maestro tendrá más amplitud a la hora de interceder por la humanidad.
Hoy les revelaré la primera espina que, por medio de sus oraciones, deberán retirar del Corazón Espinado de Jesús: la espina de la mentira y del engaño que cientos de almas viven como si fuera normal en la vida de la humanidad.
La espina de la mentira y del engaño, que fue colocada en Mi Corazón por los que no son transparentes y verdaderos de espíritu, de alma, de mente y de corazón, es una de las espinas que más lastima Mi Alma; porque las almas que viven en la mentira y en el engaño se pervierten mediante costumbres que envenenan el espíritu de cada persona.
Por eso, hoy vengo a pedirles que retiren esa dolorosa espina de Mi Corazón para que esas almas que están ciegas y lejos del amor puedan ser merecedoras de Mi Misericordia.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús